“En relación con la ayuda a los demás, usted tiene que ser
especialmente cuidadoso. Tiene que reflexiona sobre los motivos e intereses que
le guían. ¿Hace algo porque le resulta gratificante, o porque hay una
compensación de alguna clase? ¿O lo hace porque desea verdaderamente servir de
ayuda? Para averiguarlo deberá realizar una intensa autoinvestigación; tendrá
que contemplar cada onda de pensamiento que atraviese su mente... Para ser
compasivo, tendrá que aprender a pensar bien de sí mismo y de los demás. Por lo
tanto, poseer un corazón sangrante, que considera a las demás personas como
desamparadas, no es un signo de compasión.”