"Los artistas disidentes se presentan como inconformistas solo en su arte; en su actitud hacia las mujeres, son absolutamente conformistas.
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Sajarov tenía una mente democrática sana. No estaba a favor del renacimiento de la Iglesia en Rusia, no estaba a favor de la legalización de la pornografía, respetaba a las mujeres, Elena Bonner, su esposa era un ejemplo de ello.
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El organigrama y sistema soviético, a pesar de su gran promesa, se había convertido simplemente en el mismo viejo lobo sexista vestido de socialista (...). Esperaban que las mujeres los sirvieran y velaran por ellos, hicieran caso omiso en relación a la violencia machista, ridiculizaran, como si pertenecieran a una segunda categoría, la labor de sus camaradas femeninas. Tales actitudes podían derivar en tragedia. Singular resulta el caso de una joven artista, Tatiana Kerner, que ejemplifica sobremanera las peores consecuencias suscitadas por tal desdén. Kerner, embarazada del editor de un conocido samizdat fue persuadida por otro líder disidente masculino para que optara por tener al bebé ya que, según arguyó, "los niños son las flores de la vida". Una vez que nació la criatura, ninguno de los dos mostró el menor interés para nutrir a la "flor", y Kerner, dividida entre el amor materno-filial y el amor por su arte, se vio abocada al suicidio en 1973."
Tatyana Mamonova
Mujer y Rusia
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