Jacques Perry

"La luz de la Toscana florentina no se detiene ni tiende a reflejarse; más bien atraviesa, baña, impregna y salpica todo a su paso. Da incluso la impresión de que irradiara minúsculas partículas como si el sol estallara en millones de refulgentes fuentes heliocéntricas.
[...]
Devienen en el orbe, ya que no tienen nada que ofrecer al mundo. Soportan la soledad, porque la soledad no les resulta problemática. Son silenciosos, porque nada tienen que decir. Para ellos, el bosque no es más que un lugar donde hallar madera para calentarse; un impetuoso torrente acuífero para que sus atuendos permanezcan cristalinos e inmaculados. La roca que domina y se yergue sobre el abismo, una inmensa e inútil piedra.
[...]
Sobreviene el instante en el que la vida deja de ser de absorbente plástico. Creo que es justo el momento en el que dejamos de ser nosotros mismos. Cuando tendemos a seguir el curso de los acontecimientos, todo va bien. Pero en cuanto se quiere alterar el curso de las cosas, todo son adversidades impuestas a una voluntad que, en vano, trata de recomenzar, de recuperarse, pero que advierte que todo va definitivamente mal."

Jacques Perry
Vida de un pagano



"Lo recuerdo todo perfectamente. Sabía de la existencia de aquel roble. Giré el volante y mi vida cambió para siempre, pude distinguir hasta trece raíces antes de penetrar totalmente en la tierra. Tres de ellas podían atisbarse claramente desde la pista forestal que sirvió de impulso a mi acción suicida, pisando a fondo con el pie derecho el acelerador de mi automóvil no llegué a escuchar el sonido del choque. Yo... ¿o lo que ahora soy yo? conservo mi capacidad de emitir reflexiones ponderadas. Y también soy sensible a las ondas sensibles que provienen de la hospitalaria savia que me acoge.
No sé cuántas horas, minutos o segundos permaneceré suspendido entre este ambiguo tejido, ni hostil ni amistoso. No sufro los dolores habituales propios de un cuerpo que ha sido aplastado o las reacciones habituales a las aristas de cristal incrustadas en mi cabeza. Mi cuerpo quedó cercenado, pero pertenece sin embargo a una vida ya anterior. Mi cerebro ha muerto y de algún modo ha revivido en el árbol; su savia es ahora mi sangre. Ésta es mi nueva naturaleza."

Jacques Perry
El roble















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