SATURNO EN SINASTRÍA
Todo lo que limita y es permanente está dentro de los
dominios de Saturo y una relación sin influencias de Saturno tiene pocas
posibilidades de aguantar los embates del tiempo y del cambio o de transformar
a los individuos que la componen. Solemos olvidarnos de que, por lo general,
las relaciones no se establecen para ser feliz, sino para rellenar algún rincón
incompleto y por lo tanto constituyen un proceso de crecimiento más que un fin
en sí mismas. Aquí está implícita la idea de que una relación que estimule el
crecimiento no puede existir sin algún tipo de sufrimiento o limitación aunque
debido a la ignorancia de nosotros mismos solemos exagerar el dolor y minimizar
el crecimiento. Normalmente, en la mayoría de las reacciones hay tanta
proyección inconsciente y tan poca percepción objetiva de la verdadera
naturaleza del individuo que está frente a nosotros, que cualquier esfuerzo que
hagamos para elevar la relación a un nivel consciente aportará inevitablemente
un sufrimiento: el dolor del enfrentamiento con uno mismo. Este proceso de
crecimiento mutuo mediante un desarrollo del autoconocimiento coloca al tema de
las relaciones personales bajo la influencia de Saturno. aunque nadie
consideraría que est planeta tuviera algo que ver con el amor.
A este
respecto, no es de extrañar que Saturno esté exaltado en Libra, puesto que las
relaciones pueden ser nuestro educador más maduro y nuestra fuente más rica de
desarrollo. Puede que a la naturaleza maléfica de Saturno se le eche la culpa
de los aspectos más difíciles de cualquier encuentro, pero por lo general, se
olvida que en nuestra sociedad actual, el arte de relacionarse no es un valor
de primerísima importancia. Pertenece al mundo del sentimiento o de la
intuición más que el mundo lógico y concreto del cuerpo y del intelecto. En
consecuencia, tenemos carácteres positivos y negativos porque aunque tenga que
expresar algunas características inferiores o inmaduras, también contiene los
gérmenes de aquellas cualidades necesarias para acabar de formar la
personalidad consciente.
A menos
que el individuo tenga una integración razonable y una cierta comprensión del
funcionamiento de su inconsciente, la reacción inicial a un contacto de Saturno
es el miedo. El orgullo personal, los condicionamientos sociales o la propia
imagen pueden impedir que el individuo admita este sentimiento o incluso lo
reconozca. Si lo reconociera, habría avanzado bastante en la comprensión y
aceptación de sí mismo. Pero nuestra cultura no valora el ser honesto con uno
mismo, ya que lo más importante son los logros externos y los
"modales". Además, se considera que el individuo que busca ayuda en
alguien para proseguir en su camino de autoconocimiento es un neurótico o un
desequilibrado, cuando quizás lo único que desea es crecer. He aquí uno de los
mayores problemas de los contactos con Saturno: nuestros valores y tendencias
sociales se oponen al uno más positivo y constructivo de dichos lazos porque
implican seguir un camino de introspección. En consecuencia, los aspectos con
Saturno generan una cantidad innecesaria de fricción y sufrimiento.
Un
contacto bastante exacto con Saturno puede tener una reacción consciente de
disgusto o animosidad particularmente irracional. Esto es un buen ejemplo del
dicho: lo que odiamos o tememos en los demás, lo podemos encontrar n nosotros
mismos. Con la misma frecuencia se da el fenómeno de la sobrecompensación tan
característico de Saturno, y la persona experimenta una especie de fascinación
impulsiva por su "atacante" e inconscientemente, se prepara para
desarmar y conquistar a su enemigo en algún momento. Aunque parezca mentira, a
esto se le suele llamar amor.
La ley de
compensación está relacionada con Saturno y es inherente al hombre y a la
naturaleza. Es una función biológica y psicológica que intenta proteger al ser
o a la especie. Por ejemplo los animales que tienen los métodos de defensa
menos efectivos tienen los índices de reproducción más altos para asegurar la
supervivencia del grupo. Frecuentemente, los hombres y mujeres que tienen las
defensas menos desarrolladas y un mayor desequilibrio interno suelen atraer una
mayor cantidad de relaciones con difíciles contactos de Saturno.
Inconscientemente utilizan esta fricción para intentar construir con el otro,
lo que no se atreven a construir en su interior. Esto suele hacerse, además a
costa de la otra persona. Así que "limitan y restringen" acercándose
a veces a una castración simbólica de la función del compañero simbolizada por
el planeta que interfiere. Puede que aparenten volverse más fuertes. Todos
conocemos el caso de alguna pareja en la que, al principio, uno es el dominante
y el otro el sumiso. Al cabo de unos años todo parece estar al revés y el
primitivo dominador se somete ahora humildemente. No es una coincidencia que
Saturno se apoderara del control castrando a su padre para que no pudiera crear
más vida.
Sin
embargo, la parte del compañero que se ve atacada tiene la mala costumbre de
aparecer por otros lados, ya que es un componente de la sombra de la persona.
Cuando la relación llega al callejón sin salida que suele acompañar a este tipo
de actitudes, se dan cuenta de que no han ganado nada ya que las fuerzas de
Saturno no se despiertan al romperle los huesos al otro. Estas suelen ser las
características de las relaciones que denominamos neuróticas. Desgraciadamente,
si observamos cruda y claramente la gran mayoría de las relaciones de nuestra
sociedad son así, aunque el estancamiento se disimula perfectamente con los
niños o las exigencias del trabajo. Teniendo la oportunidad de casarnos por
amor, a diferencia de otras culturas donde el matrimonio es una cuestión
familiar, política o religiosa, nos acabamos casando por necesidad o miedo, y
la satisfacción de estas necesidades no siempre tiene en cuenta el beneficio
del compañero.
Sin
embargo, si consideramos a Saturno la gran salida hacia la libertad, la
presencia de contactos con este planeta en una relación puede indicar la
posibilidad de ganar muchos conocimientos y de crear, si las dos personas se
comprometen a ser honestas consigo mismas y entre sí. Entonces, pueden comenzar
juntas un viaje que aportará mucha más riqueza y profundidad que las
maravillosas fantasías de los psicológicamente inmaduros. No hay nada como
alguien que nos pide la sombra para activar la mano del inconsciente. La
reacción es tan inmediata y tan predecible que si pudiéramos apartarnos lo
suficiente como para verlo objetivamente, obtendríamos un profundo
autoconocimiento estudiando sencillamente a los que nos gustan o disgustan
irracionalmente. Sin embargo, esto no debe hacerse con actitud crítica o de
juicio ya que la racionalidad no tiene lugar en el reino de la sombra. Es
precisamente por esta capacidad de juicio, utilizada a la ligera durante
siglos, que tenemos tantos problemas con el lado oscuro y saturniano de la
naturaleza humana.
SATURNO EN CONTACTO CON LOS PLANETAS PERSONALES EN
SINASTRÍA
(generalidades)
El Sol y Saturno son opuestos en el sentido simbólico
y, desde el punto de vista de la personalidad, puede que sean el par de
opuestos más importantes. En términos psicológicos, son el ego consciente y la
sombra. Todo el mundo conoce, sino comprende el fuerte magnetismo de los
contactos Sol-Saturno. La Luna y Saturno también son opuestos aunque está dualidad
se dé más bien en el plano de la forma y de la naturaleza instintiva. Estos dos
planetas rigen los signos opuestos que forman el eje vertical de la carta
simbolizando la herencia, nuestros orígenes y cómo este pasado nos condiciona
en nuestra expresión en el mundo. Por lo tanto, la Luna y Saturno representan
dos fases del pasado y dos aspectos del inconsciente. En la sinastría, suele
afectar con fuerza a los aspectos emocionales del lado instintivo y doméstico
de la relación. Marte y Saturno forman una dualidad bien conocida para los
astrólogos y, entre otras cosas representan el impulso y el control o el deseo
y el miedo. Venus y Saturno establecen una polaridad entre compañía y
aislamiento, e incluso Mercurio y Saturno forman la dualidad de la mente y su
aprisionamiento en la forma.
CONTACTOS
SOL-SATURNO
Generalmente se considera que el sol es el símbolo del ego consciente
o racional. Representa la individualidad y la expresión consecuente de las
metas y las decisiones. Esto es especialmente cierto en los hombres pero no
siempre en las mujeres, ya que muchas de ellas experimentan la vida mediante
los sentimientos o instintos y, por lo tanto, expresan más su Luna y su Sol. En
este caso el Sol se convierte en el símbolo de la mitad masculina inconsciente
de la psique de la mujer, el "animus". Si la mujer no comprende e
integra las cualidades representadas por el signo y Casa solares, las buscará
en su marido o amante e intentará vivirlas a través de él.
La
mayoría de los contactos Sol-Saturno suelen ocurrir entre el Saturno de ella y
el Sol de él. Esto ratifica la idea de que la mayoría de las mujeres no
expresan libremente la cualidad solar y, por lo tanto, una unión que dependiera
libremente del Sol de la mujer sería mayormente inconsciente y no tan poderosa.
No hay duda de que los contactos Sol-Saturno son extremadamente fuertes y
unificadores en las relaciones, además de ser más frecuentes que los
intercambios proverbiales Sol-Luna o Venus-Luna.
Cuando el
Sol de una persona cae sobre el Saturno de otra (aunque la conjunción es el
aspecto más intenso, otros contactos parecen tener resultados similares si son
de orbe pequeño), las cualidades que Saturno intenta esconder al máximo
aparecen a todo color. Esto produce una reacción muy poderosa, más o menos
impulsiva dependiendo del orbe del aspecto. Los orbes más amplios de lo que
corrientemente se permite en sinastría parecen funcionar al tratarse de
Saturno. En el caso de aspectos exactos, existe casi un sentimiento de
fatalidad que produce la opinión general de que se trata de lazos kármicos...
En términos psicológicos esta sensación de que "es apropiado" o de
fatalidad suele acompañar a una fuerte proyección mutua de las características
inconscientes de las personas. De hecho, se están enamorando de sí mismas. Si
es el karma o la proyección o quizás los dos, es un punto que se puede
discutir. Pero no hay duda de que sucede algo inexplicable en los términos
racionales del intelecto y según las reglas tradicionales de la sinastría.
Cuanto más se está con la otra persona, más se sentirá el contacto y, con el
tiempo, se puede hacer patente hasta un orbe de 10.
Suele
haber un tono de respeto resentido o admiración envidiosa por parte de Saturno
hacia el Sol porque este puede expresar fácil y automáticamente aquellas
cualidades que a Saturno le cuesta tanto y que teme o le disgustan de sí mismo.
Si el individuo con Saturno es un poco consciente de sí mismo, admirará
abiertamente y podrá aprender mucho de su compañero, lo cual le ayudará a
expresarse mejor. Sólo el Sol, el gran otorgador de vida, puede templar e
infundir luz en los huesos helados de Saturno. Pero con una persona
relativamente inconsciente se producirá una envidia y una hostilidad muy
desagradable hacia el compañero. Al ser opuestos naturales tanto en el sentido
espiritual como en el astrológico (simbolizado por sus regencias de signos
opuestos y sus exaltaciones en los signos de caída del otro). Saturno y el Sol
son uno, al tiempo que establecen una dualidad aparentemente irreconciliable.
Cada uno tiene sólo la mitad del dibujo. Los alquimistas medievales ya sabían
esto cuando insistían en que el plomo que denominaban Saturno, ya contenía el
oro en su interior, al que llamaban Sol. La sombra, además de ser la mano
escondido que nos puede ayudar y que no podemos ignorar ni abandonar porque los
dos hermanos forman una sola vida. Por esta razón en las uniones Sol-Saturno
suele darse un sentimiento de dependencia mutua tan grande que la relación
soportará muchas bofetadas antes de que se pueda pensar en una separación.
El gran
peligro de este contacto es que Saturno en un individuo inconsciente y temeroso
se apoye tanto en el Sol que ahogue al compañero. Puede que esté curiosamente
ciego para las metas que el Sol ha escogido porque está terriblemente ocupado
intentando vivir sus deseos más ansiados a través del Sol. Esto puede darse
especialmente si la persona con Saturno es el padre o la madre, y el que tiene
el Sol es un hijo. En este caso, el niño no tiene prácticamente oportunidad de
ser él mismo ni de desarrollarse según sus propias apetencias. Cuando este
contacto se da entre el Sol de un hombre y el Saturno de una mujer, ésta será
el motor inconsciente que empuja al hombre en una dirección que él no habría
escogido por sí solo, ya que ella le está utilizando para vivir los sueños de
su ego, al mismo tiempo que mantiene las ventajas materiales de representar el
papel de sumisa. Cuando los involucrados son el Saturno de un hombre y el Sol
de una mujer, el hombre ahogará inconscientemente la expresión creativa de su
mujer porque tiene miedo de lo que ella sería si pudiera expresarse libremente.
Por lo tanto, debe mantenerla "en la cocina y con los niños" para que
no haya forma de que le supere. A él no le pasa por la cabeza que ella no quiera
estar por encima de él.
Este tipo
de situaciones no son muy agradables. Sin embargo, se dan con terrible
frecuencia, y la única forma de salir de ahí, es manteniendo cada cual su
dignidad y respeto, dejando las cosas claras. Entonces cada persona puede desarrollar
en sí misma lo que desea expresar, de tal forma que puedan apreciar mutuamente
a su pareja, manteniendo sus propios centros individuales. La relación del Sol
hacia Saturno puede compararse con la relación padre-hijo en un nivel
psicológico, y si queremos considerarla seriamente como un contacto kármico
puede implicar que en algún momento existió esa relación entre los dos. El Sol,
el niño eterno lleno de luz, de crecimiento y gozo es un medio de otorgar la
inmortalidad a su progenitor porque le aporta una nueva vida. Saturno, la voz
de la experiencia y de la autoridad, puede proteger y guiar su creación. Por lo
tanto, uno aporta la estructura y el otro el significado. Sin embargo, si
Saturno no tiene suficientes propósitos por su cuenta, o si su vida ha sido una
retahíla de frustraciones, intentará beneficiarse de su hijo y olvidará que el
Sol tiene su derecho a expresarse como lo desee.
No pienso
que los contactos Sol-Saturno, aunque sean oposición o cuadratura, sean
inherentemente negativos o necesariamente destructivos para una relación. El
hecho de que suelan serlo no es más que un reflejo de lo ineptos que somos al
tratar el aspecto efectivo de la vida, y no una señal de que la relación está
"maldita". Suele haber una lucha que puede tensionar mucho al Sol, el
cual raramente sabe apreciar la profundidad del miedo y vulnerabilidad de
Saturno (porque Saturno siempre presenta un aspecto tranquilo y desenfadado).
Pero más tarde o más temprano, si Saturno quiere ayudar a su pareja a hacerse
más consciente de donde está el problema, ambas partes pueden salir muy
beneficiadas. Saturno puede ofrecer guía y apoyo al Sol y ayudarle a alcanzar
sus metas de forma práctica, al tiempo que él aprende a ser más alegre. En gran
parte, depende de Saturno que el Sol pueda comprender sus miedos. Estos lazos
son duraderos, matizados por la inclinación de Saturno a la dependencia y por
el deseo del Sol de que dependan de él. Quizás si nuestros valores fueran
distintos, los contactos Sol-Saturno serían la mejor indicación de una relación
duradera más que una señal de alarma.
CONTACTOS
LUNA-SATURNO
Como en el caso Sol-Saturno, si los contactos
Luna-Saturno en sinastría tienen un orbe suficientemente pequeño, se considera
que son algo kármico o del destino. Si el orbe es inferior a 3º, existe un
factor compulsivo en todos los contactos de Saturno. las conexiones
Luna-Saturno sugieren un área definida de dificultad entre dos personas. Se dan
con frecuencia ente matrimonios y amistades y, si se tratan con comprensión,
tienen un aspecto positivo y constructivo. Producen una unión de fidelidad
afectiva ya que la naturaleza protectora, compasiva y maternal de la Luna
responde rápidamente a la llamada de la vulnerabilidad de Saturno.
La Luna
simboliza los sentimientos y el flujo natural de la faceta instintiva e
inconsciente de la personalidad. Saturno puede ser un lastre para el ansia de
la Luna de experimentar nuevas sensaciones. Ante su emotividad tan abierta,
Saturno reaccionará con miedo, vulnerabilidad, torpeza y un complejo de ser
poco sensible afectivamente. Al contrario del Sol que otorga luz y energía
propias, la Luna ofrece su respuesta en el plano afectivo. Esta sensibilidad
fácil y abierta es lo que Saturno envidia y teme.
Si no se
comprende este contacto, puede causar irritabilidad y resentimiento. Saturno
puede sentirse duro y constreñido al enfrentarse a la Luna que puede sentirse
obstaculizada, cohibida y vagamente incomprendida, como un niño que se ha
equivocado. Debido a su sensibilidad, la Luna se siente fácilmente desanimada y
herida por la frialdad y actitud crítica de Saturno. Este contacto exagera la
tendencia de Saturno a dar consejos libremente y sin que se los pidan y a
sentirse afectado si no los acepta. La Luna puede sentirse como un sujeto
estructurado y analizado por un substituto del padre, exageradamente
conservador y bastante deprimente, lo cual puede resultar interesante si se
trata de una relación entre la Luna de uno de los padres y el Saturno del hijo.
La Luna puede sentirse cada vez más cohibida en presencia de Saturno, porque
nada de lo que hace está bien.
La Luna
es un símbolo del inconsciente del ser primitivo e instintivo y representa
aquellos factores que se han adquirido en la infancia, hereditariamente o (si
se acepta la idea de la reencarnación) de un pasado más remoto. Por lo tanto
representa la línea de menor resistencia, el comportamiento instintivo que
reacciona en vez de actuar. Es un almacén de experiencias personales en el que
la voluntad consciente del Sol busca apoyo afectivo y sabiduría instintiva.
Resulta fácil comprender porque la Luna representa una amenaza natural para
Saturno puesto que sus experiencias y conocimientos también pertenecen al
pasado, la infancia, la influencia de los padres o quizás la "larga
historia" del individuo, pero su pasado resulta desagradable de recordar y
le ha enseñado a defenderse. Tanto la Luna como Saturno se refieren a niveles
inconscientes de conducta, basados en experiencias anteriores, pero uno es una
defensa contra el medio ambiente mientras que el otro es un fluir hacia el
medio ambiente. Saturno intenta crear un espacio entre él y las cosas o
situaciones que le han hecho daño mientras que la Luna intenta atraerlo todo
hacia sí para que forme parte de su experiencia sentimental subjetiva. La Luna
busca los temas que más molestan a Saturno y esto se hace patente incluso en
las costumbres personales de vestir de la Luna que pueden irritar
irracionalmente a Saturno, lo cual demuestra un problema más profundo.
Dado que
la Luna también parece estar relacionada con la imagen personal que uno mismo
alberga en su imaginación (el disfraz que se lleva en la fantasía de la vida),
las características de la Luna tenderán a expresarse especialmente en las
relaciones íntimas, particularmente en situaciones domésticas en las que no
hace falta mantener una fachada. La Luna tiende a producir una respuesta
positiva cuando algún planeta de otra carta cae sobre ella, ya que la otra
persona estimula o comprende su forma de ser. Por esta razón, solemos sentirnos
más espontáneos, libres y capaces de expresarnos tal y como somos cuando los
planetas de los que nos rodean aspectan suavemente a nuestra Luna, y este es
uno de los aspectos de la unión Sol-Luna tradicionalmente indicativa de
compatibilidad de temperamentos.
Cuando
Saturno aspecta a nuestra Luna, este ser privado se siente comprendido, al
menos hasta cierto punto (aunque sobrecargado de proyección), pero no se siente
aprobado o aceptado. Al menos ésta es la impresión que dará Saturno, aunque la
realidad quizás se acerque más a una necesidad y añoranza cuidadosamente
disimuladas. Por consiguiente, la Luna se siente en presencia de Saturno, con
este tipo de sensación que se tiene al soñar que se está desnudo en medio de un
grupo de gente. Saturno, al intentar proteger su vulnerabilidad puede volverse
inconscientemente crítico, punzante y exigente, intentando quizás desmoronar la
confianza de la Luna para conseguir su atención y fidelidad emotiva.
Con un
contacto Luna-Saturno suele existir una gran necesidad de afecto, lo cual, de
por sí no es algo negativo, ya que puede representar la oportunidad de
profundizar y encontrar un significado a la relación así como prever un medio
de desarrollo de la fuerza interior y de la auto-comprensión. La dificultad
suele estar en que a Saturno le cuesta demostrar su necesidad y afrontar su
sensación de inadecuación. Puede resultar frío y crítico y herir a la
sensibilidad de la Luna.
Los
contactos Luna-Saturno se dan con frecuencia en relaciones duraderas, lo que
demuestra el potencial positivo que contienen. Se puede explicar su frecuencia
con la visión cínica o pesimista de que mucha gente está condicionada por el
rechazo afectivo de la infancia a identificar el amor con sufrimiento, y no saben
vivir con un amor que implique aceptación y felicidad. Desde las perspectivas
de Freud y Adler, los matices de las relaciones son ciertamente deprimentes.
Sin embargo, a pesar de que en gran parte todo esto sea cierto y aunque los
contactos Luna-Saturno entre cartas sugiere un origen de la atracción no muy
sano, es posible que exista un significado de la relación más profundo en medio
de las manifestaciones menos atractivas del inconsciente personal y que, con
paciencia y esfuerzo, las dos personas encuentren esta razón más profunda.
Unicamente con una visión de esta zona de la personalidad se puede obtener una
evaluación razonablemente precisa del potencial de la relación a largo plazo.
Aunque los contactos Luna-Saturno suelen estar acompañados de timidez,
inhibición y dolor, estas reacciones pueden trabajarse y comprenderse y
encontrar que en el fondo hay una profunda unión.
La Luna
debe soportar a menudo los embates de la depresión y mal humor de Saturno. En
una relación Luna-Saturno, es común que una de las personas piense "la ha
tomado conmigo" especialmente en lo que se refiere a costumbres y detalles
triviales. Esto puede resultar especialmente desagradable si el Saturno de uno
de los padres afecta a la Luna del hijo, porque nada de lo que el hijo haga
está bien, y el niño no puede comprender que esa crítica no es más que la cara
oscura de la necesidad. Este contacto también es delicado en las relaciones de
negocios, en especial si Saturno es el que tiene la autoridad porque le hará la
vida imposible a la Luna con "el deber" cuando, en realidad la
verdadera causa es un antagonismo puramente personal. Sin lazos domésticos de
comprensión mutua, es un contacto que por lo general produce molestia y
descontento con respecto a los hábitos personales. Detrás de todo esto se
encuentra la irracionalidad esencial de la Luna. Se comporta así porque ella es
así, y es así porque siempre ha sido así. Esto no tiene ningún sentido para un
Saturno que se ha pasado la vida erigiendo defensas cuidadosamente diseñadas.
Un individuo expresa su signo solar, en gran parte porque así lo ha decidido
conscientemente, y expresa su Ascendente sobre todo porque sus experiencias le
han enseñado a desarrollar esas cualidades como unas herramientas necesarias
para relacionarse de forma efectiva con el medio ambiente. Pero expresa su Luna
porque no puede evitarlo. Es su pasado, lo que ha heredado y su área de menor
resistencia. La falta de estructuras y de control es lo que más enfurece a
Saturno, el cual desea profundamente olvidarse de la razón y de que es un ente
separado, aunque sólo sea por un momento.
Los
contactos Luna-Saturno requieren una cooperación completa por parte de las dos
personas. Ambos planetas están relacionados con el inconsciente y tienden a
reaccionar en vez de actuar. Pero gracias a su profundidad pueden aportar una
enorme comprensión si se los estudia como componentes de la psique. Dos
personas con dichos contactos suelen poseer un canal claro y sencillo que
penetra en la personalidad más íntima del otro. Si no se obstaculiza este canal
con el miedo y la hostilidad puede ayudar a crear una unión profundamente
poderosa.
CONTACTOS MERCURIO-SATURNO
Los contactos Mercurio-Saturno pertenecen al plano
mental y no se ocupan tanto de las reacciones emotivas ente la gente. Por esta
razón son frecuentes entre los que se relaciona sobre una base intelectual,
como en el caso de los profesores y sus alumnos o en las amistades, pero
también aparecen con regularidad en las relaciones de contenido afectivo. Con
un poco de cuidado se traducen en un intercambio de energías altamente
productivo, puesto que Mercurio y Saturno no se resultan indiferentes y ambos
poseen una cierta racionalidad fría.
Sin
embargo, para una persona que sea bastante inconsciente d sí misma, el mecanismo
de expresión de este contacto es similar al de otros aspectos de Saturno. Ya
hemos visto que el Sol amenaza a Saturno con su radiante expresividad y que
Marte le amenaza con su confianza y su sexualidad en un símbolo de rendimiento
intelectual y, si el aspecto es lo bastante exacto, tiene una considerable
capacidad de despertar una sensación de estupidez o de inferioridad mental en
la persona cuyo Saturno queda afectado. La facilidad de comunicación y
pensamiento de Mercurio expresan lo que a Saturno le resulta tan difícil; sus
reacciones ágiles y rápidas pueden molestar al temperamento más lento y
laborioso de Saturno. Este también puede imaginar que Mercurio es falso, al
menos en lo que se refiere a sus definiciones de verdad; pero es que para
Mercurio, la verdad suele ser una cuestión relativa. Puede que la pareja de
Saturno no sea ningún genio intelectual, pero Mercurio sabe parecer
anormalmente listo a los ojos de Saturno.
Este
contacto suele producir gran admiración y poca hostilidad. Con frecuencia
Saturno muestra una franca pero inofensiva envidia de los dones de la otra
persona, aunque él, a su vez, pueda ser un crítico excelente y profundo que
aporte estabilidad y consejos prácticos a la energía mercuriana demasiado
fluida. Como en todos los contactos con Saturno, esto depende en gran parte del
nivel de conciencia de la persona saturniana. Una de las mejores expresiones de
este contacto es la admiración de la destreza del otro y un deseo de aportar
una estructura de apoyo para su desarrollo. Pero si se siente amenazado,
Saturno puede volverse muy crítico, exasperante, tremendamente inhibidor y
sofocante para Mercurio. Como se siente inadecuado pero no sabe admitir que la
dificultad estriba en su propia lentitud, Saturno intentará destruir la confianza
de Mercurio criticándolo constantemente o, sencillamente ignorándolo.
Mercurio
puede encontrar que Saturno es un aburrimiento y dedicarse a compañeros más
entretenidos o simpáticos. Ya que este lazo es básicamente mental, no unirá a
dos personas a menos que haya otros contactos que impliquen una fuerte relación
afectiva. Si ésta existe, el contacto Mercurio-Saturno puede causar bastantes
problemas a menos que se aproveche de forma constructiva, y en particular si el
compañero mercuriano tiene un Mercurio muy fuerte en su tema natal o si está en
Virgo o Géminis.
Hasta
hace poco se menospreciaba la influencia de Mercurio en una sinastría. Pero por
su conexión con la comunicación, Mercurio es un símbolo importante de la
capacidad que el individuo tiene de mostrarse a los demás. Por muy difícil que
sea un problema entre dos personas, siempre se podrán acercar a una solución si
se sientan a comentarlo. Lógicamente, por mucho amor que haya en una relación,
no se podrá seguir el ritmo de crecimiento de la psique individual si la
relación sólo está polarizada en el plano sentimental y no hay intercambio de
ideas o intereses. La gente que no tiene nada de que hablar suele opinar que
las atracciones sexuales más febriles y las necesidades afectivas más ardientes
acaban siendo un aburrimiento. El marido que se va por otros derroteros
buscando a alguien que le comprenda es tan típico que se ha convertido en un
cliché, y la esposa que se siente encerrada entre cuatro paredes porque da por
sentado que no entiende de nada menos de trapitos, es una situación igualmente
corriente. La mente es la que nos hace distintos de los reinos inferiores de la
naturaleza. Sin embargo, da miedo observar con que poca frecuencia un individuo
busca una pareja que le pueda corresponder intelectualmente. Casi todo el mundo
se dedica a buscar compañía afectiva y física, porque estas necesidades deben
satisfacerse con urgencia.
Naturalmente,
las personas de temperamento de Aire sentirán con más fuerza la frustración de
su Mercurio. Los Virgo y Géminis pueden sentirse especialmente limitados,
nerviosos e inquietos dentro de las murallas de una relación si no pueden
comunicarse con su pareja. Por lo tanto, los contactos Mercurio-Saturno pueden
representar un gran problema si Saturno intenta vallar o estancar la energía
mental de su compañero. Correrá el riesgo de hacer que su pareja pronuncie una
frase tan corriente y tan triste de "Le (la) quiero, pero no escucha nada
de lo que digo".
Los
contactos Mercurio-Saturno pueden tener una considerable influencia en los
modelos de pensamiento de las dos personas a pesar de que se le considere un
planeta neutral y flexible, con poco poder propio. Puede ofrecer a Saturno la
cualidad más afectiva para disipar la oscuridad, el análisis objetivo. Con su
ayuda, Saturno puede alcanzar un nuevo nivel de autocomprensión sin quem por lo
general, Mercurio le pida nada a cambio. Por su parte, Saturno puede ofrecer la
facultad que Mercurio más necesita: la concentración. Obviamente este contacto,
aunque sea en cuadratura u oposición puede ser muy beneficioso para cualquier
tipo de relación si se utiliza con delicadeza.
CONTACTOS
VENUS-SATURNO
Evangeline Adams definió la conjunción de Venus y
Saturno entre dos cartas como el sello de la eterna amistad. Quizás esto sea
verdad para sus amigos porque, cuando se trata de relaciones amorosas, en las
que este contacto sucede con frecuencia, el resultado no es tan agradable. Lo
mismo sucede cuando se trata de conexiones padres-hijos. Aunque Saturno está exaltado
en el signo de Venus, su lado más primitivo no forja la felicidad en las
relaciones. Este es el aspecto de "rechazo afectivo2 por excelencia y es
difícil de tratar a menos que se aproveche para descubrir si existe algo de
realidad detrás de las proyecciones de la relación. Uno debe olvidarse de las
ilusiones más preciadas que rodean al amor y al afecto si se quiere alcanzar
una amistad eterna con un contacto Venus-Saturno.
Todos
sabemos que Venus es el principal significado o símbolo del afecto, el amor a
la armonía y la necesidad de compañía. Por ser un reflejo de la capacidad del
individuo para relacionarse con los demás, expresa con encanto, gracia y
facilidad aquellas cualidades que Saturno no sabe expresar libremente. También
sugiere un gusto y refinamiento en las áreas en las que Saturno se siente
torpe, inepto, inhibido e incapacitado. Al ser el eterno amante y la juventud
sin fin, Venus puede irritar a Saturno que reaccionará con celos, posesividad,
sospechas y tendrá complejos de ser feo y socialmente inepto. Estos
sentimientos coexisten con otros de intensa admiración. Cuando esto ocurre
entre seres del sexo opuesto -y también con frecuencia entre los del mismo- se
crea un tipo de fascinación. No es de naturaleza física como en el caso de Marte-
Saturno, sino más bien una especie de adoración que afecta profundamente los
sentimientos.
... Lo
que parece ser un hecho empírico es que los contactos Venus-Saturno, ya sea en
un tema natal o en la sinastría, tienden a aporta, primeramente una gran infelicidad
de un tipo muy personal y, después, una gran oportunidad para establecer una
relación honesta (algo muy poco frecuente). Este es un contacto muy importante
que, cuando se da entre dos cartas, parece establecer la posibilidad de
utilizar la relación, en su sentido más completo, como un símbolo de una unión
interna de tal forma que la situación externa refleja el matrimonio interno.
El
individuo corriente con su Saturno afectado por un Venus tiene que pulir un
poco algunos aspectos. Puede que sea especialmente sensible a su propia
limitación afectiva en la presencia de Venus, por lo que se sentirá torpe e
inadecuado. Puede que se sienta inadecuado, poco atractivo, demasiado serio y
rígido al lado de su pareja venusiana. Probablemente intentará compensar todo
esto convenciéndose de que Venus es superficial "ligón", desleal y
vano. Puede reaccionar con una combinación horrible de envidia, resentimiento y
una necesidad de estancar o ahogar la gracia alegre, despreocupada e indulgente
del temperamento de Venus.
Los
contactos Venus-Saturno son una de las principales indicaciones de celos entre
la gente, incluyendo las amistades y las relaciones padre-hijo. Los celos de
Venus-Saturno no están producidos por un miedo a ser sexualmente inadecuado o a
la infidelidad, lo cual pertenece a los contactos Marte-Saturno. Se suele
expresar más como posesividad basada en una sensación de no ser amado y, por lo
tanto, exigiendo constantemente demostraciones formales de amor y lealtad para
sentirse a salvo del riesgo de ser rechazados afectivamente. Los contactos
Venus-Saturno tienden a estimular a las dos personas a legalizar su situación,
cuando en realidad habría sido mejor dejarlas libres o sueltas, o cuando se
debería haber buscado una razón mejor que la necesidad de garantía afectiva.
Lógicamente, ésta es la reacción típica de un Saturno inconsciente, pero
también la de la mayoría de la gente. Para poder vencer esta tendencia a ahogar
los placeres del cónyuge, Saturno debe poder disfrutar de la espontaneidad de
Venus, lo cual no le es nada fácil.
Puede que
Venus encuentre algo en el cónyuge que le haga escoger a Saturno como amante, a
pesar de su desconfianza y temor. Al buscar las motivaciones internas a través
del campo del inconsciente personal, se descubre a veces un agujero sin fondo
en el que nuca se encontrará la razón y podemos pasarnos en el análisis.
Algunas personas se sienten más atraídas por Saturno que otras, ya sea buscando
una relación en la que tenga que tratar con el Saturno del otro o sino permitiendo
que bombardeen su Saturno. Probablemente, el camino de una relación plenamente
consciente es tan válido como cualquier disciplina espiritual, como por ejemplo
la meditación, o el yoga (y ya que resulta considerablemente más difícil, la
recompensa será proporcionalmente mayor en lo que se refiere a la liberación
total de la sensación de separación). Esta es la promesa más exotérica de
Saturno en Libra. Quizás sientan esto los "atraídos" por Saturno y
resulte el mejor camino para ellos.
No todas
las relaciones se basan en el amor. Hace relativamente poco que el matrimonio
se basa en la elección del corazón más que en la de la cuenta bancaria. Una
relación puede establecerse por conveniencia, por búsqueda de seguridad
económica o por soledad en general. También puede ocurrir porque una
responsabilidad adicional (un niño) no permita ver otra salida. Algunas
relaciones se establecen por presiones familiares o por razones morales o
religiosas. A menudo se encuentran contactos Venus-Saturno en estas situaciones
porque el otro aspecto de esta relación es la de "la obligación ante
todo" que generalmente se enfoca en el dinero, nuestro símbolo material de
posesión efectiva y de intercambio. Saturno no siempre reacciona deseando la
posesión afectiva. Puede decidir que la posesión material es más valiosa. Venus
tiene dos caras y rige dos signos, y mucha gente adopta la misma aptitud hacia
las posesiones ignorando el afecto.
Saturno
hará que Venus se deba a él porque asumirá el control de su estabilidad
material. Puede que sea tacaño o que limite el dinero por la libertad que éste
representa. En los contactos Venus-Saturno suele haber una dependencia
económica que mantiene juntos a los dos individuos aunque se haya agotado el
cariño...
Los
contactos Venus-Saturno afectan a un área extremadamente delicada de la
psicología humana y aunque no cabe duda de que son difíciles si aparecen en una
relación íntima; también es cierto que pueden ayudar a aclarar las complejas
motivaciones inconscientes que envenenan las relaciones. Con estos aspectos, lo
que más duele es la verdad, pero si se la mira cara a cara, puede elevarse la
relación a un nivel completamente distinto, el de la mutua cooperación en vez
de la dependencia. Al igual que los contactos Marte-Saturno, tienden a afectar
zonas de las que la gente prefiere no hablar. Por ello, suelen ser más
difíciles de lo que aparentan. Quizás el sueño de la eterna amistad es
suficientemente poderoso como para ayudar a que dos personas venzan su apatía
natural por el autoconocimiento ya que se estimulan mutuamente para
conseguirlo.
CONTACTOS
MARTE-SATURNO
En la comparación de cartas, Marte en contacto con
Saturno es como "el malo de la película". Si se suele reconocer que
las relaciones Sol-Saturno tienen un lado positivo con un mínimo de esfuerzo,
varios autores nos previenen seriamente de que los lazos Marte-Saturno entre
dos cartas no atraen más que problemas, incluso con aspectos
"armónicos". Haciendo una interpretación superficial, también se
puede deducir que este aspecto debería producir repulsión y desagrado,
especialmente a nivel sexual, puesto que Marte simboliza las pasiones y deseos
físicos. Pero entonces, ¿por qué son tan frecuentes los contactos Marte-Saturno
en relaciones afectivas serias, quizás hasta más frecuentes que los contactos
Marte-Venus, supuestamente representantes de una gran atracción? y ¿por qué
parece que más que repeler (al menos en principio), produzcan una atracción
sexual tan intensa, casi febril? Este contacto tiene fama de producir una
fuerte pasión antes del matrimonio y una frialdad progresiva, y a veces
violenta, después. Estos efectos aparentemente inexplicables de los contactos
Marte-Saturno quedan mucho más claros si los miramos desde la perspectiva de la
gran vulnerabilidad de Saturno y de su tendencia a la proyección inconsciente.
Marte
inflama las características del signo, elemento o cuadruplicidad de Saturno.
Las amplia y concentra, las hace ligeramente agresivas, obvias y a veces algo
arrogantes y las canaliza no sólo hacia la voluntad y la energía sino, sobre
todo, hacia las relaciones y el impulso y estilo sexuales. Marte simboliza la
pasión, Saturno el miedo. No es de extrañar que el individuo inconsciente quede
fascinado por este contacto como un pájaro ante una serpiente. Se percata inmediatamente
de que esa persona expresa abiertamente todo aquello a lo que él no se atreve,
y todo con un matiz sexual. En muchos casos este tipo de contacto es atractivo
en vez de repulsivo y la persona cuyo Saturno queda afectado por este encuentro
puede que, inconscientemente, se decida a aceptar la dominación y el control de
la persona que le amenaza. El miedo puede disfrazarse de estimulación a causa
del desafío que se plantea y de la conquista que debe llevarse a cabo, aunque
estas "preparaciones" nunca son conscientes. Cuando una proyección se
hace consciente, deja de ser una proyección, y el individuo que se da cuenta de
que la amenaza no está en la otra persona sino en su propia sombra, está libre
del factor coercitivo de este contacto.
Saturno
es el genio de los disfraces. Puede personificar una pasión más espectacular y
teatralmente que el Marte más exaltado. Esto no es una duplicidad consciente,
sino una auténtica pasión aunque sus causas de origen afectivo, resulten algo
ambiguas. Así que se enamoran pero en casos contados vivirán felices porque
cuando se haya realizado la conquista (que puede tardar desde una noche hasta
cincuenta años y que suele suceder en la alcoba, el verdadero campo de batalla
del contacto Marte-Saturno), entonces Saturno cambiará su pasión por un estado
natural de frialdad y esquivez con lo que culminará el desarme simbólico que
había deseado inconscientemente desde el primer encuentro.
Queda
claro que esto es una descripción muy simplificada del proceso psíquico que
acompaña a los contactos Marte-Saturno. Por lo general existen muchas
conexiones conscientes que aportan un tono de armonía y apreciación mutua
porque este aspecto, por sí solo, produciría un rechazo intenso e inmediato
(que es lo más frecuente) si no hay algún aspecto "suave" que
neutralice la situación. Entonces se combina con una atracción esencialmente
natural complicándolo todo tremendamente. Pero si nuestra opinión es que la
gente se une porque se gustan, entonces la frecuencia de este contacto resulta
sospechosa.
La
tendencia a la violencia se halla en el área de la proyección inconsciente que
lleva a la frustración. Curiosamente una mujer cuyo Saturno caiga sobre el
Marte del hombre puede llevar a sacarle de sus casillas, aunque aparentemente
sea una persona suave y de temperamento inofensivo o que, al menos, no utiliza
la violencia física o afectiva para expresar su ira. Esto también se aplica al
caso inverso, aunque generalmente, las mujeres no utilicen la violencia física
en una disputa porque salen peor paradas. Durante la época en que Saturno casi
imperceptiblemente, comienza a encerrarse en su cascarón, el otro miembro de la
pareja puede sufrir mucho porque el individuo que parecía tan lleno de pasión
ha desaparecido repentinamente convirtiéndose sutil o abiertamente en algo
inalcanzable. Esto resulta extremadamente frustrante para Marte quien, ante
todo busca la honestidad. Puede que éste empiece a crear disputas o escenas de
fuerte carga emotiva, en un intento de recuperar el interés rápidamente decreciente
de su compañero. Quizás estas disputas sean leves, pero pueden llegar a
alcanzar proporciones gigantescas e incontrolables y acabar en malos tratos
físicos.
Una
pareja puede durar toda una vida con este contacto si están unidos por otros
lazos de amor. Entonces hay que intentar comprender las verdaderas raíces de
fricción. Esto también es aplicable a una relación entre padre o madre e hijo
porque también pueden estar jugando al gato y al ratón de forma inconsciente,
aunque estén rodeados de cariño y dependencia. El que sufre más es el niño, el
cual madurará con cicatrices afectivas. Si este contacto se da en una relación
imposible o difícil de romper, las dos personas experimentarán una gran presión
especialmente Saturno, de quien depende que el resultado final sea constructivo
para los dos o innecesariamente doloroso.
Una de
las dificultades de los contactos Marte-Saturno en nuestra sociedad
post-victoriana es que tendemos a enmascarar los conflictos o los malentendidos
esencialmente sexuales o afectivos con problemas de dinero, discusiones con los
suegros y peleas porque "no me tocaba fregar los platos a mí". A
Saturno le cuesta expresar sus sentimientos porque muchas veces los desconoce.
Los esconde de sí mismo tanto como de los demás. Un Marte más independiente,
ligeramente consciente de lo que se le está echando encima, puede salirse de la
situación bruscamente, dejando a Saturno con una nueva herida en el mismo punto
débil y con una razón mayor, ya consciente, de resentimiento. Puede hacer que el
otro se sienta responsable por él para que las cosas siempre vayan por donde él
quiera. Cuando se trata de dos personas con un contacto Marte-Saturno muy
exacto que saben muy poco de sí mismas, no parece que pueda salir mucho de la
unión del dios de la fuerza con el dios de la resistencia.
No
obstante, si se hace un esfuerzo el contacto no tiene por qué ser tan mortal,
de hecho puede ser uno de los más productivos. Una de sus ventajas es que puede
llevar a una honestidad respectiva en el área del intercambio sexual lo cual,
por desgracia suele faltar en muchas relaciones. Saturno no es un planeta
sexual, pero tiene mucha importancia en las situaciones en las que el sexo
representa un obstáculo. Puede incluso decirse que es antisexual o asexual
debido a su inclinación por el control, la disciplina y el ascetismo. Pero si
Marte le amenaza, representará un papel sexual, de la misma forma que resultará
romántico si le influye Venus o intelectual si le aspecta Mercurio.
Mientras
que los aspectos más difíciles de los contactos Sol-Saturno se pueden tratar
abiertamente, las personas con contactos Marte-Saturno difíciles no saben
hacerlo sin herirse o molestarse. Esto es una parte de la herencia de las
doctrinas de la iglesia que nos ha acompañado durante casi dos mil años. A
medida que se desarrolle la psique colectiva, podrá haber mayor honestidad en
los temas sexuales lo que llevará a un aprovechamiento más constructivo de
dicha energía en las relaciones. Es posible que la psicología haya superado sus
orígenes freudianos y que la idea del inconsciente dominado por una libido
reprimida ya no sea válida si queremos tener una visión más amplia de la psique
humana; pero la naturaleza de las relaciones sexuales y, en especial los
"roles" masculino y femenino, constituyen aún uno de los principales
obstáculos del desarrollo de mucha gente. Un contacto Marte-Saturno en una
relación con implicación sexual puede representar un medio de autoconocimiento
mediante la exploración de los arquetipos que se esconden detrás del simbolismo
sexual, lo cual puede constituir un camino muy provechoso para alcanzar la
plenitud. La energía positiva y honesta de Marte puede aclarar y disipar las
sensaciones de inadecuación, culpabilidad y confusión que caracterizan a la
actitud inconsciente de mucha gente respecto a su propia sexualidad. La
comprensión y profundidad de Saturno puede equilibrar el egoísmo natural e
instintivo y la falta de tacto característica de la expresión sexual de mucha
gente.
Si existe
un contacto Marte-Saturno en una relación sin contacto sexual, como caso de
padre-hijo, las implicaciones de las corrientes inconscientes siguen siendo de
naturaleza sexual. Esto es bastante frecuente e inevitable si consideramos que
un niño verá en su madre su símbolo de la feminidad en la primera fase de su
vida, y una niña verá inevitablemente la masculinidad reflejada en su padre. Es
inevitable que hayan asociaciones sexuales en los lazos con los padres, aunque
en este caso, el término sexo se utilice en su significado afectivo así como, o
en vez del físico. Las situaciones padres-hijos o incluso las relaciones de
amistad con contactos Marte-Saturno pueden tener connotaciones de proyección
sexual que plantearán dificultades si no se comprende el mecanismo
apropiadamente. Esto no quiere sugerir el típico complejo de Edipo, aunque
indudablemente es algo que existe tanto en la vida real como en los libros.
Sencillamente sugiere que en las relaciones íntimas, se ponen en funcionamiento
muchas corrientes que se entremezclan y crean mucha más complejidad de la que
imaginamos. Los problemas surgen al intentar rechazar dicha complejidad y al no
ser suficientemente honestos como para hablar de ello. Un contacto
Marte-Saturno no contiene ningún mal o dificultad intrínsecos.
CONTACTOS
JÚPITER-SATURNO
En la combinación de Júpiter y Saturno entre dos
cartas tenemos otra nueva polaridad o mezcla e principios opuestos en un nivel
también nuevo. A estas alturas ya debe haber quedado claro que Saturno
establece una dualidad con cualquier otro planeta ya que su energía no se
mezcla de forma natural con las de los demás. Los contactos con Saturno, ya sea
en una carta o en sinastría, siempre denotan la oportunidad de resolver o
integrar una de las dualidades fundamentales de la experiencia humana a través
del esfuerzo consciente.
La
combinación del "gran maléfico" con el "gran benéfico"
(todavía queda por ver quien es quien) simboliza el encuentro de los senderos
de la experiencia y el conocimiento concreto, por un lado, y la percepción
intuitiva y la fe por el otro. Son los dos planetas más grandes del sistema
solar y establecen la línea divisoria entre los planetas personales (todos los
cuales representan los impulsos y necesidades de la personalidad, la mente, los
sentimientos y el cuerpo) y los planetas exteriores o de "octava
superior" (los cuales están relacionados con los impulsos del inconsciente
colectivo o alma, y la vida grupal a la que el hombre pertenece). Júpiter y
Saturno representan el puente entre los niveles más altos y más bajos de
conciencia. Cualquier combinación de ambos, natal o en sinastría, representa
una oportunidad, puesto que mediante la facultad intuitiva (Júpiter) se puede
percibir finalmente la sombra, el Guardián.
En
sinastría, los contactos de Saturno con los planetas personales afectan a la
personalidad de los dos individuos primordialmente, aunque la persona cuyo
Saturno esté afectado tiene también una oportunidad de alcanzar un nuevo nivel
de autocomprensión gracias a dicho contacto. Estos aspectos en sinastría
obstaculizan o estabilizan los impulsos de cada persona y son muy corrientes en
las relaciones íntimas porque para la mayoría de la gente, las relaciones son
un campo de desarrollo de la personalidad. Los contactos entre Saturno y los
planetas exteriores así como Saturno, afectan a los dos individuos en un nivel
más sutil, obstaculizando o estabilizando los impulsos del ser interior o alma.
Juntos, Júpiter y Saturno pueden aportar a las dos personas las cualidades
necesarias para pasar a un campo de conciencia más expendida: el conocimiento y
la sabiduría.
Es
importante considerar este contacto profundamente porque si interpretamos
aspectos como éste en sinastría a la ligera, no nos percataremos de la
oportunidad de desarrollo personal que representan. Toda situación contiene
algo que se puede aprovechar para crecer y ninguna es tan poderosa como la
relación entre dos personas.
Júpiter
es una amenaza natural para un Saturno inconsciente que teme las cualidades del
signo y Casa de aquél porque se siente herido por no tenerlas. Es reacio a
correr un riesgo sin tener una garantía tangible del éxito final de sus
esfuerzos. El efecto mundano corriente de esta interacción es que Saturno
intenta ahogar el entusiasmo de Júpiter, abofetea su confianza, substituye el
optimismo por precaución y controla el flujo de la comprensión intuitiva del
sentido de las cosas. Júpiter puede ser un planeta pródigo que rige el exceso.
No hay más que contemplar las leyendas de sus escapadas para hacernos una idea
de la completa irresponsabilidad de su naturaleza. Es de esperar que la
reacción de Saturno ante lo que él considera un despilfarro y un
atolondramiento sea una desaprobación total. Júpiter encuentra a Saturno
indebidamente pesimista, en exceso precavido y frecuentemente un aburrido
insoportable por su falta de espontaneidad. Para un Júpiter todavía más
sensual, las buenas cosas de la vida son un derecho del hombre porque la vida
de por sí, tiene un sentido obvio, positivo y lleno de posibilidades. Para
Saturno, las cosas dolorosas de la vida son el castigo del hombre y cualquier
periodo feliz o brillante es efímero y sin sentido a menos que se haya
conseguido con gran esfuerzo.
El
jupiteriano puede aprender mucho de Saturno si se para a escuchar, ya que la
imaginación y los ideales no tienen sentido si no se pueden demostrar y
utilizar en el mundo exterior para favorecer el crecimiento de la comunidad. A
su vez, Saturno puede aprender mucho de Júpiter en lo que se refiere a
tolerancia y comprensión de que la experiencia práctica no tiene porque ser un
medio de percepción más válido que la intuición. Estos dos planetas pertenecen
al eje perceptivo de sensación e intuición y simbolizan dos formas de
comprender las experiencias de la vida aparentemente irreconciliables y
opuestas. Resultan conciliables si se puede extraer a la conciencia del terreno
de batalla y obtener una perspectiva más elevada, desde donde los dos oponentes
constituyen dos mitades de expresión, válidas pero incompletas por sí solas.
Los
contactos Júpiter-Saturno pocas veces son destructivos incluso en los casos más
inconscientes, ya que Júpiter es demasiado magnánimo y raramente reaccionará
con ira. Seguro que algo de su naturaleza bondadosa se le contagia al compañero
saturniano. El aspecto más profundo de la naturaleza de Júpiter se desarrollará
con el cuidado de Saturno y la búsqueda de respuestas a las preguntas más
cruciales de la vida aportarán una dignidad y sabiduría que generalmente se
asocian con las mejores características del planeta, la mitad humana del
centauro que está irremediablemente ligada a la mitad animal y que reconoce su
necesidad de movimiento pero que la mantiene con las riendas bien cogidas.
Al igual
que en la figura mitológica, Júpiter gana cualquier batalla gracias a su autoridad
natural, la del hombre interior. Este contacto no es muy frecuente en las
relaciones porque ninguno de estos planetas se relaciona directamente con la
personalidad. Están conectados con el área más amplia y abstracta de los
ideales y del desarrollo de la sabiduría. Sin embargo, es un contacto
importante en la unión entre el maestro y el alumno en las lecciones de la
vida: la creencia comparada con la experiencia, en primer lugar, y la
experiencia subjetiva o interior comparada con la experiencia tangible,
exterior, más tarde. Finalmente si el alumno ha aprendido la lección crecerá
más que su maestro y le enseñará en beneficio de ambos. Pero los papeles se
intercambian, y el uno aprende del otro.
El
contacto Saturno-Júpiter es interesante en sinastría. A veces es sinónimo de
diferencias espirituales o religiosas entre dos personas aunque otras veces
afecte a los niveles más terrenales de las finanzas. Pero Júpiter, como
Mercurio, es un planeta de la mente, que rige sólo lo que se denomina el plano
mental superior o plano del pensamiento creativo, mientras que Mercurio rige el
plano mental inferior del pensamiento concreto. Una de las enseñanzas
esotéricas sobre el tema de la reencarnación dice que cuando la personalidad
muere y los vehículos temporales como el cuerpo, las emociones y el intelecto
concreto o racional se disuelven, el cuerpo mental superior o la facultad de
tener visiones permanece ya que es un atributo permanente del alma. Desde este
punto de vista más bien misterioso puede verse que Júpiter tiene poco que ver
con la personalidad y con la vida en el mundo físico. Es el primer toque del
alma, en forma de símbolo y visión que, al final, nos lleva al campo de batalla
de Saturno.
CONTACTOS
SATURNO-SATURNO
Para que dos personas tengan una conjunción entre los
Saturnos de sus cartas, tienen que haber nacido en fechas próximas con un
intervalo de tiempo de aproximadamente 29,5 años. Dicho intervalo del ciclo
completo de Saturno, suele darse entre padres e hijos ya que mucha gente de
nuestra sociedad se ve obligada a casarse cuando tienen poco más de veinte años
y han tenido por lo menos un hijo antes de cumplir los treinta. Este contacto
entre padre(s)-hijo indica algo especial, sobre todo la existencia de ciertas
dificultades que no se darían sin el contacto de los Saturnos. También
representa una serie de oportunidades que, desgraciadamente, no se suelen
aprovechar debido a la confusión emocional o mental que rodea al individuo
corriente cuando tiene un hijo.
Cuando el
hijo nace durante el retorno del Saturno del padre o de la madre, se convierte
en una parte de su crisis interna y, con su Saturno natal cayendo encima del de
su progenitor, le recordará todo el resto de su vida el dolor, conflicto y
nueva conciencia que caracterizó a ese período. Dado que Saturno simboliza un
punto de miedo y defensa, una de las implicaciones de esta situación es que el
niño reflejará la necesidad de seguridad y permanencia del progenitor. Cuando
esto sucede, los dos comparten el mismo tipo de miedo y la misma forma de
expresarlo. Lo peor es que pueden basarse en esto para enfrentarse entre sí.
En pocas
palabras, Saturno aspectando fuertemente a Saturno sugiere una combinación de
individuos que se resaltan sus inseguridades mutuamente. Esto sucede
especialmente en las conjunciones bastante exactas que suceden con frecuencia
en los matrimonios o relaciones ente gentes de la misma edad, aunque también se
aplica a las cuadraturas y oposiciones que ocurren con intervalos de siete y catorce
años respectivamente. Estas últimas parecen producir más fricción y hostilidad
que las conjunciones aunque ninguna de las combinaciones es especialmente fácil
porque cada persona parece evitar, inadvertidamente, el aspecto
"inferior" o de sombra de la otra. A nadie le gusta ver sus trapos
sucios reflejados en los trapos sucios del otro, especialmente si son atributos
que nos ha costado mucho esfuerzo esconder. Incluso puede necesitarse
"criticar" a la persona que atrae nuestras proyecciones debido a su
similaridad, descargando nuestra ira sobre ella. Los contactos Saturno-Saturno
son, con frecuencia, la señal de la cabeza de turco inconsciente.
Esta
combinación puede causar que las dos personas se sientan rechazadas y heridas
aunque, por regla general, ninguna admitirá que ha sido herida. Dado que este
contacto afecta a la sombra o lado inconsciente, tiene poco que ver con la
conducta racional. Principalmente, la relación tendrá un persistente
antagonismo, resentimiento, aunque gran parte de todo ello se guardará
"bajo tierra" si existe un lazo consciente positivo que impide que
las dos personas expresen verbalmente sus sentimientos afectados. Si otros
planetas aspectan a Saturno, suele depender de la persona cuyo Saturno está
afectado el que se pueda superar la insatisfacción mediante la autocomprensión,
la paciencia y cooperación del compañero. Si dos Saturnos están en juego, cada
uno tiene miedo de agitar al otro porque los dos se pondrían tan a la defensiva
que acabarían "en tablas". Ambos intentarán manipular la situación
inconscientemente para reivindicar sus puntos de vista y resentimientos, y
quizás expresen lo contrario de lo que sienten en realidad. En consecuencia,
los dos pueden seguir sintiéndose afectados e incomprendidos.
La única
salida a este callejón es que los dos individuos se enfrenten a la situación
simultáneamente y hagan un esfuerzo conjunto. Obviamente, esto es imposible en
una relación padre-hijo ya que el niño es pequeño, pero entre dos adultos no
sólo es posible sino necesario. Un Saturno inconsciente puede ser tan
problemático que puede hundir una relación, que de otra forma, habría resultado
constructiva. Por lo general, la gente no crece al mismo ritmo ni en la misma
dirección, ni alcanzan el mismo punto de percepción al mismo tiempo. Sin
embargo, las parejas se arriesgan continuamente a descubrir que tienen puntos
de vista opuestos ciando se casan antes de que Saturno haya hecho su retorno en
el tema natal. Puede que al hacer este descubrimiento haya que cortar la
relación porque evitarlo no la mejoraría. Especialmente con contactos
Saturno-Saturno, cada persona debe, ante todo, enfrentarse a su propia sombra e
intentar integrar algún aspecto de su personalidad y aclarar sus metas e
ideales. Sólo entonces puede compartirse este material a veces tan irritante,
aunque precioso en el fondo. Se ha conseguido el primer paso hacia el desarme
que se necesita para obtener una combinación positiva de Saturno-Saturno.
Con estos
contactos, Saturno tiene miedo de su propia "otra cara" la cual,
obviamente, no puede ver porque la está proyectando en el sentido contrario. La
frialdad, el espíritu crítico y el rechazo que observa en la otra persona no
son más que la expresión exterior del terror a ser herido o a sentirse
inadecuado que él mismo siente. Al no comprenderse a sí mismo, no puede
comprender al otro y malinterpreta los signos devolviendo frialdad, crítica y
rechazo. Esto produce el típico "círculo vicioso" que se va haciendo
cada vez más difícil hasta que se produce una crisis emocional o se termina la
relación. Pero siempre hay una presión en ambas partes que producirá un
crecimiento muy notable.
Esto
recuerda al ejemplo del colegial que, camino de la escuela, se encuentra con un
conocido al que o saluda porque está seguro de que si el otro le apreciara le
habría saludado primero. El otro chico, al sentir lo mismo, hace como si no le
hubiera visto. El resultado es que se ignoran mutuamente y, cada cual por su
lado, decide que no le gusta el otro porque es un creído desagradable. Desgraciadamente,
muchas personas todavía son colegiales emotivamente, y no hace falta que
explique la metáfora más detalladamente. Esto representa un desperdicio del
potencial de un contacto Saturno-Saturno que siempre concede la oportunidad de
percibir rápidamente el contenido del inconsciente de cada persona, es decir,
todos los elementos que uno intenta esconder como sea de sí mismo y de los
demás. Se puede replicar a esto diciendo que siempre conviene guardar algo de
misterio y que no hay que despertar a un perro que está dormido. Sin duda, esto
resulta más fácil, pero si un individuo escoge este camino menos doloroso pero
menos consciente, que vaya con cuidado con las relaciones que establezca con
gente que tenga un planeta, y en especial Saturno, en aspecto exacto con su
Saturno natal.
Cuando
los contactos Saturno-Saturno se dan entre padres e hijos, tenemos un ejemplo
exagerado de lo que eufemísticamente se denomina "distanciamiento
generacional". Sin embargo, esta diferencia es algo mucho más profundo que
la antipatía natural entre los jóvenes y los mayores. Los padres, que tienen
mayor responsabilidad porque, en teoría, son adultos y controlan a los hijos en
todos sus aspectos durante los primeros años de vida, agravarán el miedo y la
inadecuación de éstos porque tienen algo sutil e intangible en la mente que les
recuerda sus propios temores enterrados. Se trata de una situación bastante
sutil, pero todo aquel que haya estudiado los movimientos y leyes del
inconsciente comprenderá la delicadeza casi diabólica (o angelical) de lo que
sucede. En este tipo de situaciones, el precio a pagar puede ser un aumento de
la frialdad y del sufrimiento mutuo con el paso del tiempo porque cada cual
necesita desesperadamente el amor, comprensión y aprobación del otro, y sin
embargo ninguno se atreve a expresarlo. Con frecuencia, se da una completa
alienación durante cierto tiempo. Puede lograrse mucho si se aprovecha este
concepto para crecer juntos, si los padres son capaces de tragarse su orgullo y
presentarse como unos seres humanos falibles en vez de cómo una autoridad que
jamás puede equivocarse.
Si se da
esta combinación en una amistad entre personas del mismo sexo, puede
establecerse un profundo lazo de unión porque no se evidencian tanto las
tensiones inevitables en el intercambio entre hombre y mujer, y no hay nadie
que entienda mejor nuestros temores que alguien que también los tenga. Si la
relación es más íntima, en especial con una relación sexual (no porque Saturno
tenga una implicación sexual directa sino porque crea un problema de
aislamiento que, en teoría, el acto sexual puede resolver) empiezan a surgir
las dificultades porque es importante que cada persona represente el papel de
ánimus o ánima para la otra, lo cual implica una falsificación del comportamiento.
Durante periodos de tensión, cuando los tránsitos afecten a los dos Saturnos,
se pueden producir crisis que son reveladoras o destructoras de la relación.
La
necesidad de intimidad parece ser una faceta de la naturaleza humana y a nadie
le gusta sentir que todo el mundo conoce plenamente sus debilidades, por mucha
comprensión o compasión que se reciba. A este respecto, un contacto
Saturno-Saturno puede ser demasiado íntimo para ser cómodo. Para que Saturno
pueda escapar de su lado más bajo y desarrollar sus virtudes más profundas,
necesita de una energía tan libre y espontánea como errado está su puño, porque
crece y evoluciona gracias a la tensión creada entre opuestos. Por todo ello,
los contactos Sol-Saturno y Júpiter-Saturno ayudan al individuo porque estos
planetas son muy generosos. Cuando dos personas tienen la misma dificultad para
expresar un área de la vida,, se requiere un acto mutuo de voluntad para evitar
la cristalización. Es lógico que no se hable del contacto Saturno-Saturno en
sinastría en la literatura astrológica (aunque sea muy importante para el
crecimiento psicológico de las dos personas). Este contacto es la manifestación
más clara y verdadera de Saturno, por lo que se suele evitar hablar del tema.
SATURNO EN CONTACTO CON LOS PLANETAS EXTERIORES EN
SINASTRÍA
Los tres planetas exteriores conocidos están
relacionados con estados de conciencia que tienen poco que ver con el mundo
físico y, por lo tanto, con niveles en los que Saturno no tiene ninguna experiencia
puesto que se dedica a los campos concretos de la existencia. Se suele decir
que Urano Neptuno y Plutón son símbolos de diferentes aspectos del inconsciente
colectivo o transpersonal de la humanidad y del individuo, pues éste participa
de la herencia grupal. Ya que nos es imposible comprender intelectualmente este
mundo de tinieblas, las enseñanzas esotéricas nos dicen que Saturno "no
puede seguir a un hombre más allá de las puertas de la iniciación". Su
función consiste en preparar, disciplinar y condicionar al alma en evolución a
través de la presentación de oportunidades para que adquiera sabiduría mediante
la experiencia, vida tras vida, de tal horma que el alma pueda traspasar
libremente dichas puertas. Igual que sucede con un andamio, no tiene utilidad
cuando se ha terminado el edificio. En términos psicológicos, si consideramos
que Saturno está relacionado con la "sombra" o lado tenebroso y
reprimido de la personalidad del hombre, es decir su "inconsciente
personal", cabe pensar que el principio de integración de Saturno, que
implica el pulido y expansión de la personalidad consciente lleva al individuo
a la frontera con el inconsciente colectivo, un paso imprescindible en el
proceso de individuación de la psicología analítica. La confrontación con las
fuerzas colectivas puede ser difícil, pero al menos el individuo adquiere
libertad en su vida personal, algo que muy poca gente consigue aunque todos lo
deseen.
Desde
este punto de vista, Saturno es nuestro mejor y más sincero amigo si aceptamos seguir
su camino según sus reglas. Infaliblemente, llevará al individuo al
autoconocimiento y a la integración aunque, cuando se alcanza este nivel, su
función queda atrás o es absorbida en cierto modo. Con este disfraz, Saturno es
Lucifer, cuyo nombre significa "Portador de Luz", y se asemeja a
Prometeo, que robó el fuego de los dioses y se lo ofreció al hombre, por lo que
fue condenado a la tortura eterna. En cierto modo, esto hace referencia a la
verdadera naturaleza del "más grande entre los arcángeles" que, como
nos cuenta la doctrina cristiana, fue echado del Paraíso por culpa de su
orgullo y del pecado de la separatividad. Cabe preguntarse si esta caída
simbólica no sería, en un sentido más profundo, el más alto sacrificio
voluntario. Alguien tiene que hacer el trabajo más sucio. Desde este punto de
vista, Saturno, el gran malhechor, merece ser reconsiderado.
Cuando
Saturno, actuando como sombra en la carta de una persona, recibe el contacto de
un planeta exterior del horóscopo de otra, da media vuelta para enfrentarse a
lo que considera un abismo a sus pies, defendiéndose con todo lo que sabe del
campo de la experiencia personal y concreta. La otra persona suele tener alguna
característica que resulta misteriosa, atemorizante y representa una amenaza porque
existe un sentimiento de disolución de las estructuras que Saturno ha tardado
tanto en erigir. Urano, Neptuno y Plutón evocan en Saturno una respuesta
distinta a la de los planetas interiores porque están más allá de los límites
personales y poseen un poder arquetípico o energías de masas. Se rigen por
reglas distintas. Normalmente, el individuo corriente expresa muy poca
"energía arquetípica" en su vida diaria, pero este contacto producirá
inevitablemente este tipo de respuesta en la persona cuyo Saturno se vea
afectado, porque será la personificación de algo que el individuo saturniano no
puede resistir. Todo esto suele suceder a nivel inconsciente. Pero sabemos lo
suficiente de los mecanismos de la mente como para ver que es precisamente en
estos niveles donde se producen las corrientes más poderosas para las
relaciones.
Por lo
tanto, los contactos de Saturno con los planetas exteriores tienen una
reputación más bien misteriosa y fatalista, si es que se los llega a
considerar. En la sinastría tradicional se suelen pasar por alto porque dichos
planetas "se mueven demasiado despacio", o no tienen influencia
individual, o se los reúne bajo término de "kármicos" y no se habla
de ellos. Sin duda, millones de personas nacen con Plutón en la misma posición
del mismo signo al hacer éste tanto movimiento retrógrado sobre unos pocos
puntos. Pero los aspectos exactos son poderosos y significativos para el
individuo, aportándole un canal por el que las energías colectivas pueden
afectar las vidas de los individuos en particular. Probablemente, muchos
millones de personas también tienen a la Luna en los mismo grados que el
Saturno de un individuo en particular, por esto no los conocerá ni establecerá
una relación íntima con todos. Estamos acostumbrados a utilizar una
interpretación de causa-efecto con los contactos en sinastría, y damos por
supuesto que dos personas se atraen porque existen ciertas conexiones.
Probablemente es más sutil que todo eso, y una vez preparado el encuentro (ya
que el factor suerte es bastante improbable), se encontrará que comparten
ciertas configuraciones que posibilitan el intercambio mutuo.
Es un
error despreciar los lazos de Saturno con los planetas exteriores en sinastría
basándose en que son de significado más general que específico. La conciencia
grupal y la individual no se excluyen mutuamente y todos somos simultáneamente
individuos y parte de una vida colectiva. Pero la vida de la masa y la
expresión individual se contradicen porque aquélla requiere una sumisión a los
instintos de naturaleza colectiva. Sin embargo, los planetas exteriores tienen
poco que ver con los instintos. Esto es más bien la esfera de la Luna, que
tradicionalmente rige a las gentes. Urano, Neptuno y Plutón se ocupan más de
una participación grupal significativa que de una respuesta ciega de la masa.
Además, la frecuencia de contactos exactos entre Saturno y los planetas
exteriores en las relaciones íntimas debería ser suficiente para investigarlos.
Parece ser que estimulan unos avances más importantes en el crecimiento de la
conciencia...
El
principal impacto de Saturno en los tres planetas exteriores se basa en que
Saturno es la última capa de la personalidad y, en la mayoría de la gente, se
dedica a fortificar sus murallas para que nadie pueda entrar. Sin haber
integrado la mitad oscura, una persona no puede sentir una unión con el resto
de la humanidad porque la sombra se interpone entre él y los demás. El
individuo la utiliza para reafirmar sus diferencias y asegurarse de que es
mejor, más listo y racional, y tiene más razón que ellos porque ha guardado sus
aspectos más inferiores o inmaduros en un rincón de la sombra. Por
consiguiente, todos los demás le parecen más oscuros y él se ve más luminosos.
Para este tipo de personas, las energías de los planetas exteriores son tan
embriagadoras como el aire de las montañas, sólo que les da miedo la altura.
Amenazan a sus ilusiones porque muestran la realidad de la experiencia
colectiva en la que no hay ni diferencias, ni barreras, ni bases para juzgar.
Cuando este contacto se da en una relación, la persona con su Urano, Neptuno y
Plutón en juego se convierte en el símbolo de dichas fuerzas colectivas que son
totalmente inconscientes para Saturno, el cual se siente amenazado al tiempo
que fascinado.
La
proyección es algo muy frecuente con los contactos de Saturno en sinastría y es
la causa de los problemas que éstos implican. Si el individuo pudiera verse
desde fuera y cortar su proyección, también podría ver claramente a la pareja y
darse cuenta de que no hay ninguna amenaza. Dichas proyecciones son
especialmente dificultosas cuando Saturno contacta con planetas exteriores
porque gran parte del mecanismo de proyección es inconsciente en las dos
personas. Tan raramente se encuentra alguien que pueda canalizar conscientemente
las energías de Urano, Neptuno y Plutón, como a alguien que haya integrado a su
Saturno, porque esto último es el preludio de aquello. También es peligroso
alcanzar este punto de desarrollo dado que la identificación con las energías
colectivas sugiere que el individuo se apropia de algo que pertenece a todos, y
a esto lo llamamos locura o megalomanía. Instintivamente, la gente evita los
enfrentamientos con Urano, Neptuno y Plutón ya que pueden ser deidades
terribles si se las hostiga. No es de extrañar que en la antigüedad se dijera
que estaban escondidas: más allá del cielo, bajo las aguas o en las
profundidades de la tierra.
CONTACTOS
URANO-SATURNO
Cuando este principio contacta a Saturno en la carta
de otra persona, el resultado puede ser bastante explosivo. Una conjunción muy
exacta se parece a un recluso mirando, a través de la reja de su ventana, a un
hombre libre que anda por la calle. Si no se utiliza conscientemente a Urano,
el individuo puede dejar que su pareja viva un embrujo de esclavitud. Puede
incluso que exprese su independencia y permita la constricción porque siente
una fría lástima por las evidentes dificultades emocionales de Saturno. Su
castración simbólica sólo produce amor y un tipo inexorable de justicia ya que
si se le hostiga (y este planeta se molesta fácilmente), la persona puede
romper con todo por su libertad. Puede que no lo haga con la pasión y odio de
Marte, pero sí con el mismo desapego frío e impersonal con que un hombre puede
romper una cadena que aprisiona sus pies.
Normalmente,
este contacto se expresa por el enfrentamiento entre "lo que piensan los
demás" y "lo que yo quiero". Para Saturno, Urano es demasiado
rebelde y falto de respeto hacia la autoridad. Saturno puede ser
particularmente envidioso de la aparente confianza que el tipo uraniano
demuestra al establecer sus propias leyes. Incluso el más convencional
resultará rebelde a los ojos de Saturno.
Saturno
no es una pareja para Urano dado que la intuición hace que el uraniano obtenga
su conocimiento de una fuente aparentemente divina y fuera de todo alcance para
el saturniano. Tiene una mejor explicación de su conducta social que Saturno,
el cual se mueve principalmente por miedo. Urano hace exactamente lo que quiere
porque sabe que todas las reglas sociales de conducta son relativas al
individuo y no divinamente absolutas. El lo sabe porque él es su propio
absoluto divino. Si la persona con Saturno en contacto intenta controlar al
compañero, probablemente se encuentre con el caos y el derrumbamiento de todas
sus defensas y opiniones sociales tan laboriosamente desarrolladas. Como
resultado, una parte o la totalidad de su vida puede verse afectada, y la nueva
conducta será más rica, amplia tolerante y menos sujeta a los conceptos del
pasado y a sus miedos.
Urano
representa una importante lección y simboliza una ley universal: no se puede
retener la voluntad de otro. Esto se hace patente, incluso en los intercambios
más personales, cuando estos dos planetas están en aspecto muy exacto en una
relación. Sin embargo, puede que la persona con su Saturno en el contacto no
considere que esto sea demasiado positivo cuando se siente amenazado por algo
intangiblemente ultrajante que hay en su compañero. El uraniano es una ley para
él mismo y recibe las órdenes de su propia naturaleza superior aunque sólo lo
demuestre en un área de la vida. En la gente que no responde conscientemente a
Urano, lo primero que percibirá la persona con el Saturno en juego será su
egoísmo intrínseco, aunque sutil; y la forma más segura de hacer que Urano sea
consciente es intentando ahogarle.
De esta
forma estos dos planetas pueden hacerse un gran favor. Saturno puede despertar
en Urano su individualidad latente intentando controlarlo por el miedo. Urano,
al desafiar el control de Saturno, le enseña que las limitaciones de una
estructura de la personalidad basada en la defensa no pueden impedir el
desarrollo de la mente creativa.
Estos
contactos se dan con cierta frecuencia. Representan algo más amplio que la
felicidad o confort personal; están relacionados con los grandes saltos de
conciencia. Aunque Urano no tenga nada que ver con las emociones personales, a
diferencia de los planetas interiores que contactan a Saturno, los dos
individuos tendrán una gran influencia en el desarrollo mutuo. Esto será
especialmente cierto para la persona cuyo Saturno esté aspectado, si se
esfuerza en comprenderse a sí mismo porque la clara luz de Urano puede
ahorrarle mucho tiempo y trabajo cuando tenga que sacar a la superficie de la
conciencia lo que está enterrado.
En el
desarrollo de una persona, pasar de ser uno más a ser un individuo representa
todo un adelanto en el desarrollo personal, de la misma forma que también lo es
pasar de ser un individuo a ser un miembro que coopere conscientemente con el
grupo. Las tres etapas están conectadas con el desarrollo individual de Saturno
desde un punto ciego y débil a ser un símbolo de autocomprensión y control.
Urano puede ayudar a Saturno a comprender que los "Demás" no siempre
tienen razón y que resulta más interesante basar un código de comportamiento en
las convicciones internas en vez de en las opiniones externas. A su vez,
Saturno puede ayudar a Urano a reconocer que a veces es necesario ser cauto y
diplomático al expresar la voluntad.
Al
aplicar estas ideas a dos cartas, conviene considerar que los asuntos
relacionados con la Casa en la que se encuentra Saturno y con la Casa que rige
son los que acusarán más el proceso de renovación y transformación iniciado por
el compañero uraniano, tanto en los niveles más superficiales como en los más
profundos de dichas casas. Saturno expresará su energía de constricción o su
sentido de la disciplina y responsabilidad en la casa en la que esté Urano y en
la que éste rija. De esta forma, parece que el intercambio tenga lugar en el
plano material. Sin embargo, los efectos internos son más importantes ya que
constituyen un proceso de reestructuración de las defensas y de la estrechez
inconsciente de Saturno para que la persona con el Saturno afectado pueda
erigir su estructura interna sobre una base más firme y alcance metas más
elevadas. Si la relación se lleva conscientemente, será muy productiva a pesar
del sufrimiento. Aunque estos dos planetas hayan sido enemigos en la psique
colectiva durante largo tiempo, tienen la posibilidad de unirse gracias a la
conciencia grupal simbolizada por el signo que ambos rigen. Puede que el
inconsciente colectivo evolucione lentamente, pero evoluciona.
CONTACTOS
NEPTUNO-SATURNO
Al igual que Urano, Neptuno puede abrumar a Saturno
porque sus energías pertenecen a un nivel que no puede comprender. Por
consiguiente, el efecto mayor de un contacto de estos planetas en sinastría
caerá sobre la persona cuyo Saturno entre en juego. Con paciencia y gentileza
infinitas, Neptuno acepta los intentos de Saturno para ligarlo, ya que éste, al
sentirse incómodo ante el carácter inclusivo y la empatía indiscriminatoria de
aquél, intentará convertirlo todo en una empatía exclusiva y discriminadora
para él solo. Esta situación presenta el mismo mecanismo que sucede ante un
contacto Urano-Saturno. Incluso si la gente no expresa a su Neptuno de forma
especialmente consciente (excepto unos pocos individuos mediante la música o el
teatro), el individuo saturniano percibirá su característica fluida y mágica.
Es un hechizo al tiempo que una amenaza porque
aunque Neptuno diga a Saturno "Te comprendo, amo y acepto
completamente", se lo dirá también a todo el mundo, indiscriminadamente.
Saturno se sentirá molesto por esta aparente infidelidad o engaño. Pero no
tiene nada que ver con un engaño. Es sencillamente un error de interpretación
de Saturno porque se siente traicionado al no estar acostumbrado a que las
barreras se puedan disolver.
Una
característica general de los contactos de Neptuno en sinastría es que se
produce una sensación de decepción o traición en la otra persona, porque tiene
una tendencia innata a responder como un actor. Nunca sabe decir "no"
porque siempre anda buscando una cruz donde colgarse y en ese momento parece
que todas sus energías se dirijan a la disolución de su compañero. Pero son
igualmente genuinos sus sentimientos hacia los demás cuando éstos piensan que
son los únicos en recibir la magia de Neptuno. Sólo aquellos que respondan a
las energías de este planeta comprenderán lo doloroso y aparentemente injusto
que resulta ser acusados de traición, cuando eso es lo último que se les
pasaría por la cabeza. Nunca pueden comprender por qué ha surgido tanto
problema, porque ellos siempre son amables y dulces. Es una historia muy
corriente y muy antigua. Saturno es el más vulnerable y el más incapaz de
compartir algo que le es tan valioso.
El
resultado de toda esta sutileza es la desagradable sensación de desilusión
lógicamente asociada con Neptuno. Resulta especialmente amargo para Saturno, un
planeta tan rígido e inflexible en lo que se refiere a sus efectos sobre la
mayoría de la gente. Esto es debido a la inflexibilidad de la actitud
consciente que ha reprimido ciertos sentimientos dando forma a la
"sombra". En el hombre inconsciente, Saturno se ocupa de la
autoprotección y considera que la informalidad de Neptuno es un reflejo de la
futilidad de sus esfuerzos. Con esta sensación tan poco agradable, intentará
capturar la personalidad de Neptuno: algo como intentar coger un puñado de
agua.
Neptuno
puede herir profundamente a una persona que no haya integrado su Saturno ya que
su lado oscuro resultará extremadamente vulnerable. Aunque el tipo neptuniano
suele ser considerado amoral o inmoral por su conducta tan fluida, su sabiduría
pertenece al inconsciente que no establece valores morales y que tiende a
demostrar que los conceptos racionales conscientes son más relativos que
absolutos. Para este tipo de personas, todo tiene su razón de ser. Para
Saturno, esto representa la destrucción de todo orden, mientras que él está
intentando construir un ego y no se atreve a abandonar sus conceptos de
"blanco o negro" por miedo a que esta estructura tan nueva y frágil
se derrumbe. En este aspecto tiene razón porque la estructura puede deshacerse
bajo el peso de Neptuno, el cual percibe todo los tonos y matices y sabe que,
en el fondo, al decantarse por uno o por otro no tiene sentido... Al final,
Saturno debe construir una nueva estructura que incluya un nuevo elemento: la
compasión. Neptuno, a su vez, puede aprender que sus intentos de ser inocuo
pueden causar un gran dolor ya que la impotencia es la más cruel de las armas
y, a veces, es mejor decir "no" desde un principio que infligir una
herida tan profunda.
Los
contactos Neptuno-Saturno tienden a producir esta situación aunque la persona
neptuniana tenga una vida muy poco fluida. En el contacto, el saturniano sólo
percibirá la situación inconscientemente y reaccionará en consecuencia aunque a
menudo sin darse cuenta. Es una combinación importante pero sutil. Si en los
aspectos Urano-Saturno uno no puede controlar la voluntad del otro, los de
Neptuno-Saturno implican que no se pueden controlar los sentimientos. Estas
lecciones cuestan de aprender pero es de esperar que si dos personas permanecen
juntas e intentan aprovechar estos contactos de forma constructiva, la mera
intención ya implica o garantiza la posibilidad de una solución.
CONTACTOS
PLUTÓN-SATURNO
Los contactos entre Saturno y Plutón no son tan
hostiles como en un principio pueden parecer porque ambos planetas tienen
características comunes (ambos son los guardianes del umbral de sus respectivas
esferas). Existe una similitud de carácter y comparten la severidad, el
autocontrol y el amor por el poder. Saturno debe controlar el mundo externo
porque se siente amenazado por las fuerzas exteriores a él. Por otra parte,
Plutón debe controlar el mundo interno para que pueda cumplir sus propósitos de
destrucción y reconstrucción.
Lo que
Saturno teme de Plutón es su eternidad. De alguna forma, puede experimentar
cualquier cosa, hasta la más completa destrucción de su mundo y, sin embargo,
algo constante permanece y se hace más fuerte. Plutón tiene la capacidad de
alimentarse de crisis emotivas porque la mayoría de las muertes y renacimientos
de la vida del individuo suceden en el nivel de los deseos. Dado que la mayoría
de la gente está polarizada en el plano de los sentimientos (o, en otras
palabras, dado que sus deseos les importan más que nada), es precisamente en
este nivel donde se aprecia más claramente el proceso de purificación de
Plutón. Los deseos frustrados crean un exceso de energía psíquica inexpresada
que debe ser liberada a través de otro canal porque, si no, se vuelve en contra
y destruye la parte de la personalidad que la creó. Plutón, en el horóscopo,
suele estar rodeado de una energía acumulada a punto de hacer erupción y, de
forma más sutil, lo mismo sucede con los que tienen un Plutón prominente en su
tema o que responden fuertemente a Escorpio. A menudo se identifica esto con
crueldad aunque, generalmente, lo que se da es una destrucción impersonal de un
fenómeno natural más que una malicia premeditada. La persona cuyo Saturno se ve
afectado por Plutón de otra percibe estas sugerencias de inmortalidad, de
energía almacenada a punto de explotar, así como la aparente crueldad, lo cual
llevará inmediatamente a una lucha por el poder si la persona saturniana no es
consciente de lo que está sucediendo.
Los
efectos de esta combinación en una relación suelen ser bastante espectaculares
aunque sucedan en un nivel interno o semiconsciente. Siempre existe una
sensación de mentes en lucha ya que Saturno intentará dominar la situación
estableciendo su control. Plutón responderá a este desafío de la forma que
corresponde a su contraparte mitológica: puede permitirse el lujo de sentarse y
esperar porque su mundo es irrevocable y, al final, siempre gana. Esto puede
parecer una exageración de los sentimientos y las dos personas en cuestión
pocas veces reconocerán este tipo de enfrentamiento. Pero debemos recordar que
Plutón tiene las energías del inconsciente colectivo y, al estar relacionado
con un arquetipo, evocará este tipo de sentimiento en la persona a la que
ataca. Saturno activará esta característica incluso en personas que no
destaquen por su fuerza de voluntad. La excusa puede ser una nimiedad,
prácticamente una tontería, pero sienta un precedente importante, ya que las
dos personas sienten que es crucial ganar la batalla porque de ello depende
quién controlará la relación. Por esta razón, casi siempre todo sucede con un
tono dramático.
En el
saturniano siempre se destruye algo en este enfrentamiento. Puede que tenga que
hacer un replanteamiento de sí mismo ya que sus armas son inútiles ante la
energía de Plutón, como ante las de Urano y Neptuno. La persona con su Plutón
en juego finalizará una fase de su vida mientras que otra nueva comenzará para
la persona saturniana, lo cual se podrá observar más claramente por las casas
que ocupen los planetas. La persona con el Plutón en juego se alimenta de este
tipo de enfrentamientos.