En la biblioteca

Quisiera - ¡quisiera que hubiese
Un libro en ese anaquel
Que le enseñara a un viejo
A instruirse a sí mismo! -
El goce de algún escriba,
Pincel al servicio de la pluma,
Quien, con pájaro, flor, paisaje,
Emblema y visión,
Gustaba sus márgenes cubrir.
Entonces podría sentarme,
Por verdadero saber seducido,
Hasta muy entrada la noche
Incluso con mi propio ser reconciliado,
Recuperando la sabiduría
Que perdí, cuando era un chico.

Walter de la Mare



"Un yo oculto se revela, se interrumpe un sueño."

Walter de la Mare


"Ya fuera porque mi madre se sentía tímida en relación a mí, o porque estimara que una atención vulgar sería perjudicial, el hecho es que rara vez me llevó lejos en el extranjero. De vez en cuando Pollie me llevaba hasta el pueblo a tomar el té con su madre, y una o dos veces me llevaron a los servicios religiosos. La última ocasión resultó toda una catástrofe, de modo que el experimento no se repitió. En cambio, generalmente celebrábamos un breve servicio de noche los domingos, en casa, cuando mi padre leía las lecciones como si fuera un minero profeta, tal como le dije a la señorita Fenne. Desde luego clavaba su mirada en los textos hasta que las palabras brillaban para mí como trozos de carbón. El resto de días de la semana era probable que se acercara más gente, por lo que permanecía habitualmente aislada. Un error, creo. Pero, afortunadamente, nuestra alta casa disponía de un encantador jardín, con un césped fino y algunas flores cultivadas, además de amplios haces de sombra. Si Kent es el jardín de Inglaterra, éste era el jardín de Kent."

Walter de la Mare
Memorias de una enana