"El arte de salir airoso de una situación
difícil constituye un arte mayor, raras veces puesto en práctica. El pianista
Arthur Rubinstein lo sabe a la perfección. Durante mucho tiempo creí que el
gozo que irradia Rubinstein era enteramente instintivo. En realidad, su alegre
carácter es hijo de una gran fuerza de voluntad: de una resolución terca y
activa de ser feliz; como si la actitud mental por sí sola pudiese acarrearnos
la buena fortuna. Tal actitud, que el célebre concertista cultiva desde que
tenía 17 años, es resultado de haberse salvado en un tris. El propio Rubinstein
nos relata el incidente:
Había llegado a París
procedente de Berlín, muy joven y mal preparado para el fácil triunfo que se me
auguraba. Por estar descontento conmigo mismo, lo estaba también con los demás.
Nada me salía bien. La persona a quien amaba no me quería. Vivía pobremente y
no veía ante mí ningún porvenir halagüeño; solamente un murmullo vano,
lisonjero, que escuchaba al pasar. ¿De qué servía vivir en tales
circunstancias?, me dije; fue un intento fallido de suicidio... algo ridículo,
como mi vida misma. Pero cierta bella mañana desperté... y sentí el gozo de
vivir. Abrí los ojos a un mundo enteramente nuevo... pues, al fin y al cabo,
escapar a la muerte es, en cierto modo, haber vuelto a nacer. Contemplar una
flor me conmovía; ver un perro persiguiendo su sombra calle abajo me llenaba de
lágrimas los ojos. ¡oh, maravillas renovadas interminablemente! ¿Qué esperaba
yo para ser feliz? La felicidad era eso, aquel humilde existir diario: lo había
tenido siempre al alcance de la mano y nunca lo había advertido."
Clarendon
"No hay arte ni ciencia demasiado difícil para
la perseverancia."
Clarendon