"Algunos de mis colegas astronautas creen en los OVNI, e incluso han tenido ocasión de verlos desde una nave o desde tierra, pero han preferido no hablar de ello por miedo a que la prensa manipule la información. Ha habido tantas historias raras que se muestran reticentes a verse implicados en este asunto."
Gordon Cooper
Tomada del libro La maldición de los exploradores de Lorenzo Fernández Bueno, página 182
“Considero que estos vehículos extraterrestres (ovnis) que
visitan la tierra con su tripulación proceden de otros planetas que gozan de un
nivel tecnológico superior al alcanzado por nosotros… deberíamos
decidir… también que la mejor manera de tratar con estos visitantes es la
amistosa. Cabe la posibilidad de que para ser admitidos como miembros de pleno
derecho es ésta asociación universal debemos demostrar que hemos aprendido a
resolver nuestros conflictos por medios pacíficos y no mediante la guerra”
Gordon Cooper
Ex astronauta del Proyecto Mercury en carta a la ONU
Tomado del libro de David Cangá, Ancestrales deidades
alienígenas
“Creo que los extraterrestres procedentes de otros mundos nos han estado visitando desde hace tiempo.”
Gordon Cooper
Tomada del libro Extraterrestres: el Secreto Mejor Guardado de Rafael Palacios, página 172
“Durante muchos años, he jurado guardar un secreto, que nos impide a los astronautas y los especialistas de la NASA revelar que cada día en el radar de los Estados Unidos se captan objetos de formas y composiciones desconocidas para nosotros.”
Gordon Cooper
Tomada del libro Extraterrestres: el Secreto Mejor Guardado de Rafael Palacios, página 172
Entrevista
¿Qué puede decirnos sobre su primer incidente OVNI en 1951, cuando estaban estacionados con el escuadrón de cazabombarderos 525 en la base de la Fuerza Aérea en Neubiberg, Munich (Alemania)?
Comenzó cuando un vigilante observó algo raro a través de sus binoculares: un grupo de objetos sobrevolando la base. Durante cerca de un día y medio, una serie de objetos de gran tamaño estuvieron sobrevolando la base en dirección este-oeste. Decidimos enviar cazas para que los observaran. Era difícil evaluar su tamaño, pero parecían muy grandes, tenían aspecto metálico y se asemejaban a platillos lenticulares dobles.
¿Intentaron interceptarlos?
Sí, pero no pudimos acercarnos lo suficiente. Eran mucho más rápidos que nuestros cazas y volaban mucho más alto. Se desplazaban a una velocidad supersónica, pero mi impresión a posteriori es que podían alcanzar esa velocidad siempre que querían. Además, eran capaces de efectuar maniobras imposibles: se paraban de repente cuando nos acercábamos y efectuaban virajes drásticos inmediatamente. En aquella época no disponíamos de una tecnología que permitiera hacer esas cosas.
¿Cree que estaban pilotados por alguien?
Sí, estoy convencido. Seguramente, cada uno de ellos llevaba un piloto. Observé una formación —y hubo muchas— con dieciséis objetos a la vez, todos en formación y virando juntos. Para mí eso significaba que estaban siendo controlados de forma inteligente y que tenían comunicación entre sí para coordinar las maniobras.
¿Tuvo este incidente gran repercusión en la época?
No hay que olvidar que entonces sabíamos muy poco de lo que estaban haciendo los soviéticos, de forma que bien podía tratarse de tecnología rusa avanzada. Mi rango militar era entonces muy bajo y desconocía la tecnología secreta que se estaba produciendo en mi país.
¿Le parece que podía haberse tratado de tecnología soviética o americana avanzada?
No lo creo en absoluto. Ahora estoy convencido de que eran de origen extraterrestre. Posteriormente descubrimos que los soviéticos no eran capaces de producir ningún artefacto con esas características de vuelo. Además, como esto ocurrió hace cincuenta años, si hubiera sido un arma secreta de nuestro ejército, a estas alturas lo sabríamos.
¿A qué conclusión llegaron los oficiales respecto a estos objetos?
Me llevé una gran sorpresa cuando dijeron que los objetos eran vainas que volaban muy alto. Sin duda no era una conclusión muy lógica teniendo en cuenta que volaban en formación y a gran velocidad.
Aquel no fue sino el primero de los avistamientos que tuvo Cooper, y que le hicieron comprender que algo extraño estaba pasando en los estamentos militares, incapaces de valorar, o de simplemente saber, qué había detrás de aquella poderosa tecnología. Así continuaba la entrevista…
¿Podría describir su segundo incidente OVNI en la Base Aérea de Edwards, en 1957?
Yo era el director de proyectos de una serie de programas aéreos de pruebas que tuvieron lugar en el lecho del lago seco de Mojave, en Edwards. Estábamos haciendo aterrizajes de gran precisión en el lecho del lago. Una serie de fotógrafos de la Fuerza Aérea estadounidense estaba grabando los aterrizajes con cámaras de vídeo para su posterior análisis. Un día, los muchachos vinieron corriendo a mi oficina y me dijeron que un platillo volante acababa de pasar por encima de sus cabezas: había desplegado tres patas y luego aterrizado en el lago seco, a unos cincuenta metros de distancia. Cogieron las cámaras y se acercaron a él para filmarlo. Cuando estuvieron muy cerca, la nave se elevó, las patas de aterrizaje desaparecieron, se ladeó y salió disparado a gran velocidad.
Y entonces, ¿qué ocurrió?
Hice revelar la película inmediatamente. Luego revisé la forma de presentación oficial del incidente. A medida que hacía llamadas me iban remitiendo a puestos superiores hasta que llegué al coronel. Me pidió que pusiera los negativos en una bolsa de mensajería y los enviara al Pentágono. También me ordenó que no sacara copias. Esa fue la última vez que los vi.
¿Vio usted la película?
No tuve ocasión de proyectarla, pero sostuve los negativos a la luz y pude ver con mis propios ojos lo que habían filmado. Era una buena película, con excelentes primeros planos. Parecía el típico platillo volante, pero sin cúpula. De hecho era muy similar a los objetos que había visto en Alemania. Era metálico y lo bastante grande para que cupiera una tripulación humana. En aquella época estaba implicado en la investigación clasificada en el centro de pruebas y sabía perfectamente que no disponíamos de tecnología como esa. Asimismo, estoy seguro en un 99 por ciento que los rusos tampoco la tenían. Sin duda estaba viendo un vehículo procedente de otro lugar distinto de la Tierra.
¿Además de la película quedaron pruebas de algún otro testimonio?
Ninguno del aterrizaje, y según mi información los fotógrafos no sufrieron ningún efecto nocivo ocasionado por la exposición a la nave cuando despegó.
¿Hizo algún seguimiento para descubrir qué había pasado con la película?
Dentro del estamento militar no es posible hacer eso con material clasificado a menos que estés directamente implicado, y yo no lo estaba. Todo lo que sabía fue a parar al Pentágono. Imagino que buena parte del material con esas características era metido en un expediente que luego se olvidaba. Seguramente tienen salas llenas con películas así que ni siquiera están clasificadas. En general, si quieres mantener algo secreto, no lo clasificas. Esto lo aprendí cuando trabajaba en el programa del avión espía U-2. En dicho programa no incluíamos clasificaciones. Cuando clasificas algo, los congresistas estadounidenses intentan hacerse con ello y difundirlo por todo el país. Nuestro sistema de clasificación no es siempre el mejor modo de mantener algo secreto.
¿Por qué cree que intentan mantener en secreto el asunto OVNI?
Desconozco el motivo exacto, y seguramente hay varios. Creo que el secretismo comenzó durante la segunda guerra mundial, o muy poco después. Creían que el público se asustaría si se enteraban de que alguien tenía vehículos mucho más avanzados que los nuestros. Tal vez pensaron que eso crearía el pánico, así que empezaron a decir mentiras y luego ya no pudieron parar. A estas alturas han dicho tantas que no saben cómo salir del atolladero. Sería muy incómodo admitir ahora que desde entonces todo han sido mentiras.
¿No cree que quieren desclasificar esta información?
Creo que a cualquier presidente le gustaría no tener que perpetuar las mentiras, pero hasta que pase algo con lo que no puedan seguir negando y ocultando los hechos, van a seguir así.
Ha habido rumores de que varios astronautas americanos han tenido encuentros con OVNI cuando estaban en el espacio o en la Luna. ¿Qué hay de cierto en esas historias?
Algunos de mis colegas astronautas creen en los OVNI, e incluso han tenido ocasión de verlos desde una nave o desde tierra, pero han preferido no hablar de ello por miedo a que la prensa manipule la información. Ha habido tantas historias raras que se muestran reticentes a verse implicados en este asunto. También existe la idea falsa de que la NASA posee protocolos secretos en el caso de contacto extraterrestre y que los astronautas tienen órdenes estrictas de no hablar sobre posibles avistamientos. No tengo pruebas de que esto sea cierto.
¿Qué puede contarnos sobre el supuesto avistamiento de un OVNI por parte de James McDivit durante el vuelo del Geminis 4?
Es verdad que McDivit tuvo un avistamiento con alguna forma de objeto no identificado. Vio un objeto metálico brillante por la ventanilla frontal de su nave. Ese objeto no aparecía señalado en su mapa de basura espacial. Lo describió con forma cilíndrica, pero no pudo evaluar su tamaño ni la distancia a la que se encontraba. Consiguió hacer una foto, pero el brillo que reflejaba impidió determinar qué era y la forma que tenía.
Hemos entrevistado al astronauta Edgar Mitchell del Apollo XIV, y el viaje al espacio supuso para él una profunda experiencia espiritual. ¿Le ocurrió a usted algo parecido?
Creo que todo el mundo cambia después de un viaje espacial. El mayor efecto que tuvo sobre mí fue en el sentido de hacerme más humilde. Cuando miras este maravilloso universo que Dios ha creado para nosotros, te das cuenta de lo pequeño que eres. Te permite tener una perspectiva más auténtica de cómo son las cosas.
Teniendo en cuenta su especialidad de ingeniero aeronáutico, ¿cómo cree que los OVNI consiguen hacer lo que hacen?
Estoy muy interesado en sus sistemas de propulsión. También está claro que si has de salir y entrar en la atmósfera continuamente, necesitas un vehículo con forma aerodinámica. Hemos realizado algunos diseños y comprobado que la forma de platillo volante es excelente, porque permite desplazarse a gran velocidad. Además, las maniobras se efectúan sin ondas de choque que provoquen explosiones sónicas, con lo cual pueden atravesar nuestra atmósfera silenciosamente.
¿Qué intenciones tenía cuando asistió a la Comisión de las Naciones Unidas?
Pensaba que podíamos formar un grupo para recoger información sobre los OVNI, así como de avistamientos en todo el mundo. Nuestra intención era que las investigaciones se llevaran a cabo por medio de la ONU. En algunos países como Francia y Rusia el gobierno coopera con grupos de ufólogos, así que pensamos que si disponíamos de toda la información reunida, nos permitiría determinar más fácilmente lo que era real y lo que no. Por desgracia, no llegamos muy lejos. Se habló mucho del asunto, pero como suele ocurrir con la ONU, nunca se pasó de las meras conversaciones.
¿Qué piensa del supuesto accidente de un OVNI ocurrido en Roswell, Nuevo México, en 1947?
He tenido ocasión de conocer a algunas personas implicadas en ese incidente. Creo que es muy posible que se estrellara un OVNI en la zona. No tengo ni idea de qué pudieron hacer con la chatarra. Me gustaría pensar que la reciclaron y construyeron algo útil partiendo de todo lo que habían aprendido. Eso hubiera sido lo lógico, pero no lo sé.
¿Se sintió desilusionado cuando no resultó elegido para ir a la Luna?
Claro. Me hubiera encantado ir. Las decisiones se debieron en gran medida a factores políticos y no salí elegido. Pero estuve cerca de serlo para el Apollo X. Fue frustrante, pero más lo fue para la tripulación. Descendieron pero no alunizaron. Tan lejos y tan cerca…
¿Cree que el mundo cambiaría dramáticamente si se confirmara la existencia real de extraterrestres?
Es difícil decirlo. No estoy seguro de si realmente cambiaría tanto. Depende del grado de contacto. Tengo la creencia de que hay un gran potencial respecto a lo que podemos aprender de ellos. Creo que son exactamente igual que nosotros en muchos aspectos, solo que más altos, más rápidos y mejores.
¿Por qué cree que no se han dado a conocer de forma inequívoca?
Por prudencia. Seguramente nos consideran bastante primitivos. Pero pueden venir y aterrizar en el patio de mi casa cuando quieran —se ríe—. Les daría la bienvenida.
Hace unos años John Glenn regresó al espacio a bordo del Shuttle.
¿Ambiciona usted regresar al espacio?
Por supuesto. Quiero ir a Marte. Cuando tengan organizada la misión a Marte, estaré preparado para tal viaje —se ríe con ganas—. Bueno, admito que no estoy en la lista, pero me he ofrecido repetidas veces. Tengo que ver cómo me las ingenio para deslizar mi nombre hasta el principio de esa lista.
Gordon Cooper
Tomada del libro La maldición de los exploradores de Lorenzo Fernández Bueno, página 208
“Esos objetos [ovnis] se mantuvieron volando en el mismo tipo de formación que mantenían nuestros cazas mientras estábamos sobrevolando Alemania. Estábamos pilotando F-86: venían y hacían las mismas maniobras que hacíamos nosotros, excepto que, de vez en cuando, uno de ellos salía disparado y hacía maniobras que no podías hacer con un caza convencional. El avistamiento comenzó porque el meteorólogo estaba siguiendo un globo meteorológico y vio a estos objetos con los prismáticos. Esto hizo que la gente empezase a salir fuera a verlos, y decidimos enviar algunos aeroplanos para ver qué eran. Pero no pudimos alcanzarlos. Estaban más arriba y eran más rápidos. De modo que no pudimos saber si eran muy grandes y estaban lejos, o si eran más pequeños y estaban más cerca. Era difícil calcular exactamente cuál era su tamaño. En aquella época, sin duda, los rusos carecían de esa tecnología. Eran formaciones en vuelo de combate, bajo control humano. Tenían la típica forma de plato, dos platos invertidos, y de aspecto metálico. Creo que eran, con seguridad, vehículos pilotados. Cada uno de ellos tenía un piloto dentro. Estoy en condiciones de afirmar que estaban en comunicación unos con los otros porque hacían giros de tal modo que tenían que estar coordinados. Uno podía salir disparado de la formación hacia un lado, hacer una maniobra lateral hacia un lado…
Posteriormente, en la Base Aérea de Edwards, estábamos grabando películas de aterrizajes de precisión y nos encontrábamos justo en el borde de un lago seco. Un platillo voló justo por encima de nuestros aparatos, desplegó tres ruedas de aterrizaje y aterrizó sobre el lecho del lago. Un equipo salió con las cámaras…en dirección al ovni. Entonces éste despegó, replegó las ruedas, partió a una inmensa velocidad y desapareció. Mientras revisaba los libros de registro buscando el número al que llamar a Washington para informar del suceso, el cámara fue a revelar la película. Para cuando volvió con la película revelada, yo estaba hablando con oficiales de rango cada vez más alto; uno detrás de otro. Finalmente, un Coronel me dijo que cuando llegase la película a mi mesa, la pusiese en un paquete para enviarla. Llegaría un mensajero a mi oficina y ellos se encargarían de enviarlo a Washington con la película, en un avión nuestro. El Coronel nos dijo que no hiciésemos copias, etc, etc, etc. De modo que lo embalamos con los paquetes del correo. Únicamente, tuve oportunidad de ver la película al trasluz; era una buena película, con buenos primeros planos, en los que se veía un objeto muy parecido a lo que había visto en Alemania. Bien, por las fechas en que sucedió esto, estuve implicado en el departamento de ‘Investigación y Desarrollo’ y haciendo proyectos muy secretos en el centro de tareas. Sabía que no teníamos ningún vehículo como ése por entonces. Estoy seguro al 99.9% de que los rusos tampoco tenían ese tipo de vehículos. En ese momento, no tenía ninguna duda de que estaba hecho en un lugar distinto a la Tierra. Pero me limité a enviar la evidencia del mismo modo que me habían dicho y a hacer lo que te decían que hicieses. En aquel entonces estaba trabajando en un pequeño programa del que nadie sabía nada y no nos permitían hablarlo con la familia ni con nadie. Era el programa del U-2 [avión espía]. Este suceso estaba realmente en la misma categoría de secretismo. No sé por qué se mantuvo tan en secreto. En mi opinión, creo que estaban preocupados de que cundiese el pánico entre el público si se sabía que alguien tenía vehículos que tenían esas prestaciones justo después de la II Guerra Mundial. De modo que empezaron a contar mentiras al respecto.Creo que tenían que cubrirlo con otra mentira, contar otra mentira para tapar la primera mentira y ahora no saben cómo salir de ahí. Ahora sería muy embarazoso admitir que todos los dirigentes han contado un montón de mentiras, sería muy difícil salir de ahí.”
Gordon Cooper
Tomada del libro Extraterrestres: el Secreto Mejor Guardado de Rafael Palacios, página 95-96