“Engañar a los hombres, uno a uno, es bastante más difícil que engañarlos
de mil en mil; por eso el orador tiene menos mérito que el abogado o el
curandero.”
“La experiencia no sirve de nada. Los hombres experimentados son como
aquellos jugadores que apuntan las cartas que han salido, pero no saben las que
han de salir.”
"La mujer hermosa es un peligro. La mujer fea un peligro y una
desgracia."
“La variedad de las pretensiones no tiene fin. Hasta existe quien
tiene la pretensión de no tenerlas.”
“Las flores a los muertos son para que las vean los vivos.”
“Las mejores cartas de amor están escritas por los que no están
enamorados.”
“Los jóvenes se hacen elogiar porque son jóvenes, y los viejos se
hacen venerar porque son viejos; todo es cuestión de calendario.”
“Los que llevan condecoraciones son como las tiendas de poco género
que todo lo exhiben en el escaparate.”
"Para oír ese lenguaje del pueblo en toda su pureza y característica variedad hay que sentarse en una vetusta mesa de los Mirlitons y oír entonar a Bruant las coplas escritas y compuestas por él mismo.
Todas las noches los pintores acuden a bandadas para escucharle (...) lámparas de hierro forjado, bajorrelieves con pátina amarillenta, croquis a la pluma, fragmentos de madera esculpida, vasos y ánforas de formas inesperadas, litografías de antaño y cien objetos más, rodean el retrato de Bruant y éste, paseándose con aire majestuoso, canta sus canciones más celebradas.
Canta los crímenes de la Villette; canta el canal legendario de aguas enlutadas, con la guillotina en el fondo, elevándose en terrible silueta; canta las miserias en Menilmontant, con sus tortuosas callejuelas y sus solares desiertos, con la ortiga brotando del abandono, con su población miserable acampando alrededor del cementerio de Père Lachaise, en el que se ven desfilar los entierros como vagas apariciones; canta las hecatombes del matadero con el más ferviente realismo; canta las angustias de Saint Lazare con todos los horrores de aquel hospital inmenso; y con su voz cavernosa adquiere la solemnidad de un profeta que narra a su alegre auditorio las angustias todas, todas las desdichas que palpitan ignoradas, como en dilatado desierto, en este París que pone en música lo mismo sus glorias que sus más negras desventuras."
Cita de Santiago Rusiñol sobre Aristide Bruant
“Para pedir limosna hay que ir limpio, pero maltrazado. El pobre que
va decentemente no causa pena y el que va sucio da asco. Hasta la compasión se
ha de inspirar con mesura.”
“Quienes buscan la verdad merecen el castigo de encontrarla.”
“Si el jugador ganara siempre no llamarían vicio al juego.”
“Si fuera cierto que el viajar enseña, los revisores de billetes
serían los hombres más sabios del mundo.”
“Si no pudiesen contar sus enfermedades, hay muchos que no estarían
enfermos.”
“Una revolución es el triunfo de los ambiciosos de abajo sobre los
medrosos de arriba.”