“A toda mujer desnuda le falta
un pedazo.”
Henry Graham Greene
“A veces me pregunto si el mundo
no ha sido envenenado por Hitler.”
Henry Graham Greene
"Cobré el cheque, no sin ciertas dificultades (imagino que llamarían por teléfono a Panamá, y siete horas de diferencia horaria no facilitaron las cosas). Tenía remordimientos, desde luego, pero se apaciguaron en cuanto pagué a mi padre sus cincuenta libras. Incluso, con mi nuevo caudal, me obsequié con una ración de salmón ahumado y un Burdeos seco en un restaurante de Soho que en circunstancias normales no hubiera podido permitirme. De todos modos, descubrí que no disfrutaba de mi solitario almuerzo tanto como esperaba. Y no era por el dinero; creo que era porque aún no había escrito al Capitán para informarle de que Liza estaba mal, seguramente muriéndose.
Poco después de mi pequeño festín, llegó otra carta, con la indicación de «Urgente». Me llegó cuando iba a desayunarme con tostadas y té, y no comí ni bebí hasta que la hube leído dos veces.
«Mi queridísima Liza: Quizá después de todo sea mejor que no vengas todavía. Hay dificultades —problemas— y no quiero que tengas que preocuparte. Espero que hayas cobrado el cheque que te mandé, porque de momento no puedo mandarte más, por estas dificultades. Volveré a escribirte lo antes posible, y no será muy tarde, te lo juro. Dile a Jim que no se preocupe tampoco. Las mulas están llegando, pero hay algún que otro bache en el camino. Baches inesperados y a veces muy hondos. Ojalá esta carta no fuera tan fría, cuando lo que yo quiero decirte es cuánto te echo de menos. Pienso en ti a todas horas. Pero, Liza, ahora ya no falta tanto, estoy seguro. Tu Capitán». Y, luego, la inevitable postdata. «Antes de acostarte, piensa en mí». En un principio, había escrito «Al acostarte» y luego rectificó, por alguna misteriosa razón, como no fuera para evitar toda connotación sexual. «Juntos no lo pasábamos mal muy a menudo, ¿verdad?». Una pretensión muy modesta, a mi modo de ver, para un enamorado. Si era realmente un enamorado. No era éste el lenguaje que yo asociaba con el amor. Quizá eran las mentiras fáciles de un hombre decidido a mantener tranquila y a distancia a una mujer.
Me vino a la memoria una comparación y saqué de una carpeta de mi escritorio el borrador de una carta que yo había escrito un año antes. Yo siempre hacía un borrador de las cartas de amor, y ésta estaba dirigida a una muchacha llamada Clara, de la que me creía enamorado. Me preguntaba —otra de mis preguntas— si el Capitán también haría un borrador y si esta vez se habría equivocado en el envío, ya que su carta tenía todo el aire de un primer borrador no destinado a ser enviado. Al fin y al cabo, no tenía nada malo hacer un borrador. De los artículos para el periódico también hacía un borrador. En los dos —la carta de amor y el artículo— yo me esmeraba a fin de surtir el mayor efecto posible en el lector. Hasta los poetas, me decía, hacían borradores y ningún crítico les condenaba por falta de espontaneidad. Los poetas guardaban los borradores y a veces eran publicados después de su muerte. A juzgar por la copia en limpio, si ésta era la copia en limpio, los borradores del Capitán debían de ser realmente toscos y no era fácil que encontraran editor."
Graham Greene
El capitán y el enemigo
“Contra la belleza, la
inteligencia y el éxito, se puede librar una guerra despiadada, pero no contra
el poco atractivo.”
Graham
Greene
"Contra lo que suele
creerse, la verdad casi siempre es divertida. Lo único que la gente se toma el
trabajo de inventar son tragedias".
Henry Graham Greene
"Creer que porque sus ojos no expresan nada, un ser no sufre, es
un error fácil de cometer".
Graham
Greem
"Cuando inevitablemente llegas al final del camino más largo,
tienes que tumbarte y descansar un poco; descansar de las polémicas, teorías y
modas. Puedes decir: "No creo, pero acepto", y adoptar el silencio
como los trapenses".
Graham
Greene
"Monseñor
Quijote"
“Cuando no estamos seguros, estamos vivos.”
Graham
Greene
"Dejé colgar las piernas por la escotilla, encontré la escalera y bajé. Es raro cómo tranquiliza la conversación, especialmente sobre temas abstractos; parece normalizar los más extraños ambientes. Yo ya no estaba asustado; era como si hubiera salido de un cuarto y tuviera que volver a él para reanudar la discusión; la torre vigía era la rué Catinat, el bar del Majestic, hasta podía ser una habitación de Gordon Square.
Esperé un minuto al salir de la torre para recobrar la visión. Se veían las estrellas, pero no la luna. La luz de la luna me recuerda la morgue y el resplandor frío de una lamparita desnuda sobre la tabla de mármol, pero la luz de las estrellas está viva y nunca inmóvil, es casi como si alguien, en esos vastos espacios, tratara de comunicarnos un mensaje de buena voluntad, porque hasta los nombres de las estrellas son amigos. Venus es cualquier mujer que amamos, las Osas son los ositos de la infancia, y supongo que la Cruz del Sur, para aquellos que como mi mujer tienen fe, puede ser un himno favorito o una plegaria junto a la cama. En cierto momento me estremecí, como se había estremecido Pyle. Pero la noche era bastante cálida, sólo que esa extensión de aguas poco profundas a cada lado daba una especie de matiz helado al calor. Me dirigí hacia el coche, y durante un instante, en medio del camino, creía que ya no estaba. Eso me intranquilizó, hasta que recordé que se había quedado a unos treinta metros de distancia. Sin querer, caminaba con los hombros encogidos; de ese modo me sentía tal vez menos visible.
Tuve que abrir el maletero para sacar la frazada; el clic y el chillido de las bisagras me sobresaltaron en medio de ese silencio. No me gustaba nada ser el único ruido en medio de lo que podía ser una noche llena de gente. Con la manta sobre el hombro, bajé la tapa con más cuidado, y en ese momento, cuando se cerraba el resorte, el cielo del lado de Saigón se iluminó, y el ruido de una explosión llegó atronando. Un cañón bren escupió y escupió, y volvió a callarse, antes de que cesara el estruendo. Pensé: «Alguno ha quedado fuera de juego», y muy lejos se oyeron voces que gritaban de dolor o de miedo o quizá hasta de triunfo. No sé por qué, todo el tiempo había imaginado que el ataque vendría de atrás, del lado por donde habíamos venido, y durante un instante me pareció injusto que los vietmineses se nos hubieran adelantado, que estuvieran entre nosotros y Saigón. Era como si inconscientemente nos hubiéramos dirigido hacia el peligro, en vez de eludirlo, así como ahora me acercaba a él para regresar a la torre. Fui caminando porque era menos ruidoso que correr, pero todo mi cuerpo anhelaba correr.
Al pie de la escalerilla llamé a Pyle:
—Soy yo, Fowler.
Ni siquiera en ese momento podía decidirme a usar mi nombre de pila cuando hablaba con él. Dentro de la torre la escena había cambiado. Las cacerolas de arroz estaban nuevamente en el suelo; uno de los soldados tenía el rifle sobre la cadera y se había sentado contra la pared, mirando fijamente a Pyle; éste estaba arrodillado a cierta distancia de la pared opuesta, con los ojos fijos en la ametralladora que yacía entre él y el segundo centinela. Como si hubiera comenzado a arrastrarse hacia el arma y se lo hubieran impedido. El brazo del segundo centinela estaba extendido hacia el arma; nadie había luchado, ni siquiera amenazado» era como un juego de niños, donde uno no debe ser visto ni moverse, porque si no lo mandan nuevamente a la salida para empezar de nuevo."
Graham Greene
El americano impasible
“El amateur tiene una ventaja sobre el profesional. Puede abandonar la
prudencia. Puede revelar verdades inútiles y emitir teorías extravagantes.”
Graham
Greene
“El éxito es más peligroso que el fracaso, rompe en ondas en la amplia
costa.”
Graham
Greene
“El éxito es sólo un fracaso retardado.”
Graham
Greene
“El fracaso es también una forma de muerte.”
Graham
Greene
"El matrimonio es una gran institución para quienes admiran las
instituciones."
Graham
Greene
"El mejor olor, el del pan; el mejor sabor, el de la sal; el
mejor amor, el de los niños."
Graham
Green
"El odio no es más que carencia de imaginación."
Graham
Greene
"El peligro es el gran remedio para el
aburrimiento."
Graham
Greene
"El que exige jugar con las cartas boca arriba,
tiene todos los triunfos en la mano".
Graham Greene
“Él siempre será inocente, no se puede culpar a los inocentes, son
siempre inocentes. Todo lo que podemos hacer es controlarlos o eliminarlos. La
locura es una especie de inocencia.”
Graham
Greene
"En el fondo de nosotros mismos siempre tenemos la misma
edad."
Graham
Greene
"En recepción le saludaron con aire de sospecha, como si dieran por sentado que era un espía de una u otra clase. Se sentía un impostor, porque aquél era un hotel de auténticos espías, de soplones y agentes rebeldes verdaderos."
Graham Greene
Nuestro hombre en La Habana
"En recepción le saludaron con aire de sospecha, como si dieran por sentado que era un espía de una u otra clase. Se sentía un impostor, porque aquél era un hotel de auténticos espías, de soplones y agentes rebeldes verdaderos."
Graham Greene
Nuestro hombre en La Habana
“Entró en el territorio de mentiras sin pasaporte para el regreso.”
Graham
Greene
"Espiar es una profesión extraña."
Graham
Greene
"Hay hombres que nos inspiran el deseo irresistible de
molestarles: aquéllos cuyas virtudes no compartimos."
Graham
Greene
"Hay que amar a todas las almas como si cada una fuese el propio
hijo."
Graham
Greene
“Hay siempre en nuestra infancia un momento en el que la puerta se
abre y deja entrar el porvenir.”
Graham
Greene
“Hitler enseñó al mundo lo que es la crueldad.”
Graham
Greene
"Hoy día, nuestro mundo parece particularmente susceptible a la brutalidad. Hay un dejo de nostalgia en el placer que experimentamos con las novelas de gangsters y frente a personajes que han simplificado tan agradablemente sus emociones, que se han puesto a vivir en un plano infracerebral. Nosotros, como Wordsworth, vivimos después de una guerra y una revolución, y los semi destacados que pelean con bombas entre los peñascos de los rascacielos, parecen más conscientes que nosotros de Proteo alzándose del mar. No es que uno quiera, ciertamente permanecer por siempre en ese plano; pero, al ver a qué grado de infelicidad, a qué peligros de extinción nos han conducido siglos de función cerebral, uno siente, a veces, la curiosidad de descubrir, si ello fuera posible en el punto a que hemos llegado, cuál fue el momento en que nos descarrilamos."
Graham Greene
Viaje sin mapas
"Ignoraba, naturalmente, que estaba en su casa porque esa noche no había función en el Josefstadt, a menos que también hubiera retenido eso en su memoria después de leer los carteles. En todo caso estaba en su casa, si es que uno puede expresarse así al hablar de una mujer solitaria, sentada en un cuarto sin fuego, donde la cama está disfrazada de diván, mirando distraídamente las páginas escritas a máquina de algún papel, desparramadas sobre una mesa coja, mientras sus pensamientos la arrastraban lejos de esos objetos. Martins dijo con torpeza (y nadie, ni siquiera Rollo, hubiera podido decir hasta qué punto esa torpeza formaba parte de su táctica):
—Vine para saludarla al pasar…
—¿Al pasar? ¿Para ir adónde?
Había tenido que caminar durante media hora para venir del Inner Stadt hasta los confines de la zona inglesa, pero siempre tenía una respuesta a mano.
—Bebí demasiado whisky con el coronel Cooler. Necesitaba caminar y por casualidad me encontré en este barrio.
—No tengo nada que darle de beber. Salvo té. Me queda un poco en el paquete.
—No, gracias. Usted está ocupada —dijo mirando las hojas mecanografiadas.
—No consigo ir más allá de la primera frase.
Martins tomó una hoja y leyó: «Entra Luisa:
LUISA: He oído llorar a un niño».
—Puedo quedarme un momento —dijo con una suavidad que venía de Martins más que de Rollo.
—Quisiera que se quedara.
Se dejó caer en el diván, y mucho tiempo después me contó (pues los enamorados hablan y reconstruyen los menores detalles si encuentran alguien que los escuche) que en ese momento la vio verdaderamente por segunda vez. Estaba de pie, tan turbada como él; llevaba un viejo pantalón de hombre, de franela, mal zurcido en los fondillos. Se erguía, las piernas abiertas sólidamente pegadas al suelo, como si estuviera resuelta a resistir a un adversario, sin perder terreno. Su silueta era corta, maciza y había puesto de lado su gracia, cuidadosamente, para el solo uso profesional."
Graham Greene
El tercer hombre
"Intento comprender la verdad, aunque esto comprometa mi
ideología."
Graham
Greene
“La edad es muy cansada y la vida dura demasiado tiempo.”
Graham
Greene
“La escritura es una forma de terapia, a veces me pregunto cómo hacen
todos los que no escriben, componen o pintan para escapar de la locura,
melancolía, el pánico y el miedo que es inherente a las situaciones humanas.”
Graham
Greene
"La frontera es, a veces, una manera de ir con billete de vuelta
a un país en el que por razones políticas no se tiene ningún deseo de
vivir."
Graham
Greene
“La humanidad avanza gracias no solo a los potentes empujones de sus
grandes hombres, sino también a los modestos impulsos de cada hombre
responsable.”
Graham
Greene
"La mayoría de las personas prefieren confesar los pecados de los
demás."
Graham
Greene
"La política está en el aire mismo que respiramos, igual que la
presencia o ausencia de dios."
Graham
Greene
"Las personas reales están repletas de
seres imaginarios."
Graham
Greene
"Llamamos sentimentalismo a los sentimientos que no
compartimos."
Graham
Greene
"Los historiadores son personas que se interesan por el futuro
cuando éste ya es pasado."
Graham
Greene
“Llamamos sentimentalismo a los sentimientos que no compartimos.”
Graham
Greene
“Medios de comunicación es sólo una palabra que ha venido a significar
mal periodismo.”
Graham
Greene
“Moralidad viene con la triste sabiduría de la edad, cuando el sentido
de la curiosidad ha mermado.”
Graham
Greene
"Nadie puede soportar que no lo perdonen. Ése es un privilegio de
Dios."
Graham
Greene
“Nadie sabe cuánto puede durar un segundo de sufrir.”
Graham
Greene
"No podría creer en un Dios al cual comprendiera."
Graham
Greene
“No puede uno confiarse a sus superiores cuando ha triunfado donde
ellos fracasaron.”
Graham
Greene
“No se puede concebir, ni puedo, la terrible extrañeza de la
misericordia de Dios.”
Graham
Greene
"Nuestra vida está hecha más por los libros que leemos que por la
gente que conocemos."
Graham
Greene
“Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte.”
Graham
Greene
"Nunca he creído en el infierno. Dicen que Dios es piedad, luego
el infierno es contradictorio."
Graham
Greene
"Nunca llegamos a hacernos a la idea de que contamos menos para
los demás de lo que ellos cuentan para nosotros."
Graham
Greene
"Quienes comparten nuestra niñez, nunca parecen crecer."
Graham
Greene
“Sentimental es como llamamos al hombre con sentimientos que no
compartimos.”
Graham
Greene
“Si conociéramos el verdadero fondo de todo tendríamos compasión hasta
de las estrellas.”
Graham
Greene
“Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y
deja entrar al futuro.”
Graham
Greene
“Todo niño viene al mundo con un cierto sentido del amor, pero depende
de los padres, de los amigos, que este amor salve o condene.”
Graham
Greene
“Todos estamos resignados a la muerte: es la vida la que no se
resigna.”
Graham
Greene
“Todos llegamos un día como el agua y nos vamos como el viento.”
Graham
Greene
“Un asesino es considerado por el mundo convencional como algo casi
monstruoso, pero un asesino de sí mismo es sólo un hombre ordinario... Es sólo
cuando el asesino es un buen hombre que puede ser considerado como monstruoso.”
Graham
Greene
“Un prostíbulo es una especie de escuela y sobre todo una escuela de
buenas costumbres.”
Graham
Greene
“Una historia no tiene principio ni fin: uno elige arbitrariamente ese
momento desde el que mirar hacia atrás o desde el que mirar hacia adelante.”
Graham
Greene
El fin del romance
El fin del romance