Significado de la Casas I-VI

LA RUEDA DE LA EXPERIENCIA INDIVIDUAL
(ALEXANDER RUPERTI)


Para establecer de manera muy general la introversión o la extroversión en un tema, se puede observar el predominio de los planetas, bien sea por encima o por debajo del Horizonte.
        La aproximación subjetiva de la conciencia, la vía introvertida, se ve en el Ascendente y se desarrolla a través de las seis Casas bajo el Horizonte.
        La aproximación objetiva de la conciencia, centrada sobre el objeto, la vía extravertida, se ve en el Descendente y se desarrolla a través de las seis Casas encima del Horizonte.
        Como consecuencia en el caso en que las Casas bajo el Horizonte, estén particularmente cargadas de planetas, hay un énfasis sobre el desarrollo de la percepción individual, sobre todo lo que está condicionado por el yo y su carácter propio. Por el contrario cuando las Casas encima del Horizonte contienen a la mayoría de los planetas, el interés principal es el desarrollo de la percepción objetiva, de la conciencia social, de todas las cosas que están condicionadas por el no-yo: al mundo de las sensaciones y de las relaciones interpersonales. Comprendemos pues que el Horizonte es el símbolo de toda especie de diferenciación. Él establece la diferencia entre lo que es visible e invisible, entre lo que está encima y debajo, entre el cielo y el suelo de la tierra, entre la vida Objetiva y la vida subjetiva.


Eje del Horizonte

Debemos siempre guardar en el espíritu la reciprocidad de Ascendente y del Descendente considerados los dos polos del eje horizontal del tema. No podemos jamás separar lo que somos individualmente, de la manera en que vemos a los demás y al mundo exterior. Cada polo del eje horizontal debe ser visto como una forma de compensación psicológica por los valores revelados en el otro polo. El individuo no existe en el vacío; se ve constantemente modificado por sus relaciones con el no-yo. Unas veces el yo es el polo positivo, y otras veces éste, será el no-yo. Los cambios constantes, en los cuales el yo es tanto activo, como pasivo, son las fuerzas motrices necesarias al desarrollo de la conciencia.


Eje del Meridiano

El Cénit es el polo del empleo consciente u objetivo del poder, el Nadir es el polo del empleo inconsciente o subjetivo del poder; y cuando digo "empleo", quiero decir también abuso o defecto de empleo de poder a su disposición, a causa del miedo. El sincronismo entre estas dos clases de poder en un tema determina en todo momento el nivel espiritual de una personalidad. Sin embargo es preciso no olvidar que la participación de un hombre o de una mujer a la obra del mundo está siempre condicionada, en primer lugar, por la atmósfera de su infancia, sus miedos y sus complejos y por su capacidad de llegar a una auténtica madurez psicológica. Por esto la aptitud de alcanzar una posición de prestigio y de poder social está profundamente unida a la clase de relación que se haya tenido con sus padres. Esta relación es la fuente del poder orgánico personal la fuente de lo que se puede dar más tarde a la sociedad.
        Por lo tanto, si nos encontramos, en un tema, que los planetas gravitan alrededor de los polos del Meridiano (sobre todo en las Casas 9-10 y 3-4) más que alrededor de los polos del Horizonte debemos suponer que la persona deberá interesarse sobre todo en la obtención del poder. Si la mayoría de los planetas se encuentran cerca del Nadir, deberá buscar el poder personal, fundaciones personales sólidas. Si los planetas se encuentran más cerca del Cénit deberá buscar el poder social, un fuerte deseo de interpretar un papel público, cualquiera que sean los obstáculos y a pesar de las barreras o las oposiciones que pueda encontrar en esta búsqueda.



Cuadraturas del tema y funciones jungianas

Una mayoría definida de planetas en uno de los cuadrantes del tema, sugiere un énfasis sobre la función jungiana, correspondiente al Angulo, que se encuentra en el origen:


Un énfasis en el cuadrante Sur-Este hace resaltar la función PENSAMIENTO. La persona vive objetivamente y, como está relativamente libre de dudas subjetivas, puede controlar más fácilmente las circunstancias de su vida.

Una mayoría de planetas en el cuadrante Norte-Este acentúa la función INTUICION, función inconsciente e irracional. La persona vive pues subjetivamente no obstante manteniendo un cierto control de las circunstancias. Pero, como ella vive sobre todo en ella misma y concentra su atención sobre el plano subjetivo, puede frecuentemente, dudar de ella misma y de sus posibilidades.

Una mayoría de planetas en el cuadrante Sur-Oeste revela una vida objetiva y un acento sobre la función SENSACION La Sensación es también una función irracional, por lo tanto no sometida a las leyes de la razón; pero por contraste con la Intuición, la Sensación es una percepción consciente, ya sea concreta o estética. La persona vive pues objetivamente pero no controla las circunstancias de su vida. Está dominada por su destino Objetivo y por sus relaciones humanas; tendrá pues ocasiones de vivir su vida bajo su verdadera perspectiva.

Una mayoría en el cuadrante Norte-Oeste pone de nuevo el énfasis en la vida personal subjetiva y en la tendencia a estar obligado a aceptar las cosas tal como la vida las presenta. Psicológicamente, la función SENTIMIENTO predomina: función racional, como el Pensamiento, pero enteramente subjetiva, que consiste en emitir apreciaciones, juicios de valor sobre las cosas, las personas, etc., bien sea con el objeto de aceptarlas o rechazarlas.
Una falta de énfasis en un tema tan sólo es eso: una falta de énfasis. La falta de planetas en un hemisferio o en un cuadrante es tan significativa como la presencia de todos en otro hemisferio o en uno de los otros cuadrantes. Hay una forma posible de acentuación negativa, útil al astrólogo para su interpretación. Sin embargo, la diferencia entre un acento positivo por la presencia de planetas y un acento negativo por la ausencia de planetas, no es más que un cambio de énfasis. Cuando todos los planetas o una gran mayoría se encuentran al Este del Meridiano, la persona está llamada a utilizar su capacidad de tomar decisiones si ella quiere triunfar en la vida. Si todos los planetas, o la mayoría de ellos, se encuentran al Sur o sea encima del Horizonte, la persona debe hacer el esfuerzo de desarrollar conscientemente una actitud positiva y de encontrar voluntariamente una atención en los medios de llegar a ser socialmente poderosa y eficaz. El tema no dice, si la persona hará este esfuerzo: ¡tan pocas personas concentran su atención sobre lo que esto tiene de particular! 

SOBRE LAS CASAS



El movimiento de la Tierra en torno a sí misma determina el movimiento aparente de los sectores zodiacales en un viaje de veinticuatro horas. Aproximadamente cada dos horas, un nuevo sector zodiacal surge por el este y el sector opuesto se oculta en el oeste. A lo largo del día, el esquema zodiacal y los planetas que lo ocupan van cambiando de posición en relación a la línea del horizonte, y van atravesando distintos sectores que reciben el nombre de casas.



Cualquier emplazamiento en cualquier casa nos da indicios de la senda que es más natural para nosotros en ese aspecto de la vida.

Howard Sasportas
Las Doce Casas

El carácter cíclico de toda experiencia es el concepto que falta en la comprensión habitual de las Casas astrológicas. ¡Hay que saber que nada nace de nada! Hay siempre un ciclo de manifestación anterior que condiciona un nuevo ciclo. Y debe haber siempre también un nuevo ciclo durante todo el tiempo que el universo manifestado exista.

 Alexander Ruperti, pág. 199
La rueda de la experiencia individual


Una casa es un ámbito neutral de la vida, que "amueblamos" de acuerdo con la naturaleza de nuestra propia existencia.

Liz Greene
Neptuno


Aunque no se suele tener en cuenta, las casas IV y X cuando se estudian problemas de naturaleza sexual, son de gran importancia indirecta en lo que se refiere a los roles masculino y femenino.

Liz Greene, pág 64
Saturno



Los Signos que se encuentran en las cúspides de las Casas indican qué cualidades humanas deben ponerse en práctica en el terreno de las experiencias individuales indicadas por las Casas.

Alexander Ruperti, pág. 17
La Rueda de la Experiencia Individual



La zona de las cúspides es en principio, un umbral, un lugar de transición donde se avanza sobre la base de un impulso o de una revelación nueva. Cada cúspide representa una nueva partida, la entrada en un nuevo campo de experiencia, y es la tarea del astrólogo advertir a su consultante cada vez que la cúspide de una Casa o el principio de un Signo es acentuado, por progresión o tránsito.


Alexander Ruperti, pág. 50
La Rueda de la Experiencia Individual



Un planeta situado al final de una Casa lega a la Casa siguiente alguna cosa que va a condicionar, subconscientemente al menos, las iniciativas tomadas en esta Casa.

Alexander Ruperti, pág. 51
La Rueda de la Experiencia Individual


... Los planetas que están en una casa no indican necesariamente que el individuo tendrá experiencias destacadas o producirá grandes cosas en función de lo que la casa representa. Un planeta en una casa indica que la función significada por este planeta debería usarse muy beneficiosamente al tratar las experiencias a las que la casa se refiere; debería usárselo porque en ese campo de la experiencia surgirán problemas que podrán resolverse mejor de ese modo. Sin embargo, la casa bien puede estar vacía donde no hay grandes problemas en ese campo porque la persona es espontáneamente capaz de manejar lo que allí encuentra. Uno deberá buscar otra clase de indicación del signo zodiacal en la cúspide de la casa o en su regente. La presencia de los nodos de la Luna puede ser significativa y, como siempre, ha de considerarse todo el mapa, pues a veces lo que parece ser un rasgo destacado de una persona es en realidad el resultado secundario de algún rasgo o facultad más básicos.

Dane Rudhyar, pág. 126
Las Casas Astrol6glcas

Una casa vacía no significa falta de actividad sino ausencia de problemas graves en ella. Hay más libertad de acción en las casas en las que no hay planetas. Los problemas más vitales de la vida son las cazas en las que están situados los planetas.

Isabel M. Hickey, pág. 72
Astrología Espiritual

El carácter cíclico de toda experiencia es el concepto que falta en la comprensión habitual de las Casas Astrológicas. ¡Hay que saber que nada nace de nada! hay siempre un ciclo de manifestación anterior que condiciona un nuevo ciclo. Y debe haber siempre también un nuevo ciclo durante todo el tiempo que el universo manifestado exista.


Alexander Ruperti, pág. 199
La Rueda de la Experiencia Individual


Cuando un signo está interceptado, no está directamente conectado con la cúspide de ninguna casa, y por consiguiente no tiene una canalización directa hacia el mundo exterior. Cada casa rige una esfera determinada de la vida, y tiene un regente planetario que es su canal. Pero un signo interceptado en una casa es como un inquilino que tiene que responder ante el propietario, es decir, el planeta que rige al signo que está en la cúspide.

Liz Greene, pág. 240
Los Luminares


Los planetas emplazados en cualquiera de las casas angulares tienden a expresarse por medio de los sucesos y las personas.

Liz Greene

Debemos considerar las casas como instrumentos para explorar la realidad, tanto inferior como exterior, y no como cajas rígidas en las que debe "encajar" todo. Además, ¿no es verdad que en la vida, la mayor parte de las experiencias y de las actividades abarcan más de una sola casa y hay en ellas resonancias de tres o cuatro campos de la experiencia?

Stephen Arroyo, pág. 177
Júpiter


Las casas no son personas, sino que nosotros las personalizamos para que lo sean. Por ejemplo, no es correcto decir que la décima casa es el padre y la cuarta es la madre y la quinta es el o la amante y la séptima es la esposa o el marido. Estamos personalizando algo que es esencialmente el escenario de unos acontecimientos en el cual expresamos diferentes cosas. Pero por supuesto, dado que siempre estamos proyectando, es natural que proyectemos también estos escenarios sobre la persona adecuada para actuare en ellos. ¿Veis a qué me refiero? Si, por ejemplo, el escenario es la sala del trono, es natural que lo que busquemos en él sea un rey o una reina.

Richard Idemon, pág. 236-237
El Hilo Mágico


Cuando un planeta está ubicado en una Casa, es como encontrarse con un dios. Funciona un patrón arquetípico, una especie de torbellino de energía en el que quedamos atrapados de inmediato. En el momento en que entramos en los asuntos de esa Casa, todos los temas involucrados se ven afectados por el planeta. Un signo en la cúspide no tiene este tipo de poder.

Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 71-71


Si hay un planeta dentro del orbe de conjunción de un ángulo, en cualquier lado del ángulo, el individuo debe encontrar un modo de dar forma al planeta. En caso de que no, el planeta se encarnará a sí mismo, y nosotros entonces nos sentiremos a merced de fuerzas poderosas en el mundo externo que creemos forman nuestro destino sin nuestro consentimiento. Cuando hay un planeta angular en la carta de nacimiento, el Sol puede mostrarnos como anclarlo. El Sol indica nuestro sentido de objetivo único, nuestro lugar especial en la vida donde energías arquetípicas pueden ser comunicadas o expresadas de modos creativos.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol



EL ASCENDENTE Y LA PRIMERA CASA



"Oh, si algún Poder quisiera concedernos el don
de vernos tal como nos ven los demás."

Robert Burns


El sendero que conduce al éxito comienza en el Ascendente

Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual


Dediquemos algunos segundos a imaginarnos cómo puede ser la existencia intrauterina. Al flotar rítmicamente en las aguas de la vida no hay sentimiento alguno de identidad individual o separada, ni conciencia del cuerpo, o de los sentimientos o pensamientos como diferentes de algo más. Para el soñoliento ser inmerso en un primigenio paraíso no hay otra cosa que unidad con el resto de la creación. El universo es el sí mismo y el sí mismo es el universo.
        De forma traumática, el nacimiento nos expulsa de ese ámbito de totalidad oceánica. Nacer significa "asumir" un cuerpo, y es presagio del sí mismo en cuanto individuo único y distinto. Sobre la base de este momento se traza la carta natal, y a partir de él empieza nuestro recorrido a través de las casas.
        El Ascendente, que marca la cúspide de la casa Uno, muestra el grado exacto del signo zodiacal que se eleva por encima del horizonte oriental en el momento del nacimiento. Coincidentes con nuestra primera respiración independiente, el Ascendente y la Primera casa proclaman el comienzo de un ciclo, el paso o la etapa inicial en el proceso del Devenir para Llegar a Ser.
        Todo aquello que nace en un momento del tiempo refleja las cualidades de ese momento. El signo Ascendente sale a la luz y se distingue de la oscuridad en el mismo momento en que emergemos de ese medio oscuro, oculto e indiferenciado que es el útero materno. En otras palabras, el Ascendente aparece cuando aparecemos nosotros, y sus cualidades son no sólo un reflejo de quiénes somos, sino también de cómo nos enfrentamos con la vida.
        El signo del Ascendente simboliza una faceta particular de la totalidad de la vida, que literalmente busca una “encarnación” mediada por el ser que nace en ese momento. Dado que se corresponde con el "flash" o “hit” inicial de nuestra existencia individual, el Ascendente queda también incorporado profundamente a la psique, a la manera de un sello que precisa "aquello a lo que se refiere la vida". Atribuimos a la vida las cualidades del signo que se encuentra en el Ascendente o de los planetas próximos. Es la lente a través de la cual percibimos la existencia, la visión que traemos a la vida, nuestra manera de "categorizar" el mundo. Y, puesto, que vemos el mundo de esa manera, actuamos y nos conducimos, invariablemente, de acuerdo con nuestra visión. Más aún, la vida responde a nuestras expectativas y nos devuelve el reflejo de nuestro punto de vista.
        Detengámonos un momento a considerar este concepto. La forma en que percibimos el mundo (nuestra lente) influye tanto en la forma en que nos relacionamos con él como en lo que el mundo nos devuelve. Al "escoger", consciente o inconscientemente, ciertas interpretaciones posibles de las situaciones, o del comportamiento y la acción de las personas (al tiempo que no consideramos otras maneras de evaluar las mismas circunstancias), organizamos nuestra experiencia vital de acuerdo con aquello que hemos escogido ver. El Ascendente, que es la primera noción de la vida que nos formamos al nacer, describe algo referente a este proceso de clasificación y selección. En cuanto refleja la imagen innata que tenemos de la vida, el signo Ascendente colorea nuestra visión dé la existencia. Si lo miramos a través de los cristales rojos, el mundo nos parece rojo, y de acuerdo con ello actuamos. Podríamos actuar de manera muy diferente si nuestras lentes nos mostrasen un mundo azul.
        Por ejemplo si el que se eleva es Sagitario, percibiremos un mundo de múltiples opciones y posibilidades emocionantes que nos invitan a explorarlo y a crecer. Si en el Ascendente está Capricornio, en cambio, nuestra visión del mundo se dará a través de una lente más reducida por obra del temor y la vacilación. Las mismas oportunidades de expansión que emocionan y mueven a entrar en acción a Sagitario pueden provocar en el Ascendente Capricornio un estado de terror y de aprensión. Cuando se le presenta una oportunidad nueva, el Ascendente Sagitario exclamará: "estupendo, ¿cuándo comienzo?". Puesto frente a la misma posibilidad, el Ascendente Capricornio se estremecerá, cavilando: "¿Debo hacerlo? Ya sé que sí, pero ¿seré bastante capaz? Oh, ¡qué responsabilidad tan grande!"
        De acuerdo con el signo que nos marca el Ascendente "fantaseamos el mundo", y después representamos, actuamos el sueño. Así creamos simultáneamente el laberinto y la senda para salir de él. Por ejemplo, los que tienen a Aries en el Ascendente interpretan el mundo como un lugar donde la acción y la resolución son los requisitos previos, y por consiguiente actúan resueltamente. Quienes tienen como Ascendente a Géminis crean un mundo en el cual es necesaria la adquisición de conocimiento y de entendimiento, y por lo tanto se empeñan en entender la vida. En este sentido, el signo que ocupa el Ascendente es al mismo tiempo lo que estarnos buscando y lo que mira.
        Es frecuente que el signo que está en el Ascendente, o cualquier planeta que se halle próximo a la cúspide de la casa Uno, describa la vivencia individual del nacimiento. Por ejemplo, Saturno o Capricornio en el Ascendente puede significar un nacimiento demorado, largo o difícil. El nativo con Marte o Aries en el mismo lugar parece que se zambullera de cabeza en la vida, como si estuviera ansioso de "llegar allí para empezar a hacer cosas". Muchos nacimientos con Plutón o Escorpio en el Ascendente han llevado consigo una lucha entre la vida y la muerte, en que la madre o el hijo han corrido gran peligro durante el parto. Los terapeutas que trabajan con técnicas de regresión y rebirthing y al mismo tiempo con astrología, confirman la correlación entre el signo o planeta que se encuentra en el Ascendente y la experiencia del nacimiento.
        En términos más amplios, el Ascendente y la Casa Uno denotan nuestra relación con el arquetipo mismo de la Iniciación. El signo ascendente no sólo describe algo referente al nacimiento real sino que alude también a las expectativas e imágenes innatas que tenernos toda vez que debemos "dar comienzo a algo".
        El Ascendente sugiere la forma o manera mediante la cual entraremos en diferentes fases o aspectos de la vida. En cualquier momento en que una vivencia se asemeje a la de un nacimiento, cada vez que nos conectemos con un campo, una faceta o un nivel de la experiencia nuevos, se movilizarán las cualidades del Ascendente y de la Primera casa. Cada nuevo comienzo resuena con las cualidades de los nuevos comienzos anteriores, y vuelve a despertar problemas y asociaciones similares. Quien tiene a Capricornio o Saturno en ascenso, por ejemplo, no solamente vacila y se refrena con el nacimiento real, sino con cualquier transición hacia una nueva fase de la vida.
        El estilo con que enfrentamos la vida general se revela en el Ascendente y en la casa Uno. La imagen que acude a la mente es la de un polluelo que pica el cascarón para salir del huevo. Podemos tener diferentes maneras de "nacer hacia" las cosas. Un polluelo con Ascendente Cáncer sabe que tiene que salir del cascarón y lo rompe, pero después decide que está más seguro en el huevo que ya conoce. El polluelo con ascendente Tauro será lento para salir, pero una vez iniciado el proceso lo llevará adelante con determinación y constancia. El que tenga Ascendente Leo esperará a que las condiciones sean las adecuadas para hacer una entrada teatral, noble o dignificada, que le permita exhibirse orgullosamente ante el mundo.
        El Ascendente puede ser la manera en que salimos del huevo, pero aquello en que nos convierte el crecimiento es el signo solar. En otros términos, el Ascendente es la senda que nos lleva hacia el Sol. Por ejemplo, una mujer con el Sol en Aries y Virgo como ascendente podría descubrir su capacidad para iniciar, conducir e inspirar (Aries) mediante el desarrollo de cualidades propias de Virgo, tales como la evaluación de su energía de manera concentrada y precisa. Un hombre con el Sol en Piscis y con ascendente Libra puede descubrir su manera de curar y de servir a otros (Piscis) por mediación de una relación bi-personal importante o de una actividad artística (Libra). El Ascendente florece en el Sol. O, como lo expresa Liz Greene, el Sol es el tipo de héroe que somos, pero el Ascendente es la búsqueda en que debemos empeñarnos. El Sol es el porqué estamos aquí; el Ascendente es el cómo llegamos allí.
        Los signos y los planetas que hay en la primera casa indican la clase de funciones que serán más valiosas en el proceso de realización de nuestra propia y peculiar identidad. Estas son las tareas que necesitamos cumplir con el fin de desentrañar más cabalmente quiénes somos. No podemos ser completos mientras no hayamos reconocido, explorado y cultivado esas cualidades. En este aspecto es útil tener presente que a los signos y los planetas (en cualquier casa) se los puede comparar con un ascensor en un edificio de grande; tiendas. El ascensor puede dejarnos en el primer piso, zapatos de señoras, en el segundo, ropa, hombres, o llevarnos directamente arriba, al restaurante. De modo similar Marte o Aries -por ejemplo- en un nivel pueden significar impulsividad y precipitación, y en otro valor y bravura. A medida que nuestra conciencia se expande, se nos hace posible desplazar y cambiar los niveles, movernos de una a otra forma de expresión del signo o del planeta. Probablemente sea necesario tener la vivencia de este tipo de cambio de niveles con todos los emplazamientos en la carta natal, pero es especialmente fructífero experimentar de esta manera con las energías de la casa Uno, el área de la carta que tan decisiva es para el descubrimiento de uno mismo.
        Junto con las casas Tres, Cuatro y Diez, la casa Uno denota algo referente a la atmósfera reinante en el ambiente en que se inicia la vida. Normalmente encontramos los emplazamientos en la Primera casa en los primeros años de vida, los más formativos. Por ejemplo, si Júpiter está en ella, es posible que la persona cambie de país al poco tiempo de nacida. Con Saturno, puede haber una sensación de penurias o restricciones durante la infancia. Como las energías de la casa Uno son enfrentadas y se despiertan tan tempranamente en la vida, establecemos una íntima identificación con los arquetipos representados por los planetas y signos que allí se encuentran. Si se hace una pequeña incisión en la corteza de un arbolito, una vez que crece, el árbol presenta una herida enorme.
        A la inversa, las energías de la casa Uno pueden describir el efecto que produce a otros nuestra “salida a escena”. Si la ocupan Urano o Acuario, por ejemplo, es probable que nuestra llegada signifique desorden y cambio. Si los que se encuentran en ella son Plutón o Escorpio, puede ser que nuestro nacimiento coincida con una crisis de reorientación importante en aquellos que nos rodean. Cualquier signo o planeta que tengamos en la casa Uno, lo llevarnos con nosotros allí donde vayamos. Cosa nada sorprendente, puesto que esta casa se asocia naturalmente con el signo, cardinal y de fuego, de Aries, y con el planeta Marte. El fuego cardinal representa un principio que irradia hacia afuera, hacia la vida. En general, los atributos de cualquier signo o planeta que se encuentre en la casa Uno se amplifican en cierto modo al estar en esa posición, como si se hubiera elevado el volumen de su "tono". Si las energías de la casa Uno son evidentes en la persona, es probable que en la carta haya algo más que esté bloqueando su expresión, y este bloqueo es algo que hay que examinar.
        Puesto que el signo en el Ascendente tiene una influencia tan grande sobre la manera en que enfrentamos la vida, las cualidades de este signo se reflejarán hasta cierto punto en nuestro porte y apariencia física. Muchos astrólogos dicen ser capaces de rectificar una hora de nacimiento incierta evaluando qué signo Ascendente se correlaciona con la configuración física y el aspecto de una persona. Sin embargo, asignar la apariencia corporal solamente al Ascendente es simplificar en exceso las cosas. La carta en su totalidad es vivida y expresada por mediación del cuerpo, y por ende son muchos los diferentes factores del mapa natal que se concretan en la fisonomía.
        Es obvio que correlacionar la apariencia física con la carta es asunto muy complejo.
        En general, cuando se evalúa cualquiera de las influencias del Ascendente, es necesario tener en cuenta varios factores: el signo en el Ascendente; el planeta regente (su signo, casa y aspectos); los planetas próximos al Ascendente y en los aspectos del Ascendente como tal.
        En el momento del nacimiento, de la ilimitada matriz del ser surge una encarnación física de una de las miríadas de posibilidades de la vida. Por más bello que pueda sonar esto, de hecho no nacemos con una comprensión de nosotros mismos como entidades aparte, individuales; tampoco llegamos dotados de una conciencia de nosotros mismos en cuanto manifestación del espíritu universal, ni como expresión de alguno de los múltiples rostros de lo que algunos llaman Dios. Sin embargo, es mediante el desarrollo y el cultivo del signo Ascendente y de los planetas en la casa Uno como no sólo llegamos a ser más conscientes de quiénes somos en cuanto individuos irrepetibles, sino también de cuál es nuestra relación con el todo más amplio del cual formamos parte. Las otras once casas describen etapas ulteriores de este viaje.





La experiencia más esencial de la Casa I es la de la diferenciación. Desde el Signo y el grado en el Ascendente y también los planetas que contiene, esta Casa sugiere el género de experiencias que permitirán obtener conocimiento de su carácter y de su destino únicos, de la manera más natural, la más apropiada. Esta unidad puede ser muy relativa; puede estar oculta por el predominio de otros factores del tema que se ponen antes en evidencia en un caso particular, El poder dinámico situado en el centro de los esfuerzos que se hacen para individualizar y actualizar lo que la humanidad espera de nosotros, está representado por el planeta que “gobierna” el Signo en el Ascendente. Por el contrario, los planetas que se encuentran en la Uno indican las energías, las funciones que afectan poderosamente el sentido de egoicidad: dado esto es preciso tener en cuenta en la vida, para emerger como individuo, de su condicionamiento familiar social y religioso. Si hay muchos planetas en la Uno, el proceso de descubrir el yo es más complejo, puede necesitar la prueba de tendencias contradictorias (sobre todo si son planetas de polaridad o de funciones opuestas) o de una serie de crisis o de elecciones importantes.


Alexander Ruperti, pág. 60-61

La Rueda de la Experiencia Individual

Si en la primera casa hay planetas, éstos indican el género o los géneros de funciones que serán valiosísimas en el proceso de descubrimiento de nuestro ser auténtico.

Dane Rudhyar pág 71
Las Casas Astrológicas


Cualquier planeta que haya en la Primera casa, especialmente si está próximo al Ascendente, representa una fuerte energía arquetípica con la que nos enfrentamos al comienzo de la vida y que con frecuencia se convierte en una pseudo identidad de la que es menester despojarse en la búsqueda de nuestra verdadera naturaleza interior. En los casos extremos, si el yo es débil, parece como si los planetas que están en conjunción con el Ascendente se "posesionaran" de la persona.

Melanie Reinhart, pág. 119
Significado y Simbolismo de Quirón


El Ascendente es el punto del nacimiento, y la primera casa, la casa natural de Marte representa la entrada de la persona en el mundo. No es sólo la experiencia física del nacimiento, sino todos los nacimientos que se producen a lo largo de la vida: cada situación en la cual, por medio de un acto de voluntad independiente, intentamos imponer nuestra propia y personal realidad al mundo exterior. Por lo tanto, la primera casa tiene que ver con el sentimiento individual de potencia y eficacia en la vida externa. Nuestra forma de expresar esta potencia es idéntica a la imagen que tenemos del mundo exterior; nuestros métodos armonizan con nuestras proyecciones, porque lo que vemos en el entorno es en realidad nuestra propia interpretación de él. Así pues, a lo largo del tiempo, nuestra percepción del mundo es lo que configura el mundo y corrobora nuestras ideas preconcebidas.

Liz Greene, pág. 411
Neptuno


En parte, la función del Ascendente, la razón de que necesitemos una máscara, es ocultarnos de nuestro propio inconsciente (que está, al menos potencialmente, reprimido), de nuestro material preconsciente y de todo lo que provenga de cualquier arquetipo colectivo que aún no estemos preparados para integrar. Y una de dos: o esa máscara nos protege de lo que vemos ahí fuera, en la casa siete, o bien nos ayuda a enfrentarnos con lo que vemos ahí fuera y conquistarlo. Para pescar salmones no se usa lo mismo que para cazar tigres. Así pues, el Ascendente, los planetas que hay en la casa uno y sus aspectos constituyen nuestra manera de poner el cebo en el anzuelo, y la mayoría de nosotros no somos conscientes de ello. La persona es el ser que mostramos todo el tiempo.

Richard Idemon
 pág. 243, El Hilo Mágico


Los signos y planetas conectados con la Casa I son lo que vemos cuando miramos por la ventana de nuestras pequeñas Casas psíquicas cerradas, de modo que constituyen nuestra propia visión de la vida, la que, a su vez, modela nuestra forma de actuar en la vida. Nuestra imagen personal está gobernada por cómo definimos la vida. La Casa I describe lo que pensamos que hay en el afuera, porque es el modo en que interpretamos nuestro mundo. Por lo tanto, cada vez que salimos al mundo -desde el nacimiento en adelante-, exhibimos ciertas cualidades que definimos como la realidad exterior, y justificamos nuestro propio comportamiento por lo que experimentamos como la reacción que el mundo tiene ante nosotros. A un nivel más profundo, la Casa I representa nuestra visión de la vida, del mundo, nuestra percepción de la realidad.

Liz Greene
Urano en la Carta Natal, pág. 61-62


La Casa primera de la carta natal simboliza la prueba principal de aislamiento y de la soledad que cada individuo auténtico ha de pasar. Puede uno experimentarse a sí mismo como "todo uno", o sufrir y marchitarse en la soledad, con un sentimiento de no pertenencia o de alienación, que roe por dentro. Cuando un astrólogo habla de una casa, se refiere, ante todo, al signo del Zodiaco que ocupa su "cúspide"; la cúspide es el comienzo de la casa. El signo del Zodiaco determina la cualidad fundamental de la clase de experiencia que representa esa casa. El Ascendente es la cúspide de la primera casa, que es el sector de 30.º de anchura del espacio que está justo debajo del horizonte oriental en el lugar y hora de la primera respiración. La casa primera, en conjunto, representa las experiencias a través de las cuales, de una forma normal y como más convenga, te será revelado el carácter de tu individualidad y tu destino único.
(...)
Cuando medites sobre el contenido de tu casa primera no debes identificarte con esos contenidos, sean como sean. Te están indicando, sin más, cómo debes reconocer mejor las oportunidades para descubrirte a ti mismo, según se presenten. Un "planeta ascendente" no "hace" nada a "ti" en cuanto persona. Está ahí para indicarte el mejor modo de actualizar tu potencial natal. Está ahí para indicarte el mejor modo de actualizar tu potencial natal. Esa actualización puede verificarse a varios niveles: biológico, psicológico o mental. Déjalo venir, sin más; pero intenta hacerlo conscientemente y con un sentimiento sereno de aceptación.


Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 121-122

LA SEGUNDA CASA




No se puede demostrar y probar a los otros lo que somos, más que utilizando lo que poseemos.

Alexander Ruperti


Los únicos bienes cuya privación nos es dolorosa son aquellos a los que creemos tener derecho.

Rousseau




Con la casa Uno, se ha manifestado la chispa de la identidad individual y se ha definido nuestro enfoque general de la vida. La tarea que hay que encarar ahora es la de elaborar más detalladamente quiénes somos, consolidando más el sentido del “yo”, o del ego personal. Necesitamos más definición, más sustancia, más sentido de nuestro propio valor y de nuestras capacidades. Necesitamos cierta idea de qué es lo que poseemos y que podemos llamar propio. También debemos tener alguna noción de lo que valoramos, de qué es lo que nos gustaría asimilar u obtener para, de acuerdo con ello, estructurar nuestra vida. La casa Dos, asociada con el signo terrestre de Tauro y con el planeta Venus, a la que habitualmente se describe como la casa de "los valores, las posesiones, el dinero y los recursos", abarca esta etapa del viaje.
        Este rótulo que tradicionalmente se le adjudica puede crear la impresión de que la casa Dos no abarca más que cosas concretas y tangibles, que pueden interesar a los inspectores de Hacienda, pero no hay que dejarse engañar: bajo su techo hay muchas más cosas de las que se ven a simple vista.
        Por más que el nacimiento sea el comienzo de nuestra evolución como individuos aparte, generalmente se necesitan unos seis meses para que podamos "reconocer" que tenemos un cuerpo, y más tiempo aún, para que seamos capaces de diferenciar claramente lo que somos de lo que no somos. Damos un gran paso adelante en cuanto al establecimiento de nosotros mismos como entidades distintas de todo lo demás, cuando nos damos cuenta de que Mamá (que para nosotros es el mundo entero), en realidad no es nosotros. Antes de ese momento, la hemos visto como una mera extensión de lo que somos. Gradualmente vamos desarrollando el sentimiento de habitar una forma física que no es la de ella ni la de nadie más: "Estos dedos son míos, no son los dedos de mamá; éstas son mis manos, no las de ella: me pertenecen, me definen, son lo que yo soy y lo que yo poseo". Pero el descubrimiento de nuestro cuerpo como entidad aparte nos despierta también el sentimiento de nuestra vulnerabilidad y de nuestra finitud, que hasta entonces no se había hecho presente. Con esta comprensión aterradora surge la necesidad de defender ese ser aparte, el sí mismo, de la destrucción y la muerte. Y anhelamos hacer de nosotros mismos algo más estable, permanente, sólido y perdurable.
        El cuerpo es aquello por lo cual empezamos nuestra definición de nosotros mismos, pero ahora ya está pavimentado el camino conducente a una mayor definición del sí mismo, a medida que vamos inscribiéndonos más y más cosas, de las cuales derivamos nuestra identidad yoica, y merced a las cuales le damos sustancia. Con el transcurrir del tiempo llegaremos a tener la sensación de otras cosas que poseemos además del cuerpo: una mente lúcida, una buena capacidad de expresión, una naturaleza simpática, capacidades prácticas, dotes artísticas, etc. La segunda casa describe tanto lo que poseemos o esperamos poseer como aquellos recursos o atributos que, una vez desarrollados, nos darán el sentimiento de sustancia, valor, dignidad y seguridad que antes obteníamos gracias a nuestra identificación con Mamá. Para la mayoría de las personas, se trata del dinero, aun que su persecución desatinada no conduce a la definición de sí mismo, sino a la desesperación: basta con recordar la cantidad de estadounidenses que se arrojaron por la ventana del décimo piso cuando la crisis del año 1929. En un sentido más positivo, el deseo de tener dinero puede servir como acicate para cultivar ciertas cualidades y facultades que de otra manera podrían mantenerse latentes. Aunque la segunda casa se asocie tradicionalmente con el dinero, es menester señalar que otras cosas pueden satisfacer la necesidad de seguridad, y hacer más sustancial nuestro sentimiento de identidad, además de fortalecer nuestra cuenta bancaria.
        En un nivel más básico, la casa Dos es una indicación de lo que constituye nuestra seguridad personal. Aquello que puede representar la seguridad difiere para las diferentes personas. Por ejemplo si Géminis o Mercurio están en la Segunda casa, la posesión de conocimientos puede ser lo que haga sentir segura a la persona, y es probable que quienes tienen a Piscis o a Neptuno en la casa Dos deriven su seguridad de una filosofía "espiritual" o de una religión. Si hay algo que nos hace sentir más seguros, es natural que hayamos de querer adquirirlo.
        Los signos y los planetas que se hallan en la Segunda casa sirven también como orientación indicadora de la clase de facultades y capacidades inherentes que podemos cultivar y concretar, y mediante las cuales intensificamos el sentimiento de nuestro propio valor. La casa Dos representa nuestra riqueza innata, a la cual podemos recurrir y que constituye nuestra sustancia, el suelo que podemos trabajar para que produzca. Por ejemplo, si Marte o Aries están en ella, las cualidades potenciales valiosas que la persona podría actualizar estarían en la línea de lo que representan este planeta y este signo: franqueza, coraje y la capacidad de saber lo que se quiere y cómo conseguirlo. Venus y Libra en esta casa pueden otorgar como ventajas un buen gusto natural, talento artístico, diplomacia y savoir faire, o atractivo físico. Cualquier emplazamiento en cualquier casa nos da indicios de la senda que es más natural para nosotros en ese aspecto de la vida, ¿Por qué no prestarles atención?
        Además de proporcionarnos un inventario de capacidades potenciales, la casa Das designa también nuestra relación con la esfera del dinero y de las posesiones: es decir, nuestras actitudes hacia el mundo material y las condiciones con que nos encontramos en este ámbito. Es en esta casa donde se ve si adoramos al dios de la riqueza o si consideramos que el mundo de las formas no es más que maya, ilusión. También indica la manera, el estilo o el ritmo -ya sea ávido, letárgico o esporádico- con que encaramos la necesidad de ganar dinero y el cultivo de habilidades y recursos. ¿Nos aferramos a las cosas con tenacidad o dejamos que se nos escurran entre los dedos? ¿Debemos hacer un tremendo esfuerzo en este campo de la vida, o tenemos la bendición del toque de Midas? ¿Seguimos valorando lo que tenemos una vez que lo hemos conseguido?
Por ejemplo, Marte o Aries en la casa Dos podría indicar una avidez por hacer dinero y, al mismo tiempo, la propensión a gastarlo imprudentemente. Puede haber una tendencia a asociar cuán "macho" uno es con la capacidad de amasar riquezas y de adquirir posesiones. Es posible que el dinero se gane mediante el ejercicio de profesiones asociadas con Marte, y que pueden ir desde la colaboración laboral con el poder militar establecido a la instalación de una ferretería. En esta casa es muy diferente el estilo de Venus, que en vez de clamar por el dinero, puede atraerlo insidiosamente, y percibir las riquezas como una manera de aumentar su seducción y su atractivo. Es probable que el nativo con esta configuración se gane la vida mediante profesiones asociadas con Venus, y que pueden ir desde las bellas artes hasta trabajar en el departamento de cosmética de unos grandes almacenes. Liberace, el popular pianista que hace escandalosa ostentación de sus riquezas y de sus gustos extremados, tiene a Urano en Piscis en la casa Dos. Maquiavelo, el que creía que el fin justifica los medios, había nacido con Marte en esa casa. Carlos Marx, cuyas teorías políticas y económicas han cambiado la historia, nació con el Sol y la Luna en Tauro en la casa Dos.
        En términos más amplios, los emplazamiento en la Segunda casa designan aquello que valoramos y que esperamos obtener en la vida, cosa decisiva en grado sumo, porque sobre tales criterios basamos toda nuestra existencia. Cuando nuestros valores cambian, es posible que el enfoque que tenemos de la vida, en su totalidad, se altere de manera espectacular.
        La Segunda casa muestra lo que deseamos. La energía del deseo es una fuerza potente y misteriosa: de hecho, lo que deseamos, valorarnos o apreciamos determina en gran medida qué es lo que atraemos a nuestras vidas. En lo referente a este principio cabe una alegoría. La gente de un pequeño pueblo tenía tal aprecio por cierto artista mundialmente famoso y aclamado que escribieron s su agente para preguntarle si el ilustre personaje se dignaría visitar el pueblo. La respuesta del agente fue inequívoca: el famoso artista no disponía de tiempo para viajar a un ayuntamiento tan insignificante como aquél. En vez de desanimarse, las gentes del pueblo se organizaron en sociedades para estudiar la vida, la obra y la filosofía del artista que amaban, e incluso hicieron erigir una estatua de él en la plaza del ayuntamiento. Finalmente, a oídos del artista llegó la noticia del entusiasmo y del amor que sentía aquella gente por su obra. Naturalmente, lo asaltó la curiosidad de ir hasta el pueblecito donde tantas cosas giraban en torno a él. Por último, no sólo visitó el pueblo, sino que se sintió tan bien acogido que decidió establecerse allí. Contra todas las probabilidades, la profundidad y la riqueza del deseo y el aprecio del pueblo por el artista habían conseguido, literalmente, atraerlo hacia ellos. Si lo entendemos de esta manera, mediante la valoración y la apreciación de las cualidades asociadas con un planeta que caiga en la casa Dos tendremos la probabilidad de crear situaciones que acerquen a nosotros ese principio o lo traigan a primer plano. Los tránsitos y las progresiones en la Segunda casa indican esos períodos de cambios y alteraciones en la naturaleza de los deseos.
        Todos tendemos a formar nuestro sentimiento de identidad y de seguridad a partir, principalmente, de lo que tenemos, poseemos o consideramos con apego, ya sea el cuerpo, el hogar, la cuenta bancaria, el cónyuge, los hijos o una actitud filosófico-religiosa. Sin embargo, derivar una identidad de cualquier cosa externa o relativa es, en última instancia, algo precario y condicional. Cualquiera de esas cosas puede sernos arrebatada en cualquier momento, o perder súbitamente importancia. Incluso nuestro cuerpo1 que fue lo primero que rotulamos como propio, y mediante el cual obtuvimos nuestro sentimiento inicial de "yo", es algo de lo que finalmente debemos "desprendernos" y que hemos de sacrificar. Tal vez nuestra única seguridad real provenga de una identificación con aquella parte de nosotros que permanece cuando nos vemos despojados de todo aquello que creíamos ser. Parafraseando a Jung, digamos que solamente descubrimos qué es lo que nos soporta cuando todo lo demás, que creíamos que nos soportaba, no nos soporta ya más. Vale la pena reflexionar sobre la sabiduría de ciertas tribus de indios de América del Norte, que exigían que, al término de cada año, el hombre más rico de la aldea -el que había conseguido apropiarse con éxito de la mayor cantidad de riquezas- renunciara a todo aquello que había acumulado




El astrólogo debe pedir a la Dos que le enseñe como utilizar lo que posee de la manera más individual, más creativa, más generosa, más noble y la más responsable posible. De hecho, es secundario querer saber, si se va a poseer mucho o poco, si se puede derrochar su riqueza, o si se debe luchar duramente por cada áéntimo1 si se tiene un cuerpo sano que permite satisfacer todos sus deseos o un cuerpo enfermo que obliga a economizar su energía... los planetas que se encuentran en la Dos no se refieren a la cantidad, pequeña o grande, de las posesiones, sino a la actitud que se deberá tener hacia lo que se posee... así un planeta en la Dos indicará la manera más adecuada que un individuo tendrá para desarrollar y utilizar sus capacidades y su riqueza para hacer efectivo el poder que dará sustancia y cuerpo a su personalidad. La mejor manera individual, porque todas las otras formas aportarán una realización menos compleja o permitirán una forma de expresión personal menos única, menos significativa.

Alexander Ruperti, pág. 74-7576
La Rueda de la Experiencia Individual


El Signo en la cúspide de la Dos indica la actitud de base que debe tener el individuo hacia lo que posee "por derecho de nacimiento". El planeta que rige este signo indica el género de actividad o medio por el cual esta actitud de base debe exteriorizarse normalmente de la mejor manera. El o los planetas en la Dos se refieren al género de actividad que el individuo, al madurar, puede utilizar para adquirir riqueza, posesiones o capacidades.

Alexander Ruperti, pág 76
La Rueda de la Experiencia Individual


Las Casas representan los 12 "campos de experiencias" fundamentales que nos permiten a cada uno llegar a la madurez psicológica y de esta manera realizarse en tanto que individuo. De esta manera, podemos decir que no estaremos jamás en plena posesión de nuestros poderes y facultades (sentido de la dos) si no nos atrevemos a realizar plenamente la experiencia de todo lo que la vida nos presenta y encontramos la solución a los problemas que nos plantean. Esta "plena posesión" es el objetivo final de todas las experiencias de la Dos. Los bienes materiales o el dinero, los inmuebles y una cuenta bancaria no garantizan esta “plena posesión” de los poderes y capacidades personales; de hecho, a veces, ocultan el problema principal de la Dos y el medio de resolverlo. La "plena posesión" no se consigue más que a través de un empleo significativo, intencional, creador o transformador.

Alexander Ruperti, 76-77
La Rueda de la Experiencia Individual


Cuando la Dos está acentuada en el tema natal y/o por progresiones y tránsitos las experiencias de la vida nos inducen a volvernos más objetivos frente a nuestras diversas posesiones, bien sea en uno u otro plano. Nuestra actitud habitual se cuestiona o puede hacernos sufrir. Uno se individualiza en la forma y en la medida en que se intenta escoger conscientemente lo que se quiere aceptar como perteneciente a uno mismo. Y esta elección puede hacernos sufrir porque no se quiere lo que se posee o se quiere lo que no se posee. En efecto, sin las tradiciones, los conceptos, los sentimientos y los hábitos adquiridos y enraizados en las sangres de la raza, la mayoría de las personas creerían que no existen. La Dos deberá sin embargo enseñarnos que es necesario hacer una separación personal con un solo objetivo: el de un empleo deliberado y creador de aquellas, entre nuestras posesiones, que pueden servir verdaderamente al objetivo de nuestra vida, y solamente aquellas... lo que importa espiritualmente, es el empleo que se hace de estas posesiones, empleo que no depende ni de la cantidad, ni de la naturaleza de estas posesiones; es la calidad del empleo lo que cuenta.


Alexander Ruperti, pág 74
La Rueda de la Experiencia Individual


La segunda se relaciona con la autonomía material y la formación de aquellos valores personales que nos proporcionan una estabilidad y una continuidad interiores.

Liz Greene, Neptuno


La naturaleza de cualquier planeta que se encuentre en la segunda casa es valorada porque son ésas las cualidades que nos ofrecen seguridad.

Howard Sasportas
Las Doce Casas


Cualquier planeta en Casa II puede ser interpretado como un recurso. Implica un talento, una aptitud innata, un fondo interior positivo desde donde se puede extraer capital para transitar por la vida.

Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 81

En tu carta natal astrológica, la segunda casa, por debajo del horizonte oriental, está en relación con lo que se posee; pero la palabra posesiones se toma, generalmente, en un sentido demasiado reducido, únicamente como dinero y bienes materiales. Debe significar cualquier cosa necesaria para manifestar en una forma concreta de existencia lo que se es como centro individual de consciencia y de existencia; así pues, posesión es cualquier cosa que se puede utilizar para "ser" como persona.
(...)
Los planetas situados en esa casa señalan cómo vas a hacer uso de lo que te pertenece, sea mucho o sea poco, y, lo que es más importante, cuál va a ser tu actitud hacia cualquier forma de propiedad.

Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 124


LA TERCERA CASA




La mente es el fundamento de todo, y todo se fundamenta en la mente

Buda


Es la mente lo que hace el bien o el mal, la miseria o la felicidad, la riqueza o la pobreza.

H. Spencer





En el útero, y durante algunos meses después del nacimiento, nada se percibe como diferente de nosotros: todo se ve como una extensión de lo que somos. Finalmente, llegamos a tener conciencia de nuestro cuerpo como distinto. Descubrimos sus necesidades biológicas y los atributos con que estamos dotados para desempeñarnos en el mundo y poder satisfacerlas. Surge y se consolida el sentimiento de separación física de la madre, y luego el de separación y diferencia frente al resto del medio. Solamente cuando nos hemos distinguido de la totalidad de la vida podemos empezar realmente a ver y a entender lo que nos rodea, y a entrar en relación con lo que encontrarnos. Tras haber adquirido cierta conciencia de nuestros límites y de nuestra forma, podemos ahora explorar los límites y las formas de otras cosas. En el momento en que llegamos a la casa Tres -la parte de la carta que se asocia con Mercurio y con Géminis- ya estamos lo suficientemente evolucionados como para examinar más de cerca el medio, interactuar con él y formarnos ideas, opiniones referentes a lo que encontramos.
        Desde un punto de vista evolutivo, la casa Tres corresponde a la etapa de la vida en que comenzamos a gatear y aprendemos a caminar. Suponiendo que nos sintamos razonablemente seguros (que tengamos la sensación de que "mamá está en casa"), y con la salvedad de que el medio no sea demasiado represivo, es natural que disfrutemos de nuestra mayor independencia y autonomía, ya que queremos crecer y conocer. Con ello se relaciona el desarrollo del lenguaje y la capacidad de comunicarse y de dar nombre a las cosas. Aunque todo esto parezca divertido, irónicamente, nuestra creciente autonomía y nuestra facilidad cada vez mayor para operar en el mundo nos enfrentan con violencia al frustrante sentimiento de nuestra propia incapacidad y pequeñez. En el mundo exterior hay cosas que son más grandes que nosotros, amenazantes, que nos dan miedo; hay ciertas leyes y limites, hay cosas que se nos permite hacer o decir, y por las cuales incluso se nos elogia, en tanto que por otras que decimos o hacemos nos regañan, y hasta nos dan un bofetón. ¡Bienvenido al mundo de la relatividad! ¡ Vaya rompecabezas! Ya bastante tarea es encontrar todas las piezas, y ni hablemos de hallar la manera de reunirlas.
        La mayor parte de los psicólogos afirman que no se desarrolla un verdadero sentido de la individualidad mientras no se aprende el lenguaje: la estructura nombre-verbo, típica de muchos lenguajes, ayuda al niño, durante su crecimiento, a distinguir el sujeto del objeto, y de esta manera, el actor se separa de la acción. (Juanito no es la pelota, aunque pueda arrojar la pelota.) De acuerdo con ello, el niño se hace más consciente de si mismo en cuanto entidad distinta, en cuanto "hacedor", o bien en cuanto aquel a quien se le hace algo. Todo deja de ser una sola masa amorfa.
        Por mediación del lenguaje, el niño entra también en el mundo de los símbolos ideas y conceptos y, por primera vez, es capaz de imaginar secuencias de acontecimientos que van más allá de lo que es inmediatamente accesible a los sentidos o al cuerpo. Ahora se puede centrar la atención no solamente en lo que se halla presente, sino también en cualidades de existencia hipotética y abstracta. En pocas palabras, con el advenimiento del lenguaje la mente (el sí mismo mental) se libera y se diferencia del cuerpo.
        Tradicionalmente, los astrólogos han asociado la casa Tres con lo que se conoce como "la mente concreta", y la casa Nueve (opuesta a la Tres) con la "mente abstracta". Investigaciones científicas recientes confirman lo que los astrólogos han sabido siempre: que la mente se puede dividir en dos partes. Una serie de estudios comenzados en los años sesenta demostraron que los lados izquierdo y derecho del cerebro corresponden a diferentes tipos de actividad mental. La "mente concreta" de la Tercera casa (en unión con la casa Sexta, regida por Mercurio) es análoga a las actividades del lado izquierdo del cerebro.
        Esta es la parte del cerebro que tiene que ver con el pensamiento racional y secuencial, el aspecto "recopilador de hechos" de la mente. El cerebro izquierdo controla aquella parte de nosotros que puede hablar de lo que experimentamos, analizarlo y clasificarlo. Los emplazamientos en la casa Tres describen nuestro estilo mental - cómo pensamos- pero con particular referencia a las funciones del cerebro izquierdo. ¿Somos de mentalidad lenta, rápida, lógica o difusa? Nuestros pensamientos, ¿son originales o suelen reflejar lo que piensan quienes nos rodean? Para descubrirlo, hay que examinar la Tercera casa.
        Además, los planetas y los signos que hay en la casa Tres revelan nuestra relación o actitud hacia el conocimiento mismo. Por ejemplo es posible que una persona que tenga a Marte en la Tres crea que el conocimiento es poder pero quizá quienes tengan la Luna en esta casa busquen el conocimiento por la seguridad que les da, por el sentimiento de tranquilidad y bienestar que obtienen al saber cómo funciona algo.
        De niños, aquello en lo que pensamos se relaciona mayormente con lo que encontramos en nuestro medio inmediato. Los signos y los planetas en la casa Tres indican lo que hay "afuera" para nosotros. Sin embargo, como en el caso del Ascendente y de la casa Uno, los emplazamientos de la casa Tercera revelan nuestra predisposición a percibir ciertos aspectos de la realidad, mientras que descuidamos o pasamos por alto otros. Por ejemplo quien tenga a Venus en la casa Tres se "beberá" a Venus en el ambiente. Son gentes que naturalmente absorben los aspectos más armoniosos y placenteros de lo que les rodea, aquellas cosas que les estimulan a ser cordiales y armoniosas. Pero los que tengan allí a Saturno tenderán a percibir los aspectos más fríos y más restrictivos del medio, que por ende no será, a ojos de ellos, un lugar lo bastante seguro como para retozar libremente en él. En este sentido, las posiciones en la casa Tercera describen tanto lo que atribuimos al medio inmediato como lo que tomamos de él. "Lo que ves es lo que obtienes". Tanto el pollo como el huevo están vivos, bien y durmiendo perfectamente en la casa Tres.
        Entre las primeras cosas con que podernos chocar en el medio inmediato se cuentan los hermanos. La tercera casa denota nuestra relación con hermanos y hermanas, y también con tíos, tías, vecinos, primos, etc. (Como es obvio, también están presentes la madre y el padre, pero estas figuras son tan importantes que cada una de ellas justifica otras casas como propias). Los signos y los planetas que hay en la casa Tres definen la naturaleza del vinculo que establecemos con un hermano o hermana estos emplazamientos pueden ser también una adecuada descripción del hermano o, por lo menos, de aquellas cualidades que proyectamos sobre él (o ella). Por ejemplo, Saturno en la casa Tercera podría significar que tenemos dificultades y conflictos para relacionarnos con un hermano, pero también que lo vemos como frío e incapaz de amar, o que vivenciamos como proveniente de él aquella parte de nosotros que es fría e incapaz de amar. Es un precepto común en psicología que, de una manera o de otra, nos las arreglamos para obligar a otros a que “actúen” o "asuman" aquellos aspectos de nuestra propia psique de los cuales no hacemos uso. El impulso de vivir se orienta hacia la totalidad, -y cuando no estamos viviendo nuestra totalidad, el afuera nos aporta los elementos que nos faltan. Aquellas energías de la Tercera casa que no hayamos reconocido como propias no se limitarán a desaparecer; en cambio, hallarán en nuestro medio inmediato algo o alguien más por cuya mediación puedan manifestarse.
        Para los astrólogos que atienden consulta será útil interrogar a los clientes sobre sus primeras relaciones con hermanos y hermanas, a la luz de los emplazamientos en la casa Tres. ¿Qué lugar ocupaban en el orden de los hermanos: el mayor, el del medio o el pequeño? ¿Tuvieron la sensación de que un hermano menor les usurpaba su posición central en la familia? ¿Un hermano o hermana mayor descargó sobre ellos la frustración de sentirse destronado? ¿Hasta qué punto eran competitivos los hermanos? ¿Recibían diferente tratamiento los varones y las niñas? Finalmente, son sumamente pertinentes, y con gran frecuencia se revelan en la carta, los problemas relacionados con la muerte de hermanos, ya sea antes o después del propio nacimiento. Las pautas de comportamiento que se establecen con los hermanos y hermanas en las primeras etapas de la vida suelen repetirse en etapas posteriores con el marido o la mujer, con el jefe, con colaboradores y amigos.
        La casa Tres indica también algo sobre la experiencia de escolarización temprana. La escuela nos da la oportunidad de ver cómo somos con las personas que no son de nuestra familia, y ocasión de comparar lo que nos han dicho nuestros padres con lo que otros tienen que decir. Aprendemos tanto de nuestros padres como de nuestros maestros. A lo largo de la niñez y de la adolescencia temprana (el período que tradicionalmente se asocia con esta casa), asimilamos cada vez más información, a partir de la cual terminamos formando un código de reglas y "verdades" prácticas en función de las cuales damos orden y significado a la vida. En la Tercera casa se ve cómo nos va durante esos difíciles años de formación.
        En mitología, Mercurio (el regente natural de la casa Tercera) era el encargado de distribuir información a y entre los diversos dioses. De la misma manera, todas las formas de comunicación -escribir, hablar, los diversos medios, etc- se incluyen en esta casa. La mentalidad propia de la casa Tres establece conexiones entre un campo de estudio o rama del conocimiento y otros, y se complace en explorar las miríadas de formas de la vida. A su paso va recogiendo información aquí y allá, y por lo común hace algún esfuerzo por percibir de qué manera se adecuan las partes a una totalidad más amplia.
        Se adjudica también a esta casa el tono y el color de nuestras experiencias en viajes cortos (por lo cual se entiende, normalmente, dentro del país donde se reside). En general, un planeta en una casa nos predispone a encontrar el principio que simboliza en cualquiera de los diferentes niveles representados por la casa: Saturno en la Tres, por ejemplo, podría dar problemas con los estudios y/o con hermanos, y/o con viajes cortos. Sean cuales fueren las manifestaciones externas, en última instancia este emplazamiento es “sintomático” de un problema subyacente más profundo; el deseo de explorar, descubrir y relacionarse con la vida (casa Tres) se ve acosado por temores y aprensiones (Saturno) que claman por ser examinados y comprendidos.
        En ocasiones hay una correlación entre el hecho de tener muchos planetas en la casa Tercera y la experiencia de frecuentes cambios de ambiente durante los años de crecimiento. El efecto de estas mudanzas sobre una persona variará de acuerdo con el resto de la carta. Algunas llegarán a alcanzar excepcional flexibilidad y se adaptarán con soltura a diferentes situaciones, en tanto que otras quizá se defiendan contra el dolor de verse arrancadas de los contactos establecidos evitando sistemáticamente trabar relaciones demasiado profundas. Esta última actitud a menos que la enfrenten y la resuelvan, puede acompañarles a lo largo de toda la vida. Es probable que otros compensen una niñez con muchos cambios de ambiente buscando más adelante, a cualquier precio, un hogar estable.
        Los emplazamientos de la casa Tres se correlacionan frecuentemente con profesiones tales como las de maestro o profesor, escritor, periodista, impresor, técnico en comunicaciones, conferenciante, vendedor, transportista, actividades administrativas y cosas semejantes. Hans Christian Andersen, el escritor danés cuyos cuentos de hadas siguen fascinando a los niños de todas las edades, nació con la imaginativa influencia de Venus en Piscis en la casa Tercera, además del Sol y Mercurio. Lenny Bruce, el comediante satírico que escandalizo. a mucha gente burlándose de lo que otros consideraban tabú, nació con el impertinente Urano en esta casa.
        En conclusión, la casa Tres describe el contexto en el cual vemos nuestro ambiente inmediato. Es aconsejable recordar que el contenido es función del contexto: la forma en que percibimos determina nuestra manera de relacionarnos con lo percibido.
        Hay un cuento indio que expresa con toda precisión este punto. Un grupo de personas va andando por un pueblo, poco después de la puesta del sol, cuando, en el suelo, frente a ellos, tropiezan con lo que parece ser una serpiente. Presas del terror, dan la alarma; se alerta a los hospitales y se preparan las ambulancias por si sucediera una desgracia. Todo el mundo huye a refugiarse en la seguridad de su casa. A la mañana siguiente sale el sol, como de costumbre, y con la llegada de la luz descubren que lo que ellos habían creído una serpiente era, en realidad, sólo un largo trozo de cuerda que alguien había dejado en la calle. Semejante escándalo por un trozo de cuerda.
        Con tanta frecuencia nos olvidamos del papel que nosotros mismos desempeñamos en la constitución del mundo que es útil que examinemos la Tercera casa para hacer una evaluación del contexto general por cuya mediación tendemos a interpretar nuestro ambiente inmediato. ¿Tenemos tendencia a ver serpientes o trozos de cuerda? Tomar conciencia de los preconceptos de las actitudes que nos sugieren los emplazamientos en esta casa nos da, en última instancia, la posibilidad de trabajar de, manera creativa dentro del marco de referencia que ellos nos señalan.



En la Tercera casa, el “conocimiento”, es todavía muy rudimentario; es característicamente empírico; une observaciones personales, las clasifica y hace que encajen en un conjunto práctico de reglas. Sin embargo, estas son simplemente reglas, pero no leyes universales. El tipo de mente propio de la tercera casa, generaliza lo menos posible. Su tendencia es conductista, pragmática y técnica. Simplemente, quiere saber “cómo” se hacen las cosas, pero por razones prácticas. Puede ser muy inquisitiva e inventiva, pero también puede ser sutil y astuta en el desarrollo de sus experimentos: prueba de ello son los experimentos increíblemente complejos ideados por científicos de laboratorio, ya se trate tanto de físicos como de psicólogos. Pero no es filosófica, y mucho menos metafísica o religiosa. Es la mente especialista, no la del “generalista”.


Dane Rudhyar, pág. 80-81
Las Casas Astrológicas


(Con respecto a la oposición Tercera-Novena) La razón es la facultad del hombre para captar el mundo por el pensamiento, a diferencia de la inteligencia, que es la capacidad de manipularlo con ayuda de las ideas. La razón es el instrumento del hombre para llegar a la verdad; la inteligencia es el instrumento del hombre para manipular el mundo con mejor éxito; la primera es esencialmente humana, la segunda pertenece a la parte animal.

Erich Fromm, pág. 60
Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea


Esta casa es predominantemente el campo de la experiencia del aprendizaje y de la categorización y comunicación de toda clase de hechos y conceptos, estén o no relacionados entre sí o con un tema u objetivo específico. Una curiosidad inagotable es el patrimonio de quienes han nacido prácticamente con cualquier planeta en esta casa, y cuantos más planetas tengan en ella, tanta más energía concentrarán conscientemente en la satisfacción de esta curiosidad mediante la lectura, el análisis y actividades como viajar, escuchar y observar a los demás.

Stephen Arroyo, pág. 188-189
Júpiter


Esta casa es muy importante para establecer el grado de sociabilidad de un individuo a nivel superficial, su capacidad de aceptar las relaciones sociales, de participar en ellas o no. Es un índice de la fuerza de expresión inmediata, de la facilidad de percepción, del esnobismo, de la posibilidad de captar las modas del momento, de la ductilidad para adaptarse a grupos sociales diversos o para elegir los más oportunos.

Lisa Morpurgo, pág. 149
Introducción a la astrología


La casa 3ª proporciona sentido de estructura.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol


En la casa 3ª, estructuramos nuestro ambiente identificando las diferencias entre las cosas. Hacemos esto para crear una idea de cada cosa, abstrayendo el objeto mismo. A través de ideas, categorizamos las experiencias que de otro modo estarían abrumadoramente embrolladas.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol


En la casa 3ª estamos preocupados por el estudio, y para aprender, debemos entrar en contacto. Por eso es la casa de los contactos y las conexiones, todo con el objetivo de ampliar nuestra base de datos mental.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol


El conocimiento de la 9ª casa puede surgir por intuición, pero el conocimiento de casa 3ª depende de la interacción.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol


El primer grado de Aries es el principio del nuevo ciclo anual: ¡el gran grito cósmico de vida, que grita, estoy aquí! Esto es la erupción del fuego cardinal, el primer impulso de la fuerza vital que explosiona hacia adelante en la primavera en el equinoccio de primavera. Es la 1ª casa del horóscopo es el punto de nacimiento: el individuo  llega a la vida como una entidad independiente. Entonces nos movemos a Tauro y la 2ª casa. En Tauro, la vida dice, estoy encarnado. Existo con forma. Tengo realidad física. La 2ª casa del horóscopo es la experiencia de la encarnación: yo veo, me entero, huelo, toco. Tengo hambre, tengo frío, tengo sed. ¿Qué satisfará mis necesidades? Esto se siente agradable, esto se siente horrible. Esto me da placer, esto me da dolor. Valoro lo que me hace sentir bien, y desecho lo que me hace sentirme mal. ¿Y luego? Entonces nos movemos a Géminis y la casa 3ª. En Géminis, la vida dice: estoy aquí, y estoy encarnado. Ahora debo aprender sobre el mundo que habito. La 3ª casa del horóscopo es el descubrimiento del otro en el mundo externo. De ahí que, como las casas 7 y 11, sea una casa de relación. El mundo nos afecta a través de la modalidad de los hermanos, quien son algo más que "otros" padres, y por nuestras primeras experiencias en la escuela, cuando nos movemos más al á de la matriz de la familia. Nos sentimos abrumados por la información y hemos de aprender a tratarla. Por lo tanto debemos pensar, debemos aprender...

Liz Greene
Significado astrológico del Sol


La casa tercera, con su contenido, indica, según la tradición, lo que un recién nacido encuentra alrededor de él. Está especialmente en conexión con los "hermanos y hermana" y todos los próximos parientes, pero esto es, por descontado, una simplificación. Esencialmente, significa las experiencias surgidas, a diario, de los contactos con seres humanos a quienes le une un parentesco de sangre, de cultura y de las tradiciones culturales. La oposición polar a esta clase de experiencia, la casa novena, indica las experiencias que tienen algo que ver con viajes largos, contacto con extranjeros y todas las relaciones que implican un ideal asociativo remoto, generalizado o trascendente.
Aquí también lo que busca un astrólogo con una orientación psicológica no es tanto una descripción de lo que el niño encuentra en torno a sus primeros pasos, sino su actitud hacia esos encuentros y su repercusión sobre el desarrollo de su forma de pensar y sentir.

Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 126



EL IMUM COELI Y LA CUARTA CASA



El padre debe ser el amigo, el confidente, no el tirano de sus hijos.
Gioberti

La familia es el espejo de la sociedad. 
Victor Hugo

A fin de cuentas, nuestro hogar se encuentra allí donde establecemos nuestra familia porque, más que un lugar, la familia constituye la morada de nuestra alma.

Connie Zweig/Steve Wolf
Vivir con la sombra




En la casa Uno estamos virtualmente inconscientes de nosotros mismos, en cualquier sentido objetivo; nos limitarnos a ser. En la Segunda, descubrimos que tenemos nuestra propia forma y nuestros límites, los cuales nos distinguen de todo lo demás. En la Tercera, nuestra atención se orienta hacia lo que nos rodea, e interactuamos con las otras formas y límites que hay en nuestro medio inmediato para ver con qué se relaciona todo eso. Al comparar lo que somos con lo que encontramos fuera, formulamos más opiniones sobre nosotros mismos. En el proceso perdemos la sensación de serlo todo, pero ganamos en cambio la de ser alguien: alguien que habita en un cuerpo determinado, que piensa de determinada manera y procede de un marco familiar determinado. A medida que nos aproximamos al nadir de la carta -al IC y la Cuarta casa- llega el momento de detenernos a asimilar lo que hemos aprendido. La tarea que enfrentamos es la de reunir nuestros fragmentos y trozos para integrarlos en torno a un punto central, a un "yo" que en lo sucesivo constituirá la base de nuestra identidad. Algunas personas siguen juntando informaciones nuevas durante toda la vida, sin detenerse jamás para consolidarse o arraigarse (demasiada casa Tres e insuficiente casa Cuatro). Otras se asientan y echan raíces demasiado pronto, antes de haber explorado la vida lo suficiente (demasiada casa Cuatro e insuficiente casa Tres).
        No es excepcional que la gente preocupada por su carrera y sus logros externos en el mundo sea tan activa y esté tan ocupada con entrevistas y reuniones que apenas si dedique tiempo a la vida de hogar. De la misma manera, todos tenemos tendencia a dejarnos "atrapar" por las actividades y los acontecimientos externos, y a identificarnos hasta tal punto con ellos, que descuidamos y perdemos de vista el "yo" que está por debajo de todo ello. Estamos tan comprometidos en lo que vemos, lo que sentimos o lo que hacemos, que nos olvidamos del "yo", que es el que ve, siente o actúa. Aquello con que tropezamos cuando nuestra conciencia se aparta de los objetos transitorios de la experiencia para volver a conectarse con el "yo" subyacente que es el sujeto de toda experiencia, es lo que designan tanto al signo que se encuentra en el IC (cúspide de la casa cuatro en los sistemas de cuadrante) como los planetas en la Cuarta casa.
        El sentido de un "yo aquí dentro" que proporciona el IC y la casa Cuatro presta a todos los pensamientos, sentimientos, percepciones y acciones una unidad interior. De la misma manera que tenemos mecanismos biológicos de automantenimiento y de autorregulación, el IC y la Cuarta casa nos sirven para mantener en forma estable las características individuales de uno mismo.
        La casa Cuatro representa el "dónde" nos dirigimos cuando nos reinstalamos en nosotros mismos; es el centro interior donde nuestro "yo" regresa a descansar antes de volver a lanzarse a la actividad. Es la base de operaciones desde la cual salimos al encuentro de la Vida. Por esta razón, la casa Cuatro ha estado tradicionalmente asociada con el hogar, el alma y las raíces del ser. Los indios de América del Norte creían que al invitar a una persona a su casa, uno le abría su alma. Por oposición a nuestra imagen pública, la Cuarta casa describe cómo somos en la profundidad de nuestro interior. El analista junguiano James Hillman describe el alma como "ese componente desconocido que hace posible el significado". El alma profundiza en los acontecimientos hasta convertirlos en experiencias, y media entre el hacedor y el hecho. "Entre nosotros y los acontecimientos... hay un momento de reflexión; y soulmaking quiere decir diferenciar este terreno intermedio La manera sutil en que una persona convierte los acontecimientos en experiencias aparece en el IC y en la Cuarta casa.
        El IC y la casa Cuatro significan la influencia que tiene sobre nosotros nuestra “familia de origen”, aquella dentro de la cual nacimos. Los planetas y signos en la Cuarta casa revelan la atmósfera que sentimos en aquél hogar y el tipo de condicionamiento o de “guión” que recibimos en él, es decir, la herencia psicológica familiar. Pero la casa Cuarta denota también, si profundizamos aún más, aquellas cualidades de las que somos portadores y que se remontan a nuestros orígenes étnicos o raciales: los aspectos de la historia y la evolución acumuladas de nuestra raza que residen dentro de nosotros. Por ejemplo, Saturno en la casa Cuatro o Capricornio en el IC describen en ocasiones una atmósfera hogareña que el nativo sintió como fría, estricta o carente de amor, o con antecedentes de una larga línea de conservadores incondicionales; en cambio, es probable que Venus en la casa Cuatro, o Libra en el IC estén mejor sintonizados con el amor y la armonía en el seno del hogar de origen, y puede que sientan afinidad y aprecio por la tradición de la cual provienen. Situados en esta casa, la Luna o Cáncer se funden fácilmente con el ambiente hogareño, en tanto que Urano o Acuario en esta posición suelen sentirse como extraños en territorio extraño, mientras se preguntan con curiosidad cómo habrán "ido a parar" precisamente a esa familia.
        Normalmente, la influencia que las figuras parentales ejercen sobre nosotros se atribuyen al eje entre las casas Cuatro y Diez. Desde un punto de vista tradicional siempre ha sido sensato asociar la casa Cuatro (regida naturalmente por la Luna y Cáncer) con la Madre, y la casa Diez (regida naturalmente por Saturno y Capricornio) con el Padre. La mayor parte de los astrólogos se conformaron con esta clasificación, pero los trabajos de Liz Greene han llevado cierta ambigüedad a este dominio. A partir de su considerable experiencia y pericia como consultora astrológica, Greene se ha encontrado con que, al parecer, la descripción que hacen sus clientes de la relación con la madre se correlaciona más estrechamente con la Décima casa, en tanto que la imagen del padre funciona mejor con la Cuarta.
        Hay sólidos argumentos tanto en favor como en contra de ambas escuelas de pensamiento. Puesto que la casa Cuatro se vincula con Cáncer y con la Luna, parecería razonable asignárselas a la madre. El útero fue nuestro lugar de origen, y en la infancia somos más sensibles y receptivos a los sentimientos y estados anímicos de la madre que a los del padre. En cuanto a éste, se lo relaciona con la casa Diez, con Saturno y Capricornio: después de todo, normalmente es él quien gana el pan, y el que da la cara ante el público, y solía ser costumbre que el hijo siguiera la profesión del padre. Sin embargo, los argumentos opuestos son igualmente convincentes: la Luna no es solamente la madre; es también "nuestros orígenes” y el apellido se hereda del padre. De esta manera, él puede estar asociado con la Cuarta casa. La casa Décima es mucho más obvia que la Cuarta, y para el niño la madre es mucho más obvia que el padre. La maternidad es un hecho claro, de primer plano y públicamente reconocible, como la casa Diez. La paternidad es cosa más conjetural, en ocasiones oculta y quizás incluso misteriosa y, por ende, es posible que sea mejor correlacionaría con el oculto y misterioso IC y con la casa Cuatro. Igualmente, en la sociedad occidental por lo menos, la madre es generalmente la primera influencia socializadora que recibe el niño. Durante la niñez, la madre es la gran “negadora”; con ella pasamos la mayor parte del tiempo, y su rol consiste en vigilarnos y enseñarnos la diferencia entre lo que es bueno y aceptable, y lo que es malo y no está permitido. Normalmente es la madre quien enseña al niño el control de esfínteres, la primera adaptación importante a que hemos de someternos para conformarnos a los estándares sociales (Saturno, Capricornio y la Décima casa).
        No creo que sea posible establecer inequívocamente que la casa Cuatro corresponde siempre al padre, y la Diez siempre a la madre, o viceversa. Es más seguro -y quizá más exacto- decir que aquel de los padres que “configura” -es decir, con quien el niño pasa más tiempo, y que tiene mayor influencia en la adaptación del hijo a la sociedad- debe estar asociado con la casa Décima; y el más "oculto", el que es menos visible y, considerado como una cantidad, se aproxima más a una incógnita, debe estar relacionado con la casa Cuatro. En la práctica, después de haber hablado con un cliente, el astrólogo puede adivinar con bastantes probabilidades de éxito cuál de los padres pertenece a cada casa. Si verifico, por ejemplo, que el padre del cliente es un Géminis con la Luna en Acuario, y encuentro a Géminis en el IC del cliente y a Urano en la Cuarta casa, parece probable que, en este caso, la Cuarta casa sea una descripción adecuada del padre, pero no todas las cartas nos ponen las cosas tan fáciles.
        Es importante recordar que probablemente los emplazamientos en la casa Cuatro (ya se trate de la madre o del padre) no describirán al padre o madre tal como efectivamente eran en cuanto personas, sino más bien como el niño los vivenciaba: lo que se conoce como imago parental, la imagen a priori e innata que el niño tiene de los padres. La psicología tradicional sostiene normalmente la opinión de que si algo anda mal entre padre e hijo. es culpa del padre; contrariamente, la astrología psicológica asigna por lo menos la mitad de la responsabilidad al niño, por tener una vivencia determinada del padre. Por ejemplo (suponiendo que la casa Cuatro sea el padre), una niñita que tenga a Saturno en la Cuatro responderá preferentemente a los aspectos saturninos de la naturaleza de su padre. Él tendrá probablemente muchas cualidades diferentes de las que van asociadas con ese principio arquetípico, pero la criatura percibirá selectivamente y con preferencia los rasgos saturninos. Es probable que el padre sea bondadoso y cálido el 75 por ciento de las veces, pero lo que la hija registre será ese 25 por ciento en que es frío e intolerante.
        Lo más frecuente es que haya una confabulación entre la imagen parental que registra la carta del hijo y los emplazamientos claves en la carta del padre. Es probable, por ejemplo, que la carta del padre de la niña con Saturno en la Cuarta casa tenga el Sol en Capricornio, ascendente Capricornio o una conjunción Sol-Saturno. Sin embargo, aun si la carta del padre no se aproxima tanto a la descripción de los emplazamientos en la Cuarta casa de ella, es frecuente que la predilección por ver a uno de los padres de una manera determinada tenga el efecto de convertir a la persona en aquello que está siendo proyectado sobre ella. Si, aunque él le demuestre amor y generosidad, la niña continua reaccionando hacia su padre como si fuera una persona cruel y rígida, es posible que éste se sienta en última instancia tan frustrado que se vuelva hosco con ella, o que renuncie a todo esfuerzo y la evite totalmente. Entonces, la niñita puede decirse para sus adentros: "Qué canalla yo siempre supe que era así". Pero cabe preguntarse si realmente lo era.
        Nacemos con el esqueleto de ciertas predisposiciones y expectativas innatas, pero las experiencias que tenemos cuando niños van recubriéndolo paulatinamente de carne. Interpretamos el medio de cierta manera, y por ello tomarnos posturas concretas, hacia nosotros mismos y hacia la vida "exterior" en general, las cuales se basan en esas percepciones. La niñita con Saturno en la casa Cuatro que hemos tomado como ejemplo tiene ya algunos enunciados existenciales sobre cómo es la vida que ocupan un lugar prominente: "Mi padre no me ama" y "Mi padre es un canalla", por no citar más que dos. Y los llevará dentro de sí incluso después de haberse alejado del hogar paterno, hasta que culminen en actitudes más definitivas, como: "Los hombres me encuentran indigna de amor" y "Todos los hombres son unos canallas". Al tomar conciencia de los orígenes de tales actitudes, se deja margen a la posibilidad de cambiarlas, o de encontrar otras maneras de organizar la experiencia. La profundización en la casa Cuatro, que muestra cuáles son los arquetipos activados en las primeras etapas de la vida hogareña entre nosotros y aquel de los padres que está en juego, puede favorecer en gran medida este proceso.
        Además de describir nuestros orígenes heredados, y aquello que reside en lo más profundo de nosotros mismos, la Cuarta casa se asocia con el hogar en general. ¿Qué clase de atmósfera hogareña creamos? ¿Qué es lo que atraemos allí hacia nosotros? ¿Cuáles son las cualidades del medio hogareño con que más naturalmente resonamos? Estas son preguntas que podemos responder examinando los planetas y signos en la Cuarta casa.
        T.S. Eliot escribe que "en mi comienzo está mi fin". La Cuarta casa nos da una imagen de nuestros orígenes, pero también se asocia con la forma en que damos término a las cosas. Nuestra manera de resolver en última instancia un problema o de "cerrar la sesión" se relaciona con los emplazamientos en la casa Cuatro. En caso de estar allí, Venus termina pulcra y limpiamente las cosas, bien atadas en un elegante paquetito. Saturno puede demorar las terminaciones o aceptarlas a regañadientes. Es frecuente que la Luna y Neptuno se escurran fuera silenciosa y pacíficamente, en tanto que Marte y Urano se van "dando un portazo".
        La casa Cuatro sugiere también condiciones que rodean la segunda mitad de la vida. Lo que se encuentra más profundamente dentro de nosotros sale fuera hacia el final. Somos muchos los que, después de los cuarenta, y conmovidos tal vez por la muerte de uno de los padres, tomamos cada vez más conciencia de nuestra propia mortalidad, y de que nos queda menos tiempo para desperdiciar. Esta puede ser la base para que nos mostremos dispuestos a hacer más espacio en nuestra vida a la expresión y comunicación de nuestras necesidades y sentimientos más íntimos. Además, una experiencia directa de la vida es un requisito previo al descubrimiento de uno mismo, de modo que no es sorprendente que nuestras motivaciones más íntimas y más profundas no puedan aflorar hasta nuestros últimos años. Un ejemplo extremo de ello son las confesiones en el lecho de muerte, en que las personas revelan dramáticamente verdades, referidas principalmente a sí mismas, que habían mantenido ocultas durante décadas.
        La psicoterapia, la reflexión sobre nosotros mismos, diversas formas de meditación -cualquier cosa que nos lleve al interior de nosotros mismos- traen a la superficie las energías de la casa Cuatro, y pueden hacer que dispongamos más conscientemente de esas energías desde una etapa más temprana de la vida. Mejor que descuidar lo que se encuentra en sus profundidades1 lo aconsejable es hacer frente lo antes posible a los emplazamientos difíciles en esta casa. La Cuarta casa, lo mismo que el pasado, siempre llega a darnos alcance.





La Casa IV es tanto el manantial o también Caja de Pandora, según se mire, del atavismo, herencia y todo lo que acarreamos de nuestro Camino anterior, como el baúl donde se irá acumulando las experiencias de esta vida como bagaje con el que llegaremos al final.

Juan Trigo, pág. 88
Revista Mercurio-3, nº 1


Todo lo que puede emerger en la vida consciente, "encima del suelo", tiene sus raíces aquí y esta emergencia se llevará a cabo bajo el impacto de las experiencias de relación con el mundo exterior y con los otros.

Alexander Ruperti, pág. 100
La Rueda de la Experiencia Individual


La cúspide de la cuarta casa es el punto de sostén más profundo y el cimiento más seguro para la construcción de todo lo que ha de elevarse por encima del suelo.

Dane Rudhyar
Las Casas Astrológicas

El carácter astrológico de la cuarta casa y los planetas que puedan ubicarse en esta parte del mapa deben ayudar a descubrir el mejor modo de alcanzar un estado de integración y a adquirir una base sólida y eficaz para la personalidad.

Dane Rudhyar

Las Casas astrológicas


La casa IV es, para decirlo con palabras de Dane Rudhyar, "nuestro punto de apoyo más profundo y el más seguro de los cimientos para edificar cualquier cosa que haya de elevarse por encima del suelo". Esto se refiere a nuestra historia personal, nuestros antepasados, la herencia emocional y psíquica que recibimos de la familia. Son nuestras raíces y, en última instancia, nuestro arraigo en El núcleo más íntimo de nosotros mismos. Una planta absorbe los nutrientes de la tierra por las raíces, que además constituyen el soporte que hace que el viento no se la lleve. De manera semejante, la casa IV tiene que ver con la necesidad de recibir alimento, de defender nuestro terreno y de estar firmemente arraigados en el suelo de nuestro ser interior.

Melanie Reinhart, pág. 136
Significado y Simbolismo de Quirón



La casa Cuatro describe al progenitor “oculto”, es decir, a aquel que ha estado menos presente física o emocionalmente y es, por consiguiente, más desconocido y misterioso.

Melanie Reinhart



Los padres, por lo común, no aprecian la individualidad única de sus hijos sino que los miran como extensiones de sí mismos más o menos como miran sus finas ropas y sus bien cuidados céspedes y brillantes automóviles que consideran como extensiones de sí mismos y que representan su status en el mundo. (...) La dificultad que generalmente parecen tener las personas en cuanto a apreciar el carácter individual y separado de quienes están cerca de ellas, pone trabas no sólo a sus funciones parentales sino también a todas las relaciones íntimas, incluso las del matrimonio.

Dr. M. Scott Peck, págs. 168-170
La Nueva psicología del Amor



El signo astrológico (y planetas) que está situado en la parte inferior de la carta (el IC) representa nuestra zona más oscura, el lugar más bajo de la órbita solar y constituye, por lo tanto, uno de los puntos más vulnerables a las acometidas de la sombra.

Liz Greene, Astrología Moderna



Normalmente, yo atribuyo la décima casa a aquel de los padres que nos configuro más, que tuvo sobre nosotros la influencia dominante. Al menos conocido, al más misterioso, le asigno entonces la casa cuatro.

Howard Sasportas


En el rico tejido de la simbología que hemos heredado de nuestro pasado, el norte (MC) es con frecuencia el lugar del espíritu, el lugar del renacimiento, la morada de los dioses. El Sur (IC) es el sitio del corazón, de la tierra y de la materia. Los puntos norte y Sur del horóscopo están relacionados con los misterios más profundos: las raíces a partir de las cuales brota un hombre y que alimentan su vida inconsciente, y la misión que está llamado a cumplir en el mundo del cual forma parte.

Liz Greene Pág. 178
Relaciones Humanas


En la Casa IV se encuentra el nivel de integración de los factores básicos de la personalidad.

Jorge César Parodi


Los triángulos pueden desarrollarse dentro de la familia mediante la separación de los padres. A menudo esto se ve retratado en la carta natal mediante oposiciones entre la Cuarta y la Décima. tales oposiciones no indican necesariamente que los padres se hayan separado, pero suele haber conflicto y separación a un nivel psicológico, si no lo hay a nivel físico (...)
Si hay planetas en la Cuarta que sugieren amor e idealización, y los padres se separan, los sentimientos reprimidos hacia el padre pueden alimentar triángulos. Esto es aplicable a ambos sexos. No debería sorprendernos que una mujer que provenga de este tipo de entorno familiar, con este tipo de configuración de carta, acabe jugando a ser instrumento de Traición y se arroje en brazos de un hombre casado. Igualmente, puede encontrarse siendo la traicionada, casada con alguien igual que su padre. O puede convertirse en la Traidora como una defensa, porque ha decidido no acabar como su madre. Un hombre con el mismo entorno y carta natal puede acabar eligiendo inconscientemente a una mujer como su madre y entonces, ante su horror, encontrarse a sí mismo en los zapatos de su padre. un triángulo puede ser inevitable porque cuanto más inconscientes sean los sentimientos hacia el padre amado y perdido, más posibilidades habrá de que emerjan posteriormente en una relación adulta.

Liz Greene
Del artículo, "Las relaciones y como sobrevivir a ellas"


Astrológicamente, los planetas en las Casas Cuarta, Octava y Duodécima pueden sugerir energía, pautas y cualidades que son heredadas, pero que necesitan de la conciencia individual para liberar sus dimensiones más positivas. Si quedan inconscientes, pueden liberar dimensiones más destructivas empujando al individuo a conductas compulsivas que terminan en situaciones que se sienten "destinales". Los significadores parentales -planetas ubicados en las Casas Décima o Cuarta o haciendo conjunción al Medio Cielo o al Fondo de Cielo desde las Casas Novena o Tercera- también pueden ser importantes para comprender la herencia familiar. Y yo le daría considerable significación al emplazamiento de Plutón en el horóscopo, prestando especial atención a su posición sobre un ángulo, ubicado en las Casas Cuarta, Octava o Duodécima, o haciendo un aspecto fuerte al Sol o a la Luna. Este planeta parece reflejar aquella "Ley de la Naturaleza" a la que los griegos tenían tanto temor reverencial y respeto -un tipo de justicia natural instintiva que está al servicio de la supervivencia y evolución de las especies, del grupo y del demonio creativo de la familia. Si la maldición familiar implica alguna violación de la ley natural por parte de generaciones anteriores, podemos esperar que Plutón se encuentre fuerte en la carta, exigiendo que el individuo enfrente y haga las paces con una herencia del pasado que exige reparación. Hasta que se cumpla este desafío, los propios potenciales del individuo pueden ser parcial y aún totalmente dirigidos por cuestiones que se iniciaron mucho tiempo antes del propio nacimiento.

Liz Greene
Del artículo El oráculo u la maldición familiar


Un planeta en el IC o en el MC describe algo arquetípico que es el regalo de la herencia de la familia. Pero de algún modo este regalo no ha sido vivido del modo correcto. Algo ha bloqueado o ha corrompido por los miedos personales, necesidades, y las avaricias de miembros de familia, o por presiones intolerables colectivas. El individuo que nace con un planeta en uno de estos ángulos tiene que encontrar un modo nuevo de expresión de ese planeta. Las maldiciones de la familia no son retratadas en una carta por aspectos negativos. Se aprecian más como regalos de familia. Y esto es porque son lo mismo. Como Cassius dice a Brutus, el defecto yace no en nuestras estrellas, sino en nosotros mismos.

Liz Greene
Significado astrológico del Sol

La casa cuarta y el nadir de la carta simbolizan la estabilidad fundamental de la existencia humana. Tradicionalmente se ha asociado esta casa con el hogar y, casi siempre, con la madre, ya que la madre simboliza la continuidad de la vida ancestral, puro conservadurismo, la inercia" del ser que busca permanecer como ha sido desde el principio. Pero la cuarta casa tiene un significado más amplio. Simboliza lo que, para un individuo, representa las raíces o el centro de su ser actual como persona. Intenta experimentar, en la meditación, que estás realmente dispuesto a aceptar -y aceptar sin lugar a dudas- como los cimientos de tu persona individual. La casa cuarta de tu carta y lo que ella contenga te darán indicios sobre la mejor forma de llegar al centro y convertirte, así, en un ciudadano del universo.

Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 133




LA QUINTA CASA




El hombre no está completo sino cuando juega.
Schiller

Un hijo es una pregunta que le hacemos al destino.

José María Peman




En la casa Cuarta descubrimos nuestra identidad propia y distinta, pero en la Quinta nos regodeamos en ella. El fuego de la casa Uno arde sin saber siquiera que está ardiendo, el de la casa Cinco lo hace con plena conciencia, jubilosamente atizado por el sí mismo. La naturaleza de la vida es crecer, y esta casa (asociada naturalmente con Leo y con el Sol) refleja nuestra urgencia por expandirnos, por ser cada vez más y por irradiar lo que somos hacia afuera, hacia la vida, como el Sol. En el momento en que llegamos a la casa Quinta ya sabemos que no somos todo, pero no estamos contentos simplemente con ser "alguien"; queremos ser alguien especial. No somos todo lo que existe, pero podemos tratar de ser lo más importante que existe.
        La función del Sol en nuestro sistema solar es doble: brilla, da calor y vida a la tierra, pero sirve también como principio organizativo central en torno del cual los planetas describen sus órbitas. En este sentido, el Sol es como el ego personal, el "yo", el centro de conciencia alrededor del cual giran los diferentes aspectos del sí mismo. Los individuos con emplazamientos fuertes en la casa Cinco participan de las cualidades del Sol. Necesitan brillar y crear desde su propio interior; necesitan sentirse influyentes; y necesitan sentir que hay otros que giran en torno de ellos. Para algunos, esto significa literalmente ser siempre el centro de atención, una avidez de ser adorados, como el Sol. Había una mujer con el Sol y Marte en la casa Cinco, que no podía tolerar encontrarse en una habitación con el televisor encendido, porque eso significaba que en la habitación podía haber personas que no estuviesen pendientes de ella. Debemos recordar que, por más que su disposición central y su importancia sean vitales para nosotros, el Sol no es el único sol de la galaxia, sino sólo uno de tantos. La letra de una conocida canción nos recuerda que "todos somos estrellas".
        Profundamente enclavado en nuestra psique, y reverberando en la totalidad de la casa Cinco, hay un deseo innato de que nos reconozcan por nuestras cualidades especiales. De niños creemos que cuanto más simpáticos, encantadores y cautivantes seamos, con más seguridad mamá ha de querer amarnos y protegernos. Esclavizar y fascinar a otros mediante nuestro encanto y nuestro valor peculiar es una manera de asegurarnos que nos alimenten, protejan y cuiden, con lo que es más probable que sigamos vivos.
        Otra nota definitoria de la casa Quinta es su generosidad, que significa simplemente "capacidad de producir". Estos dos principios, la necesidad de ser amados por lo que tenemos de especial y el deseo de crear desde nuestro propio interior, están en la base de la mayor parte de las asociaciones tradicionales con la casa Cinco.
        Esta casa es la zona de la carta que se atribuye a la expresión creativa, en su forma más obvia en actividades artísticas, aunque la creatividad de la casa Cinco no necesita limitarse a pintar un cuadro o ser bailarín. Los científicos o los matemáticos pueden entregarse a su obra con tanta pasión y espíritu artístico como Picasso o la Pavlova. Los signos y planetas en la casa Quinta dan indicios de las posibles canalizaciones de la expresión creativa. Mercurio o Géminis en esta casa pueden denotar talento para escribir o para hablar en público; Neptuno o Piscis pueden estar absorbidos por la música, la poesía, la fotografía o la danza. Cáncer y Tauro podrían exhibir aficiones culinarias, en tanto que Virgo en esta posición puede lucir especiales habilidades para la costura y el trabajo manual. Más bien que describir hacia qué orientación creativa nos canalizamos, los emplazamientos en esta casa sugieren la manera y el estilo con que perseguimos nuestros objetivos. Una pieza de música puede ser un tour de force intelectual (Mercurio o Urano), pero también brotar directamente del corazón (Luna o Neptuno). Hay personas cuya producción nace espontánea y jubilosa, en tanto que otras sufren intensos dolores de parto. Trascendiendo la expresión puramente creativa y por encima de ella, ésta es la casa del actor, y representa nuestra manera de abordar el arte de vivir.
        Las salidas creativas asociadas con la casa Quinta incluyen también los deportes y la recreación. Para algunos es el reto del atletismo, el desafío y la competición, el placer de ganar y salir primero. Para otros, es el éxtasis mismo del ejercicio y el gozo del enfrentamiento con los elementos o con circunstancias azarosas. De modo similar, corresponden también a la casa Cinco el juego y la especulación bursátil, actividades en las que ponemos a prueba nuestra imaginación y nuestro ingenio luchando contra el azar y el destino.
        En términos más amplios, la casa Cinco se asocia con los hobbies, las diversiones y las actividades placenteras del tiempo de ocio, cosas todas que impresionan como tremendamente triviales para una casa regida por el Sol y Leo. Sin embargo, al examinarlas resultan ser más importantes de lo que parece a primera vista. Esta casa describe actividades que nos hacen sentir bien con nosotros mismos y contentos de estar vivos. Los hobbies y las diversiones para el tiempo libre nos dan oportunidad de participar en algo que nos gusta y que queremos hacer. Por mediación de esos pasatiempos sentimos el goce de estar totalmente entregados a algo. Desdichadamente, la mayoría de nosotros tenemos carreras o trabajos que no nos permiten semejante grado de compromiso y, a menos que tengamos intereses que durante nuestro tiempo libre nos permitan revigorizarnos y recuperar energías, corremos grave peligro de que el entusiasmo y la vitalidad nos agoten. Vistos bajo esta luz, los hobbies y los entretenimientos tienen un efecto casi terapéutico. La palabra "recreación" significa literalmente renovar, revitalizar e inspirar con vida y energía. Los planetas y los signos en la Quinta casa sugieren qué tipos de actividades podríamos practicar durante el tiempo libre, y de qué manera abordarlas.
        También el romance tiene cabida bajo el rubro de la casa Cinco. Además de ser emocionantes, apasionados, desgarradores o lo que fuere, los encuentros románticos aumentan nuestra sensación de ser algo muy especial. Nos convertimos en el foco principal de la atención de otra persona y de sus sentimientos, y podemos entregar a otro ser nuestro amor más especial. Los emplazamientos en la Quinta casa revelan de qué manera creamos el "clima de romance" -es decir, el (los) principio(s) arquetípico(s) que más probablemente se activa(n) en tales situaciones-, además de decirnos algo sobre el tipo de persona que inflama nuestros sentimientos.
        También la expresión sexual se vincula con la casa Cinco. Una buena relación sexual contribuye a nuestra sensación de dignidad y poder, al subrayar tanto nuestra capacidad de dar placer como la de atraer a otros hacia nosotros. Este poder para encantar y mantener la atención de otros es muy tranquilizador y satisface instintos de supervivencia profundamente arraigados. (Compárese esto con la casa Octava, donde procurarnos trascender nuestras limitaciones personales mediante la intimidad.)
        Todo esto nos lleva a una de las principales representaciones de la Quinta, es decir, los hijos, las creaciones del cuerpo y las extensiones físicas del sí mismo. La mayor parte de las personas expresan básicamente sus impulsos creativos (y simbólicamente se aseguran la supervivencia) mediante la generación de progenie. En tanto que las casas Cuatro y Diez indican de qué manera vemos a nuestros padres, los emplazamientos en la Quinta casa describen los arquetipos constelados entre nosotros y nuestros hijos. Aquí, los signos y los planetas reflejan lo que significa para nosotros nuestra progenie. De la misma manera que los ejemplos tomados de otras casas, también los emplazamientos que se encuentren en ésta pueden ser interpretados de diversas maneras. Por ejemplo, Júpiter en la casa Cinco puede producir literalmente hijos jupiterianos: los nacidos bajo el signo de Sagitario o con Sagitario ascendente, o con Júpiter en conjunción con un ángulo o con el Sol, etc. o bien podemos entender que Júpiter en la casa Quinta significa nuestra predisposición a tropezar con Júpiter en ese aspecto de la vida: proyectamos a Júpiter sobre nuestros hijos, o tendemos a registrar en ellos el lado jupiteriano con preferencia a cualquier otro de sus rasgos. Los planetas en esta casa describen también nuestra experiencia en el rol de padres. Los que tengan en ella a Saturno pueden sentirse aterrorizados ante la responsabilidad que significa serlo, y temer que no serán capaces de cumplir con ella. En cuanto a la idea que tiene Urano de lo que es criar niños, es probable que abarque las teorías más recientes y vanguardistas que existan sobre el tema.
        Más que limitarse a describir a los hijos externos, se podría con justicia decir que la casa Cinco es la casa de nuestro propio Niño Interno, de aquella parte de nosotros a la cual le encanta jugar y que se mantiene eternamente joven. Dentro de todos nosotros hay un niño (o una niña) natural y espontáneo, que ansía que lo quieran por su propia calidad especial y única. Sin embargo, es frecuente que mientras somos pequeños esa parte quede anulada Con demasiada frecuencia, nos aman porque nos adaptamos y nos ponemos a la altura de las expectativas y modelos de nuestros padres, y no por ser quienes somos. De esta manera perdemos la fe en nuestra individualidad en embrión y nos convertimos en lo que el análisis transaccional llama "el niño adaptado". Invariablemente, hemos de proyectar sobre nuestra progenie el estado de nuestro propio niño interior. Podemos curar a ese "niño herido" que llevamos dentro dando a nuestros propios hijos o a otros jóvenes que encontremos el amor y la aceptación que nos fue negada cuando niños. De cualquier manera que lo consigamos, nunca es demasiado tarde para tener una niñez feliz.
        Aumentamos y enriquecemos nuestra peculiar identidad, y ejercitamos nuestro propio poder mediante las efusiones creativas de la Quinta casa. Como resultado, incluso es posible que generemos obras de arte asombrosas, ideas y libros valiosos o hijos capaces que de alguna manera hagan su aporte a la sociedad. Sin embargo, beneficiar a la sociedad no es la principal preocupación de esta casa. Basta con evocar la renuncia que sienten muchas personas al tener que entregar al mundo ya sea sus hijos o sus obras de arte. En la casa Quinta, creamos principalmente para nosotros mismos, porque el sí mismo encuentra júbilo y orgullo en hacerlo, y porque crear es parte de su naturaleza.





El Signo en la cúspide de la V indica el género de expresión que permitirá a la egoicidad verdadera revelarse activamente, en las circunstancias que condicionan el destino. El planeta regente de este Signo indica, según su posición en Casa, el campo de experiencia principal en el que es preciso focalizar esta expresión o quien la condiciona en primer lugar. Los planetas en Quinta van a colorear los intentos de auto-expresión así como la cualidad de la expresión. Ellos dan indicaciones sobre la naturaleza emocional y sobre lo que la modifica.
   Estas indicaciones no se refieren a lo que debe llegar en la vida, sino a lo que está a disposición del yo para utilizarlo. No representan una fatalidad, sino las ocasiones particulares y necesarias para exteriorizar y realizar concretamente su propia genialidad. Es pues preciso intentar utilizar de manera las cualidades del Signo en la cúspide de la V como material de base para la expresión creadora individual, hay que aprender a utilizarlas plenamente.
   Es preciso también comprender que la creatividad de una persona no depende de la presencia o ausencia de planetas en la Quinta. Alguien que no tenga planetas en la Cinco puede ser intensamente creador. De hecho, su creatividad no plantea problemas; será natural y espontánea. Ya que no hay problemas ligados a la creatividad, esta última no constituye en esta vida, el medio de desarrollar su individualidad. El desarrollo consciente e individual está siempre ligado a las experiencias de las Casas que contienen planetas... Muchos astrólogos no comprenden la importancia de lo que acabamos de decir. Según la tradición, es necesario un acento sobre la Cinco para poder decir que la persona será un creador dotado, un gran amante o un procreador prolífico. Esto no es exacto; un acento sobre la V indica sobre todo que la atención de la persona estará constantemente atraída por las experiencias propias de la Quinta. Debe escoger conscientemente, crear según sus medios, a un nivel o a otro, o bien la vida le va a imponer problemas en las experiencias de la V, problemas que es preciso ver -nunca se repetirá bastante como ocasiones para desarrollarse conscientemente como individuo-. Allí donde no hay problemas la vida fluye apaciblemente en el nivel biológico y socio-cultural. No hay ninguna incitación a la individualización y, mucho menos, a la transformación. Se individualizará y se transformará gracias a los problemas que resuelva, a las confrontaciones aceptadas valerosamente, a las crisis que solas permiten una metamorfosis. Estos problemas confrontaciones y crisis no se presentan mas que en las Casas que contienen planetas.

Alexander Ruperti, pág. 116-117
La Rueda de la Experiencia Individual


En la quinta casa, una persona procura engrandecer su propia naturaleza. Le interesa más ser "original" que originar algo.

Dane Rudhyar



En la Cinco no se busca en general, una relación, sino solamente la expresión del yo. Se expresa lo que se es; se enseña su manera de sentir las cosas, se libera sus emociones, se continúa lo que se cree ser su objetivo en la vida. Pero se es siempre (el eje yo-mismo) el actor, el centro de interés; el mundo sólo es la escena. Y lo que se siente ser no corresponde generalmente a lo que se es de verdad.

Alexander Ruperti, pág 139
La Rueda de la Experiencia Individual


Los planetas emplazados en la quinta describen cuáles son las cosas que más naturalmente nos vemos inclinados a crear; la vivencia de la divinidad por mediación de un planeta en la casa cinco se expresará en la forma de la deidad con la que nos encontremos

Liz Greene, Neptuno



En la astrología védica de la India, a las casas de fuego (1, 5 y 9) se las conoce como las casas del dharma, y por ello se las relaciona con la acción correcta. A la quinta, específicamente, se la conoce por simbolizar la "inteligencia creativa", que no es la mera capacidad intelectual, sino una percepción más intuitiva que incluye el instinto creativo. Todas las casas de fuego tienen que ver con la proyección de los sueños en el mundo físico con la esperanza de verlos manifestarse; pero la casa quinta en especial, al ser la más creativa de todas, representa una fuerte necesidad de ver los efectos en el mudo de las propias aventuras creativas y de autoexpresión.

Stephen Arroyo, pág. 195
Júpiter

Si bien una quinta casa muy fuerte influye en un comportamiento extrovertido y podría hacer pensar en un carácter "diurno" de esta casa, en realidad tal comportamiento no es en absoluto independiente, sino determinado, como en todas las casas del sector nocturno, por algo preexistente: se trata de tono vital físico y espiritual. Opuesta a la casa undécima, que es la casa del equilibrio, de la mesura, del autocontrol, la quinta casa está relacionada con la posibilidad de excesos que se manifiestan cuando la vitalidad es arrasadora o está mal orientada: placeres desordenados o excesivamente dominantes en la vida, búsqueda de goces siempre más intensos y peligrosos. En este punto son particularmente identificables las tendencias a los paraísos artificiales o a la dispersión en muchas aventuras eróticas.

Lisa Morpurgo, pág. 160
Introducción a la astrología

Si queremos utilizar para meditar algunos factores que forman parte del simbolismo de la casa quinta preguntaremos lo siguiente: ¿Dónde me coloco como fuente de energía que se libera? Tengo derecho a estampar por la fuerza en el mundo las energías biopsíquicas que, una vez estabilizadas dentro del "motor" de mi personalidad, producen un sobrante de energía? ¿Me expreso a mí mismo sin tener en cuenta las necesidades y las relaciones de otra gente, sin preocuparme para nada de lo que pueda ocurrir, con tal de liberarme de lo que el filósofo romántico Nietzsche, llamó "el insoportable tormento de la plenitud"? Es, realmente, un exceso de energía; pero ¿no podría ser simplemente el resultado de haber sido condicionado por mi entorno, por las modas sociales o por los hábitos peculiares de mi clase o de mi grupo? ¿Estoy seguro que lo que han hecho de mí mi soledad y mi cultura, o lo que hice yo mismo de mí, tal vez como protesta, es un ejemplo válido que quiero imprimir en mis hijos, en mis amigos o asociados?

La casa quinta no responderá a nuestra pregunta, sea cual sea su cúspide y tenga o no tenga planetas. pero sí podría indicarnos dónde y cómo se pueden encontrar las respuestas.


Si, por ejemplo, tienes a Marte en la casa quinta, eso no significa que lo natural y maravilloso para ti sea lanzarte de cabeza hacia todo lo que deseas en el exterior. Ni hace de ti un jugador o un don Juan. Lo que hace es sugerirte que, en tu impaciencia natural por realizar exteriormente lo que eres por dentro como persona individual, debes poner un cuidado especial en la calidad de la energía que estás liberando cuando te expresas a ti mismo, es decir, en el carácter intrínseco, en el ritmo y en la pureza de esa energía. 


Dane Rudhyar
Astrología y vida espiritual, página 135-136


LA SEXTA CASA




Aquel que tiene habilidad para algo, lo que sea, tendrá ciertamente también muy poderoso en su nacimiento el astro que significa esta cosa.

Ptolomeo





El principal problema con la Quinta casa es la tendencia a "pasarse". Expresarnos nos deleita, pero no sabemos cuándo detenernos. En la Quinta casa ya no creemos que seamos todo, pero seguimos creyendo que podemos ser o hacer cualquier cosa. La Sexta casa sigue a la Quinta, y nos recuerda cuáles son nuestros límites naturales, y la necesidad de llegar a una definición más clara de nosotros mismos. Lo mismo que la filosofía Zen, la casa Sexta nos pide que respetemos y recuperemos la "perfección de nuestra naturaleza original", que lleguemos a ser aquello que sólo nosotros somos (nada más ni nada menos) y que vivamos todo eso en nuestra vida cotidiana. Nuestra verdadera vocación es ser nosotros mismos.
        La casa Seis amonesta con un dedo a la Quinta y replica:

  Muy bien, es maravilloso dar expresión a tu capacidad creativa, pero, ¿realmente lo has hecho con tanta lucidez? Ese cuadro no está tan bien, y sin embargo te has agotado quedándote dos noches sin dormir para terminarlo.

o bien

Seguro que estás teniendo un romance muy emocionante, pero ¿has examinado los aspectos prácticos de una relación a largo plazo, por no hablar del hecho de que no puedes aguantar la loción que él usa después de afeitarse?
o bien
Te felicito por la nena que has tenido. Ahora adapta a ella tu vida y tus horarios, y ocúpate de que no le falten pañales limpios.

o bien

¿Recuerdas aquella fiesta de la semana pasada, en que realmente te desataste? Cuando la evocas, ¿no te parece que quizás hayas ofendido a aquel muchacho tímido del rincón, que ni siquiera pudo decir palabra porque tú monopolizaste la conversación?


        Ha llegado el momento de hacer inventario de nosotros mismos, de discriminar entre las prioridades, de evaluar el uso que hacemos de nuestro poder y de nuestras capacidades y, sobre todo, de reconocer los límites y la verdad de nuestra propia naturaleza y de nuestra humanidad.
        Por más que se lo intente, una semilla de pera jamás podrá convertirse en un manzano. Ni debe hacerlo, si -como dijo Kierkegaard- creemos que "querer ser aquello que uno realmente es, constituye por cierto lo opuesto de la desesperación". La casa Sexta nos habla precisamente de ceñirnos a nuestro plan y llegar a ser precisamente lo que estamos hechos para ser. Ello nos hace sentir bien; pero las consecuencias de no respetar las verdades de nuestra propia naturaleza son el estrés la frustración y la enfermedad: otros tantos mensajeros que nos dicen que algo anda mal y que es necesario examinarlo.
        La realidad tiene tanto un "adentro" como un "afuera". La casa Seis indaga en la relación existente entre lo que somos por dentro y lo que nos rodea en el afuera; la correlación entre el mundo interno de la mente y los sentimientos, y el mundo externo de la forma y el cuerpo. Todos los rótulos tradicionales de la casa Sexta, "trabajo, salud1 servicio y adaptación a la necesidad", se derivan de esta conexión cuerpo/mente.
        Es un hecho básico de la existencia que la vida ha de ser vivida dentro de límites. Por más divinos o maravillosos que nos consideremos, igualmente tenemos que comer, cepillarnos los dientes, pagar las cuentas y hacer frente a las necesidades de la diaria realidad mundana. Además, cada uno de nosotros tiene un cuerpo y una mente determinados, y tiene que cumplir una determinada tarea. En cierto modo estamos "diseñados" para servir a un propósito o función especificados en nuestra propia estructura y naturaleza individual. Nadie puede realizar mejor que nosotros ese propósito. Como mejor servimos es siendo quienes somos. Mediante los necesarios refinamientos y adaptaciones de la casa Seis, llegamos a ser lo que sólo nosotros podemos ser.
Alguien dijo una vez que "trabajar es el alquiler que pagamos por la vida". Para muchos de nosotros, el trabajo es algo que tenemos que hacer con el fin de mantener la existencia cotidiana. También un empleo implica una rutina y una adaptación diarias. Tenemos que llegar allí más o menos a horario, y no podemos llevar una vida tan libre y espontánea como quizá nos gustaría, si sabemos que hemos puesto el despertador para que suene a las siete de la mañana. Tenemos que estructurar nuestro tiempo, establecer prioridades y tomar medidas. En cierto sentido, la necesidad de ajustarnos a un horario rígido nos ayuda a ordenar y pautar la vida. Escapamos de la angustia existencial que podría provocarnos la libertad de opción por la conciencia de que tenemos un trabajo y sabemos dónde nos corresponde estar.
        Idealmente, sin embargo, la fuerza laboral se compone de diversos individuos, cada uno de los cuales ponen en práctica las actividades para las cuales ha aprendido a ser más hábil. El resultado final es un producto perfectamente acabado, o el mantenimiento del adecuado funcionamiento de la sociedad. Los planetas y los signos existentes en la casa Sexta describen problemas relacionados con el trabajo y el empleo a Y sugieren los trabajos que potencialmente somos más capaces de hacer. Es probable que los emplazamientos en esta casa revelen la naturaleza de nuestro trabajo; Júpiter o Sagitario podrían indicar un viajante, la Luna o Cáncer alguien dedicado a los niños y Neptuno o Piscis un trabajo de barman o similar. Pero, mucho más que describir el tipo de empleo, los emplazamientos en esta casa sugieren la forma en que encaramos (o debemos encarar) la realización del trabajo; no sólo lo que hacemos, sino cómo lo hacemos. Por ejemplo, quienes tengan en esta casa a Saturno o Capricornio quizá prefieran un trabajo estable, con exigencias claramente definidas, y que les permita trabajar en forma lenta y continua, mientras que quienes tienen en ella a Urano y Acuario normalmente se rebelan ante la obligación de tener que marcar en un reloj y más bien prefieren trabajar sin que ningún jefe esté vigilándolos.
        La naturaleza de las relaciones con los colaboradores aparece también en los emplazamientos de la casa Sexta. Venus o Libra aquí pueden hacer que el nativo se enamore de alguien en el trabajo; Plutón o Escorpio favorecen las intrigas y los enfrentamientos complejos. La casa Seis esta en "cuadratura natural" con la Tres, y los “asuntos no resueltos” relacionados con los hermanos y las primeras relaciones entre compañeros puede volver a plantearse con los colaboradores.
        Las situaciones laborales pueden hacer que nos encontremos en relaciones de desigualdad. Es posible que tengamos a treinta personas trabajando a nuestras órdenes, pero que también nosotros dependamos de otras treinta. Tanto la forma en que ejercemos la autoridad, como nuestra actitud en la posición de subordinados, pueden verse en la casa Sexta. Es una especie de ensayo para las relaciones de igualdad que establecemos en la casa Siete.
        La casa Sexta describe también nuestra relación con el mecánico que nos mantiene el coche, con el médico y su recepcionista, con el lechero... es decir, eón cualquiera que en alguna forma nos preste sus servicios. También nuestras propias cualidades "de servicio", lo mismo que nuestros sentimientos y actitudes más profundas referentes al servicio, se manifiestan en los emplazamientos de esta casa. Es éste un punto que no se ha de tomar a la ligera, ya que para muchas personas la humildad y el servicio constituyen el pináculo de todo humano empeño, el camino hacia Dios y hacia estados de iluminación cada vez mayor.
        La forma en que usarnos nuestro tiempo y la clase de atmósfera que necesitamos para funcionar sin tropiezos en la vida cotidiana aparecen en la casa Sexta. Los signos y planetas que se encuentran en ella colorean las energías que aportamos (o que deberíamos aportar) a las tareas cotidianas y la forma en que encaramos los rituales de la existencia mundana. Marte en esta posición es capaz de limpiar la casa como un "tornado blanco", mientras que Neptuno aún no acierta a recordar dónde dejó la escoba.
        También los animales domésticos -que acompañan nuestra vida cotidiana- están asignados a la Sexta casa. Esta puede parecer una consideración trivial, y sin embargo a muchas personas las afecta profundamente la experiencia de cuidar animales. Uno de estos animales domésticos puede servir de "gancho" para las más diversas proyecciones, y para algunas personas, su relación con el perro o con el gato es tan importante como la que mantienen con cualquier ser humano. En ciertos casos, un animal querido alivia lo que, de no ser por él, sería una sensación de soledad o un sentimiento de inutilidad insoportable. La pérdida o la muerte de uno de estos animalitos puede actuar como disparador de múltiples problemas psicológicos y filosóficos.
        Hay una relación obvia entre el trabajo y la salud, el otro motivo importante de la casa Seis. Por más que la ética del trabajo que domina la cultura occidental pueda parecer extremada, y por más fácil que sea abusar de ella, la necesidad de ser productivo y útil sigue siendo, sin embargo, básica para la naturaleza humana. Un exceso de trabajo resiente la salud, pero es posible que demasiado poco trabajo nos produzca apatía y letargo. Ser laboralmente innecesario no sólo nos priva de una fuente de ingresos, sino también de una fuente de sentido de nuestro propio valor, y de la sensación de tener un objetivo. Diversos estudios han demostrado que las cifras de enfermedad registradas se incrementan en las zonas donde va en aumento la tasa de desempleo. A la inversa, algunas personas se valdrán de la enfermedad como manera de eludir un trabajo que aborrecen o que no es para ellas.
        La preocupación de la Sexta casa por la artesanía, la perfección y la pericia técnica se aplica tanto a cuestiones de salud como a las del trabajo. En condiciones óptimas, el cuerpo es un mecanismo delicadamente afinado, donde las diferentes células trabajan para bien de la totalidad del organismo. Cada célula es una entidad en sí misma, y sin embargo cada una es parte de un sistema mayor. Cada célula debe “hacer lo suyo”, pero cada una debe también someterse a las exigencias de una totalidad mayor. En una persona sana (como en una sociedad sana), cada una de las partes (individuos) que la componen se hace valer y, sin embargo, trabaja en armonía con los demás componentes. La casa Sexta nos pide que organicemos nuestras diferentes partes -es decir, mente, cuerpo y sentimientos- en una relación de funcionamiento armonioso.
        Muchos individuos con emplazamientos en la casa Sexta se interesan especialmente por la salud y la condición física, algunos en un grado obsesivo. En los casos extremos, las dietas y técnicas especiales para mantener el funcionamiento óptimo del cuerpo dominan y estructuran la vida hasta el punto de no dejar mucho tiempo para otras actividades. Sin embargo, muchos excelentes sanadores tienen una acentuada casa Sexta, y eso puede ir asociado tanto con la medicina tradicional como con carreras orientadas hacia la homeopatía, la osteopatía, la herboristería, el masaje y actividades similares.
        Hemos mencionado ya que el cuerpo, la mente y las emociones operan como una unidad. Lo que pensamos y sentimos afectará al cuerpo, e inversamente, el estado de éste influirá sobre cómo sintamos y pensemos. Psique (la mente) y soma (el cuerpo) están inextricablemente ligados. Los desequilibrios fisiológicos y químicos dan origen a problemas psicológicos, en tanto que una conmoción emocional y mental puede manifestarse en síntomas físicos. Es probable que la Sexta casa revele algo referente a la significación psicológica subyacente en algunas enfermedades. Saturno podría indicar no solamente artritis, sino cierta rigidez en el enfrentamiento con la vida cotidiana. Marte en la Sexta se precipita en la vida, trabaja hasta agotarse de cansancio y, finalmente, terminan diagnosticándole alta presión sanguínea. Sin embargo, referirse a la casa Seis solamente en relación con la salud es una simplificación extrema.
        A través de los problemas de la Sexta casa nos refinamos, perfeccionamos y purificamos, en última instancia, nos convertimos en un "canal" mejor para ser quienes somos. Aun siendo el más inspirado de los artistas (casa Cinco), a menos que aprendamos los instrumentos del oficio (casa Seis) -el uso adecuado de pinceles, pinturas y telas- no seremos capaces de concretar o realizar nuestras posibilidades. Se ha dicho que "la técnica es la liberación de la imaginación". Tales son las verdaderas consignas para la Sexta casa.
        Nos embarcamos en la vida sin tener conciencia de nuestra peculiar individualidad, y para el final de la casa Sexta tenemos un sentimiento mucho más definido de nuestra propia identidad y de nuestro propósito particular. Como la casa Tercera, la Sexta emplea la actividad del cerebro izquierdo para reducir las cosas a partes. El problema con la casa Sexta es que terminamos por ver el mundo demasiado en función de "lo que soy yo" y "lo que no soy yo". Cuando nos caracterizamos por los rasgos que nos distinguen de los otros -por el peso, la altura, el color de la piel, el trabajo, el coche, la casa- nos quedamos con la sensación de que hay una distinción absoluta entre quiénes somos y quiénes son otras personas. Mientras que el propósito de las seis primeras casas es hacernos tomar conciencia más cabal de nosotros mismos en cuanto individuos separados, a las seis últimas (de la Siete a la Doce) corresponde volver a reunirnos con los otros. De no hacerlo así1 la vida es de una soledad terrible.





Un planeta en la Seis indica qué recursos se deben utilizar para hacer frente a sus crisis personales. Las actividades y facultades representadas por él o los planetas en la Seis pueden exteriorizarse fuertemente en los momentos de crisis así como en la ejecución regular de su trabajo. Indican también la actitud personal hacia la enfermedad y el problema de auto-disciplina.

Alexander Ruperti, pág. 128
La Rueda de la Experiencia Individual


Cuando hayamos comprendido que la casa VI representa una fase de purificación, educación y desarrollo de la humildad mediante el contacto inmediato con el nivel material de la experiencia, podremos empezar a interpretar esta casa de una manera verdadera y positiva.

Stephen Arroyo, pág. 138
Manual de Interpretación de la Carta Natal


Los planetas que están en la sexta nos piden el reconocimiento de nuestra interconexión con el mundo invisible, y además, que hagamos lo posible por expresar esta relación en los rituales de nuestra vida cotidiana.

Liz Greene
Neptuno


Para mí la casa seis es un área que suelo llamar "el departamento de reparación y mantenimiento" en el nivel psicológico. Es la forma en que nos relacionamos con las cosas que se rompen, y no sólo físicamente en el mundo exterior, sino también en nuestro interior, como la forma en que resolvemos los problemas. Pero también es fácil proyectar, es decir, no saber de quién son los problemas que estamos resolviendo. ¿Son realmente nuestros o están ahí fuera? Aquí puede darse la confusión. Es decir que en alguna parte hay esa sensación de enfermedad, de algo que funciona mal o que se ha roto, y que es necesario reparar. ¿Eso está en mí? ¿Soy capaz de interiorizarlo y reconocerlo, o lo suprimo y lo proyecto al exterior para convertirme en un "reparador" del mundo?

Richard Idemon, pág. 146-147
El Hilo Mágico



En la Casa VI, la experiencia de estar mezclado con algo más grande requiere una reacción terrena. Para poder sobrevivir debemos diferenciarnos. En lugar de perder nuestra identidad al encontrarnos con las complejidades del cuerpo y del mundo material, creamos orden, estructura, nombres para las cosas, disciplinas, habilidades: en resumen, todos los rituales de Virgo que aseguran que, aunque seamos parte de algo mayor y debamos inclinarnos ante su necesidad, al menos sintamos que podemos manejarlo porque tenemos límites. El "trabajo", desde la perspectiva de la Casa VI, no es lo que hacemos por vocación: ese es más un tema de la X. El trabajo en la Casa VI es el medio por el cual podemos ocupar nuestro lugar en el orden cotidiano de las cosas. Es el trabajo como un ritual, como medio para establecer el orden en nuestra vida diaria.

Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 130



La Casa VI está muy relacionada con la vida de la naturaleza; es la vida del mundo físico.

Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 131


Por intermedio de la Casa VI creamos rituales, hábitos y patrones repetitivos y seguros de comportamiento, que nos permiten manejar el cuerpo y el mundo.


Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 131


Quizás no entendamos completamente hasta qué punto se vincula la Casa VI -y también Virgo, su signo natural- con la experiencia de algo mayor, del que uno forma parte. Por eso Virgo suele relacionarse muy bien con las plantas, los animales y los ritmos de la naturaleza. Un énfasis en la Casa VI de la carta natal suele requerir que la persona desarrolle una mayor conciencia de estos ritmos, incluidos los del cuerpo físico. Nuestros cuerpos funcionan según las leyes naturales, que compartimos con los otros reinos de la naturaleza. Somos parte de una enorme vida orgánica, interconectada, que a mendo hallamos en la Casa VI a través de alguna enfermedad o situación estresante que nos obliga a reconocer estas leyes naturales. La Casa VI nos hace abrirnos al cosmos mayor tanto como la XII, pero mediante su dimensión física.


Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 131


Cualquier planeta en la Casa VI puede evidenciar una tendencia a somatizar los asuntos psicológicos irresueltos; por supuesto el problema se verá reflejado por la naturaleza del planeta.


Liz Greene
Urano en la carta natal, pág. 137