Solamente si aceptamos nuestro odio podremos Optar por el amor. Sólo después de haber aceptado nuestra cólera podemos decidir que seremos comprensivos. De otra manera, no estaremos haciendo otra cosa que fingir que somos amables.

Howard Sasportas


La naturaleza de la vida es la totalidad, y atraemos aquellas partes de nosotros mismos que hemos negado o suprimido.

Howard Sasportas


La astrología comienza en el espacio cósmico para llegar a aquellas líneas del destino cuyos inicios se encuentran en el propio ser humano./La carta natal astrológica es una imagen del cielo tal como se aprecia en el lugar y en el momento en que nacemos, que retrata simbólicamente nuestra propia y peculiar realidad, con su pauta innata y su intimo designio. El conocimiento de la carta natal nos permite percibir qué cosas estaríamos haciendo naturalmente, si no nos hubiéramos visto frustrados por la familia, la sociedad y, lo que es quizá más decisivo, por las ambivalencias de nuestra propia naturaleza.
Nuestro ser no es sólo un don que se nos hace, sino una exigencia que se nos impone, y a nosotros nos incumbe hacer de nosotros mismos aquello que estamos llamados a ser. Finalmente, nadie más que nosotros somos responsables de lo que hacemos en nuestra vida, ni del grado en que aceptemos o rechacemos nuestra auténtica naturaleza, nuestro propósito y nuestra identidad. La carta es la mejor guía que tenernos pera el viaje de regreso a nosotros mimos. Cada emplazamiento en la carta revela la manera más natural y más apropiada de desvelar lo que somos y quienes somos. ¿Por qué no atender a los indicios que la carta tiene para ofrecernos?.

Howard Sasportas
pág 18 Las Doce Casas


... Si en nuestro crecimiento nos hemos alejado de nosotros mimos, podría ser necesaria cierta dosis de dolor o de conflicto como forma de ayudarnos a recuperar el contacto con la persona que somos realmente, o como manera de volver a llevarnos a nuestro canino, el camino para el que estamos hechos. El dolor es un mensajero que nos dice que las cosas no son como deberían ser. Si durante algún tiempo no hemos sido fieles a nosotros mismos -si hemos descuidado persistentemente las necesidades o verdades fundamentales en nuestra naturaleza- la desarmonía que de ello resulta se refleja en enfermedades, tensión y sufrimiento.

Howard Sasportas
pág 22 Los Dioses del cambio 


Si uno niega algo que lleva dentro, o lo entierra, no consigue borrarlo, sino hacerlo reaparecer con más fuerza. Pero si es capaz de mirarlo y de llevarlo a la superficie, aquello termina por encontrar una manera de convertirse o de volverse en otra cosa.

Howard Sasportas
pág 83 La Dinámica del Inconsciente 


Los tránsitos y las progresiones muestran el significado interior de los acontecimientos que se producen durante su vigencia.

Howard Sasportas



La astrología puede ser una gran maestra de aceptación y tolerancia.

Howard Sasportas


No prestar atención a lo que necesitamos hacer puede ser causa de depresión, enfermedad o fatiga. Si examinamos aquello de lo que necesitamos ocuparnos y hallamos coraje de hacerlo, liberaremos nuestra energía.

Howard Sasportas
Los Dioses del Cambio 


... Si en nuestro crecimiento nos hemos alejado de nosotros mismos, podría ser necesaria cierta dosis de dolor o de conflicto como forma de ayudarnos a recuperar el contacto con la persona que somos realmente, o como manera de volver a llevarnos a nuestro camino, al camino para el que estamos hechos. El dolor es un mensajero que nos dice que las cosas no son como deberían ser. Si durante algún tiempo no hemos sido fieles a nosotros mismos -si hemos descuidado persistentemente las necesidades o verdades fundamentales de nuestra naturaleza- la desarmonía que de ello resulta se refleja en enfermedades, tensión y sufrimiento. No importa que les prestemos atención o no: los síntomas físicos, u otras dificultades vitales, son frecuentemente esfuerzos del sí mismo por hacernos saber que en alguna parte hay algo que se ha desviado de su camino.

Howard Sasportas
pág 22 Los Dioses del Cambio 



... Cuando las personas no se parecen a su carta, cuando no da los factores más importantes del tema natal, es fácil que de ello resulte se traduzca en síntomas físicos.

Howard Sasportas
pág 23 Los Dioses del Cambio


Los planetas en tránsito no causan acontecimientos, sino que simbolizan energías y fuerzas que están operando en nosotros y que influyen en lo que encontramos y lo que atraemos en la vida.

Howard Sasportas
pág 34 Los Dioses del Cambio 



Si uno niega algo que lleva adentro, o lo entierra, no consigue borrarlo sino hacerlo reaparecer con más fuerza. Pero si es capaz de mirarlo y de llevarlo a la superficie, aquello termina por encontrar una manera de convertirse o de volcarse en otra cosa.

Howard Sasportas
pág 83 La Dinámica del Inconsciente 



La carta natal astrológica representa simbólicamente la forma en que es más posible que se expresen los impulsos y las tendencias de un individuo. Como la semilla de una planta o de un árbol, la carta contiene un diseño previo de aquello que podría llegar a ser, o en que podría convertirse, la persona plenamente evolucionada. Al mismo tiempo que nos ofrece algunas indicaciones generales referentes al proceso de desarrollo de la semilla, la carta nos dice algo sobre la naturaleza de la semilla. A partir de ello, es posible entender el mapa natal como un conjunto de instrucciones que muestran la forma más natural en que una persona puede actualizar su potencial.

Howard Sasportas
pág. 145-146 Las Doce Casas


La astrología puede ser una gran maestra de aceptación y tolerancia.

Howard Sasportas



La carta natal astrológica es una imagen del cielo tal como se aparecería en el lugar y en el momento en que nacimos, que retrata simbólicamente nuestra propia y peculiar realidad, con su pauta innata y su íntimo designio. El conocimiento de la carta natal nos permite percibir qué cosas estaríamos haciendo naturalmente, si no nos hubiéramos visto frustrados por la familia, la sociedad y, lo que es quizá más decisivo, por las ambivalencias de nuestra propia naturaleza.
Nuestro ser no es sólo un don que se nos hace, sino una exigencia que se nos impone, y a nosotros nos incumbe hacer de nosotros mismos aquello que estamos llamados a ser. Finalmente, nadie más que nosotros es responsable de lo que hacemos con nuestra vida, ni del grado en que aceptamos o rechazamos nuestra auténtica naturaleza, nuestro propósito y nuestra identidad. La carta natal es la mejor guía que tenemos para el viaje de regreso a nosotros mismos. Cada emplazamiento en la carta revela la manera más natural y más apropiada de desvelar lo que somos y quiénes somos. ¿Por qué no atender a los indicios que la carta tiene para ofrecernos?

Howard Sasportas
introducción Las Doce Casas


Es muy importante no erigirse en juez de los clientes, y esto a veces es más fácil decirlo que hacerlo, porque puede ser que a una parte de nosotros no le guste de dónde: viene el cliente, o la forma en que ha elegido vivir. Pero erigirse en juez no sirve para ayudar a nadie, y generalmente los clientes se dan cuenta cuando uno lo hace. Además, la gente que viene a pedir una lectura puede tener problemas que remuevan fuertes sentimientos en el terapeuta o le movilicen sus propios conflictos y tensiones sin resolver. Estas no son más que dos de las razones por las cuales el astrólogo psicológico necesita un terapeuta, un supervisor, un colega o incluso un buen amigo con quien puede hablar de los problemas y las preguntas que puede suscitarle una lectura (siempre manteniendo escrupulosamente la confidencialidad del cliente), en especial una lectura que, por la razón que fuere, lo haya dejado con una sensación de incomodidad. Es como si los problemas que surgen al hacer las cartas de diferentes personas sirvieran de combustible y alimento para la propia exploración psicológica, que es un proceso en continua actividad, ya que en realidad uno jamás deja de trabajar en sí mismo, de la misma manera que nunca se termina de aprender a ser mejor astrólogo.

Howard Sasportas
pág. 301 Los Planetas Interiores


Creo más en la carta que en lo que dice la persona que está sentada frente a mí. La gente no siempre es consciente de todo lo que es.
Esto forma parte del ser astrólogo: ayudar a la gente a ver aquello que ésta no conoce, o confirmar sus sospechas.

Howard Sasportas


No estoy de acuerdo con ese tipo de astrología solar que dice: «Si eres Aries eres dinámico y vigoroso», o «si eres Géminis, eres bueno para comunicar». Pienso de verdad que la tarea es trabajar constantemente para desarrollar, mejorar y manifestar cada vez más facetas del signo solar. Pienso que la premisa de la que parte esa interpretación simplista del signo solar es incorrecta. Preferiría mucho más que el horóscopo de los diarios dijera algo así: «Si eres Aries, tu tarea o propósito en la vida es encontrar el coraje, arriesgarte más y expresar lo que tú eres, no importa lo que diga la gente. Y si eres Géminis, no es que ya seas bueno para comunicar o de formular observaciones desde una perspectiva desapegada. En vez de eso, se trata de cualidades que debes desarrollar. Estas son las cosas que debes aprender y hacer en tu medio más cercano».

Howard Sasportas

Hay otro libro que puedo recomendar sobre el tema, del Dr. Bernard Rosenblum. Se llama Guía del asesoramiento astrológico.
 
Una de las cosas que dice es que, en cualquier relación, ya sea entre astrólogo y cliente, de amistad o de amor, hay una parte en la mayoría de nosotros que disfruta siendo sabia y compasiva. Ése es un buen sentimiento. Hay una parte de nosotros que se equivoca al mostrar a los demás el camino, al ser capaz de ser la única que tiene respuestas.
 
Debéis tener cuidado con que eso no os lleve a una especie de complejo de salvador, que hace que uno esté demasiado ansioso de guiar a las almas perdidas hacia la luz.
 
Ahora bien, dada la naturaleza del tema, la astrología lleva consigo sus propias trampas, lo que no es sólo culpa del astrólogo. Desde el lado del cliente, hay una propensión muy humana a acudir a alguien que tenga todas las respuestas. Se le llama la «la búsqueda del Arreglador Mágico, del Rescatador Último»; y en algún lugar de nuestro interior hay un deseo de encontrar a alguien que nos dé soluciones instantáneas y respuestas mágicas.
 
La astrología es un buen gancho para esa clase de proyección, porque es asombrosa. Los astrólogos pueden ver a una persona que no conocen y, tras unos diez o quince minutos de mirar la carta y hablar con la persona, decirle unas cuantas cosas bastante precisas.
 
La astrología posee una magia oracular. Uno aparta la hojarasca y ve la verdad. Por lo tanto, las personas que buscan a alguien que les dé soluciones instantáneas y respuestas mágicas accederán a ello acudiendo al astrólogo.
 
El peligro está en que a algunos astrólogos –y todos tenemos eso en cierto grado– les gustaría ser esa clase de personas que tiene todas las respuestas. Podéis ver aquí la confabulación entre el que quiere proporcionar todas las respuestas y el que quiere que se las den. Es engañoso, porque el astrólogo habla con la autoridad de las estrellas. El astrólogo puede atraer a su consulta tipos de clientes muy dependientes y difíciles de manejar. Hay vampiros psíquicos ahí fuera, si entendéis lo que quiero decir con ello: personas que querrán robaros toda vuestra energía psíquica. Como he dicho, el astrólogo disfruta en verdad del papel de quien tiene todas las respuestas.
 
Por eso son presa fácil de los vampiros psíquicos. ¿De verdad creéis que existen respuestas instantáneas y soluciones mágicas? Yo todavía no he encontrado ninguna. Creo que son exageraciones y distorsiones con las que un astrólogo debe tener cuidado.
 
Ram Dass usa una expresión: «encontrarse en el lugar más allá del personaje». Cuando os encontráis con los clientes, en vez de ser el astrólogo que va a ayudar a la persona que necesita ayuda, de algún modo os encontráis en un lugar más allá de ese personaje, en que simplemente sois dos seres humanos que conversan e intentan encontrar la mejor manera de ayudar en un problema concreto. De nuevo, es la idea de no olvidar nuestra condición de personas comunes. Esto parece obvio; pero si ya tenéis a vuestras espaldas mucha experiencia interpretando cartas y la gente acude a vosotros día tras día y vosotros les dais consejos, es posible empezar a pensar que son los demás los que tienen problemas y que vosotros sois los que se los podéis solucionar. Creo que en ese momento empezaréis a dejar de ser eficaces como profesionales.
 
Disipar tan pronto puedas el espejismo de que el astrólogo tiene el conocimiento mágico necesario que hará que todo sea mejor y que dirá a la persona exactamente lo que tiene que hacer. Todo el trabajo que he tenido lo ha sido por recomendación, dado que yo no pongo anuncios: lo que me ha funcionado es el boca a boca. En general, la ilusión que se crea de que el astrólogo posee un conocimiento mágico es aún peor cuando se pone un anuncio. Si trabajáis a través de recomendaciones, la gente os mandará a sus amigos porque conocen la forma en que trabajáis. Pero al ver un anuncio vuestro, alguien podría pensar: «He aquí al Mago Okidoki, astrólogo y vidente internacional, que va a predecirme el futuro, decirme de qué color debo vestirme el jueves y si debería cortarme las uñas tres días después de la luna llena».
 
Si tengo muchas dudas, le preguntaré a la persona: «¿Quién te ha recomendado?» y puede que tenga que decirle: «Escucha, no me voy a sentar aquí a predecir tu futuro. Hablaré de tus tendencias, pero estoy más interesado en cuestiones internas, en tus potenciales, en lo que te bloquea, más que en decirte lo que va a ocurrir».

Una de las cosas importantes para el astrólogo es quitarse de la cabeza la idea de que siempre hay una solución, que no se debe tolerar la dificultad y que debemos librarnos de ella.
 
Tu propia actitud ante el dolor y las crisis se va a transmitir al cliente. Eso es muy importante. Si pensáis que el dolor y las crisis son algo que debe ser evitado a cualquier precio, ésa va a ser vuestra actitud cuando trabajéis con la gente. Es como ponerse una venda en los ojos.
 
Pero si creéis que el dolor, las crisis y el sufrimiento son, en cierta manera, un regalo de Dios, porque os hacen cambiar o fijaros en cosas en que normalmente no os fijaríais, entonces sois mejores guías debido a vuestras creencias y a vuestra experiencia.
 
Por supuesto que, por propia experiencia, podéis saber que el sufrimiento tiene sus recompensas y puede cambiaros de forma constructiva., pero sigue teniendo su gracia decirle al cliente: «Oh, mira, Plutón está conjunto a tu Sol y en cuadratura a tu Luna. ¿No es estupendo? ¡Qué maravilloso es esto!». No está bien, sobre todo si la persona está pasando por un tránsito difícil de Plutón y siente que las cosas se desmoronan. Es un poco insensible dar un salto de la silla y decir: «¡Oh, ésta es una gran tempo-rada!».
 
Creo que, si estáis ayudando a alguien por motivos personales, podéis implicaros demasiado con el rol del profesional y ver al cliente como la persona desvalida. Quizá podáis decir «¡No!» a la gente porque necesitáis que os necesiten. Necesitáis el poder y el amor que eso os da, o necesitáis aliviar la culpa. Ahí es donde vuestro diario se sobrecarga. Ahí es donde os enfadáis y deprimís porque la gente no sigue vuestros consejos. El resultado final de todo eso puede ser el cansancio y el agotamiento.
 
Eso es lo que resulta tan irónico del síndrome del quemado: habéis empezado a ayudar a la gente y a aliviar un poco del dolor y del sufrimiento en el mundo, pero acabáis añadiendo más sufrimiento al universo, el vuestro. Eso es lo angustioso.
 
Creo que podéis reconocer los signos del agotamiento antes de que se vuelva un verdadero problema. Podéis haber estado trabajando mucho como astrólogos y eso empieza a llegar a un punto en que suena el teléfono y creyendo que va a ser alguien que quiere concertar una cita, empezáis a temblar. Al principio puede que os halague concertar citas: «Genial, alguien dio mi nombre a otra persona y me han llamado». Cuando empezáis a resentiros de que os pidan ayuda, o suena el timbre de la puerta, aparece un cliente y de inmediato os sentís invadidos, estáis empezando a quemaros. Además, puede que empecéis a perder la fe en lo que estáis haciendo. Empezáis a preguntaros: «¿Para qué sirve esto, de todos modos? ¿Estoy haciendo algún bien?». Creo que ésos son los signos de que el síndrome del quemado está a la vuelta de la esquina. Lo que estoy diciendo puede ser prematuro si acabáis de empezar. ¡Estoy seguro de que a muchos de vosotros ahora mismo os encantaría llegar el punto de sentir que os quemáis por haber trabajado en exceso!

Howard Sasportas