”¡Koyaanisqatsi intenta revelar la belleza de la bestia! Generalmente percibimos nuestro mundo, nuestro estilo de vida, como algo tan hermoso porque no hay otra cosa que percibir. Si uno vive en este mundo, el mundo globalizado de la alta tecnología, lo único que uno podrá ver es un colchón de comodidad sobre otro. En nuestro mundo lo "original" es la proliferación de lo estandarizado. Las copias son copias de copias. Parece no haber habilidad para ver más allá, para ver que nos encapsulamos en un ambiente artificial que reemplazó al original, a la naturaleza misma. Nosotros no vivimos ya con la naturaleza. Vivimos sobre ella. Fuera de ella. La naturaleza se ha convertido en un recurso para solventar la existencia artificial de la urbe. Habiendo dicho eso, mi intención, en otras palabras, es describir el gran cuadro. Koyaanisqatsi no es mucho sobre nada, ni siquiera tiene un sentido específico o valioso. Koyaanisqatsi es después de todo un objeto animado, un objeto en tiempo, en movimiento. El sentido lo encontrará el espectador. El arte no tiene un sentido intrínseco. Ese es su poder, su misterio y de ahí su atracción. El arte es libre. Estimula al espectador a insertarle su propio significado, su propio valor. Así, cualquier sentido o valor en Koyaanisqatsi puede proceder exclusivamente del receptor. El sentido del film es provocar preguntas que sólo la audiencia puede contestar. Este es el único valor de una obra de arte: no un sentido predeterminado, sino un sentido adquirido en la experiencia del que va a su encuentro. El receptor es mi interés, no el sentido. Si el sentido es el objetivo, entonces la propaganda y la publicidad es la forma. Así que en el sentido del arte, el significado de Koyaanisqatsi es cualquiera que tú desees encontrarle. Ese es su poder.”

Godfrey Reggio