Apuntes para un reproche

"Te esperé hasta recién;
estás de fiesta.
Mi casi otoño
no me deja ambular
tu primavera.
Esperé tu regreso;
yo quería
escucharte contar, luz de alborozo
las campanas de amor
que resonaron
en tu trémulo espacio.
Te esperé hasta recién;
tú ni recuerdas
esta lámpara
lenta
que te aguarda.
Tu padre lee, él no sabe
de estas cosas
profundas
de mujeres. Tus hermanos,
florecidas cabezas
en la almohada
que parecen jugar
a estar durmiendo...

Tardas mucho; te esperé
hasta recién,
ya no te espero.
He de mirar tu lecho,
puro nardo,
el libro
que dejaste abierto,
tus todavía muñecos, las paredes,
y devuelta
de este inmóvil vagar
por un paisaje
de presencias sin nadie,
pensaré,
con la misma tristeza inevitable
de otras noches iguales,
que tal vez
no sé,
no fuera absurdo
que me hubieras llevado.
Tu padre lee; él no sabe, ni sufre.
Las mujeres
nos sentimos tan viejas
si quedamos."

Matilde Alba Swann


El mar

El mar soñó en voz alta
que tú me besarías.
Libérame un instante los labios,
necesito
contarte sobre el filo
de aurora en que amaneces conmigo,
que fue cierto,
que sí,
que nos amamos.
Y ya antes
que deshaga de espumas,
-el mar sueña que muero a tu costado-
reanúdate,
yo quedo.
Y déjame tus manos.
O llévate apretados contigo
estos dos gozos y miedos y gemidos.
Mis dos gritos a un tiempo;
dos tigres, dos palomas;
dos himnos, dos sollozos;
dos triunfos, dos nostalgias;
dos culpas
y una sola locura
y un milagro.
O déjame tus manos.
Dos potros, dos tormentos
dos blancos dulces perros lamiéndome
los pasos;
dos náufragos, dos puertos;
dos fuerzas, dos desmayos;
dos gotas de una lluvia de estío;
dos blasfemias,
dos templos, dos guaridas;
dos cielos, dos infiernos,
dos dioses, y una génesis sola
sobre el caos.
La sal
ancla en el fondo del mar
castillos blancos.
Desátame los brazos
o apaga estos caminos de viento
que me llaman.
O vuélveme a la hoguera
del beso hasta que queden cenizas.
Desde el nácar
profundo
sueña un niño celeste, que amanece.

Matilde Alba Swann



“Levantarás el ancla
enganchada en mi limo caliente…”

Matilde Alba Swann
es en realidad el seudónimo de Matilde Kirilovsky de Creimer



"Salgo a su encuentro, quedo de su mano,
me desnudo en su piel, líquida cuna..."

Matilde Alba Swann




Siendo

"Tú sabes 
que estoy aquí a la altura 
de tu boca, 
a lo largo y a lo ancho de tu nervadura.
Aguzada a tu rumbo, y siempre estando,
y siempre siendo, 
y siempre anticipándome a tu búsqueda,
liberada y sujeta 
cosa tuya. 
Tú sabes; 
has medido la distancia, 
que podrías tocarme con tu idea,
y empapar mi ternura 
con tu lágrima.
Que resuenas 
en el ámbito líquido 
del golpe, 
y que lates conmigo gota a gota.
Que te extiendes mas allá del contorno
de mi vida,
contenida 
en el tiempo de tu órbita. 
Tú sabes 
que me guardas 
limitado mi mar a tus orillas,
evidencia 
que bebes y que mojas 
y que tiembla en mi espuma 
a tu caricia.
Tú sabes todo.
Razonas mi emoción como un teorema.
Yo fluyo solamente,
sin ideas,
estoy aquí a la altura 
de tu boca,
a lo largo, a lo ancho 
de tu nervadura,
siendo,
nada mas que siendo, 
tuya."

Matilde Alba Swann



Sueño que llueve

"Sueño que llueve y que me estás queriendo.
Cielo en congoja, mi corazón deshace,
y deshaces con él; lluvia tú mismo
me transcurres lento;
yo me dejo llevar por los canales
inundados de hojas
y de pasos
y un crujido me llora desde el hueso.

El mundo en selva
de colores
viene
a espejarme en nosotros, y a impregnarnos
de misterio, de aroma y de raíces.

A la vera de esta
irrealidad, palpita, un niño tibio
que indeciso arrima
con su barco de papel y quiere
navegar nuestra sangre.

Sueño que llueve; acaso estés soñando
a mi ritmo, y amándome,
y en tanto,
esta lluvia silente, tal vez sueñe
ser mujer, y sufrir.

Ávido el suelo que la bebe sueña, quizás,
ser hombre y consumirla; ruedo
como una gota entre tus brazos, vuelco
sollozando tu nombre.

Tu deslizas, compactado llanto, por mi cielo
y rompes; un deshacer unidos,
ya no somos, y despierto.
Sin nosotros, y sin sí mismo, el sueño
se ha quedado soñando
ser la muerte."

Matilde Alba Swann




“Tu voluntad altiva de torcerme
no quebrará mi línea,

respiro con las cosas que no murieron nunca.”

Matilde Alba Swann




Yo no tengo la culpa


"Yo no tengo la culpa
de amar tenaz la sombra de las cosas que fueron,

y sentir la impaciencia del misterio que ronda,
y vibrar la certeza de la luz que fulgura.
Yo no tengo la culpa de quedarme conmigo
en la hora del brindis, del laurel, de la espiga,
en refugio de infancia, en retorno de escuela,
en regreso a la tierna canción adormecida.
Yo no tengo la culpa de sumarme a la noche,
de soltarme en los techos en congoja de lluvia,
de morir de vergüenza con aquél que se humilla,
de quemarme en la fiebre mortal de los enfermos,
de dolerme en las hojas pisoteadas de otoño,
de gemir en las ramas de bramar con el viento.
Yo no tengo la culpa de ser una partícula
del cuerpo de la pena,
del coraje, del sueño, del amor por la eterna
tristeza de los hombres.
Solo tengo la culpa
de reunir en mis versos el dolor que rezuman
esas cosas amargas que remuerden y acusan,
de eso tengo la culpa…!"

Matilde Alba Swann