Al mar, solo

Si tu amor busco a solas, entregado
a un éxtasis errante y sin conciencia,
no sé qué resplandor de adolescencia
unge mi piel, ya siempre a tu cuidado.

Mi boca acerco a tu rumor nevado,
purísimo sabor de tu presencia,
espuma dulce para mi dolencia
de soledad, al sol de tu costado.

No sé a qué paraíso de indolentes
me llevas o nos llevan así unidos,
tu desnudo y mi sombra a la deriva.

Sólo sé que tus labios transparentes
hoy se entreabren dulces y vencidos
al paso de mi sangre fugitiva.

José Luis Cano

Besarte es soñar

Sí, besarte es soñar. Y acariciarte,
rozar, sorber el cielo más hermoso.
Pero si el tiempo puede, al arrancarte
tu belleza, tornar en doloroso


recuerdo aquel mirar enajenado,
aquel beso ardentísimo, aquel fuego,
volcán de amor, y aquel dulce sosiego
que sigue al jadear ebrio y callado,


¿Cómo sentir ligera, alada, pura
la dicha del amor, si está ya herida
por el mal que vendrá, nube de muerte,


tiempo ya gris que empaña la hermosura
cuando empieza a dar fruto, y más erguida
arde su luz, y duele más perderte?

José Luis Cano




“Como la luz, como el amor a veces,
el tiempo es tuyo, y él te tiene…”


José Luis Cano




“El cielo boga su luz por tu mirada ausente.
Sueñan tus ojos a la sombra mía…”


José Luis Cano


Esa alondra de niebla


"Esa alondra de niebla que sostienes
sobre el hálito malva de tu cima,
esa guirnalda matinal que arrima
un levante purísimo a tus sienes.


Pálida el alma y desmayada tienes,
mas tu sangre de roca no la anima
a saltarse las trombas de tu clima
durísimo de vientos y vaivenes.


¿Qué sueño la persigue y la desmaya,
qué rumor triste a su llamada sueñas
por el mundo pelado de tu playa?


Mirando estoy tus sombras y cadenas,
oh roca sin amor, y en mi atalaya
tocando estoy tus alas y tus penas."


José Luis Cano



“La luz, la luz más pura está en el tiempo,
es su zumo dorado que nos moja
el alma diariamente y la desnuda…”


José Luis Cano




“…Perdí el cielo del sur, pero ahora tengo
la sal y el fuego de tus labios…”


José Luis Cano




“…Sueña el aire en su orilla, y siento el vuelo
cálido de mi sangre. Dulcemente
va naciendo el amor, muriendo el día.”

José Luis Cano