LA RUEDA DE LA EXPERIENCIA INDIVIDUAL
(ALEXANDER
RUPERTI)
Para establecer de manera muy general la
introversión o la extroversión en un tema, se puede observar el predominio de
los planetas, bien sea por encima o por debajo del Horizonte.
La
aproximación subjetiva de la conciencia, la vía introvertida, se ve en el
Ascendente y se desarrolla a través de las seis Casas bajo el Horizonte.
La
aproximación objetiva de la conciencia, centrada sobre el objeto, la vía
extravertida, se ve en el Descendente y se desarrolla a través de las seis
Casas encima del Horizonte.
Como
consecuencia en el caso en que las Casas bajo el Horizonte, estén
particularmente cargadas de planetas, hay un énfasis sobre el desarrollo de la
percepción individual, sobre todo lo
que está condicionado por el yo y su carácter propio. Por el contrario cuando
las Casas encima del Horizonte contienen a la mayoría de los planetas, el
interés principal es el desarrollo de la percepción objetiva, de la conciencia
social, de todas las cosas que están condicionadas por el no-yo: al mundo de
las sensaciones y de las relaciones interpersonales. Comprendemos pues que el
Horizonte es el símbolo de toda especie de diferenciación. Él establece la
diferencia entre lo que es visible e invisible, entre lo que está encima y
debajo, entre el cielo y el suelo de la tierra, entre la vida Objetiva y la
vida subjetiva.
Eje del Horizonte
Debemos siempre
guardar en el espíritu la reciprocidad de Ascendente y del Descendente
considerados los dos polos del eje horizontal del tema. No podemos jamás
separar lo que somos individualmente, de la manera en que vemos a los demás y
al mundo exterior. Cada polo del eje horizontal debe ser visto como una forma
de compensación psicológica por los valores revelados en el otro polo. El
individuo no existe en el vacío; se ve constantemente modificado por sus
relaciones con el no-yo. Unas veces el yo es el polo positivo, y otras veces
éste, será el no-yo. Los cambios constantes, en los cuales el yo es tanto
activo, como pasivo, son las fuerzas motrices necesarias al desarrollo de la
conciencia.
Eje del Meridiano
El Cénit es el polo del empleo consciente u objetivo
del poder, el Nadir es el polo del empleo inconsciente o subjetivo del poder; y
cuando digo "empleo", quiero decir también abuso o defecto de empleo
de poder a su disposición, a causa del miedo. El sincronismo entre estas dos
clases de poder en un tema determina en todo momento el nivel espiritual de una
personalidad. Sin embargo es preciso no olvidar que la participación de un
hombre o de una mujer a la obra del mundo está
siempre condicionada, en primer lugar, por la atmósfera de su infancia, sus
miedos y sus complejos y por su capacidad de llegar a una auténtica madurez
psicológica. Por esto la aptitud de alcanzar una posición de prestigio y de
poder social está profundamente unida a la clase de relación que se haya tenido
con sus padres. Esta relación es la fuente del poder orgánico personal la
fuente de lo que se puede dar más tarde a la sociedad.
Por
lo tanto, si nos encontramos, en un tema, que los planetas gravitan alrededor
de los polos del Meridiano (sobre todo en las Casas 9-10 y 3-4) más que alrededor
de los polos del Horizonte debemos suponer que la persona deberá interesarse
sobre todo en la obtención del poder. Si la mayoría de los planetas se
encuentran cerca del Nadir, deberá buscar el poder personal, fundaciones
personales sólidas. Si los planetas se encuentran más cerca del Cénit deberá
buscar el poder social, un fuerte deseo de interpretar un papel público,
cualquiera que sean los obstáculos y a pesar de las barreras o las oposiciones
que pueda encontrar en esta búsqueda.
Cuadraturas del tema y funciones jungianas
Una mayoría definida de planetas en uno de
los cuadrantes del tema, sugiere un énfasis sobre la función jungiana,
correspondiente al Angulo, que se encuentra en el origen:
Un énfasis en el cuadrante Sur-Este hace
resaltar la función PENSAMIENTO. La persona vive objetivamente y, como
está relativamente libre de dudas subjetivas, puede controlar más fácilmente
las circunstancias de su vida.
Una mayoría de planetas en el cuadrante
Norte-Este acentúa la función INTUICION, función inconsciente e
irracional. La persona vive pues subjetivamente no obstante manteniendo un
cierto control de las circunstancias. Pero, como ella vive sobre todo en ella
misma y concentra su atención sobre el plano subjetivo, puede frecuentemente, dudar
de ella misma y de sus posibilidades.
Una mayoría de planetas en el cuadrante
Sur-Oeste revela una vida objetiva y un acento sobre la función SENSACION
La Sensación es también una función irracional, por lo tanto no sometida a las
leyes de la razón; pero por contraste con la Intuición, la Sensación es una
percepción consciente, ya sea concreta o estética. La persona vive pues
objetivamente pero no controla las circunstancias de su vida. Está dominada por
su destino Objetivo y por sus relaciones humanas; tendrá pues ocasiones de
vivir su vida bajo su verdadera perspectiva.
Una mayoría en el cuadrante Norte-Oeste pone de nuevo
el énfasis en la vida personal subjetiva y en la tendencia a estar obligado a
aceptar las cosas tal como la vida las presenta. Psicológicamente, la función SENTIMIENTO
predomina: función racional, como el Pensamiento, pero enteramente subjetiva,
que consiste en emitir apreciaciones, juicios de valor sobre las cosas, las
personas, etc., bien sea con el objeto de aceptarlas
o rechazarlas.
Una falta de énfasis en un tema tan sólo
es eso: una falta de énfasis. La falta de planetas en un hemisferio o en un
cuadrante es tan significativa como la presencia de todos en otro hemisferio o
en uno de los otros cuadrantes. Hay una forma posible de acentuación negativa,
útil al astrólogo para su interpretación. Sin embargo, la diferencia entre un
acento positivo por la presencia de planetas y un acento negativo por la
ausencia de planetas, no es más que un cambio de énfasis. Cuando todos los planetas
o una gran mayoría se encuentran al Este del Meridiano, la persona está llamada
a utilizar su capacidad de tomar decisiones si ella quiere triunfar en la vida.
Si todos los planetas, o la mayoría de ellos, se encuentran al Sur o sea encima
del Horizonte, la persona debe hacer el esfuerzo de desarrollar conscientemente
una actitud positiva y de encontrar voluntariamente una atención en los medios
de llegar a ser socialmente poderosa y eficaz. El tema no dice, si la persona
hará este esfuerzo: ¡tan pocas personas concentran su atención sobre lo que
esto tiene de particular!
SOBRE LAS CASAS
El movimiento de la Tierra en torno a sí misma determina
el movimiento aparente de los sectores zodiacales en un viaje de veinticuatro horas.
Aproximadamente cada dos horas, un nuevo sector zodiacal surge por el este y el
sector opuesto se oculta en el oeste. A lo largo del día, el esquema zodiacal y
los planetas que lo ocupan van cambiando de posición en relación a la línea del
horizonte, y van atravesando distintos sectores que reciben el nombre de casas.
Cualquier emplazamiento en cualquier casa
nos da indicios de la senda que es más natural para nosotros en ese aspecto de
la vida.
Howard
Sasportas
Las
Doce Casas
El carácter cíclico de toda experiencia es el concepto que
falta en la comprensión habitual de las Casas astrológicas. ¡Hay que saber que
nada nace de nada! Hay siempre un ciclo de manifestación anterior que
condiciona un nuevo ciclo. Y debe haber siempre también un nuevo ciclo durante
todo el tiempo que el universo manifestado exista.
Alexander Ruperti, pág. 199
La rueda de la experiencia individual
Alexander Ruperti, pág. 199
La rueda de la experiencia individual
Una casa es un ámbito neutral de la vida, que
"amueblamos" de acuerdo con la naturaleza de nuestra propia
existencia.
Liz Greene
Neptuno
Liz Greene
Neptuno
Aunque no se suele tener en cuenta, las
casas IV y X cuando se estudian problemas de naturaleza sexual, son de gran
importancia indirecta en lo que se refiere a los roles masculino y femenino.
Liz Greene, pág 64
Saturno
Los Signos que se encuentran en las
cúspides de las Casas indican qué cualidades humanas deben ponerse en práctica
en el terreno de las experiencias individuales indicadas por las Casas.
Alexander Ruperti, pág. 17
La Rueda de la Experiencia Individual
La zona de las cúspides es en principio,
un umbral, un lugar de transición donde se avanza sobre la base de un impulso o
de una revelación nueva. Cada cúspide representa una nueva partida, la entrada
en un nuevo campo de experiencia, y es la tarea del astrólogo advertir a su
consultante cada vez que la cúspide de una Casa o el principio de un Signo es
acentuado, por progresión o tránsito.
Alexander Ruperti, pág. 50
La
Rueda de la Experiencia Individual
Un planeta situado al final de una Casa
lega a la Casa siguiente alguna cosa que va a condicionar, subconscientemente
al menos, las iniciativas tomadas en esta Casa.
Alexander Ruperti, pág. 51
La Rueda de la Experiencia Individual
... Los planetas que están en una casa no
indican necesariamente que el individuo tendrá experiencias destacadas o
producirá grandes cosas en función de lo que la casa representa. Un planeta en
una casa indica que la función significada por este planeta debería usarse muy
beneficiosamente al tratar las experiencias a las que la casa se refiere;
debería usárselo porque en ese campo de la experiencia surgirán problemas que
podrán resolverse mejor de ese modo. Sin embargo, la casa bien puede estar
vacía donde no hay grandes problemas en ese campo porque la persona es
espontáneamente capaz de manejar lo que allí encuentra. Uno deberá buscar otra
clase de indicación del signo zodiacal en la cúspide de la casa o en su
regente. La presencia de los nodos de la Luna puede ser significativa y, como
siempre, ha de considerarse todo el mapa, pues a veces lo que parece ser un
rasgo destacado de una persona es en realidad el resultado secundario de algún
rasgo o facultad más básicos.
Dane Rudhyar, pág. 126
Las Casas Astrol6glcas
Una casa vacía no significa falta de
actividad sino ausencia de problemas graves en ella. Hay más libertad de acción
en las casas en las que no hay planetas. Los problemas más vitales de la vida
son las cazas en las que están situados los planetas.
Isabel M. Hickey, pág. 72
Astrología Espiritual
El carácter cíclico de toda experiencia es
el concepto que falta en la comprensión habitual de las Casas Astrológicas.
¡Hay que saber que nada nace de nada! hay siempre un ciclo de manifestación
anterior que condiciona un nuevo ciclo. Y debe haber siempre también un nuevo
ciclo durante todo el tiempo que el universo manifestado exista.
Alexander Ruperti, pág. 199
La Rueda de la Experiencia Individual
Cuando un signo está interceptado, no está directamente
conectado con la cúspide de ninguna casa, y por consiguiente no tiene una
canalización directa hacia el mundo exterior. Cada casa rige una esfera
determinada de la vida, y tiene un regente planetario que es su canal. Pero un
signo interceptado en una casa es como un inquilino que tiene que responder
ante el propietario, es decir, el planeta que rige al signo que está en la
cúspide.
Liz Greene, pág. 240
Los Luminares
Los planetas emplazados en cualquiera de las casas
angulares tienden a expresarse por medio de los sucesos y las personas.
Liz
Greene
Debemos considerar las casas como
instrumentos para explorar la realidad, tanto inferior como exterior, y no como
cajas rígidas en las que debe "encajar" todo. Además, ¿no es verdad
que en la vida, la mayor parte de las experiencias y de las actividades abarcan
más de una sola casa y hay en ellas resonancias de tres o cuatro campos de la
experiencia?
Stephen Arroyo, pág. 177
Júpiter
Las casas no son personas, sino que
nosotros las personalizamos para que lo sean. Por ejemplo, no es correcto decir
que la décima casa es el padre y la cuarta es la madre y la
quinta es el o la amante y la séptima es la esposa o el marido. Estamos
personalizando algo que es esencialmente el escenario de unos acontecimientos
en el cual expresamos diferentes cosas. Pero por supuesto, dado que siempre
estamos proyectando, es natural que proyectemos también estos escenarios sobre
la persona adecuada para actuare en ellos. ¿Veis a qué me refiero? Si, por
ejemplo, el escenario es la sala del trono, es natural que lo que busquemos en
él sea un rey o una reina.
Richard Idemon, pág. 236-237
El Hilo Mágico
Cuando un planeta está ubicado en una
Casa, es como encontrarse con un dios. Funciona un patrón arquetípico, una
especie de torbellino de energía en el que quedamos atrapados de inmediato. En
el momento en que entramos en los asuntos de esa Casa, todos los temas
involucrados se ven afectados por el planeta. Un signo en la cúspide no tiene
este tipo de poder.
Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 71-71
Si hay un planeta dentro del orbe de conjunción
de un ángulo, en cualquier lado del ángulo, el individuo debe encontrar un modo
de dar forma al planeta. En caso de que no, el planeta se encarnará a sí mismo,
y nosotros entonces nos sentiremos a merced de fuerzas poderosas en el mundo
externo que creemos forman nuestro destino sin nuestro consentimiento. Cuando
hay un planeta angular en la carta de nacimiento, el Sol puede mostrarnos como
anclarlo. El Sol indica nuestro sentido de objetivo único, nuestro lugar
especial en la vida donde energías arquetípicas pueden ser comunicadas o
expresadas de modos creativos.
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
EL ASCENDENTE Y LA PRIMERA CASA
"Oh, si algún Poder quisiera concedernos el don
de vernos tal como nos ven los demás."
Robert Burns
El sendero que conduce al éxito comienza en el Ascendente
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual
Dediquemos algunos segundos a imaginarnos
cómo puede ser la existencia intrauterina. Al flotar rítmicamente en las aguas
de la vida no hay sentimiento alguno de identidad individual o separada, ni
conciencia del cuerpo, o de los sentimientos o pensamientos como diferentes de
algo más. Para el soñoliento ser inmerso en un primigenio paraíso no hay otra
cosa que unidad con el resto de la creación. El universo es el sí mismo y el sí
mismo es el universo.
De
forma traumática, el nacimiento nos expulsa de ese ámbito de totalidad
oceánica. Nacer significa "asumir" un cuerpo, y es presagio del sí
mismo en cuanto individuo único y distinto. Sobre la base de este momento se
traza la carta natal, y a partir de él empieza nuestro recorrido a través de
las casas.
El
Ascendente, que marca la cúspide de la casa Uno, muestra el grado exacto del
signo zodiacal que se eleva por encima del horizonte oriental en el momento del
nacimiento. Coincidentes con nuestra primera respiración independiente, el
Ascendente y la Primera casa proclaman el comienzo de un ciclo, el paso o la
etapa inicial en el proceso del Devenir para Llegar a Ser.
Todo
aquello que nace en un momento del tiempo refleja las cualidades de ese
momento. El signo Ascendente sale a la luz y se distingue de la oscuridad en el
mismo momento en que emergemos de ese medio oscuro, oculto e indiferenciado que
es el útero materno. En otras palabras, el Ascendente aparece cuando aparecemos
nosotros, y sus cualidades son no sólo un reflejo de quiénes somos, sino también
de cómo nos enfrentamos con la vida.
El
signo del Ascendente simboliza una faceta particular de la totalidad de la
vida, que literalmente busca una “encarnación” mediada por el ser que nace en
ese momento. Dado que se corresponde con el "flash" o “hit” inicial
de nuestra existencia individual, el Ascendente queda también incorporado
profundamente a la psique, a la manera de un sello que precisa "aquello a
lo que se refiere la vida". Atribuimos a la vida las cualidades del signo
que se encuentra en el Ascendente o de los planetas próximos. Es la lente a
través de la cual percibimos la existencia, la visión que traemos a la vida,
nuestra manera de "categorizar" el mundo. Y, puesto, que vemos el
mundo de esa manera, actuamos y nos conducimos, invariablemente, de acuerdo con
nuestra visión. Más aún, la vida responde a nuestras expectativas y nos
devuelve el reflejo de nuestro punto de vista.
Detengámonos
un momento a considerar este concepto. La forma en que percibimos el mundo
(nuestra lente) influye tanto en la forma en que nos relacionamos con él como
en lo que el mundo nos devuelve. Al "escoger", consciente o
inconscientemente, ciertas interpretaciones posibles de las situaciones, o del
comportamiento y la acción de las personas (al tiempo que no consideramos otras
maneras de evaluar las mismas circunstancias), organizamos nuestra experiencia
vital de acuerdo con aquello que hemos escogido ver. El Ascendente, que es la primera noción de la vida que nos formamos al nacer,
describe algo referente a este proceso de clasificación y selección. En cuanto
refleja la imagen innata que tenemos de la vida, el signo Ascendente colorea
nuestra visión dé la existencia. Si lo miramos a través de los cristales rojos,
el mundo nos parece rojo, y de acuerdo con ello actuamos. Podríamos actuar de
manera muy diferente si nuestras lentes nos mostrasen un mundo azul.
Por
ejemplo si el que se eleva es Sagitario, percibiremos un mundo de múltiples
opciones y posibilidades emocionantes que nos invitan a explorarlo y a crecer.
Si en el Ascendente está Capricornio, en cambio, nuestra visión del mundo se
dará a través de una lente más reducida por obra del temor y la vacilación. Las
mismas oportunidades de expansión que emocionan y mueven a entrar en acción a
Sagitario pueden provocar en el Ascendente Capricornio un estado de terror y de
aprensión. Cuando se le presenta una oportunidad nueva, el Ascendente Sagitario exclamará: "estupendo, ¿cuándo
comienzo?". Puesto frente a la misma posibilidad, el Ascendente
Capricornio se estremecerá, cavilando: "¿Debo hacerlo? Ya sé que sí, pero
¿seré bastante capaz? Oh, ¡qué responsabilidad tan grande!"
De
acuerdo con el signo que nos marca el Ascendente "fantaseamos el
mundo", y después representamos, actuamos el sueño. Así creamos
simultáneamente el laberinto y la senda para salir de él. Por ejemplo, los que
tienen a Aries en el Ascendente interpretan el mundo como un lugar donde la
acción y la resolución son los requisitos previos, y por consiguiente actúan
resueltamente. Quienes tienen como Ascendente a Géminis crean un mundo en el
cual es necesaria la adquisición de conocimiento y de entendimiento, y por lo
tanto se empeñan en entender la vida. En este sentido, el signo que ocupa el
Ascendente es al mismo tiempo lo que estarnos buscando y lo que mira.
Es
frecuente que el signo que está en el Ascendente, o cualquier planeta que se
halle próximo a la cúspide de la casa Uno, describa la vivencia individual del
nacimiento. Por ejemplo, Saturno o Capricornio en el Ascendente puede
significar un nacimiento demorado, largo o difícil. El nativo con Marte o Aries
en el mismo lugar parece que se zambullera de cabeza en la vida, como si
estuviera ansioso de "llegar allí para empezar a hacer cosas". Muchos
nacimientos con Plutón o Escorpio en el Ascendente han llevado consigo una
lucha entre la vida y la muerte, en que la madre o el hijo han corrido gran
peligro durante el parto. Los terapeutas que trabajan con técnicas de regresión
y rebirthing y al mismo tiempo con astrología, confirman la correlación entre el
signo o planeta que se encuentra en el Ascendente y la experiencia del
nacimiento.
En
términos más amplios, el Ascendente y la Casa Uno denotan nuestra relación con
el arquetipo mismo de la Iniciación. El signo ascendente no sólo describe algo
referente al nacimiento real sino que alude también a las expectativas e
imágenes innatas que tenernos toda vez que debemos "dar comienzo a
algo".
El
Ascendente sugiere la forma o manera mediante la cual entraremos en diferentes
fases o aspectos de la vida. En cualquier momento en que una vivencia se
asemeje a la de un nacimiento, cada
vez que nos conectemos con un campo, una faceta o un nivel de la experiencia
nuevos, se movilizarán las cualidades del Ascendente y de la Primera casa. Cada
nuevo comienzo resuena con las cualidades de los nuevos comienzos anteriores, y
vuelve a despertar problemas y asociaciones similares. Quien tiene a
Capricornio o Saturno en ascenso, por ejemplo, no solamente vacila y se refrena
con el nacimiento real, sino con cualquier transición hacia una nueva fase de
la vida.
El
estilo con que enfrentamos la vida general se revela en el Ascendente y en la
casa Uno. La imagen que acude a la mente es la de un polluelo que pica el
cascarón para salir del huevo. Podemos tener diferentes maneras de "nacer
hacia" las cosas. Un polluelo con Ascendente Cáncer sabe que tiene que
salir del cascarón y lo rompe, pero después decide que está más seguro en el
huevo que ya conoce. El polluelo con ascendente Tauro será lento para salir,
pero una vez iniciado el proceso lo llevará adelante con determinación y
constancia. El que tenga Ascendente Leo esperará a que las condiciones sean las
adecuadas para hacer una entrada teatral, noble o dignificada, que le permita
exhibirse orgullosamente ante el mundo.
El
Ascendente puede ser la manera en que salimos del huevo, pero aquello en que
nos convierte el crecimiento es el signo solar. En otros términos, el
Ascendente es la senda que nos lleva hacia el Sol. Por ejemplo, una mujer con
el Sol en Aries y Virgo como ascendente podría descubrir su capacidad para
iniciar, conducir e inspirar (Aries) mediante el desarrollo de cualidades
propias de Virgo, tales como la evaluación de su energía de manera concentrada
y precisa. Un hombre con el Sol en Piscis y con ascendente Libra puede
descubrir su manera de curar y de servir a otros (Piscis) por mediación de una
relación bi-personal importante o de una actividad artística (Libra). El
Ascendente florece en el Sol. O, como lo expresa Liz Greene, el Sol es el tipo
de héroe que somos, pero el Ascendente es la búsqueda en que debemos
empeñarnos. El Sol es el porqué estamos aquí; el Ascendente es el cómo llegamos
allí.
Los
signos y los planetas que hay en la primera casa indican la clase de funciones
que serán más valiosas en el proceso de realización de nuestra propia y
peculiar identidad. Estas son las tareas que necesitamos cumplir con el fin de
desentrañar más cabalmente quiénes somos. No podemos ser completos mientras no
hayamos reconocido, explorado y cultivado esas cualidades. En este aspecto es
útil tener presente que a los signos y los planetas (en cualquier casa) se los
puede comparar con un ascensor en un edificio de grande; tiendas. El ascensor
puede dejarnos en el primer piso, zapatos de señoras, en el segundo, ropa, hombres,
o llevarnos directamente arriba, al restaurante. De modo similar Marte o Aries
-por ejemplo- en un nivel pueden significar impulsividad y precipitación, y en
otro valor y bravura. A medida que nuestra conciencia se expande, se nos hace
posible desplazar y cambiar los niveles, movernos de una a otra forma de
expresión del signo o del planeta. Probablemente sea necesario tener la
vivencia de este tipo de cambio de niveles con todos los emplazamientos en la
carta natal, pero es especialmente fructífero experimentar de esta manera con
las energías de la casa Uno, el área de
la carta que tan decisiva es para el descubrimiento de uno mismo.
Junto
con las casas Tres, Cuatro y Diez, la casa Uno denota algo referente a la
atmósfera reinante en el ambiente en que se inicia la vida. Normalmente
encontramos los emplazamientos en la Primera casa en los primeros años de vida,
los más formativos. Por ejemplo, si Júpiter está en ella, es posible que la
persona cambie de país al poco tiempo de nacida. Con Saturno, puede haber una
sensación de penurias o restricciones durante la infancia. Como las energías de
la casa Uno son enfrentadas y se despiertan tan tempranamente en la vida,
establecemos una íntima identificación con los arquetipos representados por los
planetas y signos que allí se encuentran. Si se hace una pequeña incisión en la
corteza de un arbolito, una vez que crece, el árbol presenta una herida enorme.
A la
inversa, las energías de la casa Uno pueden describir el efecto que produce a
otros nuestra “salida a escena”. Si la ocupan Urano o Acuario, por ejemplo, es
probable que nuestra llegada signifique desorden y cambio. Si los que se
encuentran en ella son Plutón o Escorpio, puede ser que nuestro nacimiento
coincida con una crisis de reorientación importante en aquellos que nos rodean.
Cualquier signo o planeta que tengamos en la casa Uno, lo llevarnos con
nosotros allí donde vayamos. Cosa nada sorprendente, puesto que esta casa se
asocia naturalmente con el signo, cardinal y de fuego, de Aries, y con el planeta
Marte. El fuego cardinal representa un principio que irradia hacia afuera, hacia la vida. En general, los atributos de cualquier signo
o planeta que se encuentre en la casa Uno se amplifican en cierto modo al estar
en esa posición, como si se hubiera elevado el volumen de su "tono".
Si las energías de la casa Uno son evidentes en la persona, es probable que en
la carta haya algo más que esté bloqueando su expresión, y este bloqueo es algo
que hay que examinar.
Puesto
que el signo en el Ascendente tiene una influencia tan grande sobre la manera
en que enfrentamos la vida, las cualidades de este signo se reflejarán hasta
cierto punto en nuestro porte y apariencia física. Muchos astrólogos dicen ser
capaces de rectificar una hora de nacimiento incierta evaluando qué signo
Ascendente se correlaciona con la configuración física y el aspecto de una
persona. Sin embargo, asignar la apariencia corporal solamente al Ascendente es
simplificar en exceso las cosas. La carta en su totalidad es vivida y expresada
por mediación del cuerpo, y por ende son muchos los diferentes factores del
mapa natal que se concretan en la fisonomía.
Es
obvio que correlacionar la apariencia física con la carta es asunto muy
complejo.
En
general, cuando se evalúa cualquiera de las influencias del Ascendente, es
necesario tener en cuenta varios factores: el signo en el Ascendente; el
planeta regente (su signo, casa y aspectos); los planetas próximos al
Ascendente y en los aspectos del Ascendente como tal.
En el
momento del nacimiento, de la ilimitada matriz del ser surge una encarnación
física de una de las miríadas de posibilidades de la vida. Por más bello que
pueda sonar esto, de hecho no nacemos con una comprensión de nosotros mismos
como entidades aparte, individuales; tampoco llegamos dotados de una conciencia
de nosotros mismos en cuanto manifestación del espíritu universal, ni como
expresión de alguno de los múltiples rostros de lo que algunos llaman Dios. Sin
embargo, es mediante el desarrollo y el cultivo del signo Ascendente y de los
planetas en la casa Uno como no sólo llegamos a ser más conscientes de quiénes
somos en cuanto individuos irrepetibles, sino también de cuál es nuestra
relación con el todo más amplio del cual formamos parte. Las otras once casas
describen etapas ulteriores de este viaje.
La
experiencia más esencial de la Casa I es la de la diferenciación. Desde el
Signo y el grado en el Ascendente y también los planetas que
contiene, esta Casa sugiere el género de experiencias que permitirán obtener
conocimiento de su carácter y de su destino únicos, de la manera más natural,
la más apropiada. Esta unidad puede ser muy relativa; puede estar oculta por el
predominio de otros factores del tema que se ponen antes en evidencia en un
caso particular, El poder dinámico situado en el centro de los esfuerzos que se
hacen para individualizar y actualizar lo que la humanidad espera de nosotros,
está representado por el planeta que “gobierna” el Signo en el Ascendente. Por
el contrario, los planetas que se encuentran en la Uno indican las energías,
las funciones que afectan poderosamente el sentido de egoicidad: dado esto es
preciso tener en cuenta en la vida, para emerger como individuo, de su
condicionamiento familiar social y religioso. Si hay muchos planetas en la Uno,
el proceso de descubrir el yo es más complejo, puede necesitar la prueba de
tendencias contradictorias (sobre todo si son planetas de polaridad o de
funciones opuestas) o de una serie de crisis o de elecciones importantes.
Alexander Ruperti, pág. 60-61
La Rueda de la Experiencia Individual
Si
en la primera casa hay planetas, éstos indican el género o los géneros de
funciones que serán valiosísimas en el proceso de descubrimiento de nuestro ser
auténtico.
Dane Rudhyar pág 71
Las Casas Astrológicas
Cualquier
planeta que haya en la Primera casa, especialmente si está próximo al
Ascendente, representa una fuerte energía arquetípica con la que nos
enfrentamos al comienzo de la vida y que con frecuencia se convierte en una
pseudo identidad de la que es menester despojarse en la búsqueda de nuestra
verdadera naturaleza interior. En los casos extremos, si el yo es débil, parece
como si los planetas que están en conjunción con el Ascendente
se "posesionaran" de la persona.
Melanie Reinhart, pág. 119
Significado y Simbolismo de Quirón
El Ascendente es el punto del nacimiento, y la primera casa, la casa
natural de Marte representa la entrada de la persona en el mundo. No es sólo la
experiencia física del nacimiento, sino todos los nacimientos que se producen a
lo largo de la vida: cada situación en la cual, por medio de un acto de
voluntad independiente, intentamos imponer nuestra propia y personal realidad
al mundo exterior. Por lo tanto, la primera casa tiene que ver con el
sentimiento individual de potencia y eficacia en la vida externa. Nuestra forma
de expresar esta potencia es idéntica a la imagen que
tenemos del mundo exterior; nuestros métodos armonizan con nuestras
proyecciones, porque lo que vemos en el entorno es en realidad nuestra propia
interpretación de él. Así pues, a lo largo del tiempo, nuestra percepción del
mundo es lo que configura el mundo y corrobora nuestras ideas preconcebidas.
Liz Greene, pág. 411
Neptuno
En parte,
la función del Ascendente, la razón de que necesitemos una máscara, es
ocultarnos de nuestro propio inconsciente (que está, al menos potencialmente,
reprimido), de nuestro material preconsciente y de todo lo que provenga de
cualquier arquetipo colectivo que aún no estemos preparados para integrar. Y
una de dos: o esa máscara nos protege de lo que vemos ahí fuera, en la casa
siete, o bien nos ayuda a enfrentarnos con lo que vemos ahí fuera y
conquistarlo. Para pescar salmones no se usa lo mismo que para cazar tigres.
Así pues, el Ascendente, los planetas que hay en la casa uno y sus aspectos
constituyen nuestra manera de poner el cebo en el anzuelo, y la mayoría de
nosotros no somos conscientes de ello. La persona es el ser que
mostramos todo el tiempo.
Richard Idemon
pág. 243, El Hilo Mágico
pág. 243, El Hilo Mágico
Los signos y planetas conectados con la Casa I son lo que vemos cuando
miramos por la ventana de nuestras pequeñas Casas psíquicas cerradas, de modo
que constituyen nuestra propia visión de la vida, la que, a su vez, modela nuestra
forma de actuar en la vida. Nuestra imagen personal está gobernada por cómo
definimos la vida. La Casa I describe lo que pensamos que hay en el afuera,
porque es el modo en que interpretamos nuestro mundo. Por lo tanto, cada vez
que salimos al mundo -desde el nacimiento en adelante-, exhibimos ciertas
cualidades que definimos como la realidad exterior, y justificamos nuestro
propio comportamiento por lo que experimentamos como la reacción que el mundo
tiene ante nosotros. A un nivel más profundo, la Casa I representa nuestra
visión de la vida, del mundo, nuestra percepción de la realidad.
Liz Greene
Urano en la Carta Natal, pág. 61-62
La Casa primera de la carta natal simboliza la prueba principal de aislamiento y de la soledad que cada individuo auténtico ha de pasar. Puede uno experimentarse a sí mismo como "todo uno", o sufrir y marchitarse en la soledad, con un sentimiento de no pertenencia o de alienación, que roe por dentro. Cuando un astrólogo habla de una casa, se refiere, ante todo, al signo del Zodiaco que ocupa su "cúspide"; la cúspide es el comienzo de la casa. El signo del Zodiaco determina la cualidad fundamental de la clase de experiencia que representa esa casa. El Ascendente es la cúspide de la primera casa, que es el sector de 30.º de anchura del espacio que está justo debajo del horizonte oriental en el lugar y hora de la primera respiración. La casa primera, en conjunto, representa las experiencias a través de las cuales, de una forma normal y como más convenga, te será revelado el carácter de tu individualidad y tu destino único.
(...)
Cuando medites sobre el contenido de tu casa primera no debes identificarte con esos contenidos, sean como sean. Te están indicando, sin más, cómo debes reconocer mejor las oportunidades para descubrirte a ti mismo, según se presenten. Un "planeta ascendente" no "hace" nada a "ti" en cuanto persona. Está ahí para indicarte el mejor modo de actualizar tu potencial natal. Está ahí para indicarte el mejor modo de actualizar tu potencial natal. Esa actualización puede verificarse a varios niveles: biológico, psicológico o mental. Déjalo venir, sin más; pero intenta hacerlo conscientemente y con un sentimiento sereno de aceptación.
La Casa primera de la carta natal simboliza la prueba principal de aislamiento y de la soledad que cada individuo auténtico ha de pasar. Puede uno experimentarse a sí mismo como "todo uno", o sufrir y marchitarse en la soledad, con un sentimiento de no pertenencia o de alienación, que roe por dentro. Cuando un astrólogo habla de una casa, se refiere, ante todo, al signo del Zodiaco que ocupa su "cúspide"; la cúspide es el comienzo de la casa. El signo del Zodiaco determina la cualidad fundamental de la clase de experiencia que representa esa casa. El Ascendente es la cúspide de la primera casa, que es el sector de 30.º de anchura del espacio que está justo debajo del horizonte oriental en el lugar y hora de la primera respiración. La casa primera, en conjunto, representa las experiencias a través de las cuales, de una forma normal y como más convenga, te será revelado el carácter de tu individualidad y tu destino único.
(...)
Cuando medites sobre el contenido de tu casa primera no debes identificarte con esos contenidos, sean como sean. Te están indicando, sin más, cómo debes reconocer mejor las oportunidades para descubrirte a ti mismo, según se presenten. Un "planeta ascendente" no "hace" nada a "ti" en cuanto persona. Está ahí para indicarte el mejor modo de actualizar tu potencial natal. Está ahí para indicarte el mejor modo de actualizar tu potencial natal. Esa actualización puede verificarse a varios niveles: biológico, psicológico o mental. Déjalo venir, sin más; pero intenta hacerlo conscientemente y con un sentimiento sereno de aceptación.
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 121-122
LA SEGUNDA
CASA
No se puede demostrar y probar a los otros lo que somos, más que
utilizando lo que poseemos.
Alexander Ruperti
Los únicos bienes cuya privación nos es dolorosa son aquellos a
los que creemos tener derecho.
Rousseau
Con la casa Uno, se ha manifestado la
chispa de la identidad individual y se ha definido nuestro enfoque general de
la vida. La tarea que hay que encarar ahora es la de elaborar más
detalladamente quiénes somos, consolidando más el sentido del “yo”, o del ego
personal. Necesitamos más definición, más sustancia, más sentido de nuestro
propio valor y de nuestras capacidades. Necesitamos cierta idea de qué es lo
que poseemos y que podemos llamar propio. También debemos tener alguna noción
de lo que valoramos, de qué es lo que nos gustaría asimilar u obtener para, de
acuerdo con ello, estructurar nuestra vida. La casa Dos, asociada con el signo
terrestre de Tauro y con el planeta Venus, a la que habitualmente se describe
como la casa de "los valores, las posesiones, el dinero y los
recursos", abarca esta etapa del viaje.
Este
rótulo que tradicionalmente se le adjudica puede crear la impresión de que la
casa Dos no abarca más que cosas concretas y tangibles, que pueden interesar a
los inspectores de Hacienda, pero no hay que dejarse engañar: bajo su techo hay
muchas más cosas de las que se ven a simple vista.
Por
más que el nacimiento sea el comienzo de nuestra evolución como individuos
aparte, generalmente se necesitan unos seis meses para que podamos
"reconocer" que tenemos un cuerpo, y más tiempo aún, para que seamos
capaces de diferenciar claramente lo que somos de lo que no somos. Damos un
gran paso adelante en cuanto al establecimiento de nosotros mismos como
entidades distintas de todo lo demás, cuando nos damos cuenta de que Mamá (que
para nosotros es el mundo entero), en realidad no es nosotros. Antes de ese
momento, la hemos visto como una mera extensión de lo que somos. Gradualmente
vamos desarrollando el sentimiento de habitar una forma física que no es la de
ella ni la de nadie más: "Estos dedos son míos, no son los dedos de mamá;
éstas son mis manos, no las de ella: me pertenecen, me definen, son lo que yo
soy y lo que yo poseo". Pero el descubrimiento de nuestro cuerpo como
entidad aparte nos despierta también el sentimiento de nuestra vulnerabilidad y
de nuestra finitud, que hasta entonces no se había hecho presente. Con esta comprensión
aterradora surge la necesidad de defender ese ser aparte, el sí mismo, de la
destrucción y la muerte. Y anhelamos hacer de nosotros mismos algo más estable,
permanente, sólido y perdurable.
El cuerpo
es aquello por lo cual empezamos nuestra definición de nosotros mismos, pero
ahora ya está pavimentado el camino conducente a una mayor definición del sí
mismo, a medida que vamos inscribiéndonos más y más cosas, de las cuales
derivamos nuestra identidad yoica, y merced a las cuales le damos sustancia.
Con el transcurrir del tiempo llegaremos a tener la sensación de otras cosas
que poseemos además del cuerpo: una mente lúcida, una buena capacidad de
expresión, una naturaleza simpática, capacidades prácticas, dotes artísticas,
etc. La segunda casa describe tanto lo que poseemos o esperamos poseer como aquellos recursos o atributos que, una vez desarrollados,
nos darán el sentimiento de sustancia, valor, dignidad y seguridad que antes
obteníamos gracias a nuestra identificación con Mamá. Para la mayoría de las
personas, se trata del dinero, aun que su persecución desatinada no conduce a
la definición de sí mismo, sino a la desesperación: basta con recordar la
cantidad de estadounidenses que se arrojaron por la ventana del décimo piso
cuando la crisis del año 1929. En un sentido más positivo, el deseo de tener
dinero puede servir como acicate para cultivar ciertas cualidades y facultades
que de otra manera podrían mantenerse latentes. Aunque la segunda casa se
asocie tradicionalmente con el dinero, es menester señalar que otras cosas
pueden satisfacer la necesidad de seguridad, y hacer más sustancial nuestro
sentimiento de identidad, además de fortalecer nuestra cuenta bancaria.
En
un nivel más básico, la casa Dos es una indicación de lo que constituye nuestra
seguridad personal. Aquello que puede representar la seguridad difiere para las
diferentes personas. Por ejemplo si Géminis o Mercurio están en la Segunda
casa, la posesión de conocimientos puede ser lo que haga sentir segura a la
persona, y es probable que quienes tienen a Piscis o a Neptuno en la casa Dos
deriven su seguridad de una filosofía "espiritual" o de una religión.
Si hay algo que nos hace sentir más seguros, es natural que hayamos de querer
adquirirlo.
Los
signos y los planetas que se hallan en la Segunda casa sirven también como
orientación indicadora de la clase de facultades y capacidades inherentes que
podemos cultivar y concretar, y mediante las cuales intensificamos el
sentimiento de nuestro propio valor. La casa Dos representa nuestra riqueza
innata, a la cual podemos recurrir y que constituye nuestra sustancia, el suelo
que podemos trabajar para que produzca. Por ejemplo, si Marte o Aries están en
ella, las cualidades potenciales valiosas que la persona podría actualizar
estarían en la línea de lo que representan este planeta y este signo:
franqueza, coraje y la capacidad de saber lo que se quiere y cómo conseguirlo.
Venus y Libra en esta casa pueden otorgar como ventajas un buen gusto natural,
talento artístico, diplomacia y savoir faire, o atractivo físico. Cualquier
emplazamiento en cualquier casa nos da indicios de la senda que es más natural
para nosotros en ese aspecto de la vida, ¿Por qué no prestarles atención?
Además de
proporcionarnos un inventario de capacidades potenciales, la casa Das designa
también nuestra relación con la esfera del dinero y de las posesiones: es
decir, nuestras actitudes hacia el mundo material y las condiciones con que nos
encontramos en este ámbito. Es en esta casa donde se ve si adoramos al dios de
la riqueza o si consideramos que el mundo de las formas no es más que maya,
ilusión. También indica la manera, el estilo o el ritmo -ya sea ávido,
letárgico o esporádico- con que encaramos la necesidad de ganar dinero y el
cultivo de habilidades y recursos. ¿Nos aferramos a las cosas con tenacidad o
dejamos que se nos escurran entre los dedos? ¿Debemos hacer un tremendo
esfuerzo en este campo de la vida, o tenemos la
bendición del toque de Midas? ¿Seguimos valorando lo que tenemos una vez que lo
hemos conseguido?
Por ejemplo, Marte o Aries en la casa Dos podría
indicar una avidez por hacer dinero y, al mismo tiempo, la propensión a
gastarlo imprudentemente. Puede haber una tendencia a asociar cuán
"macho" uno es con la capacidad de amasar riquezas y de adquirir
posesiones. Es posible que el dinero se gane mediante el ejercicio de
profesiones asociadas con Marte, y que pueden ir desde la colaboración laboral
con el poder militar establecido a la
instalación de una ferretería. En esta casa es muy diferente el estilo de
Venus, que en vez de clamar por el dinero, puede atraerlo insidiosamente, y
percibir las riquezas como una manera de aumentar su seducción y su atractivo.
Es probable que el nativo con esta configuración se gane la vida mediante
profesiones asociadas con Venus, y que pueden ir
desde las bellas artes hasta trabajar en el departamento de cosmética de unos
grandes almacenes. Liberace, el popular pianista que hace escandalosa
ostentación de sus riquezas y de sus gustos extremados, tiene a Urano en Piscis
en la casa Dos. Maquiavelo, el que creía que el fin justifica los medios, había
nacido con Marte en esa casa. Carlos Marx, cuyas teorías políticas y económicas
han cambiado la historia, nació con el Sol y la Luna en Tauro en la casa Dos.
En
términos más amplios, los emplazamiento en la Segunda casa designan aquello que
valoramos y que esperamos obtener en la vida, cosa decisiva en grado sumo,
porque sobre tales criterios basamos toda nuestra existencia. Cuando nuestros
valores cambian, es posible que el enfoque que tenemos de la vida, en su
totalidad, se altere de manera espectacular.
La
Segunda casa muestra lo que deseamos. La energía del deseo es una fuerza
potente y misteriosa: de hecho, lo que deseamos, valorarnos o apreciamos
determina en gran medida qué es lo que atraemos a nuestras vidas. En lo
referente a este principio cabe una alegoría. La gente de un pequeño pueblo
tenía tal aprecio por cierto artista mundialmente famoso y aclamado que
escribieron s su agente para preguntarle si el ilustre personaje se dignaría
visitar el pueblo. La respuesta del agente fue inequívoca: el famoso artista no disponía de tiempo para viajar a un
ayuntamiento tan insignificante como aquél. En vez de desanimarse, las gentes
del pueblo se organizaron en sociedades para estudiar la vida, la obra y la
filosofía del artista que amaban, e incluso hicieron erigir una estatua de él
en la plaza del ayuntamiento. Finalmente, a oídos del artista llegó la noticia
del entusiasmo y del amor que sentía aquella gente por su obra. Naturalmente,
lo asaltó la curiosidad de ir hasta el pueblecito donde tantas cosas giraban en
torno a él. Por último, no sólo visitó el pueblo, sino que se sintió tan bien
acogido que decidió establecerse allí. Contra todas las probabilidades, la
profundidad y la riqueza del deseo y el aprecio del pueblo por el artista
habían conseguido, literalmente, atraerlo hacia ellos. Si lo entendemos de esta
manera, mediante la valoración y la apreciación de las cualidades asociadas con
un planeta que caiga en la casa Dos tendremos la probabilidad de crear
situaciones que acerquen a nosotros ese principio o lo traigan a primer plano.
Los tránsitos y las progresiones en la Segunda casa indican esos períodos de
cambios y alteraciones en la naturaleza de los deseos.
Todos
tendemos a formar nuestro sentimiento de identidad y de seguridad a partir,
principalmente, de lo que tenemos, poseemos o consideramos con apego, ya sea el
cuerpo, el hogar, la cuenta bancaria, el cónyuge, los hijos o una actitud
filosófico-religiosa. Sin embargo, derivar una identidad de cualquier cosa
externa o relativa es, en última instancia, algo precario y condicional.
Cualquiera de esas cosas puede sernos arrebatada en cualquier momento, o perder
súbitamente importancia. Incluso nuestro cuerpo1 que fue lo primero
que rotulamos como propio, y mediante el cual obtuvimos nuestro sentimiento
inicial de "yo", es algo de lo que finalmente debemos
"desprendernos" y que hemos de sacrificar. Tal vez nuestra única
seguridad real provenga de una identificación con aquella parte de nosotros que
permanece cuando nos vemos despojados de todo aquello que creíamos ser.
Parafraseando a Jung, digamos que solamente descubrimos qué es lo que nos
soporta cuando todo lo demás, que creíamos que nos soportaba, no nos soporta ya
más. Vale la pena reflexionar sobre la sabiduría de ciertas tribus de indios de
América del Norte, que exigían que, al término de cada año, el hombre más rico
de la aldea -el que había conseguido apropiarse con éxito de la mayor cantidad
de riquezas- renunciara a todo aquello que había acumulado
El
astrólogo debe pedir a la Dos que le enseñe como utilizar lo que posee de la
manera más individual, más creativa, más generosa, más noble y la más
responsable posible. De hecho, es secundario querer saber, si se va a poseer
mucho o poco, si se puede derrochar su riqueza, o si se debe luchar duramente
por cada áéntimo1 si se tiene un cuerpo sano que permite satisfacer
todos sus deseos o un cuerpo enfermo que obliga a economizar su energía... los
planetas que se encuentran en la Dos no se refieren a la cantidad, pequeña o
grande, de las posesiones, sino a la actitud que se deberá tener hacia lo que
se posee... así un planeta en la Dos indicará la manera más adecuada que un individuo
tendrá para desarrollar y utilizar sus capacidades y su riqueza para hacer
efectivo el poder que dará sustancia y cuerpo a su personalidad. La mejor
manera individual, porque todas las otras formas aportarán una realización
menos compleja o permitirán una forma de expresión personal menos única, menos
significativa.
Alexander Ruperti, pág. 74-7576
La Rueda de la Experiencia Individual
El Signo en la
cúspide de la Dos indica la actitud de base que debe tener el individuo hacia
lo que posee "por derecho de nacimiento". El planeta que rige este
signo indica el género de actividad o medio por el cual esta actitud de base
debe exteriorizarse normalmente de la mejor manera. El o los planetas en la Dos
se refieren al género de actividad que el individuo, al madurar, puede utilizar
para adquirir riqueza, posesiones o capacidades.
Alexander Ruperti, pág 76
La Rueda de la Experiencia Individual
Las Casas representan
los 12 "campos de experiencias" fundamentales que nos permiten a cada
uno llegar a la madurez psicológica y de esta manera realizarse en tanto que
individuo. De esta manera, podemos decir que no estaremos jamás en plena
posesión de nuestros poderes y facultades (sentido de la dos) si no nos
atrevemos a realizar plenamente la experiencia de todo lo que la vida nos
presenta y encontramos la solución a los problemas que nos plantean. Esta
"plena posesión" es el objetivo final de todas las experiencias de la
Dos. Los bienes materiales o el dinero, los inmuebles y una cuenta bancaria no
garantizan esta “plena posesión” de los poderes y capacidades personales; de
hecho, a veces, ocultan el problema principal de la Dos y el medio de
resolverlo. La "plena posesión" no se consigue más que a través de un
empleo significativo, intencional, creador o transformador.
Alexander Ruperti, 76-77
La Rueda de la Experiencia Individual
Cuando la Dos
está acentuada en el tema natal y/o por progresiones y tránsitos las experiencias
de la vida nos inducen a volvernos más objetivos frente a nuestras diversas
posesiones, bien sea en uno u otro plano. Nuestra
actitud habitual se cuestiona o puede hacernos sufrir. Uno se individualiza
en la forma y en la medida en que se intenta escoger conscientemente lo que se
quiere aceptar como perteneciente a uno mismo. Y esta elección puede hacernos
sufrir porque no se quiere lo que se posee o se quiere lo que no se posee. En
efecto, sin las tradiciones, los conceptos, los sentimientos y los hábitos
adquiridos y enraizados en las sangres de la raza, la mayoría de las personas
creerían que no existen. La Dos deberá sin embargo enseñarnos que es necesario
hacer una separación personal con un solo objetivo: el de un empleo deliberado
y creador de aquellas, entre nuestras posesiones, que pueden servir
verdaderamente al objetivo de nuestra vida, y solamente aquellas... lo que
importa espiritualmente, es el empleo que se hace de estas posesiones, empleo
que no depende ni de la cantidad, ni de la naturaleza de estas posesiones; es
la calidad del empleo lo que cuenta.
Alexander Ruperti, pág 74
La Rueda de la Experiencia Individual
La
segunda se relaciona con la autonomía material y la formación de aquellos
valores personales que nos proporcionan una estabilidad y una continuidad
interiores.
Liz Greene, Neptuno
La
naturaleza de cualquier planeta que se encuentre en la segunda casa es valorada
porque son ésas las cualidades que nos ofrecen seguridad.
Howard Sasportas
Las Doce Casas
Cualquier planeta en Casa II puede ser
interpretado como un recurso. Implica un talento, una aptitud innata, un fondo
interior positivo desde donde se puede extraer capital para transitar por la
vida.
Liz Greene
Urano en la carta natal,
pág. 81
En tu carta natal astrológica, la segunda casa, por debajo del horizonte oriental, está en relación con lo que se posee; pero la palabra posesiones se toma, generalmente, en un sentido demasiado reducido, únicamente como dinero y bienes materiales. Debe significar cualquier cosa necesaria para manifestar en una forma concreta de existencia lo que se es como centro individual de consciencia y de existencia; así pues, posesión es cualquier cosa que se puede utilizar para "ser" como persona.
(...)
Los planetas situados en esa casa señalan cómo vas a hacer uso de lo que te pertenece, sea mucho o sea poco, y, lo que es más importante, cuál va a ser tu actitud hacia cualquier forma de propiedad.
(...)
Los planetas situados en esa casa señalan cómo vas a hacer uso de lo que te pertenece, sea mucho o sea poco, y, lo que es más importante, cuál va a ser tu actitud hacia cualquier forma de propiedad.
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 124
LA TERCERA
CASA
La mente es el fundamento de todo, y todo
se fundamenta en la mente
Buda
Es la mente lo que hace el bien o el mal,
la miseria o la felicidad, la riqueza o la pobreza.
H. Spencer
En el útero, y durante algunos meses
después del nacimiento, nada se percibe como diferente de nosotros: todo se ve
como una extensión de lo que somos. Finalmente, llegamos a tener conciencia de
nuestro cuerpo como distinto. Descubrimos sus necesidades biológicas y los
atributos con que estamos dotados para desempeñarnos en el mundo y poder
satisfacerlas. Surge y se consolida el sentimiento de separación física de la
madre, y luego el de separación y diferencia frente al resto del medio.
Solamente cuando nos hemos distinguido de la totalidad de la vida podemos
empezar realmente a ver y a entender lo que nos rodea, y a entrar en relación con
lo que encontrarnos. Tras haber adquirido cierta conciencia de nuestros límites
y de nuestra forma, podemos ahora explorar los límites y las formas de otras
cosas. En el momento en que llegamos a la casa Tres -la parte de la carta que
se asocia con Mercurio y con Géminis- ya estamos lo suficientemente
evolucionados como para examinar más de cerca el medio, interactuar con él y
formarnos ideas, opiniones referentes a lo que encontramos.
Desde
un punto de vista evolutivo, la casa Tres corresponde a la etapa de la vida en
que comenzamos a gatear y aprendemos a caminar. Suponiendo que nos sintamos
razonablemente seguros (que tengamos la sensación de que "mamá está en
casa"), y con la salvedad de que el medio no sea demasiado represivo, es
natural que disfrutemos de nuestra mayor independencia y autonomía, ya que
queremos crecer y conocer. Con ello se relaciona el desarrollo del lenguaje y
la capacidad de comunicarse y de dar nombre a las cosas. Aunque todo esto
parezca divertido, irónicamente, nuestra creciente autonomía y nuestra
facilidad cada vez mayor para operar en el mundo nos enfrentan con violencia al
frustrante sentimiento de nuestra propia incapacidad y pequeñez. En el mundo
exterior hay cosas que son más grandes que nosotros, amenazantes, que nos dan
miedo; hay ciertas leyes y limites, hay cosas que se nos permite hacer o decir,
y por las cuales incluso se nos elogia, en tanto que por otras que decimos o
hacemos nos regañan, y hasta nos dan un bofetón. ¡Bienvenido al mundo de la
relatividad! ¡ Vaya rompecabezas! Ya bastante tarea es encontrar todas las
piezas, y ni hablemos de hallar la manera de reunirlas.
La
mayor parte de los psicólogos afirman que no se desarrolla un verdadero sentido
de la individualidad mientras no se aprende el lenguaje: la estructura
nombre-verbo, típica de muchos lenguajes, ayuda al niño, durante su
crecimiento, a distinguir el sujeto del objeto, y de esta manera, el actor se
separa de la acción. (Juanito no es la pelota, aunque pueda arrojar la pelota.)
De acuerdo con ello, el niño se hace más consciente de si mismo en cuanto
entidad distinta, en cuanto "hacedor", o bien en cuanto aquel a quien
se le hace algo. Todo deja de ser una sola masa amorfa.
Por
mediación del lenguaje, el niño entra también en el mundo de los símbolos ideas
y conceptos y, por primera vez, es capaz de imaginar secuencias de
acontecimientos que van más allá de lo que es inmediatamente accesible a los
sentidos o al cuerpo. Ahora se puede centrar la atención no solamente en lo que
se halla presente, sino también en cualidades de existencia hipotética y
abstracta. En pocas palabras, con el advenimiento del lenguaje la mente (el sí
mismo mental) se libera y se diferencia del cuerpo.
Tradicionalmente,
los astrólogos han asociado la casa Tres con lo que se conoce como "la
mente concreta", y la casa Nueve (opuesta a la Tres) con la "mente
abstracta". Investigaciones científicas recientes confirman lo que los
astrólogos han sabido siempre: que la mente se puede dividir en dos partes. Una
serie de estudios comenzados en los años sesenta demostraron que los lados
izquierdo y derecho del cerebro corresponden a diferentes tipos de actividad
mental. La "mente concreta" de la Tercera casa (en unión con la casa
Sexta, regida por Mercurio) es análoga a las actividades del lado izquierdo del
cerebro.
Esta
es la parte del cerebro que tiene que ver con el pensamiento racional y
secuencial, el aspecto "recopilador de hechos" de la mente. El
cerebro izquierdo controla aquella parte de nosotros que puede hablar de lo que
experimentamos, analizarlo y clasificarlo. Los emplazamientos en la casa Tres
describen nuestro estilo mental - cómo pensamos- pero con particular referencia
a las funciones del cerebro izquierdo. ¿Somos de mentalidad lenta, rápida,
lógica o difusa? Nuestros pensamientos, ¿son originales o suelen reflejar lo
que piensan quienes nos rodean? Para descubrirlo, hay que examinar la Tercera
casa.
Además,
los planetas y los signos que hay en la casa Tres revelan nuestra relación o
actitud hacia el conocimiento mismo. Por ejemplo es posible que una persona que
tenga a Marte en la Tres crea que el conocimiento es poder pero quizá quienes
tengan la Luna en esta casa busquen el conocimiento por la seguridad que les
da, por el sentimiento de tranquilidad y bienestar que obtienen al saber cómo
funciona algo.
De niños,
aquello en lo que pensamos se relaciona mayormente con lo que encontramos en
nuestro medio inmediato. Los signos y los planetas en la casa Tres indican lo
que hay "afuera" para nosotros. Sin embargo, como en el caso del
Ascendente y de la casa Uno, los emplazamientos de la casa Tercera revelan
nuestra predisposición a percibir ciertos aspectos de la realidad, mientras que
descuidamos o pasamos por alto otros. Por ejemplo quien tenga a Venus en la
casa Tres se "beberá" a Venus en el ambiente. Son gentes que
naturalmente absorben los aspectos más armoniosos y placenteros de lo que les
rodea, aquellas cosas que les estimulan a ser cordiales y armoniosas. Pero los
que tengan allí a Saturno tenderán a percibir los aspectos más fríos y más
restrictivos del medio, que por ende no será, a ojos de ellos, un lugar lo
bastante seguro como para retozar libremente en él. En este sentido, las
posiciones en la casa Tercera describen tanto lo que atribuimos al medio
inmediato como lo que tomamos de él. "Lo que ves
es lo que obtienes". Tanto el pollo como el huevo están vivos, bien y
durmiendo perfectamente en la casa Tres.
Entre
las primeras cosas con que podernos chocar en el medio inmediato se cuentan los
hermanos. La tercera casa denota nuestra relación con hermanos y hermanas, y
también con tíos, tías, vecinos, primos, etc. (Como es obvio, también están
presentes la madre y el padre, pero estas figuras son tan importantes que cada
una de ellas justifica otras casas como propias). Los signos y los planetas que
hay en la casa Tres definen la naturaleza del vinculo que establecemos con un
hermano o hermana estos emplazamientos pueden ser también una adecuada
descripción del hermano o, por lo menos, de aquellas cualidades que proyectamos
sobre él (o ella). Por ejemplo, Saturno en la casa Tercera podría significar
que tenemos dificultades y conflictos para relacionarnos con un hermano, pero
también que lo vemos como frío e incapaz de amar, o que vivenciamos como
proveniente de él aquella parte de nosotros que es fría e incapaz de
amar. Es un precepto común en psicología que, de una manera o de otra, nos las
arreglamos para obligar a otros a que “actúen” o "asuman" aquellos
aspectos de nuestra propia psique de los cuales no hacemos uso. El impulso de
vivir se orienta hacia la totalidad, -y cuando no estamos viviendo nuestra
totalidad, el afuera nos aporta los elementos que nos faltan. Aquellas energías
de la Tercera casa que no hayamos reconocido como propias no se limitarán a
desaparecer; en cambio, hallarán en nuestro medio inmediato algo o alguien más
por cuya mediación puedan manifestarse.
Para los
astrólogos que atienden consulta será útil interrogar a los clientes sobre sus
primeras relaciones con hermanos y hermanas, a la luz de los emplazamientos en
la casa Tres. ¿Qué lugar ocupaban en el orden de los hermanos: el mayor, el del medio o el pequeño? ¿Tuvieron la sensación
de que un hermano menor les usurpaba su posición central en la familia? ¿Un
hermano o hermana mayor descargó sobre ellos la frustración de sentirse
destronado? ¿Hasta qué punto eran competitivos los hermanos? ¿Recibían
diferente tratamiento los varones y las niñas? Finalmente, son sumamente
pertinentes, y con gran frecuencia se revelan en la carta, los problemas relacionados
con la muerte de hermanos, ya sea antes o después del propio nacimiento. Las
pautas de comportamiento que se establecen con los hermanos y hermanas en las
primeras etapas de la vida suelen repetirse en etapas posteriores con el marido
o la mujer, con el jefe, con colaboradores y amigos.
La casa
Tres indica también algo sobre la experiencia de escolarización temprana. La
escuela nos da la oportunidad de ver cómo somos con las personas que no son de
nuestra familia, y ocasión de comparar lo que nos han dicho nuestros padres con
lo que otros tienen que decir. Aprendemos tanto de nuestros padres como de nuestros maestros. A lo largo de la niñez y de
la adolescencia temprana (el período que tradicionalmente se asocia con esta
casa), asimilamos cada vez más información, a partir de la cual terminamos
formando un código de reglas y "verdades" prácticas en función de las
cuales damos orden y significado a la vida. En la Tercera casa se ve cómo nos
va durante esos difíciles años de formación.
En
mitología, Mercurio (el regente natural de la casa Tercera) era el encargado de
distribuir información a y entre los diversos dioses. De la misma manera, todas
las formas de comunicación -escribir, hablar, los diversos medios, etc- se
incluyen en esta casa. La mentalidad propia de la casa Tres establece
conexiones entre un campo de estudio o rama del conocimiento y otros, y se
complace en explorar las miríadas de formas de la vida. A su paso va recogiendo
información aquí y allá, y por lo común hace algún esfuerzo por percibir de qué
manera se adecuan las partes a una totalidad más amplia.
Se
adjudica también a esta casa el tono y el color de nuestras experiencias en
viajes cortos (por lo cual se entiende, normalmente, dentro del país donde se
reside). En general, un planeta en una casa nos predispone a encontrar el
principio que simboliza en cualquiera de los diferentes niveles representados
por la casa: Saturno en la Tres, por ejemplo, podría dar problemas con los
estudios y/o con hermanos, y/o con viajes cortos. Sean cuales fueren las
manifestaciones externas, en última instancia este emplazamiento es
“sintomático” de un problema subyacente más profundo; el deseo de explorar,
descubrir y relacionarse con la vida (casa Tres) se ve acosado por temores y
aprensiones (Saturno) que claman por ser examinados y comprendidos.
En
ocasiones hay una correlación entre el hecho de tener muchos planetas en la
casa Tercera y la experiencia de frecuentes cambios de ambiente durante los
años de crecimiento. El efecto de estas mudanzas sobre una persona variará de
acuerdo con el resto de la carta. Algunas llegarán a alcanzar excepcional
flexibilidad y se adaptarán con soltura a diferentes situaciones, en tanto que
otras quizá se defiendan contra el dolor de verse arrancadas de los contactos
establecidos evitando sistemáticamente trabar relaciones demasiado profundas.
Esta última actitud a menos que la enfrenten y la resuelvan, puede acompañarles
a lo largo de toda la vida. Es probable que otros compensen una niñez con
muchos cambios de ambiente buscando más adelante, a cualquier precio, un hogar
estable.
Los
emplazamientos de la casa Tres se correlacionan frecuentemente con profesiones
tales como las de maestro o profesor, escritor, periodista, impresor, técnico
en comunicaciones, conferenciante, vendedor, transportista, actividades
administrativas y cosas semejantes. Hans
Christian Andersen, el escritor danés cuyos cuentos de hadas siguen fascinando
a los niños de todas las edades, nació con la imaginativa influencia de Venus
en Piscis en la casa Tercera, además del Sol y Mercurio. Lenny Bruce, el
comediante satírico que escandalizo. a mucha gente burlándose de lo que otros
consideraban tabú, nació con el impertinente Urano en esta casa.
En
conclusión, la casa Tres describe el contexto en el cual vemos nuestro ambiente
inmediato. Es aconsejable recordar que el contenido es función del
contexto: la forma en que percibimos determina nuestra manera de
relacionarnos con lo percibido.
Hay
un cuento indio que expresa con toda precisión este punto. Un grupo de personas
va andando por un pueblo, poco después de la puesta del sol, cuando, en el
suelo, frente a ellos, tropiezan con lo que parece ser una serpiente. Presas
del terror, dan la alarma; se alerta a los hospitales y se preparan las
ambulancias por si sucediera una desgracia. Todo el mundo huye a refugiarse en
la seguridad de su casa. A la mañana siguiente sale el sol, como de costumbre,
y con la llegada de la luz descubren que lo que ellos habían creído una
serpiente era, en realidad, sólo un largo trozo de cuerda que alguien había
dejado en la calle. Semejante escándalo por un trozo de cuerda.
Con tanta
frecuencia nos olvidamos del papel que nosotros mismos desempeñamos en la
constitución del mundo que es útil que examinemos la Tercera casa para hacer
una evaluación del contexto general por cuya mediación tendemos a interpretar
nuestro ambiente inmediato. ¿Tenemos tendencia a ver serpientes o trozos de
cuerda? Tomar conciencia de los preconceptos de las actitudes que nos sugieren
los emplazamientos en esta casa nos da, en última instancia, la posibilidad de
trabajar de, manera creativa dentro del marco de referencia que ellos nos
señalan.
En
la Tercera casa, el “conocimiento”, es todavía muy rudimentario; es
característicamente empírico; une observaciones personales, las clasifica y
hace que encajen en un conjunto práctico de reglas. Sin embargo, estas son
simplemente reglas, pero no leyes universales. El tipo de mente propio de la
tercera casa, generaliza lo menos posible. Su tendencia es conductista,
pragmática y técnica. Simplemente, quiere saber “cómo” se hacen las cosas, pero
por razones prácticas. Puede ser muy inquisitiva e inventiva, pero también
puede ser sutil y astuta en el desarrollo de sus experimentos: prueba de ello
son los experimentos increíblemente complejos ideados por científicos de
laboratorio, ya se trate tanto de físicos como de psicólogos. Pero no es
filosófica, y mucho menos metafísica o religiosa. Es la mente especialista, no
la del “generalista”.
Dane Rudhyar, pág. 80-81
Las Casas Astrológicas
(Con
respecto a la oposición Tercera-Novena) La razón es la facultad del hombre para
captar el mundo por el pensamiento, a diferencia de la inteligencia, que es la
capacidad de manipularlo con ayuda de las ideas. La razón es el instrumento del
hombre para llegar a la verdad; la inteligencia es el instrumento del hombre
para manipular el mundo con mejor éxito; la primera es esencialmente humana, la
segunda pertenece a la parte animal.
Erich Fromm, pág. 60
Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea
Esta
casa es predominantemente el campo de la experiencia del aprendizaje y de la
categorización y comunicación de toda clase de hechos y conceptos, estén o no
relacionados entre sí o con un tema u objetivo específico. Una curiosidad
inagotable es el patrimonio de quienes han nacido prácticamente con cualquier
planeta en esta casa, y cuantos más planetas tengan en ella, tanta más energía
concentrarán conscientemente en la satisfacción de esta curiosidad mediante la
lectura, el análisis y actividades como viajar, escuchar y observar a los
demás.
Stephen Arroyo, pág. 188-189
Júpiter
Esta
casa es muy importante para establecer el grado de sociabilidad de un individuo
a nivel superficial, su capacidad de aceptar las relaciones sociales, de
participar en ellas o no. Es un índice de la fuerza de expresión inmediata, de
la facilidad de percepción, del esnobismo, de la posibilidad de captar las
modas del momento, de la ductilidad para adaptarse a grupos sociales diversos o
para elegir los más oportunos.
Lisa Morpurgo, pág. 149
Introducción a la astrología
La casa 3ª proporciona sentido de
estructura.
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
En la casa 3ª, estructuramos nuestro
ambiente identificando las diferencias entre las cosas. Hacemos esto para crear
una idea de cada cosa, abstrayendo el objeto mismo. A través de ideas,
categorizamos las experiencias que de otro modo estarían abrumadoramente embrolladas.
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
En la casa 3ª estamos preocupados por el
estudio, y para aprender, debemos entrar en contacto. Por eso es la casa de los
contactos y las conexiones, todo con el objetivo de ampliar nuestra base de
datos mental.
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
El conocimiento de la 9ª casa puede surgir
por intuición, pero el conocimiento de casa 3ª depende de la interacción.
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
El
primer grado de Aries es el principio del nuevo ciclo anual: ¡el gran grito
cósmico de vida, que grita, estoy aquí! Esto es la erupción del fuego cardinal,
el primer impulso de la fuerza vital que explosiona hacia adelante en la
primavera en el equinoccio de primavera. Es la 1ª casa del horóscopo es el
punto de nacimiento: el individuo llega
a la vida como una entidad independiente. Entonces nos movemos a Tauro y la 2ª
casa. En Tauro, la vida dice, estoy encarnado. Existo con forma. Tengo realidad
física. La 2ª casa del horóscopo es la experiencia de la encarnación: yo veo,
me entero, huelo, toco. Tengo hambre, tengo frío, tengo sed. ¿Qué satisfará mis
necesidades? Esto se siente agradable, esto se siente horrible. Esto me da
placer, esto me da dolor. Valoro lo que me hace sentir bien, y desecho lo que
me hace sentirme mal. ¿Y luego? Entonces nos movemos a Géminis y la casa 3ª. En
Géminis, la vida dice: estoy aquí, y estoy encarnado. Ahora debo aprender sobre
el mundo que habito. La 3ª casa del horóscopo es el descubrimiento del otro en
el mundo externo. De ahí que, como las casas 7 y 11, sea una casa de relación.
El mundo nos afecta a través de la modalidad de los hermanos, quien son algo
más que "otros" padres, y por nuestras primeras experiencias en la
escuela, cuando nos movemos más al á de la matriz de la familia. Nos sentimos
abrumados por la información y hemos de aprender a tratarla. Por lo tanto
debemos pensar, debemos aprender...
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
La casa tercera, con su contenido, indica, según la tradición, lo que un recién nacido encuentra alrededor de él. Está especialmente en conexión con los "hermanos y hermana" y todos los próximos parientes, pero esto es, por descontado, una simplificación. Esencialmente, significa las experiencias surgidas, a diario, de los contactos con seres humanos a quienes le une un parentesco de sangre, de cultura y de las tradiciones culturales. La oposición polar a esta clase de experiencia, la casa novena, indica las experiencias que tienen algo que ver con viajes largos, contacto con extranjeros y todas las relaciones que implican un ideal asociativo remoto, generalizado o trascendente.
Aquí también lo que busca un astrólogo con una orientación psicológica no es tanto una descripción de lo que el niño encuentra en torno a sus primeros pasos, sino su actitud hacia esos encuentros y su repercusión sobre el desarrollo de su forma de pensar y sentir.
La casa tercera, con su contenido, indica, según la tradición, lo que un recién nacido encuentra alrededor de él. Está especialmente en conexión con los "hermanos y hermana" y todos los próximos parientes, pero esto es, por descontado, una simplificación. Esencialmente, significa las experiencias surgidas, a diario, de los contactos con seres humanos a quienes le une un parentesco de sangre, de cultura y de las tradiciones culturales. La oposición polar a esta clase de experiencia, la casa novena, indica las experiencias que tienen algo que ver con viajes largos, contacto con extranjeros y todas las relaciones que implican un ideal asociativo remoto, generalizado o trascendente.
Aquí también lo que busca un astrólogo con una orientación psicológica no es tanto una descripción de lo que el niño encuentra en torno a sus primeros pasos, sino su actitud hacia esos encuentros y su repercusión sobre el desarrollo de su forma de pensar y sentir.
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 126
EL IMUM COELI Y LA CUARTA CASA
El
padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos.
Gioberti
La
familia es el espejo de la sociedad.
Victor Hugo
A fin de cuentas, nuestro hogar se encuentra allí donde
establecemos nuestra familia porque, más que un lugar, la familia constituye la
morada de nuestra alma.
Connie Zweig/Steve Wolf
Vivir con la sombra
En la casa Uno estamos virtualmente
inconscientes de nosotros mismos, en cualquier sentido objetivo; nos limitarnos
a ser. En la Segunda, descubrimos que tenemos nuestra propia forma y nuestros
límites, los cuales nos distinguen de todo lo demás. En la Tercera, nuestra
atención se orienta hacia lo que nos rodea, e interactuamos con las otras
formas y límites que hay en nuestro medio inmediato para ver con qué se
relaciona todo eso. Al comparar lo que somos con lo que encontramos fuera,
formulamos más opiniones sobre nosotros mismos. En el proceso perdemos la
sensación de serlo todo, pero ganamos en cambio la de ser alguien: alguien que
habita en un cuerpo determinado, que piensa de determinada manera y procede de
un marco familiar determinado. A medida que nos aproximamos al nadir de la
carta -al IC y la Cuarta casa- llega el momento de detenernos a asimilar lo que
hemos aprendido. La tarea que enfrentamos es la de reunir nuestros fragmentos y
trozos para integrarlos en torno a un punto central, a un "yo" que en
lo sucesivo constituirá la base de nuestra identidad. Algunas personas siguen
juntando informaciones nuevas durante toda la vida, sin detenerse jamás para
consolidarse o arraigarse (demasiada casa Tres e insuficiente casa Cuatro).
Otras se asientan y echan raíces demasiado pronto, antes de haber explorado la
vida lo suficiente (demasiada casa Cuatro e insuficiente casa Tres).
No
es excepcional que la gente preocupada por su carrera y sus logros externos en
el mundo sea tan activa y esté tan ocupada con entrevistas y reuniones que
apenas si dedique tiempo a la vida de hogar. De la misma manera, todos tenemos
tendencia a dejarnos "atrapar" por las actividades y los
acontecimientos externos, y a identificarnos hasta tal punto con ellos, que
descuidamos y perdemos de vista el "yo" que está por debajo de todo
ello. Estamos tan comprometidos en lo que vemos, lo que sentimos o lo que
hacemos, que nos olvidamos del "yo", que es el que ve, siente o
actúa. Aquello con que tropezamos cuando nuestra conciencia se aparta de los
objetos transitorios de la experiencia para volver a conectarse con el
"yo" subyacente que es el sujeto de toda experiencia, es lo que
designan tanto al signo que se encuentra en el IC (cúspide de la casa cuatro en
los sistemas de cuadrante) como los planetas en la Cuarta casa.
El
sentido de un "yo aquí dentro" que proporciona el IC y la casa Cuatro
presta a todos los pensamientos, sentimientos, percepciones y acciones una
unidad interior. De la misma manera que tenemos mecanismos biológicos de
automantenimiento y de autorregulación, el IC y la Cuarta casa nos sirven para
mantener en forma estable las características individuales de uno mismo.
La casa
Cuatro representa el "dónde" nos dirigimos cuando nos reinstalamos en
nosotros mismos; es el centro interior donde nuestro "yo" regresa a
descansar antes de volver a lanzarse a la actividad.
Es la base de operaciones desde la cual salimos al encuentro de la Vida. Por
esta razón, la casa Cuatro ha estado tradicionalmente asociada con el hogar, el
alma y las raíces del ser. Los indios de América del Norte creían que al
invitar a una persona a su casa, uno le abría su alma. Por oposición a nuestra
imagen pública, la Cuarta casa describe cómo somos en la profundidad de nuestro
interior. El analista junguiano James Hillman describe el alma como "ese componente
desconocido que hace posible el significado". El alma profundiza en los
acontecimientos hasta convertirlos en experiencias, y media entre el hacedor y
el hecho. "Entre nosotros y los acontecimientos... hay un momento de
reflexión; y soulmaking quiere decir diferenciar este terreno intermedio La
manera sutil en que una persona convierte los acontecimientos en experiencias
aparece en el IC y en la Cuarta casa.
El
IC y la casa Cuatro significan la influencia que tiene sobre nosotros nuestra
“familia de origen”, aquella dentro de la cual nacimos. Los planetas y signos
en la Cuarta casa revelan la atmósfera que sentimos en aquél hogar y el tipo de
condicionamiento o de “guión” que recibimos en él, es decir, la herencia
psicológica familiar. Pero la casa Cuarta denota también, si profundizamos aún
más, aquellas cualidades de las que somos portadores y que se remontan a
nuestros orígenes étnicos o raciales: los aspectos de la historia y la
evolución acumuladas de nuestra raza que residen dentro de nosotros. Por
ejemplo, Saturno en la casa Cuatro o Capricornio en el IC describen en
ocasiones una atmósfera hogareña que el nativo sintió como fría, estricta o
carente de amor, o con antecedentes de una larga línea de conservadores
incondicionales; en cambio, es probable que Venus en la casa Cuatro, o Libra en
el IC estén mejor sintonizados con el amor y la armonía en el seno del hogar de
origen, y puede que sientan afinidad y aprecio por la tradición de la cual
provienen. Situados en esta casa, la Luna o Cáncer se funden fácilmente con el
ambiente hogareño, en tanto que Urano o Acuario en esta posición suelen
sentirse como extraños en territorio extraño, mientras se preguntan con
curiosidad cómo habrán "ido a parar" precisamente a esa familia.
Normalmente,
la influencia que las figuras parentales ejercen sobre nosotros se atribuyen al
eje entre las casas Cuatro y Diez. Desde un punto de vista tradicional siempre
ha sido sensato asociar la casa Cuatro (regida naturalmente por la Luna y
Cáncer) con la Madre, y la casa Diez (regida naturalmente por Saturno y
Capricornio) con el Padre. La mayor parte de los astrólogos se conformaron con
esta clasificación, pero los trabajos de
Liz Greene han llevado cierta ambigüedad a este dominio. A partir de su considerable
experiencia y pericia como consultora astrológica, Greene se ha encontrado con
que, al parecer, la descripción que hacen sus clientes de la relación con la
madre se correlaciona más estrechamente con la Décima
casa, en tanto que la imagen del padre funciona mejor con la Cuarta.
Hay
sólidos argumentos tanto en favor como en contra de ambas escuelas de
pensamiento. Puesto que la casa Cuatro se vincula con Cáncer y con la Luna,
parecería razonable asignárselas a la madre. El útero fue nuestro lugar de
origen, y en la infancia somos más sensibles y receptivos a los sentimientos y
estados anímicos de la madre que a los del padre. En cuanto a éste, se lo
relaciona con la casa Diez, con Saturno y Capricornio: después de todo,
normalmente es él quien gana el pan, y el que da la cara ante el público, y
solía ser costumbre que el hijo siguiera la profesión del padre. Sin embargo,
los argumentos opuestos son igualmente convincentes: la Luna no es solamente la
madre; es también "nuestros orígenes” y el apellido se hereda del padre.
De esta manera, él puede estar asociado con la Cuarta casa. La casa Décima es
mucho más obvia que la Cuarta, y para el niño la
madre es mucho más obvia que el padre. La maternidad es un hecho claro, de
primer plano y públicamente reconocible, como la casa Diez. La paternidad es
cosa más conjetural, en ocasiones oculta y quizás incluso misteriosa y, por
ende, es posible que sea mejor correlacionaría con el oculto y misterioso IC y
con la casa Cuatro. Igualmente, en la sociedad occidental por lo menos, la
madre es generalmente la primera influencia socializadora que recibe el niño.
Durante la niñez, la madre es la gran “negadora”; con ella pasamos la mayor
parte del tiempo, y su rol consiste en vigilarnos y enseñarnos la diferencia entre
lo que es bueno y aceptable, y lo que es malo y no está permitido. Normalmente
es la madre quien enseña al niño el control de esfínteres, la primera
adaptación importante a que hemos de someternos para conformarnos a los
estándares sociales (Saturno, Capricornio y la Décima casa).
No
creo que sea posible establecer inequívocamente que la casa Cuatro corresponde
siempre al padre, y la Diez siempre a la madre, o viceversa. Es más seguro -y
quizá más exacto- decir que aquel de los padres que “configura” -es decir, con
quien el niño pasa más tiempo, y que tiene mayor influencia en la adaptación
del hijo a la sociedad- debe estar asociado con la casa Décima; y el más
"oculto", el que es menos visible y, considerado como una cantidad,
se aproxima más a una incógnita, debe estar relacionado con la casa Cuatro. En
la práctica, después de haber hablado con un cliente, el astrólogo puede
adivinar con bastantes probabilidades de éxito cuál de los padres pertenece a
cada casa. Si verifico, por ejemplo, que el padre del cliente es un Géminis con
la Luna en Acuario, y encuentro a Géminis en el IC del cliente y a Urano en la
Cuarta casa, parece probable que, en este caso, la Cuarta casa sea una
descripción adecuada del padre, pero no todas las cartas nos ponen las cosas tan
fáciles.
Es
importante recordar que probablemente los emplazamientos en la casa Cuatro (ya
se trate de la madre o del padre) no describirán al padre o madre tal como
efectivamente eran en cuanto personas, sino más bien como el niño los
vivenciaba: lo que se conoce como imago parental, la imagen a priori e innata
que el niño tiene de los padres. La psicología tradicional sostiene normalmente
la opinión de que si algo anda mal entre padre e hijo. es culpa del padre;
contrariamente, la astrología psicológica asigna por lo menos la mitad de la
responsabilidad al niño, por tener una vivencia determinada del padre. Por
ejemplo (suponiendo que la casa Cuatro sea el padre), una niñita que tenga a
Saturno en la Cuatro responderá preferentemente a los aspectos saturninos de la
naturaleza de su padre. Él tendrá probablemente muchas cualidades diferentes de
las que van asociadas con ese principio arquetípico, pero la criatura percibirá
selectivamente y con preferencia los rasgos saturninos. Es probable que el
padre sea bondadoso y cálido el 75 por ciento de las veces, pero lo que la hija
registre será ese 25 por ciento en que es frío e intolerante.
Lo
más frecuente es que haya una confabulación entre la imagen parental que
registra la carta del hijo y los emplazamientos claves en la carta del padre.
Es probable, por ejemplo, que la carta del padre de la niña con Saturno en la
Cuarta casa tenga el Sol en Capricornio, ascendente Capricornio o una
conjunción Sol-Saturno. Sin embargo, aun si la carta del padre no se aproxima
tanto a la descripción de los emplazamientos en la Cuarta casa de ella, es
frecuente que la predilección por ver a uno de los padres de una manera
determinada tenga el efecto de convertir a la persona en aquello que está
siendo proyectado sobre ella. Si, aunque él le demuestre amor y generosidad, la
niña continua reaccionando hacia su padre como si fuera una persona cruel y
rígida, es posible que éste se sienta en última instancia tan frustrado que se
vuelva hosco con ella, o que renuncie a todo esfuerzo y la evite totalmente.
Entonces, la niñita puede decirse para sus adentros: "Qué canalla yo
siempre supe que era así". Pero cabe preguntarse si realmente lo era.
Nacemos
con el esqueleto de ciertas predisposiciones y expectativas innatas, pero las
experiencias que tenemos cuando niños van recubriéndolo paulatinamente de
carne. Interpretamos el medio de cierta manera, y por ello tomarnos posturas
concretas, hacia nosotros mismos y hacia la vida "exterior" en
general, las cuales se basan en esas percepciones. La niñita con Saturno en la
casa Cuatro que hemos tomado como ejemplo tiene ya algunos enunciados
existenciales sobre cómo es la vida que ocupan un lugar prominente: "Mi
padre no me ama" y "Mi padre es un canalla", por no citar más
que dos. Y los llevará dentro de sí incluso después de haberse alejado del
hogar paterno, hasta que culminen en actitudes más definitivas, como: "Los
hombres me encuentran indigna de amor" y "Todos los hombres son unos
canallas". Al tomar conciencia de los orígenes de tales actitudes, se deja
margen a la posibilidad de cambiarlas, o de encontrar otras maneras de
organizar la experiencia. La profundización en la casa Cuatro, que muestra
cuáles son los arquetipos activados en las primeras etapas de la vida hogareña
entre nosotros y aquel de los padres que está en juego, puede favorecer en gran
medida este proceso.
Además
de describir nuestros orígenes heredados, y aquello que reside en lo más
profundo de nosotros mismos, la Cuarta casa se asocia con el hogar en general.
¿Qué clase de atmósfera hogareña creamos? ¿Qué es lo que atraemos allí hacia
nosotros? ¿Cuáles son las cualidades del medio hogareño con que más
naturalmente resonamos? Estas son preguntas que podemos responder examinando
los planetas y signos en la Cuarta casa.
T.S.
Eliot escribe que "en mi comienzo está mi fin". La Cuarta casa nos da
una imagen de nuestros orígenes, pero también se asocia con la forma en que
damos término a las cosas. Nuestra manera de resolver en última instancia un
problema o de "cerrar la sesión" se relaciona con los emplazamientos
en la casa Cuatro. En caso de estar allí, Venus termina pulcra y limpiamente
las cosas, bien atadas en un elegante paquetito. Saturno puede demorar las
terminaciones o aceptarlas a regañadientes. Es frecuente que la Luna y Neptuno
se escurran fuera silenciosa y pacíficamente, en
tanto que Marte y Urano se van "dando un portazo".
La casa
Cuatro sugiere también condiciones que rodean la segunda mitad de la vida. Lo
que se encuentra más profundamente dentro de nosotros sale fuera hacia el
final. Somos muchos los que, después de los cuarenta, y conmovidos tal vez por
la muerte de uno de los padres, tomamos cada vez más conciencia de nuestra
propia mortalidad, y de que nos queda menos tiempo para desperdiciar. Esta puede
ser la base para que nos mostremos dispuestos a hacer más espacio en nuestra
vida a la expresión y comunicación de nuestras necesidades y sentimientos más
íntimos. Además, una experiencia directa de la vida es un requisito previo al
descubrimiento de uno mismo, de modo que no es sorprendente que nuestras
motivaciones más íntimas y más profundas no puedan aflorar hasta nuestros
últimos años. Un ejemplo extremo de ello son las
confesiones en el lecho de muerte, en que las personas revelan dramáticamente
verdades, referidas principalmente a sí mismas, que habían mantenido ocultas
durante décadas.
La
psicoterapia, la reflexión sobre nosotros mismos, diversas formas de meditación
-cualquier cosa que nos lleve al interior de nosotros mismos- traen a la
superficie las energías de la casa Cuatro, y pueden hacer que dispongamos más
conscientemente de esas energías desde una etapa más temprana de la vida. Mejor
que descuidar lo que se encuentra en sus profundidades1 lo
aconsejable es hacer frente lo antes posible a los emplazamientos difíciles en
esta casa. La Cuarta casa, lo mismo que el pasado, siempre llega a darnos
alcance.
La Casa IV
es tanto el manantial o también Caja de Pandora, según se mire, del atavismo,
herencia y todo lo que acarreamos de nuestro Camino anterior, como el baúl
donde se irá acumulando las experiencias de esta vida como bagaje con el que llegaremos al final.
Juan Trigo, pág. 88
Revista Mercurio-3, nº 1
Todo lo que puede emerger en
la vida consciente, "encima del suelo", tiene sus raíces aquí y esta
emergencia se llevará a cabo bajo el impacto de las experiencias de relación
con el mundo exterior y con los otros.
Alexander Ruperti, pág. 100
La Rueda de la Experiencia Individual
La
cúspide de la cuarta casa es el punto de sostén más profundo y el cimiento más
seguro para la construcción de todo lo que ha de elevarse por encima del suelo.
Dane Rudhyar
Las Casas Astrológicas
El
carácter astrológico de la cuarta casa y los planetas que puedan ubicarse en
esta parte del mapa deben ayudar a descubrir el mejor modo de alcanzar un
estado de integración y a adquirir una base sólida y eficaz para la
personalidad.
Dane Rudhyar
Las Casas
astrológicas
La
casa IV es, para decirlo con palabras de Dane Rudhyar, "nuestro punto de
apoyo más profundo y el más seguro de los cimientos para edificar cualquier
cosa que haya de elevarse por encima del suelo". Esto se refiere a nuestra
historia personal, nuestros antepasados, la herencia
emocional y psíquica que recibimos de la familia. Son nuestras raíces y, en
última instancia, nuestro arraigo en El núcleo más íntimo de nosotros mismos.
Una planta absorbe los nutrientes de la tierra por las raíces, que además
constituyen el soporte que hace que el viento no se la lleve. De manera
semejante, la casa IV tiene que ver con la necesidad de recibir alimento, de
defender nuestro terreno y de estar firmemente arraigados en el suelo de
nuestro ser interior.
Melanie Reinhart, pág. 136
Significado y Simbolismo de Quirón
La casa Cuatro describe al
progenitor “oculto”, es decir, a aquel que ha estado menos presente física o
emocionalmente y es, por consiguiente, más desconocido y misterioso.
Melanie
Reinhart
Los padres, por
lo común, no aprecian la individualidad única de sus hijos sino que los miran
como extensiones de sí mismos más o menos como miran sus finas ropas y sus bien
cuidados céspedes y brillantes automóviles que consideran como extensiones de
sí mismos y que representan su status en el mundo. (...) La dificultad que
generalmente parecen tener las personas en cuanto a apreciar el carácter
individual y separado de quienes están cerca de ellas, pone trabas no sólo a
sus funciones parentales sino también a todas las relaciones íntimas, incluso
las del matrimonio.
Dr. M.
Scott Peck, págs. 168-170
La Nueva psicología del Amor
El signo astrológico (y planetas) que está situado
en la parte inferior de la carta (el IC) representa nuestra zona más oscura, el
lugar más bajo de la órbita solar y constituye, por lo tanto, uno de los puntos
más vulnerables a las acometidas de la sombra.
Liz Greene, Astrología Moderna
Normalmente,
yo atribuyo la décima casa a aquel de los padres que nos configuro más, que
tuvo sobre nosotros la influencia dominante. Al menos conocido, al más
misterioso, le asigno entonces la casa cuatro.
Howard Sasportas
En el rico
tejido de la simbología que hemos heredado de nuestro pasado, el norte (MC) es
con frecuencia el lugar del espíritu, el lugar del renacimiento, la morada de
los dioses. El Sur (IC) es el sitio del corazón, de la tierra y de la materia.
Los puntos norte y Sur del horóscopo están relacionados con los misterios más
profundos: las raíces a partir de las cuales brota un hombre y que alimentan su
vida inconsciente, y la misión que está llamado a cumplir en el mundo del cual
forma parte.
Liz Greene Pág. 178
Relaciones Humanas
Relaciones Humanas
En la Casa IV se encuentra el nivel de integración de los factores básicos de la personalidad.
Jorge César Parodi
Los triángulos pueden desarrollarse dentro
de la familia mediante la separación de los padres. A menudo esto se ve
retratado en la carta natal mediante oposiciones entre la Cuarta y la Décima.
tales oposiciones no indican necesariamente que los padres se hayan separado,
pero suele haber conflicto y separación a un nivel psicológico, si no lo hay a
nivel físico (...)
Si hay planetas en la Cuarta que sugieren
amor e idealización, y los padres se separan, los sentimientos reprimidos hacia
el padre pueden alimentar triángulos. Esto es aplicable a ambos sexos. No
debería sorprendernos que una mujer que provenga de este tipo de entorno
familiar, con este tipo de configuración de carta, acabe jugando a ser
instrumento de Traición y se arroje en brazos de un hombre casado. Igualmente,
puede encontrarse siendo la traicionada, casada con alguien igual que su padre.
O puede convertirse en la Traidora como una defensa, porque ha decidido no
acabar como su madre. Un hombre con el mismo entorno y carta natal puede acabar
eligiendo inconscientemente a una mujer como su madre y entonces, ante su
horror, encontrarse a sí mismo en los zapatos de su padre. un triángulo puede
ser inevitable porque cuanto más inconscientes sean los sentimientos hacia el
padre amado y perdido, más posibilidades habrá de que emerjan posteriormente en
una relación adulta.
Liz Greene
Del
artículo, "Las relaciones y como sobrevivir a ellas"
Astrológicamente, los planetas en las Casas Cuarta,
Octava y Duodécima pueden sugerir energía, pautas y cualidades que son
heredadas, pero que necesitan de la conciencia individual para liberar sus
dimensiones más positivas. Si quedan inconscientes, pueden liberar dimensiones
más destructivas empujando al individuo a conductas compulsivas que terminan en
situaciones que se sienten "destinales". Los significadores
parentales -planetas ubicados en las Casas Décima o Cuarta o haciendo
conjunción al Medio Cielo o al Fondo de Cielo desde las Casas Novena o Tercera-
también pueden ser importantes para comprender la herencia familiar. Y yo le
daría considerable significación al emplazamiento de Plutón en el horóscopo,
prestando especial atención a su posición sobre un ángulo, ubicado en las Casas
Cuarta, Octava o Duodécima, o haciendo un aspecto fuerte al Sol o a la Luna.
Este planeta parece reflejar aquella "Ley de la Naturaleza" a la que
los griegos tenían tanto temor reverencial y respeto -un tipo de justicia
natural instintiva que está al servicio de la supervivencia y evolución de las
especies, del grupo y del demonio creativo de la familia. Si la maldición
familiar implica alguna violación de la ley natural por parte de generaciones
anteriores, podemos esperar que Plutón se encuentre fuerte en la carta, exigiendo
que el individuo enfrente y haga las paces con una herencia del pasado que
exige reparación. Hasta que se cumpla este desafío, los propios potenciales del
individuo pueden ser parcial y aún totalmente dirigidos por cuestiones que se
iniciaron mucho tiempo antes del propio nacimiento.
Liz Greene
Del artículo El oráculo u la maldición
familiar
Un planeta en el IC o en el MC describe algo
arquetípico que es el regalo de la herencia de la familia. Pero de algún modo
este regalo no ha sido vivido del modo correcto. Algo ha bloqueado o ha
corrompido por los miedos personales, necesidades, y las avaricias de miembros
de familia, o por presiones intolerables colectivas. El individuo que nace con
un planeta en uno de estos ángulos tiene que encontrar un modo nuevo de
expresión de ese planeta. Las maldiciones de la familia no son retratadas en
una carta por aspectos negativos. Se aprecian más como regalos de familia. Y
esto es porque son lo mismo. Como Cassius dice a Brutus, el defecto yace no en
nuestras estrellas, sino en nosotros mismos.
Liz Greene
Significado astrológico del Sol
La casa cuarta y el nadir de la carta simbolizan la estabilidad fundamental de la existencia humana. Tradicionalmente se ha asociado esta casa con el hogar y, casi siempre, con la madre, ya que la madre simboliza la continuidad de la vida ancestral, puro conservadurismo, la inercia" del ser que busca permanecer como ha sido desde el principio. Pero la cuarta casa tiene un significado más amplio. Simboliza lo que, para un individuo, representa las raíces o el centro de su ser actual como persona. Intenta experimentar, en la meditación, que estás realmente dispuesto a aceptar -y aceptar sin lugar a dudas- como los cimientos de tu persona individual. La casa cuarta de tu carta y lo que ella contenga te darán indicios sobre la mejor forma de llegar al centro y convertirte, así, en un ciudadano del universo.
La casa cuarta y el nadir de la carta simbolizan la estabilidad fundamental de la existencia humana. Tradicionalmente se ha asociado esta casa con el hogar y, casi siempre, con la madre, ya que la madre simboliza la continuidad de la vida ancestral, puro conservadurismo, la inercia" del ser que busca permanecer como ha sido desde el principio. Pero la cuarta casa tiene un significado más amplio. Simboliza lo que, para un individuo, representa las raíces o el centro de su ser actual como persona. Intenta experimentar, en la meditación, que estás realmente dispuesto a aceptar -y aceptar sin lugar a dudas- como los cimientos de tu persona individual. La casa cuarta de tu carta y lo que ella contenga te darán indicios sobre la mejor forma de llegar al centro y convertirte, así, en un ciudadano del universo.
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 133
LA QUINTA
CASA
El
hombre no está completo sino cuando juega.
Schiller
Un hijo es una pregunta que le hacemos al
destino.
José María Peman
En la casa Cuarta descubrimos nuestra
identidad propia y distinta, pero en la Quinta nos regodeamos en ella. El fuego
de la casa Uno arde sin saber siquiera que está ardiendo, el de la casa Cinco
lo hace con plena conciencia, jubilosamente atizado por el sí mismo. La
naturaleza de la vida es crecer, y esta casa (asociada naturalmente con Leo y
con el Sol) refleja nuestra urgencia por expandirnos, por ser cada vez más y
por irradiar lo que somos hacia afuera, hacia la vida, como el Sol. En el
momento en que llegamos a la casa Quinta ya sabemos que no somos todo, pero no
estamos contentos simplemente con ser "alguien"; queremos ser alguien
especial. No somos todo lo que existe, pero podemos tratar de ser lo más
importante que existe.
La
función del Sol en nuestro sistema solar es doble: brilla, da calor y vida a la
tierra, pero sirve también como principio organizativo central en torno del
cual los planetas describen sus órbitas. En este sentido, el Sol es como el ego
personal, el "yo", el centro de conciencia alrededor del cual giran
los diferentes aspectos del sí mismo. Los individuos con emplazamientos fuertes
en la casa Cinco participan de las cualidades del Sol. Necesitan brillar y
crear desde su propio interior; necesitan sentirse influyentes; y necesitan sentir
que hay otros que giran en torno de ellos. Para algunos, esto significa
literalmente ser siempre el centro de atención, una avidez de ser adorados,
como el Sol. Había una mujer con el Sol y Marte en la casa Cinco, que no podía
tolerar encontrarse en una habitación con el televisor encendido, porque eso
significaba que en la habitación podía haber personas que no estuviesen
pendientes de ella. Debemos recordar que, por más que su disposición central y
su importancia sean vitales para nosotros, el Sol no es el único sol de la
galaxia, sino sólo uno de tantos. La letra de una conocida canción nos recuerda
que "todos somos estrellas".
Profundamente
enclavado en nuestra psique, y reverberando en la totalidad de la casa Cinco,
hay un deseo innato de que nos reconozcan por nuestras cualidades especiales.
De niños creemos que cuanto más simpáticos, encantadores y cautivantes seamos,
con más seguridad mamá ha de querer amarnos y protegernos. Esclavizar y
fascinar a otros mediante nuestro encanto y nuestro valor peculiar es una
manera de asegurarnos que nos alimenten, protejan y cuiden, con lo que es más
probable que sigamos vivos.
Otra
nota definitoria de la casa Quinta es su generosidad, que significa simplemente
"capacidad de producir". Estos dos principios, la necesidad de ser
amados por lo que tenemos de especial y el deseo de crear desde nuestro propio
interior, están en la base de la mayor parte de las asociaciones tradicionales
con la casa Cinco.
Esta casa
es la zona de la carta que se atribuye a la expresión creativa, en su forma más
obvia en actividades artísticas, aunque la creatividad de la casa Cinco no
necesita limitarse a pintar un cuadro o ser bailarín. Los científicos o los
matemáticos pueden entregarse a su obra con tanta pasión y espíritu artístico
como Picasso o la Pavlova. Los signos y planetas en la casa Quinta dan indicios
de las posibles canalizaciones de la expresión creativa. Mercurio o Géminis en
esta casa pueden denotar talento para escribir o para hablar en público;
Neptuno o Piscis pueden estar absorbidos por la música, la poesía, la
fotografía o la danza. Cáncer y Tauro podrían exhibir aficiones culinarias, en
tanto que Virgo en esta posición puede lucir especiales habilidades para la
costura y el trabajo manual. Más bien que describir hacia qué orientación
creativa nos canalizamos, los emplazamientos en esta casa sugieren la manera y
el estilo con que perseguimos nuestros objetivos. Una pieza de música puede ser
un tour de force intelectual (Mercurio o Urano), pero también brotar directamente
del corazón (Luna o Neptuno). Hay personas cuya producción nace espontánea y jubilosa, en tanto que otras sufren intensos dolores de
parto. Trascendiendo la expresión puramente creativa y por encima de ella, ésta
es la casa del actor, y representa nuestra manera de abordar el arte de vivir.
Las
salidas creativas asociadas con la casa Quinta incluyen también los deportes y
la recreación. Para algunos es el reto del atletismo, el desafío y la
competición, el placer de ganar y salir primero. Para otros, es el éxtasis
mismo del ejercicio y el gozo del enfrentamiento con los elementos o con
circunstancias azarosas. De modo similar, corresponden también a la casa Cinco
el juego y la especulación bursátil, actividades en las que ponemos a prueba
nuestra imaginación y nuestro ingenio luchando contra el azar y el destino.
En
términos más amplios, la casa Cinco se asocia con los hobbies, las diversiones
y las actividades placenteras del tiempo de ocio, cosas todas que impresionan
como tremendamente triviales para una
casa regida por el Sol y Leo. Sin embargo, al examinarlas resultan ser más
importantes de lo que parece a primera vista. Esta casa describe actividades
que nos hacen sentir bien con nosotros mismos y contentos de estar vivos. Los
hobbies y las diversiones para el tiempo libre nos dan oportunidad de
participar en algo que nos gusta y que queremos hacer. Por mediación de esos
pasatiempos sentimos el goce de estar totalmente entregados a algo.
Desdichadamente, la mayoría de nosotros tenemos carreras o trabajos que no nos
permiten semejante grado de compromiso y, a menos que tengamos intereses que
durante nuestro tiempo libre nos permitan revigorizarnos y recuperar energías,
corremos grave peligro de que el entusiasmo y la vitalidad nos agoten. Vistos
bajo esta luz, los hobbies y los entretenimientos tienen un efecto casi
terapéutico. La palabra "recreación" significa literalmente renovar,
revitalizar e inspirar con vida y energía. Los planetas y los signos en la
Quinta casa sugieren qué tipos de actividades podríamos practicar durante el
tiempo libre, y de qué manera abordarlas.
También
el romance tiene cabida bajo el rubro de la casa Cinco. Además de ser
emocionantes, apasionados, desgarradores o lo que fuere, los encuentros románticos aumentan nuestra sensación de ser algo muy
especial. Nos convertimos en el foco principal de la atención de otra persona y
de sus sentimientos, y podemos entregar a otro ser nuestro amor más especial.
Los emplazamientos en la Quinta casa revelan de qué manera creamos el
"clima de romance" -es decir, el (los) principio(s) arquetípico(s)
que más probablemente se activa(n) en tales situaciones-, además de decirnos
algo sobre el tipo de persona que inflama nuestros sentimientos.
También
la expresión sexual se vincula con la casa Cinco. Una buena relación sexual
contribuye a nuestra sensación de dignidad y poder, al subrayar tanto nuestra
capacidad de dar placer como la de atraer a otros hacia nosotros. Este poder
para encantar y mantener la atención de otros es muy tranquilizador y satisface
instintos de supervivencia profundamente arraigados. (Compárese esto con la
casa Octava, donde procurarnos trascender nuestras limitaciones personales
mediante la intimidad.)
Todo
esto nos lleva a una de las principales representaciones de la Quinta, es
decir, los hijos, las creaciones del cuerpo y las extensiones físicas del sí
mismo. La mayor parte de las personas expresan básicamente sus impulsos
creativos (y simbólicamente se aseguran la supervivencia) mediante la
generación de progenie. En tanto que las casas Cuatro y Diez indican de qué
manera vemos a nuestros padres, los emplazamientos en la Quinta casa describen
los arquetipos constelados entre nosotros y nuestros hijos. Aquí, los signos y
los planetas reflejan lo que significa para nosotros nuestra progenie. De la
misma manera que los ejemplos tomados de otras casas, también los
emplazamientos que se encuentren en ésta pueden ser interpretados de diversas
maneras. Por ejemplo, Júpiter en la casa Cinco puede producir literalmente hijos
jupiterianos: los nacidos bajo el signo de Sagitario o con Sagitario
ascendente, o con Júpiter en conjunción con un ángulo o con el Sol, etc. o bien
podemos entender que Júpiter en la casa Quinta significa nuestra predisposición
a tropezar con Júpiter en ese aspecto de la vida: proyectamos a Júpiter sobre
nuestros hijos, o tendemos a registrar en ellos el lado jupiteriano con
preferencia a cualquier otro de sus rasgos. Los planetas en esta casa describen
también nuestra experiencia en el rol de padres. Los que tengan en ella a
Saturno pueden sentirse aterrorizados ante la responsabilidad que significa
serlo, y temer que no serán capaces de cumplir con ella. En cuanto a la idea
que tiene Urano de lo que es criar niños, es probable que abarque las teorías más
recientes y vanguardistas que existan sobre el tema.
Más que
limitarse a describir a los hijos externos, se podría con justicia decir que la
casa Cinco es la casa de nuestro propio Niño Interno, de aquella parte de nosotros a la cual le encanta jugar y que se
mantiene eternamente joven. Dentro de todos nosotros hay un niño (o una niña)
natural y espontáneo, que ansía que lo quieran por su propia calidad especial y
única. Sin embargo, es frecuente que mientras somos pequeños esa parte quede
anulada Con demasiada frecuencia, nos aman porque nos adaptamos y nos ponemos a
la altura de las expectativas y modelos de nuestros padres, y no por ser
quienes somos. De esta manera perdemos la fe en nuestra individualidad en
embrión y nos convertimos en lo que el análisis transaccional llama "el
niño adaptado". Invariablemente, hemos de proyectar sobre nuestra progenie
el estado de nuestro propio niño interior. Podemos curar a ese "niño
herido" que llevamos dentro dando a nuestros propios hijos o a otros
jóvenes que encontremos el amor y la aceptación que nos fue negada cuando
niños. De cualquier manera que lo consigamos, nunca es demasiado tarde para
tener una niñez feliz.
Aumentamos
y enriquecemos nuestra peculiar identidad, y ejercitamos nuestro propio poder
mediante las efusiones creativas de la Quinta casa. Como resultado, incluso es
posible que generemos obras de arte asombrosas, ideas y libros valiosos o hijos
capaces que de alguna manera hagan su aporte a la sociedad. Sin embargo,
beneficiar a la sociedad no es la principal preocupación de esta casa. Basta
con evocar la renuncia que sienten muchas personas al tener que entregar al
mundo ya sea sus hijos o sus obras de arte. En la casa Quinta, creamos
principalmente para nosotros mismos, porque el sí mismo encuentra júbilo y
orgullo en hacerlo, y porque crear es parte de su naturaleza.
El
Signo en la cúspide de la V indica el género de expresión que permitirá a la
egoicidad verdadera revelarse activamente, en las circunstancias que condicionan
el destino. El planeta regente de este Signo indica, según su posición en Casa,
el campo de experiencia principal en el que es preciso focalizar esta expresión
o quien la condiciona en primer lugar. Los planetas en Quinta van a colorear
los intentos de auto-expresión así como la cualidad de la expresión. Ellos dan
indicaciones sobre la naturaleza emocional y sobre lo que la modifica.
Estas indicaciones no se refieren a lo que
debe llegar en la vida, sino a lo que está a disposición del yo para utilizarlo.
No representan una fatalidad, sino las ocasiones particulares y necesarias para
exteriorizar y realizar concretamente su propia genialidad. Es pues preciso
intentar utilizar de manera las cualidades del Signo en la cúspide de la V como
material de base para la expresión creadora individual, hay que aprender a
utilizarlas plenamente.
Es preciso también comprender que la
creatividad de una persona no depende de la presencia o ausencia de planetas en
la Quinta. Alguien que no tenga planetas en la Cinco puede ser intensamente
creador. De hecho, su creatividad no plantea problemas; será natural y
espontánea. Ya que no hay problemas ligados a la creatividad, esta última no
constituye en esta vida, el medio de desarrollar su individualidad. El
desarrollo consciente e individual está siempre ligado a las experiencias de las Casas que contienen planetas... Muchos
astrólogos no comprenden la importancia de lo que acabamos de decir. Según la
tradición, es necesario un acento sobre la Cinco para poder decir que la
persona será un creador dotado, un gran amante o un procreador prolífico. Esto
no es exacto; un acento sobre la V indica sobre todo que la atención de la
persona estará constantemente atraída por las experiencias propias de la
Quinta. Debe escoger conscientemente, crear según sus medios, a un nivel o a
otro, o bien la vida le va a imponer problemas en las experiencias de la V,
problemas que es preciso ver -nunca se repetirá bastante como ocasiones para
desarrollarse conscientemente como individuo-. Allí donde no hay problemas la
vida fluye apaciblemente en el nivel biológico y socio-cultural. No hay ninguna
incitación a la individualización y, mucho menos, a la transformación. Se
individualizará y se transformará gracias a los problemas que resuelva, a las
confrontaciones aceptadas valerosamente, a las crisis que solas permiten una
metamorfosis. Estos problemas confrontaciones y crisis no se presentan
mas que en las Casas que contienen planetas.
Alexander Ruperti, pág. 116-117
La Rueda de la Experiencia Individual
En
la quinta casa, una persona procura engrandecer su propia naturaleza. Le
interesa más ser "original" que originar algo.
Dane Rudhyar
En
la Cinco no se busca en general, una relación, sino solamente la expresión del
yo. Se expresa lo que se es; se enseña su manera de sentir las cosas, se libera
sus emociones, se continúa lo que se cree ser su objetivo en la vida. Pero se
es siempre (el eje yo-mismo) el actor, el centro de interés; el mundo sólo es
la escena. Y lo que se siente ser no corresponde generalmente a lo que se es de
verdad.
Alexander Ruperti, pág 139
La Rueda de la Experiencia Individual
Los planetas emplazados en
la quinta describen cuáles son las cosas que más naturalmente nos vemos
inclinados a crear; la vivencia de la divinidad por mediación de un planeta en
la casa cinco se expresará en la forma de la deidad con la que nos encontremos
Liz Greene, Neptuno
En
la astrología védica de la India, a las casas de fuego (1, 5 y 9) se las conoce
como las casas del dharma, y por ello se las relaciona con la acción
correcta. A la quinta, específicamente, se la conoce por simbolizar la
"inteligencia creativa", que no es la mera capacidad intelectual,
sino una percepción más intuitiva que incluye el instinto creativo. Todas las
casas de fuego tienen que ver con la proyección de los sueños en el mundo
físico con la esperanza de verlos manifestarse; pero la casa quinta en
especial, al ser la más creativa de todas, representa una fuerte necesidad de
ver los efectos en el mudo de las propias aventuras creativas y de
autoexpresión.
Stephen Arroyo, pág. 195
Júpiter
Si
bien una quinta casa muy fuerte influye en un comportamiento extrovertido y
podría hacer pensar en un carácter "diurno" de esta casa, en realidad
tal comportamiento no es en absoluto independiente, sino determinado, como en
todas las casas del sector nocturno, por algo preexistente: se trata de tono
vital físico y espiritual. Opuesta a la casa undécima, que es la casa del
equilibrio, de la mesura, del autocontrol, la quinta casa está relacionada con
la posibilidad de excesos que se manifiestan cuando la vitalidad es arrasadora
o está mal orientada: placeres desordenados o excesivamente dominantes en la
vida, búsqueda de goces siempre más intensos y peligrosos. En este punto son
particularmente identificables las tendencias a los paraísos artificiales o a
la dispersión en muchas aventuras eróticas.
Lisa Morpurgo, pág. 160
Introducción a la astrología
Si queremos utilizar para meditar algunos factores que forman parte del simbolismo de la casa quinta preguntaremos lo siguiente: ¿Dónde me coloco como fuente de energía que se libera? Tengo derecho a estampar por la fuerza en el mundo las energías biopsíquicas que, una vez estabilizadas dentro del "motor" de mi personalidad, producen un sobrante de energía? ¿Me expreso a mí mismo sin tener en cuenta las necesidades y las relaciones de otra gente, sin preocuparme para nada de lo que pueda ocurrir, con tal de liberarme de lo que el filósofo romántico Nietzsche, llamó "el insoportable tormento de la plenitud"? Es, realmente, un exceso de energía; pero ¿no podría ser simplemente el resultado de haber sido condicionado por mi entorno, por las modas sociales o por los hábitos peculiares de mi clase o de mi grupo? ¿Estoy seguro que lo que han hecho de mí mi soledad y mi cultura, o lo que hice yo mismo de mí, tal vez como protesta, es un ejemplo válido que quiero imprimir en mis hijos, en mis amigos o asociados?
La casa quinta no responderá a nuestra pregunta, sea cual sea su cúspide y tenga o no tenga planetas. pero sí podría indicarnos dónde y cómo se pueden encontrar las respuestas.
Si, por ejemplo, tienes a Marte en la casa quinta, eso no significa que lo natural y maravilloso para ti sea lanzarte de cabeza hacia todo lo que deseas en el exterior. Ni hace de ti un jugador o un don Juan. Lo que hace es sugerirte que, en tu impaciencia natural por realizar exteriormente lo que eres por dentro como persona individual, debes poner un cuidado especial en la calidad de la energía que estás liberando cuando te expresas a ti mismo, es decir, en el carácter intrínseco, en el ritmo y en la pureza de esa energía.
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 135-136
Si queremos utilizar para meditar algunos factores que forman parte del simbolismo de la casa quinta preguntaremos lo siguiente: ¿Dónde me coloco como fuente de energía que se libera? Tengo derecho a estampar por la fuerza en el mundo las energías biopsíquicas que, una vez estabilizadas dentro del "motor" de mi personalidad, producen un sobrante de energía? ¿Me expreso a mí mismo sin tener en cuenta las necesidades y las relaciones de otra gente, sin preocuparme para nada de lo que pueda ocurrir, con tal de liberarme de lo que el filósofo romántico Nietzsche, llamó "el insoportable tormento de la plenitud"? Es, realmente, un exceso de energía; pero ¿no podría ser simplemente el resultado de haber sido condicionado por mi entorno, por las modas sociales o por los hábitos peculiares de mi clase o de mi grupo? ¿Estoy seguro que lo que han hecho de mí mi soledad y mi cultura, o lo que hice yo mismo de mí, tal vez como protesta, es un ejemplo válido que quiero imprimir en mis hijos, en mis amigos o asociados?
La casa quinta no responderá a nuestra pregunta, sea cual sea su cúspide y tenga o no tenga planetas. pero sí podría indicarnos dónde y cómo se pueden encontrar las respuestas.
Si, por ejemplo, tienes a Marte en la casa quinta, eso no significa que lo natural y maravilloso para ti sea lanzarte de cabeza hacia todo lo que deseas en el exterior. Ni hace de ti un jugador o un don Juan. Lo que hace es sugerirte que, en tu impaciencia natural por realizar exteriormente lo que eres por dentro como persona individual, debes poner un cuidado especial en la calidad de la energía que estás liberando cuando te expresas a ti mismo, es decir, en el carácter intrínseco, en el ritmo y en la pureza de esa energía.
Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 135-136
LA SEXTA
CASA
Aquel
que tiene habilidad para algo, lo que sea, tendrá ciertamente también muy
poderoso en su nacimiento el astro que significa esta cosa.
Ptolomeo
El principal problema con la Quinta casa es la
tendencia a "pasarse". Expresarnos nos deleita, pero no sabemos
cuándo detenernos. En la Quinta casa ya no creemos que seamos todo, pero
seguimos creyendo que podemos ser o hacer cualquier cosa. La Sexta casa sigue a
la Quinta, y nos recuerda cuáles son nuestros límites naturales, y la necesidad
de llegar a una definición más clara de nosotros mismos. Lo mismo que la
filosofía Zen, la casa Sexta nos pide que respetemos y recuperemos la
"perfección de nuestra naturaleza original", que lleguemos a ser
aquello que sólo nosotros somos (nada más ni nada menos) y que vivamos todo eso
en nuestra vida cotidiana. Nuestra verdadera vocación es ser nosotros mismos.
La
casa Seis amonesta con un dedo a la Quinta y replica:
Muy bien, es
maravilloso dar expresión a tu capacidad creativa, pero, ¿realmente lo has
hecho con tanta lucidez? Ese cuadro no está tan bien, y sin embargo te has
agotado quedándote dos noches sin dormir para terminarlo.
o bien
Seguro que estás
teniendo un romance muy emocionante, pero ¿has examinado los aspectos prácticos
de una relación a largo plazo, por no hablar del hecho de que no puedes
aguantar la loción que él usa después de afeitarse?
o bien
Te felicito por la
nena que has tenido. Ahora adapta a ella tu vida y tus horarios, y ocúpate de
que no le falten pañales limpios.
o bien
¿Recuerdas aquella
fiesta de la semana pasada, en que realmente te desataste? Cuando la evocas,
¿no te parece que quizás hayas ofendido a aquel muchacho tímido del rincón, que
ni siquiera pudo decir palabra porque tú monopolizaste la conversación?
Ha
llegado el momento de hacer inventario de nosotros mismos, de discriminar entre
las prioridades, de evaluar el uso que hacemos de nuestro poder y de nuestras
capacidades y, sobre todo, de reconocer los límites y la verdad de nuestra
propia naturaleza y de nuestra humanidad.
Por más
que se lo intente, una semilla de pera jamás podrá convertirse en un manzano.
Ni debe hacerlo, si -como dijo Kierkegaard- creemos que "querer ser
aquello que uno realmente es, constituye por cierto lo opuesto de la
desesperación". La casa Sexta nos habla precisamente de ceñirnos a nuestro
plan y llegar a ser precisamente lo que estamos
hechos para ser. Ello nos hace sentir bien; pero las consecuencias de no
respetar las verdades de nuestra propia naturaleza son el estrés la frustración
y la enfermedad: otros tantos mensajeros que nos dicen que algo anda mal y que
es necesario examinarlo.
La
realidad tiene tanto un "adentro" como un "afuera". La casa
Seis indaga en la relación existente entre lo que somos por dentro y lo que nos
rodea en el afuera; la correlación entre el mundo interno de la mente y los
sentimientos, y el mundo externo de la forma y el cuerpo. Todos los rótulos
tradicionales de la casa Sexta, "trabajo, salud1 servicio y
adaptación a la necesidad", se derivan de esta conexión cuerpo/mente.
Es un
hecho básico de la existencia que la vida ha de ser vivida dentro de límites.
Por más divinos o maravillosos que nos consideremos, igualmente tenemos que comer, cepillarnos los dientes, pagar las cuentas y
hacer frente a las necesidades de la diaria realidad mundana. Además, cada uno
de nosotros tiene un cuerpo y una mente determinados, y tiene que cumplir una
determinada tarea. En cierto modo estamos "diseñados" para servir a
un propósito o función especificados en nuestra propia estructura y naturaleza
individual. Nadie puede realizar mejor que nosotros ese propósito. Como mejor
servimos es siendo quienes somos. Mediante los necesarios refinamientos y
adaptaciones de la casa Seis, llegamos a ser lo que sólo nosotros podemos ser.
Alguien dijo una vez que "trabajar es el alquiler
que pagamos por la vida". Para muchos de nosotros, el trabajo es algo que
tenemos que hacer con el fin de mantener la existencia cotidiana. También un
empleo implica una rutina y una adaptación diarias. Tenemos que llegar allí más
o menos a horario, y no podemos llevar una vida tan libre y espontánea como
quizá nos gustaría, si sabemos que hemos puesto el
despertador para que suene a las siete de la mañana. Tenemos que estructurar
nuestro tiempo, establecer prioridades y tomar medidas. En cierto sentido, la
necesidad de ajustarnos a un horario rígido nos ayuda a ordenar y pautar la
vida. Escapamos de la angustia existencial que podría provocarnos la libertad
de opción por la conciencia de que tenemos un trabajo y sabemos dónde nos
corresponde estar.
Idealmente,
sin embargo, la fuerza laboral se compone de diversos individuos, cada uno de
los cuales ponen en práctica las actividades para las cuales ha aprendido a ser
más hábil. El resultado final es un producto perfectamente acabado, o el
mantenimiento del adecuado funcionamiento de la sociedad. Los planetas y los
signos existentes en la casa Sexta describen problemas relacionados con el
trabajo y el empleo a Y sugieren los trabajos que potencialmente somos más capaces de hacer. Es probable que los
emplazamientos en esta casa revelen la naturaleza de nuestro trabajo; Júpiter o
Sagitario podrían indicar un viajante, la Luna o Cáncer alguien dedicado a los
niños y Neptuno o Piscis un trabajo de barman o similar. Pero, mucho más que
describir el tipo de empleo, los emplazamientos en esta casa sugieren la forma
en que encaramos (o debemos encarar) la realización del trabajo; no sólo lo que
hacemos, sino cómo lo hacemos. Por ejemplo, quienes tengan en esta casa a
Saturno o Capricornio quizá prefieran un trabajo estable, con exigencias
claramente definidas, y que les permita trabajar en forma lenta y continua,
mientras que quienes tienen en ella a Urano y Acuario normalmente se rebelan
ante la obligación de tener que marcar en un reloj y más bien prefieren
trabajar sin que ningún jefe esté vigilándolos.
La
naturaleza de las relaciones con los colaboradores aparece también en los emplazamientos
de la casa Sexta. Venus o Libra aquí pueden hacer que el nativo se enamore de
alguien en el trabajo; Plutón o Escorpio favorecen las intrigas y los
enfrentamientos complejos. La casa Seis esta en "cuadratura natural"
con la Tres, y los “asuntos no resueltos” relacionados con los hermanos y las
primeras relaciones entre compañeros puede volver a plantearse con los
colaboradores.
Las
situaciones laborales pueden hacer que nos encontremos en relaciones de
desigualdad. Es posible que tengamos a treinta personas trabajando a nuestras
órdenes, pero que también nosotros dependamos de otras treinta. Tanto la forma
en que ejercemos la autoridad, como nuestra actitud en la posición de
subordinados, pueden verse en la casa Sexta. Es una especie de ensayo para las
relaciones de igualdad que establecemos en la casa Siete.
La
casa Sexta describe también nuestra relación con el mecánico que nos mantiene
el coche, con el médico y su recepcionista, con el lechero... es decir, eón
cualquiera que en alguna forma nos preste sus servicios. También nuestras
propias cualidades "de servicio", lo mismo que nuestros sentimientos
y actitudes más profundas referentes al servicio, se manifiestan en los
emplazamientos de esta casa. Es éste un punto que no se ha de tomar a la
ligera, ya que para muchas personas la humildad y el servicio constituyen el
pináculo de todo humano empeño, el camino hacia Dios y hacia estados de
iluminación cada vez mayor.
La
forma en que usarnos nuestro tiempo y la clase de atmósfera que necesitamos
para funcionar sin tropiezos en la vida cotidiana aparecen en la casa Sexta.
Los signos y planetas que se encuentran en ella colorean las energías que
aportamos (o que deberíamos aportar) a las tareas cotidianas y la forma en que
encaramos los rituales de la existencia mundana. Marte en esta posición es
capaz de limpiar la casa como un "tornado blanco", mientras que
Neptuno aún no acierta a recordar dónde dejó la escoba.
También
los animales domésticos -que acompañan nuestra vida cotidiana- están asignados
a la Sexta casa. Esta puede parecer una consideración trivial, y sin embargo a
muchas personas las afecta profundamente la experiencia de cuidar animales. Uno
de estos animales domésticos puede servir de "gancho" para las más
diversas proyecciones, y para algunas personas, su relación con el perro o con
el gato es tan importante como la que mantienen con cualquier ser humano. En
ciertos casos, un animal querido alivia lo que, de no ser por él, sería una
sensación de soledad o un sentimiento de inutilidad insoportable. La pérdida o
la muerte de uno de estos animalitos puede actuar como disparador de múltiples
problemas psicológicos y filosóficos.
Hay
una relación obvia entre el trabajo y la salud, el otro motivo importante de la
casa Seis. Por más que la ética del trabajo que domina la cultura occidental
pueda parecer extremada, y por más fácil que sea abusar de ella, la necesidad
de ser productivo y útil sigue siendo, sin embargo, básica para la naturaleza
humana. Un exceso de trabajo resiente la salud, pero es posible que demasiado
poco trabajo nos produzca apatía y letargo. Ser laboralmente innecesario no
sólo nos priva de una fuente de ingresos, sino también de una fuente de sentido
de nuestro propio valor, y de la sensación de tener un objetivo. Diversos
estudios han demostrado que las cifras de enfermedad registradas se incrementan
en las zonas donde va en aumento la tasa de desempleo. A la inversa, algunas
personas se valdrán de la enfermedad como manera de eludir un trabajo que
aborrecen o que no es para ellas.
La
preocupación de la Sexta casa por la artesanía, la perfección y la pericia
técnica se aplica tanto a cuestiones de salud como a las del trabajo. En
condiciones óptimas, el cuerpo es un mecanismo delicadamente afinado, donde las
diferentes células trabajan para bien de la totalidad del organismo. Cada
célula es una entidad en sí misma, y sin embargo cada una es parte de un
sistema mayor. Cada célula debe “hacer lo suyo”, pero cada una debe también
someterse a las exigencias de una totalidad mayor. En una persona sana (como en
una sociedad sana), cada una de las partes (individuos) que la componen se hace
valer y, sin embargo, trabaja en armonía con los demás componentes. La casa
Sexta nos pide que organicemos nuestras diferentes partes -es decir, mente,
cuerpo y sentimientos- en una relación de funcionamiento armonioso.
Muchos
individuos con emplazamientos en la casa Sexta se interesan especialmente por
la salud y la condición física, algunos en un grado obsesivo. En los casos
extremos, las dietas y técnicas especiales para mantener el funcionamiento
óptimo del cuerpo dominan y estructuran la vida hasta el punto de no dejar
mucho tiempo para otras actividades. Sin embargo, muchos excelentes sanadores
tienen una acentuada casa Sexta, y eso puede ir asociado tanto con la medicina
tradicional como con carreras orientadas hacia la homeopatía, la osteopatía, la
herboristería, el masaje y actividades similares.
Hemos
mencionado ya que el cuerpo, la mente y las emociones operan como una unidad.
Lo que pensamos y sentimos afectará al cuerpo, e inversamente, el estado de
éste influirá sobre cómo sintamos y pensemos. Psique (la mente) y soma (el cuerpo) están inextricablemente ligados. Los
desequilibrios fisiológicos y químicos dan origen a problemas psicológicos, en
tanto que una conmoción emocional y mental puede manifestarse en síntomas
físicos. Es probable que la Sexta casa revele algo referente a la significación
psicológica subyacente en algunas enfermedades. Saturno podría indicar no
solamente artritis, sino cierta rigidez en el enfrentamiento con la vida
cotidiana. Marte en la Sexta se precipita en la vida, trabaja hasta agotarse de
cansancio y, finalmente, terminan diagnosticándole alta presión sanguínea. Sin
embargo, referirse a la casa Seis solamente en relación con la salud es una
simplificación extrema.
A
través de los problemas de la Sexta casa nos refinamos, perfeccionamos y
purificamos, en última instancia, nos convertimos en un "canal" mejor
para ser quienes somos. Aun siendo el más inspirado de los artistas (casa
Cinco), a menos que aprendamos los instrumentos del oficio (casa Seis) -el uso
adecuado de pinceles, pinturas y telas- no seremos capaces de concretar o
realizar nuestras posibilidades. Se ha dicho que "la técnica es la liberación
de la imaginación". Tales son las verdaderas consignas para la Sexta casa.
Nos
embarcamos en la vida sin tener conciencia de nuestra peculiar individualidad,
y para el final de la casa Sexta tenemos un sentimiento mucho más definido de
nuestra propia identidad y de nuestro propósito particular. Como la casa
Tercera, la Sexta emplea la actividad del cerebro izquierdo para reducir las
cosas a partes. El problema con la casa Sexta es que terminamos por ver el
mundo demasiado en función de "lo que soy yo" y "lo que no soy
yo". Cuando nos caracterizamos por los rasgos que nos distinguen de los
otros -por el peso, la altura, el color de la piel, el trabajo, el coche, la
casa- nos quedamos con la sensación de que hay una distinción absoluta entre
quiénes somos y quiénes son otras personas. Mientras que el propósito de las
seis primeras casas es hacernos tomar conciencia más cabal de nosotros mismos
en cuanto individuos separados, a las seis últimas (de la Siete a la Doce)
corresponde volver a reunirnos con los otros. De no hacerlo así1 la
vida es de una soledad terrible.
Un planeta en la Seis indica qué recursos se
deben utilizar para hacer frente a sus crisis personales. Las actividades y
facultades representadas por él o los planetas en la Seis pueden exteriorizarse
fuertemente en los momentos de crisis así como en la ejecución regular de su
trabajo. Indican también la actitud personal hacia la enfermedad y el problema
de auto-disciplina.
Alexander Ruperti, pág. 128
La Rueda de la Experiencia Individual
Cuando hayamos comprendido
que la casa VI representa una fase de purificación, educación y desarrollo de
la humildad mediante el contacto inmediato con el nivel material de la
experiencia, podremos empezar a interpretar esta casa de una manera verdadera y
positiva.
Stephen Arroyo, pág. 138
Manual de Interpretación de la Carta Natal
Los planetas que están en la
sexta nos piden el reconocimiento de nuestra interconexión con el mundo
invisible, y además, que hagamos lo posible por expresar esta relación en los
rituales de nuestra vida cotidiana.
Liz Greene
Neptuno
Liz Greene
Neptuno
Para
mí la casa seis es un área que suelo llamar "el departamento de reparación
y mantenimiento" en el nivel psicológico. Es la forma en que nos
relacionamos con las cosas que se rompen, y no sólo físicamente en el mundo
exterior, sino también en nuestro interior, como la forma en que resolvemos los
problemas. Pero también es fácil proyectar, es decir, no saber de quién son los
problemas que estamos resolviendo. ¿Son realmente nuestros o están ahí fuera?
Aquí puede darse la confusión. Es decir que en alguna parte hay esa sensación
de enfermedad, de algo que funciona mal o que se ha roto, y que es necesario
reparar. ¿Eso está en mí? ¿Soy capaz de interiorizarlo y reconocerlo, o lo
suprimo y lo proyecto al exterior para convertirme en un "reparador"
del mundo?
Richard Idemon, pág. 146-147
El Hilo Mágico
En
la Casa VI, la experiencia de estar mezclado con algo más grande requiere una
reacción terrena. Para poder sobrevivir debemos diferenciarnos. En lugar de
perder nuestra identidad al encontrarnos con las complejidades del cuerpo y del
mundo material, creamos orden, estructura, nombres para las cosas, disciplinas,
habilidades: en resumen, todos los rituales de Virgo que aseguran que, aunque
seamos parte de algo mayor y debamos inclinarnos ante su necesidad, al menos
sintamos que podemos manejarlo porque tenemos límites. El "trabajo",
desde la perspectiva de la Casa VI, no es lo que hacemos por vocación: ese es
más un tema de la X. El trabajo en la Casa VI es el medio por el cual podemos
ocupar nuestro lugar en el orden cotidiano de las cosas. Es el trabajo como un
ritual, como medio para establecer el orden en nuestra vida diaria.
Liz Greene
Urano en la
carta natal, pág. 130
La
Casa VI está muy relacionada con la vida de la naturaleza; es la vida del mundo
físico.
Liz Greene
Urano en la
carta natal, pág. 131
Por
intermedio de la Casa VI creamos rituales, hábitos y patrones repetitivos y
seguros de comportamiento, que nos permiten manejar el cuerpo y el mundo.
Liz Greene
Urano en la
carta natal, pág. 131
Quizás
no entendamos completamente hasta qué punto se vincula la Casa VI -y también
Virgo, su signo natural- con la experiencia de algo mayor, del que uno forma
parte. Por eso Virgo suele relacionarse muy bien con las plantas, los animales
y los ritmos de la naturaleza. Un énfasis en la Casa VI de la carta natal suele
requerir que la persona desarrolle una mayor conciencia de estos ritmos,
incluidos los del cuerpo físico. Nuestros cuerpos funcionan según las leyes
naturales, que compartimos con los otros reinos de la naturaleza. Somos parte
de una enorme vida orgánica, interconectada, que a mendo hallamos en la Casa VI
a través de alguna enfermedad o situación estresante que nos obliga a reconocer
estas leyes naturales. La Casa VI nos hace abrirnos al cosmos mayor tanto como
la XII, pero mediante su dimensión física.
Liz Greene
Urano en la
carta natal, pág. 131
Cualquier planeta en la Casa VI puede
evidenciar una tendencia a somatizar los asuntos psicológicos irresueltos; por
supuesto el problema se verá reflejado por la naturaleza del planeta.
Liz Greene
Urano en la
carta natal, pág. 137