A la bandera cubana
Te alzó con mano firme el heroísmo,
de patriótico amor enajenado,
sobre un pueblo oprimido y humillado,
como un rayo de luz sobre un abismo.
El yugo del odioso despotismo,
por crímenes sin cuento ensangrentado,
rompió bajo tus pliegues, denodado,
en desigual combate, el patriotismo.
Tú, que sólo ondulaste estremecida,
de la batalla al pavoroso estruendo,
sobre escenas de duelo, horror y muerte,
¡flota sobre la patria redimida,
cual talismán sagrado, protegiendo
a un pueblo libre, venturoso y fuerte!
Nieves Xenet
Al pueblo de Cuba
Pueblo que ayer, en lucha pavorosa,
tu libertad sagrada defendiste,
no pierdas el derecho que adquiriste
derramando tu sangre generosa.
No olvides en inercia vergonzosa
la empresa que valiente a cometiste;
no abandones la senda que emprendiste,
cumple abnegado tu misión gloriosa.
¡Heroico paladín de santa idea,
sé grande como ayer en la pelea,
no te ciñas tú mismo tu mortaja;
no en mezquinas e inútiles porfías
agotes tus potentes energías;
si libre quieres ser, piensa y trabaja!
Nieves Xenet
Anónimo
No siento del amor la honda tortura
cuando contemplo con tenaz fijeza
la rara perfección de su cabeza
y su cuerpo de helénica escultura.
Como imprimiendo a su gentil figura
sello de augusta y varonil nobleza,
en su mirar de fúlgida limpieza
la luz del pensamiento no fulgura.
Al contemplarlo sin afán ni anhelo,
de un artista inmortal digno modelo,
su belleza magnífica que encanta
sólo en mi alma a despertar acierta
la admiración tranquila que despierta
la belleza del bruto o de la plata.
Nieves Xenet
Boudoir
Del arte y la riqueza los primores,
blancas cortinas de ligero encaje,
caprichoso y magnífico mueblaje
de oro y seda de vívidos colores.
En un óleo se besan dos pastores
escondidos de un bosque entre el ramaje;
y airados luchan con igual coraje
en un grupo de mármol dos Amores.
Una ninfa gentil de porcelana
al viento esparce su cabello suelto
arqueando el talle en actitud graciosa.
Yacen en un diván dorado y grana
un libro, y un corsé blanco y esbelto,
y en un búcaro azul, muere una rosa.
Nieves Xenet
Día de primavera
De la arboleda hojosa en la espesura,
blando suspira el viento entre el ramaje,
y los pájaros lucen su plumaje
cantando sus endechas de ternura.
Su monólogo eterno el mar murmura
balanceándose en lánguido oleaje,
y tiende de su espuma el blanco encaje
de sus orillas en la roca oscura.
Las flores se abren frescas y rientes
derramando su esencia embriagadora;
la nube, de matices relucientes
en el azul del cielo se colora;
y magnífico el sol lanza a torrentes
los rayos de su luz deslumbradora.
Nieves Xenes
“El amor es el deseo infinito del beso eterno.”
Nieves Xenet o Nieves Xenes