"La acusación de cientificista me enorgullece. El cientificista es un tipo que sostiene que todo lo cognoscible se puede conocer mejor utilizando el método científico en lugar de la improvisación o de la especulación desenfrenada. Los anticientificistas son oscurantistas que se oponen no solamente a esta filosofía, sino que se oponen a la ciencia porque le tienen miedo, porque se han quedado atrás, porque no saben qué es, porque se sienten inferiores y se sienten inferiores porque lo son."

Mario Bunge


"La imagen, demasiado rápida, reemplaza al pensamiento. Y aunque se dice que una imagen vale por mil palabras, lo cierto es que queda muy poco de ella, se la olvida con facilidad. La imagen no tiene contenido conceptual. Puede suscitar ideas en algunos casos, pero es muy superficial. Porque lo que podemos ver es apenas la piel de las cosas. La mayor parte del mundo está oculto a la vista, hay que conseguirla, hay que imaginarla, hay que conjeturarla. Y la imagen nos restringe a las apariencias."

Mario Bunge
Tomada del libro DISTORSIÓN. Ovnis, apariciones marianas, bigfoots, hadas, fantasmas y extrañas criaturas ¿una teoría explicativa? de José Antonio Caravaca



"La lógica y la matemática, por ocuparse de inventar entes formales y de establecer relaciones entre ellos, se llaman a menudo ciencias formales, precisamente porque sus objetos no son cosas ni procesos, sino, para emplear el lenguaje pictórico, formas en las que se puede verter un surtido ilimitado de contenidos, tanto fácticos como empíricos. Esto es, podemos establecerco rrespon denc ias entre esas formas (u objetos formales), por una parte, y cosas y procesos pertenecientes a cualquier nivel de la realidad por la otra. Así es como la física, la química, la fisiología, la psicología, la economía, y las demás ciencias recurren a la matemática, empleándola como herramienta para realizar la más precisa reconstrucción de las complejas relaciones que se encuentran entre los hechos y entre los diversos aspectos de los hechos; dichas ciencias no identifican las formas ideales con los objetos concretos, sino que interpretan las primeras en términos de hechos y de experiencias (o, lo que es equivalente, formalizan enunciados fácticos).
Lo mismo vale para la lógica formal: algunas de sus partes —en particular, pero no exclusivamente, la lógica proposicional bivalente— pueden hacerse corresponder a aquellas entidades psíquicas que llamamos pensamientos. Semejante aplicación de las ciencias de la forma pura a la inteligencia del mundo de los hechos, se efectúa asignando diferentes interpretaciones a los objetos formales. Estas interpretaciones son, dentro de ciertos límites, arbitrarias; vale decir, se justifican por el éxito, la conveniencia o la ignorancia. En otras palabras el significado fáctico o empírico que se les asigna a los objetos formales no es una propiedad intrínseca de los mismos. De esta manera, las ciencias formales jamás entran en conflicto con la realidad. Esto explica la paradoja de que, siendo formales, se “aplican” a la realidad: en rigor no se aplican, sino que se emplean en la vida cotidiana y en las ciencias fácticas a condición de que se les superpongan reglas de correspondencia adecuada."

Mario Bunge
La ciencia, su método y su filosofía



"Las religiones seguirán atrayendo a la gente mientras haya miseria, guerra e ignorancia, porque ellas proveen algo que la ciencia no da: consuelo e ilusión de seguridad."

Mario Bunge

"Un proverbio francés dice: Tout passe, tout casse. O sea: "Todo pasa y todo se rompe". Parece evidente: los ejemplos abundan. Todos envejecemos, y todo cuanto hacemos se deteriora. Los economistas y contables lo saben bien, y por ello calculan la depreciación del activo fijo. (Pero los encargados de la contabilidad nacional aún no han aprendido a descontar los recursos naturales. Al contrario, suelen incluir en el producto interno bruto el talado de bosques y la extracción de petróleo.)
Generalizando, podemos afirmar que todos los sistemas complejos se degradan por estar sujetos a fuerzas desintegradoras, tanto externas como internas. (Sólo las cosas simples, como los electrones y fotones, no se descomponen.) Incluso el sistema solar, que es estable a la corta, terminará por deshacerse debido a la "muerte" del sol. (No se alarme el lector: para que esto ocurra faltan miles de millones de años.)
Todo lo humano tiende a deteriorarse, y esto no a la larga sino a la corta. No sólo la vida individual decae a partir de la vejez, sino que todas las creaciones humanas decaen espontáneamente a menos que se las proteja o remoce. Piénsese en las huertas, máquinas, lenguas, instituciones u organizaciones que no sean cultivadas, atendidas, protegidas, o renovadas.
El cultivo abandonado termina por ser invadido por maleza. El artefacto descuidado empieza por funcionar mal y termina en chatarra. La lengua descuidada termina en dialecto. La institución burlada termina en objeto de burla. La organización que no se renueva deja de cumplir sus funciones.
Lo que vale para las cosas naturales complejas y los artefactos también vale para las ideas. La teoría que no se corrige a la luz de nuevas experiencias se torna falsa o inservible. Los ideales más nobles se corrompen a menos que los controlemos. Por ejemplo, el ideal de libertad degenera en un liberalismo sin obligaciones. El ideal de progreso degenera en un progresivismo ingenuo que admite toda innovación, por absurda o dañina que sea.
Parecería, en suma, que el dicho popular "Todo pasa, todo se rompe" es verdadero en todos los órdenes. Pero no desesperemos: acaso buscando encontremos contraejemplos. Al fin y al cabo, todo trozo de la llamada sabiduría popular puede invertirse. Si madrugamos, nos sentimos virtuosos y con ganas de repetir "A quien madruga Dios lo ayuda". Si no, nos consolamos pensando que "No por mucho madrugar amanece más temprano". Esta reversibilidad de los dichos populares no está mal, porque la vida no es blanca ni negra, sino policroma, incluso (o sobre todo) cuando queda poca."


Mario Bunge
Elogio de la curiosidad