Con los lirios del silencio


"Con los lirios del silencio
que en mis vencidas manos van plegándose;

con los pensamientos que en vano se persiguen
unos a otros, más allá de las estrellas;

con los ojos que algo echan de menos,
algo que por completo me está velado,

como si no vieran ni sufrieran
—exonerados ojos, ojos etéreos—,

me agacho imaginándomelo, y creo.

No sé qué creo. Hojeo tus poemas

y siempre soy yo la mediadora.
Entre tu mente y la voluntad del infinito.
Y como jamás cierro los ojos,

sé que ya no es engaño de los sueños."

María Polydouri







“…¿Dónde dejé el dulce corazón de mi niñez,
en qué momento, atado a qué tañido de campanas?
En qué momento… Y hoy, para rezar mi oración,

me puse de rodillas, triste…”

María Polydouri





“…En tu agitada frente
demoraré mis dedos,
y toda la pasión que hay en tu pecho

brotará como lágrima y esencia…”

María Polydouri




“Miro a lo lejos mi amor: cuán lejos quedan los jardines
y qué lástima: aún no amanece…”

María Polydouri





“No lo dirán, que mi dolor brotó,
a pesar de que eran tristes mis canciones…”

María Polydouri




“No para ti no tengo ya más lágrimas,
noche embustera…”

María Polydouri



“¿Por qué no quiere el alba sonreírme
y esconde sus rosadas formas?…”

María Polydouri



Tarde vendrás

¿Hasta cuando he de esperar tu vuelta, como si volvieras
de tiempos lejanos, desde remotas y extrañas tierras?
Mi pobre vida se viene a menos, día tras días,
indefensa y frágil, se apaga poco a poco…

Escuchaba al bosque plañidero, cómo crepitan las hojas:
anuncian al otoño. Mira, el color del cielo:
las nubes lo enturbiaron… Se vierte un escalofrío
por las florecillas…¡Y te retrasas, y te retrasas aún!

Tarde vendrás, junto a la noche y con el frío invierno,
con la mortaja de la nieve, con el viento del norte y su lamento,
y no hallarás ni una rosa, ni un inocente lirio
que regalarme… Ni tan siquiera una luctuosa anémona.

María Polydouri
Traducción: Juan Manuel Macías