"Para gobernar nuestros astros debemos invertir nuestras esferas,
y para invertir nuestras esferas debemos meditar, pues es necesaria la acción
del corazón. Entonces, empezaremos a desear conocer a ese Dios, cuyo esplendor
y majestad se expresan en nuestra maravillosa simbología. Durante largo tiempo
hemos estado admirando las obras de Sus Manos, es cierto, pero ¡cuántos de
nosotros -o mejor dicho, cuán pocos- hemos buscado tomar contacto con Su vida!
Nadie
puede hacer esto por nosotros. Cada ser humano es, para consigo mismo y de
manera absoluta, el Camino, la Verdad y la Vida. Si queremos ser amos del
destino, entonces debemos diariamente dar tiempo, esfuerzo y preocupación a
esta tarea, sin dejar que nada la interfiera...
He aquí
por qué la meditación debería ser atractiva para la mente práctica y
científica. El pensamiento es vibración, y esta clase de meditación significa
que la fuerza vibratoria adquiere tal rapidez que diariamente expulsamos de
nuestros cuerpos las partículas materiales más toscas y, puesto que la
Naturaleza aborrece el vacío, se derrama una materia más sutil que la
reemplaza. Por ello, a medida que pasa el tiempo, mediante práctica junto con
conocimientos, gradualmente descubrimos que hemos modificado nuestro cuerpo
mental. Y es así como las mismas vibraciones planetarias ya no nos afectan como
antes; lo que otrora nos ponía furiosos, no nos toca. Tenemos una polaridad
distinta, por lo que sólo reacciona ante las vibraciones superiores, y a medida
que depuremos nuestros cuerpos cada vez más, a su debido tiempo dejaremos de
reaccionar ante muchas influencias estelares que otrora nos constreñían. Hemos
modificado nuestro carácter y hemos modificado la calidad de la materia con la
que estamos trabajando, y exactamente en la medida en que lo hemos hecho,
¡hemos vencido a nuestros astros!.
En
consecuencia, la meditación es muy importante. Pero debemos efectuarla con
regularidad o, de lo contrario, asentará de nuevo aquella materia más tosca que
estaba a punto de dispersarse. Al término de un año, si perseveramos fielmente,
descubrimos que somos menos impulsivos y poseemos una capacidad mental y un
control personal mayores. Si nos damos cuenta de lo bueno que produjimos con
nuestra meditación habitual, y persistimos en ella, acordándole cada vez más
tiempo, y tal vez incluso practicando un poco de abnegación levantándonos más
temprano para ello, entonces despertará el Cristo que está dormido en nuestro
corazón y experimentaremos una nueva consciencia.
Ser
conscientes (incluso durante unos pocos instantes fugaces) de que Dios vive
dentro de nosotros, significa que hemos empezado a invertir nuestras
esferas."
Bessie Leo
tomado del libro de Joan Hodgson "Astrología, La ciencia sagrada", pág. 67-68. Ed. Kier S. A. 1997
tomado del libro de Joan Hodgson "Astrología, La ciencia sagrada", pág. 67-68. Ed. Kier S. A. 1997