Astrológicamente, todo aquello que resulta demasiado simple corre el
peligro de volverse vulnerable.
Lisa
Morpurgo
No nos cansaremos de recomendar que la esquematización adivinatoria de
los diversos elementos de la astrología debe ser sustituida por un conocimiento
lógico de los mismos, y estamos convencidos de que el estudioso puede y debe
llegar por sí mismo a la operación de síntesis con que debe concluirse el
análisis de un tema natal. Ninguna matriz cifrada, ninguna muletilla
cabalística puede ayudarlo en este proceso si la comprensión de las cosas se le
escapa. El Zodíaco y los movimientos que en él se inscriben, representan un
conjunto de fuerzas tan mutables y diversamente entrelazadas que rehuyen
cualquier tipo de catalogación. El intérprete, en espera de aclaraciones
estadísticas, que se atenga a las grandes líneas del diseño astrológico en vez
de perderse en las minucias; así podrá comprobar con frecuencia que incluso las
minucias saldrán a la superficie por sí mismas. En un tema natal, a veces
prevalecen valores activos y dinámicos (Sol, Marte, Urano, signos de Fuego),
otras, en cambio, valores de sensibilidad e intuición (Luna, Venus, Neptuno,
signos de Agua), aquí la inteligencia será lúcida y racional, allá dominará el
sentido común; en general se puede ver que dinamismo, sensibilidad y agudeza se
encabalgan, obstaculizándose y estimulándose mutuamente, y la inexorable fuerza
erosionadora de los tránsitos transforma situaciones que parecen simples y
lineales en el momento del nacimiento. La visión de un tema o es dinámica, o no
sirve.
Lisa
Morpurgo
pág.
139-140 Introducción a la Astrología