Bandera


"Mi tienda siempre fuera de los muros. Mi lengua aprendida
siempre en otro sitio. Mi bandera perpetuamente blanca. Mi
nostalgia vasta y caprichosa. Mi amor ingenuo y mi fidelidad
irónica. Mis manos graves y en ellas un incesante rumor de pen-
samientos. Mi porvenir sin nombre. Mi memoria deslumbrada
en el amor incurable del olvido. Lastrada en el desierto mi pala-
bra. Y siempre desnudo el rostro donde sopla el viento."

Tomás Segovia



“…Buscarás en el peso del silencio
lo que el presente duramente trenza,
y para tener algo entre las manos,
no dirás “he vivido”…”

Tomás Segovia



“…Con los miembros ligeros
lavados por la sombra,
salgo al paso del tiempo libremente…”

Tomás Segovia

Confesión

El día,
está tan bello
que no puede mentir:
comemos de su luz nuestro pan de verdad.

Su cuerpo se desciñe

y se tiende y se ofrece.
Esta dicha no engaña: nada quiere.

Di: ¿no es más fuerte

que nuestro amor altivo de la muerte
esta sencilla gracia equilibrada
que nada
ejerce?

Pero cuánto pavor,

violenta alma mediata,
te infunde todavía esa burlona voz
que a solas te susurra «estás salvada».

No, no,

tu destino ni ha muerto ni es tu esclavo.
Soberbia y Miedo, confesad:
la vida toda fue verdad.


Tomás Segovia


Dicho a ciegas

"Di si eran éstas las palabras
Míralas bien
Córtalas con cuidado
Y vamos a guardarlas
Sepultadas debajo de la casa
Tesoro rescatado
Devuelto al culto
Palabras guarecidas
Mantenidas en vida
Que de secreto se alimentan
Reverenciadas en su catacumba
Ocultas mientras dure afuera
la locura lasciva del lenguaje
Para sólo sacarlas
Cuando pisemos el silencio soberano
En la omnisciente noche de la afasia
Y antes de que la clave se nos borre
Mirarlas un instante en su esplendor
Carne verbal viviente en el silencio
Inmaculadas concepciones
Rompedoras del círculo vicioso
Otra vez mediadoras
Para que se hagan mutuos mediadores
Dos que dicen tú y yo
Antes de que la noche del amor los borre
Mas todo está fundado si al borrarse se hablan."

Tomás Segovia



“El arroyo perpetuamente empieza
Por siempre su después es otra vez ahora…”

Tomás Segovia



"El cielo aquí habla a solas
Sin pausa y sin cansancio
Desnudo y con los ojos idos
Vocifera inaudible en sus barbas azules
Su luminosa historia delirante
Pero allá arriba el orgulloso cielo
alza su frente intacta
y con duras estrellas de hielo luminoso
puebla sus limpios ámbitos
inmaculados y sin pensamientos."


Tomás Segovia
Cuaderno del nómada


“En brazos de la noche
se guarda y perpetúa la promesa del día…”


Tomás Segovia




“Está ya oscurecida la hermosura;
los árboles desnudos
se mecen en la sombra,
y un gran silencio vela suspendido…”

Tomás Segovia




“…me derramo en un golfo que sucumbe,
y entregando a otra pérdida la mía,
el fondo humano en las tinieblas toco…”

Tomás Segovia




"Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica
primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas
anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia
que revientan como claveles de sombra
luego de pronto todos juntos
hundiéndose en tu gruta marina
chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo
perdiéndose como un chorro en el mar
en tu boca oceánica de oleaje caliente..."


Tomás Segovia



"Para mí, la poesía es un vaso comunicante con todo el resto de la vida, cualquier parte de ésta puede dar entrada al poema."

Tomás Segovia



Porque no

Se desplomó en la cama
(Y una sal de Sahara la azotó silenciosa
Porque vivir es un espanto tan obtuso)

Afuera clareaba
(Y el corazón con nubes llovió hielo en sus venas
Porque la vida es una fiera tan glotona
Que en pleno vuelo le devora las tripas al deseo)

La agrura del alcohol mordiendo agonizaba
(Y el algodón helado y negro de las somras
Le chupó el calor de su sangre
Porque hasta el amor mismo es venenoso)
Su lengua era un erial roído de tabaco
(Y resbaló a sus pies su túnica de avispas
Porque en la vida no hay lugar para la vida)

Se tragó sus sollozos
(Y sus ojos inmóviles se despeñaban
Porque no encontraremos nunca a nadie
En los desfiladeros desolados del alma)

Tendió un brazo hacia el frasco
(Y su entraña era una lenta catarata
Cayendo sin cesar al fondo del vacío
Porque andar por el mundo es ir por una gruta
De emparedados ojos demenciales)

Masticó las pastillas pedregosas
(Y una mano de ausencia con los dedos abiertos
Se abrió paso por ella
Y dejó entrar por su mitad sedienta
Un caudal de paz negra
Un gran río triunfante de desastre.

Porque estamos tan solos
Porque no hay en qué manos
Poner nuestro recaudo de andrajos sensitivos
De charcos cavernosos donde danza un reflejo
Porque no hay quien nos saque a la ribera
Porque no hay nada no hay nada que hacer). 

Tomás Segovia






“Porque te voy a ver tal vez mañana
y porque aún palpita aunque dolido el tiempo…”

Tomás Segovia




“…Un día oscuro y frío
De tenue conmoción interminable
Bajo un cielo borroso de igualadas horas
Volveremos a casa.”

Tomás Segovia