“Las almas de segunda categoría, incapaces de amar a Dios
directamente, o sea, de hallar la verdad, crear belleza o hacer el bien por sí
mismas, creen que la solución consiste en amar a alguien en quien luzca un
reflejo de la verdad, la belleza o el bien. La mayoría de hombres necesita un
culto en dos etapas. La muchedumbre de los adoradores quiere un intermediario
entre ellos y Dios.”