"Cada vez que pensaba en la muerte, la suya o la mía, la idea llegaba desprovista de toda emoción, cuajada de realismo. Estaba demasiado cansado para preocuparme."

Joe Simpson

"Cuando de nuevo miró al frente y vino hacia mí descubrí la tensión en su rostro. El día no había sido agradable ni divertido, y cuando llegó a mi lado el miedo fue contagioso. Nuestra alarma se expresó en parloteos de voces trémulas, rápidas cascadas de maldiciones y frases repetidas una y otra vez hasta que nos calmamos."

Joe Simpson


"El golpe me aturdió. Durante un lapso de tiempo el dolor desapareció. Mientras tanto mi cerebro navegaba mareado y enfermo, a medio camino entre la conciencia y el olvido."

Joe Simpson


"En aquel momento, acuclillado junto al hoyo del que acababa de salir, y tratando de recobrar el aliento, miré hacia atrás y quedé atónito al darme cuenta que, a través de la arista, podía ver el bostezo del abismo que se abría por debajo de ella."

Joe Simpson


"Encantado y asombrado, sentí ganas de reír. En un pequeño intervalo de tiempo mi ánimo oscilo de la desesperación a un confuso optimismo, y la muerte pareció quedar relegada a una vaga posibilidad en lugar de un hecho inevitable."

Joe Simpson


"Envidié esa actitud de Simon de tomar las cosas tal y como venían. Tenía la fuerza suficiente para encajar los acontecimientos por el lado bueno, y la libertad de espíritu para disfrutarlos sin andar rumiando dudas y preocupaciones. Era más fácil verle riendo que enfadado, burlándose de sus propias desgracias tanto como de las de los demás. (...) Era un buen amigo: fiable, sincero, siempre dispuesto a ver la vida como algo divertido. Tenía el pelo rubio, ojos muy azules y risueños, y ese toque de locura que hace tan especiales a tan pocas personas.."

Joe Simpson



"Era como si dentro de mí se debatieran dos voces. La voz era nítida, severa e imperiosa. Siempre tenía razón y la escuché mientras hablaba y actué según sus decisiones… La voz y el reloj me instaban a ponerme en marcha cada vez que el calor del glaciar me sumía en una modorra de agotamiento. Eran las tres y solo quedaban tres horas y media de luz. Seguí moviéndome, pero pronto me di cuenta de que avanzaba con gran lentitud. No pareció preocuparme el hecho de avanzar como un caracol. Siempre y cuando obedeciera a la voz, no me pasaría nada."

Joe Simpson
Tomada del libro He visto cosas que no creerías de Jesús Callejo, página 177



"Grité en la oscuridad y oí una voz lejana e ininteligible. No supe bien si había sido Simon o el eco de mi propio grito."

Joe Simpson


"Las palabras se deshicieron en medio de la nieve y el viento, dirigidas a nadie en particular, con el furor estremecido de la amargura y el agravio. Palabras estúpidas, tan exentas de significado como el viento vacío y sibilante que me rodeaba. La cólera crecía en mí. Me reconfortaba, me agitaba, expulsando el frío en una diatriba de obscenidades y lágrimas de frustración."

Joe Simpson


"No lloraba de dolor: me compadecía a mí mismo, puerilmente, y ante aquel pensamiento no podía evitar las lágrimas. La muerte me había parecido tan lejana, y sin embargo ahora todo estaba teñido de ella."

Joe Simpson


"Por encima de mí volaron luces brillantes, y la habitación comenzó a navegar ante mis ojos. Tenía que decir algo... Tenía que detenerles. La oscuridad se filtró bajo las luces y lentamente todos los sonidos se ahogaron en el silencio."

Joe Simpson


"Sólo nosotros y las montañas... La vida aquí parece mucho más simple y más real. Es fácil dejar que los acontecimientos y las emociones fluyan sin pararse a mirar..."

Joe Simpson