"Antes de morir, estamos muriéndonos siempre en los que nos
olvidan."
Jacinto
Miquelarena
"Durante los días que precedieron a mi entrada en la Embajada, allá por los meses de julio y agosto, me había defendido con botellas. Bebía furiosamente. Andaba a la deriva, más que por las calles de Madrid, por las nubes de Madrid. Como no se podía vivir en aquel espanto, yo «navegaba»… En el calabozo de la Dirección de Seguridad batí mis mejores marcas de inconsciencia. De vez en cuando me dirigía a mis compañeros de infortunio y les preguntaba si habían pensado en las palabras que iban a pronunciar, heroicamente, ante el pelotón de fusilamiento. No me contestaban. Estaban en un estado «marinero» muy inferior al mío -al fin y al cabo, yo había traído la botella-, y pude observar cierta indignación en sus miradas. – Es necesario que nos pongamos de acuerdo -insistía yo-, porque no vamos a gritar todos lo mismo… Le tenemos que echar salero a la cosa."
Jacinto Miquelarena
"El amor lega callando y se despide a gritos."
Jacinto
Miquelarena
"Es frecuente morir de amor. ¿Quién no se ha muerto de amor
varias veces en la vida?"
Jacinto
Miquelarena
"Las nostalgias forman nuestra arqueología personal."
Jacinto
Miquelarena
"Lo terrible del amor es que un ser queda a merced de otro como
un navío en la mar."
Jacinto
Miquelarena
"Se está enamorado de una mujer cuando se enamora uno de ella a
cada instante."
Jacinto
Miquelarena
“Sólo hay un amor hasta la muerte, ¡el
último!”
Jacinto
Miquelarena
"Yo dudo mucho de que nadie pueda dar la impresión de lo que en Madrid ha ocurrido, mejor que la Prensa escarlata. He aquí una Prensa que no se ha recatado, que no ha sentido -frente al crimen- el menor pudor…"
Jacinto Miquelarena
"Yo soy un fugitivo, pero no un delator."
Jacinto Miquelarena