“En la medida en que mis manos están acostumbradas a
trabajar; que mis ojos y mis oídos aprendieron a ver y a oír; y mi corazón a
comprender lo que hay en él, también mi alma aprendió a saltar por las colinas,
a alzarse y clamar... abrazando toda la tierra a su alrededor, al mundo y todo
lo que está en él, y a verse a sí misma abrazada por el universo entero.”
Aaron
David Gordon