“El mal -ya sea una enfermedad, un desorden extremo, la pérdida del
sentido de la vida o un impulso inmoral- constituye un poderoso factor curativo
que nos ayuda a reconciliar nuestra individualidad con el núcleo central de
nuestro ser, el Yo, la imagen de la Divinidad. Quien logre esta reconciliación
no sólo se abrirá a lo creativo sino que también experimentará la tensión entre
los opuestos de un modo nuevo y más positivo, recuperando, al mismo tiempo, su
capacidad de decisión y de acción.”
Liliane
Frey-Rohn
pág. 381,
tomado del libro Encuentro con la sombra