Desde la loma de Guanabacoa

¡Cuán bella luces, opulenta Habana,
desde la árida cumbre de esta loma!
¡Cómo se tiñe el sol ahora que asoma
con el vivo arrebol de la mañana!

¡Con qué fidelidad su faz retrata
el azulado mar en sus espejos,
y cómo la bahía allá a lo lejos
cinta semeja de nevada plata!

En derredor, cual guardias avanzadas
a las nubes levantan sus cabezas
gigantescas e inmobles fortalezas
de almenas y cañones coronadas.

Y allá do los remotos horizontes
a los cielos alcanzan soberanos,
en verde rueda asidos de las manos
veo reír tus palmas y tus montes.

José Silverio Jorrín







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