Blues para la bailarina

Parafraseando un verso de Juan Gelman
Y quién te hará de música
quién moverá tus piernas por última vez.

Corregida, aumentada por esa penumbra que se fija
ella correrá la vida sobre la última habitación
retirará el espejo, el vidrio odeónico
la fotografía de color sobre los ocres
y los arcos de luz de una lámpara normal
con todos los felinos que regresan del parque.

Corregida, sobre su propio cuerpo
reposará entonces lo que queda del mundo
en el sito que queda que también es normal
con un ángel caído y un perfume de entonces,
y aumentará su texto
escribirá aquello que se le deja al otro:
"la belleza es terrible después de tanto tiempo"
y que mejor hubiera espantar los felinos
girar en un sobre la estampa con el patio
apretarse de nuevo como una señorita
"que yo te amé y todo se me abunda"
que hubiera así como suave del polvo
caer en el fin
jadeo de lo oscuro
chorreo de óleos en los labios de la última música.

Juano Villafañe
de Una leona entra en el mar, 2000



El tigre no es un animal

El tigre no es un animal.
Solo se trata de un agua de leones, islas verdes que flotan tanto
/como uno
y navegantes en multitudes
o privados con remos y canoas guaraníes sobre las fronteras
/meridionales.
Aguas de conchas, riachuelo de las Conchas de aguas dulces
que penetran el Paraná con un salvaje original puerto de cabotaje
a unos días de a pie de la aldea fundada por Garay.
El arcilloso fue de agua y en las altas sudestadas de indios y fuego
de patriotas
se hizo luego de la Reconquista,
las conchas de agua dulce habían terminado devoradas por las
/tormentas.
Los nuevos ríos desangraron su agua y sus fangos cubiertos de costas,
de zarzales y espinillas donde fugaron los jaguares, los reales
/felinos de las islas.
Las caídas de agua van todas hacia el afluente del mar,
dan al río más enorme del mundo.
Se respira de amor sobre una pendiente de agua de leones, infesta
de leones y leonas de agua. Gritos así, de un fondo con sus islas.
Llenos estamos y damos aun la luz con los ojos de vidrio,
transparentes hoteles que tienen una rivera y una altura tan clara.
Son jaguares en la abundancia de una erótica repetida y feliz.
Llévame al Tigre, en un amor que deje sus siluetas como una constante
y un placer que se hace de verano y certezas perdidas.
Llévame como una estela en una navegación de fuego y en las iras
/de Dios.
Llévame por las islas y los alientos hundidos,
por esa belleza que se busca en un infinito tan lejos y tan cerca
/de la aldea,
con animales que circundan la pasión y los deseos del agua con
/el mar.
Llévame al Tigre
con los felinos y la patria.

Juano Villafañe


Ella 

Ella podía enamorarse a las tres de la tarde
salir con su blusa al mundo
o mirarse al espejo.
Ella era esbelta
difícilmente esbelta
más próxima al amor que a los objetos.
Ella podía abandonar el dolor
salir una mañana
terminar agotada
y agotarme.
Ella podía darse vuelta sobre sí
abrir la puerta
contemplarme.
Por eso es preciso beber, olvidar, dormirme,
alcanzar de nuevo este silencio.

Juano Villafañe


Parque de los periodistas 

                                        Bogotá, 1977 

Ella le llevaba sus almuerzos al parque
-debe ser hermoso para los pájaros que ella vaya
le lleve sus asuntos
su pollera. 

El debe almorzar sobre su falda
hacer las lágrimas de un trabajo duro
porque ella sabe que el amor es difícil
y hay que almorzar para dolerse. 

Yo sólo paso y la miro tenue
-también tendré un almuerzo sobre el parque
a todos nos toca un amor debajo de los pájaros
a todos nos toca
el combate arriba de la tierra.

Juano Villafañe



Último aprendizaje

Con mi padre aprendí que antes de morir hay que encontrar a la madre.
Con mi madre,
que uno se muere sin padre y sin madre.

En el ramo vive el jardín y en su fondo se fija el otro ramo.
Con la pérdida se acrecientan los ramos y los fondos del ramo.
Pero ya nadie levanta el jardín con las manos, sólo se desea la entrega y se ofrece su fondo.
Nadie levanta un jardín, por eso estamos llenos de fondos y de ramos.
Es imposible levantar un jardín, como exceso nos rodean sus habitantes, su perfume y su fondo.
Uno va solo a la cita con su ramo de espera y uno espera levantarla.
Ella espera el ramo, su primer perfume.

A mi madre la subí con su ropa de teatro.
Es imposible levantar un jardín.

Juano Villafañe


Y que la mujer no sea la patria

Me amabas
¿o golpeabas seca en los bordes de la República?
Dura, perdida
Como quien dice
-hay dolor debajo del tiempo
de un infinito tiempo en el dolor del tiempo-

Dura, perdida
¿Qué dijeron de ti?
Que te has dejado caer
que te has dado como vacía
y vacías a los últimos
a las víctimas que has perdido
a los perdidos:
al tapado, la brisa fresca, la calle y la revuelta.
¿Y no habrás perdido la calle?
O lo que se dice de los paseos infinitos con la tarde en la altura
                 de las altas y construidas casas de los obreros ferroviarios. ¿Me amas?
O ya has armado el otro que fuma
tanto como lo hice en el aire limpio
aún por dicha perdida y golpe de humo.
Vacío de un límite de luz.
Vaho, tabaco, brisa de mar.
Todo en una ciudad blanca con un parque y una puerta.

Juano Villafañe










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