“Cantemos al linaje de aquella que nació de la espuma de las olas; Cantemos al real e inmenso origen de donde partieron, alados, los inmortales deseos.”

Proclo



“¿Cómo celebrarte, oh tú, que eres trascendente a todo?”

Proclo


"De hecho, Sócrates en el (primer) Alcibíades observa correctamente que el alma, cuando penetra en sí misma, contempla todas las demás cosas y a la divinidad misma, porque, al acercarse a la unión consigo misma y al centro de toda la vida y al dejar de lado la multitud y la variedad de todos los poderes múltiples que contiene, asciende a la atalaya más alta de los seres. Y así como en el más sagrado de los misterios —dicen— los místicos se encuentran en primer lugar con los géneros multiformes, que se arrojan ante los dioses, pero, al entrar en el templo, impasibles y protegidos por los ritos místicos, reciben verdaderamente en su pecho [corazón] la iluminación divina y, despojados de sus vestiduras —como lo dirían ellos—, participan de una naturaleza divina, lo mismo ocurre —me da la impresión— con la especulación de la totalidad. Porque el alma, cuando observa las cosas que son posteriores a ella, contempla las sombras y las imágenes de los seres, pero Cuando se vuelve hacia sí misma desarrolla su propia esencia y las razones que contiene. Y al principio, efectivamente, solo se contempla —digamos— a sí misma, pero, cuando profundiza más en su propio conocimiento, descubre que posee tanto un intelecto como los órdenes de los seres. Sin embargo, cuando se interna en sus recovecos interiores y —digamos— en el adytum del alma, percibe con su ojo cerrado [sin la ayuda de la mente inferior] el género de los dioses y las unidades de los seres. Porque todas las cosas están en nuestra psique y a través de esta somos capaces por naturaleza de conocerlo todo, despertando los poderes y las imágenes de las totalidades que contenemos."

Proclo
Tomada del libro Las enseñanzas secretas de todos los tiempos de Manly Palmer Hall, página 313



“Dondequiera que haya un número está la belleza.”

Proclo


“Esto, por tanto, es matemáticas; te recuerda la forma invisible del alma; da luz a sus propios descubrimientos; despierta la mente y purifica el intelecto; ilumina nuestras ideas intrínsecas; elimina el olvido y la ignorancia que nace con nosotros.”

Proclo


"Las almas grandes se inician por sí mismas. Estas almas se salvan, según el oráculo de Delfos."

Proclo



“Lo abrazas todo, no siendo ni uno ni todo.”

Proclo



"Los hombres, en efecto, no conocen los ciclos invisibles de las almas, ni sus deseos anteriores a la generación, en los que se contiene la casi totalidad de sus acciones. Por ello tampoco los padres son jueces de la corrección de los nombres correspondientes a cada forma de vida. Y ciertamente los dioses y demonios que han preconcebido tanto las potencias de las almas como sus actividades, saben claramente imponer los nombres de modo apropiado a sus vidas; y como les asignan a ellas el destino restante según merecimiento, así también les asignan las denominaciones.
Y ya que en todo momento atribuimos a la fortuna la coordinación de las cosas que parecen estar desordenadas e indeterminadas, se debe entonces, sin duda, admitir ésa como principio muy predominante. Pues los padres imponen nombres a sus hijos mirando al recuerdo o a la esperanza o a algo parecido que ha sido puesto de otro modo en aquéllos, en concordancia con la vida de los hijos."

Proclo
Lecturas del Crátilo de Platón



"Para extender a los sacerdotes egipcios las más antiguas transacciones de los griegos, [Solón] les llevó a la narración de sus antigüedades; de la cual los egipcios participaron en un grado remarcable, pues investigaron sin impedimento los cuerpos celestes, a través de la pureza del aire, y preservaron antiguos memoriales, en consecuencia de no ser destruidos por agua o fuego."

Proclo
Texto de Proclo sobre los sacerdotes egipcios, en su comentario del Timeo de Platón



“Si no me hubiera asumido no me hubiera salvado.”

Proclo


"Todo lo múltiple participa de alguna manera de la unidad. En efecto: supóngase una multiplicidad que no participe en modo alguno en la unidad. Ni esa multiplicidad tomada como un todo, ni cualquiera de sus diversas partes, será una. Cada parte será a su vez una multiplicidad de partes, y así hasta el infinito. Y de esta infinidad de partes cada una, una vez más, será infinitamente múltiple; pues una multiplicidad que no participa en modo alguno de ninguna unidad, ni tomada como un todo, ni respecto de sus partes tomadas individualmente, será infinita de cualquier manera y respecto de cada una de las partes. Porque todas y cada una de las partes de una multiplicidad-tómese la que se quiera- ha de ser o bien múltiple o bien nada. Ahora bien, si cada parte es nada, el todo es nada; si es múltiple, está constituida por una infinidad de infinitos.
Y esto es imposible: pues, por una parte, nada de lo que es o existe está constituido por una infinidad de infinitos-puesto que el infinito no puede ser superado, mientras que cada parte singular es superada por la suma-; y, por otra parte, nada puede estar constituido por partes que son nada. Por consiguiente, toda multiplicidad participa de algún modo de la unidad."

Proclo
Elementos de teología




“Todo lo que puede decir la palabra y todo lo que no puede decir la palabra te proclama.”

Proclo