"–«¡Desnudo! », «¡Tú, desnudo!», «¡Totalmente desnudo!»…"

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 38


"–El nombre es como un vestido que no nos pertenenece; estamos desnudos bajo nuestro nombre, más desnudos aún que el niño que el padre ha levantado del suelo para darle el nombre. Y cuanto más llenamos de ser el nombre, tanto más ajeno se nos torna, tanto más independiente se vuelve de nosotros, tanto más abandonados resultamos nosotros mismos. Prestado es el nombre que llevamos, prestado el pan que comemos, prestados nosotros mismos, suspendidos desnudos en lo extraño, y sólo aquél que se ha despojado de todo el prestado oropel, llega a ver la meta, es llamado a la meta, donde se une definitivamente con su nombre."

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 56




"Nada puede el poeta, ningún mal puede evitar; se le escucha únicamente cuando magnifica el mundo, pero no cuando lo representa tal como es. ¡Sólo la mentira es gloria, mas no el conocimiento!"

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 6



"–Oh, es destino divino del hombre y es lo humanamente discernible del destino de los dioses, es condición inmutable de ambos la de ser guiados una y otra vez al camino del renacer; es su imborrable esperanza en el destino la de poder andar una vez más el círculo, para que el después se torne el antes, y cada punto del camino una en sí todo el pasado y todo el futuro, deteniéndose en la canción de irrepetible presente, trayendo el instante de la perfecta libertad, el instante del nacimiento divino, esta nada temporal de un instante, por el cual sin embargo el todo es abrazado como un solo recuerdo sin tiempo…"

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 39



"¡Fuga, oh fuga! Oh noche, la hora de la poesía. Pues poesía es espera que mira en la media luz, poesía es abismo en presentimiento del crepúsculo, en espera en el umbral, es comunidad y soledad al mismo tiempo, es promiscuidad y angustia de la promiscuidad, libre de lascivia en la promiscuidad, tan libre de lascivia como el sueño de los rebaños que duermen y sin embargo angustia ante esa lascivia; oh, poesía es espera, aún no partida, pero continua despedida."

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 61




"–Oh inmutable destino humano del dios, tener que descender, descender al cautiverio terrenal, al mal, a lo pecaminoso, para que primero la desventura se agote en lo terrenal, para que primero el círculo se cumpla en lo terrenal y se cierre cada vez más estrecho alrededor de la insondable nada, alrededor del insondable fondo que da ser al nacimiento, que sólo se convertirá en el renacimiento de toda creación, cuando dios y hombre hayan cumplido su misión…"

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 56




"¡Oh, qué infame depender de la propia memoria, preocuparse por ella y cuidarla! ¡Oh recuerdo indestructible, recuerdo del ondular del trigo, lleno de campos, lleno del chasquear del bosque rumoroso con sus frescas paredes, lleno de los bosques de la juventud, ebrios a la mañana los ojos, ebrio a la tarde el corazón, verdor tembloroso que se abre y gris trémulo que declina, oh ciencia del arribo y del retorno, esplendor del recuerdo! Mas golpeado el vencido, aclamado salvajemente el vencedor, frío como la piedra el lugar del suceso, la mirada abrasadora y abrasadora la ceguera, ¿para qué ser inhallable valía ya la pena mantenerse despierto? ¿por qué futuro valía ya la pena el indecible esfuerzo del recuerdo? ¿en qué futuro iba a poder aún penetrar? ¿es que había futuro?"

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 20


"Sólo con el deseo de la muerte llegamos a desear la vida."

Hermann Broch
La muerte de Virgilio, pág. 65