"La etimología es un punto de partida habitual, pero en este caso no resulta de ninguna utilidad. Para los griegos mythos significaba simplemente "relato", o "lo que se ha dicho", en una amplia gama de sentidos; una expresión, una historia, el argumento de una obra. La palabra "mitología" puede resultar confusa en nuestra lengua, pues puede denotar tanto el estudio de los mitos como su contenido o una serie determinada de mitos. Para Platón, el primer autor conocido que emplea el término, mythologia no significaba nada más que contar historias. La ambivalencia del término moderno es doblemente desafortunada, pues hace pensar que estamos realizando un trabajo científico cuando decimos que nos gusta la mitología griega, de igual forma que podríamos manifestar que nos encanta la paleontología, cuando sólo queremos decir que sus historias nos resultan entretenidas, o nos da pie para hablar de "sistemas de mitos" y expresiones de ese estilo, cuando en la mayor parte de las culturas nuestra experiencia se reduce a un grupo esporádico que puede no formar en absoluto un sistema. En el caso de los mitos griegos, casualmente, poseemos algo parecido a un sistema. Y en ello consiste parte del embrollo, pues tal sistema fue establecido en un período relativamente tardío (comparado con la probable antigüedad de la tradición mítica en su conjunto) por autores como Homero, Hesíodo, los trágicos, los poetas-catalogadores helenísticos y los esquematizadores y compiladores del mundo grecorromano."

G. S. Kirk
El mito: Su significado y funciones en la Antigüedad y otras culturas



"Los primeros intentos completamente racionales por describir la naturaleza del mundo tuvieron lugar en Jonia. Aquí estuvieron aliadas, al menos por algún tiempo, una prosperidad material y unas oportunidades especiales de contacto con otras culturas —con Sardes, p. e., por tierra y con el Ponto y Egipto por mar—, con una sólida tradición cultural y literaria que data de la época de Homero. En el espacio de un siglo Mileto alumbró a Tales, Anaximandro y Anaximenes; cada uno de ellos se caracterizó por la asunción de un único principio material y su separación constituyó el paso más importante en la explicación sistemática de la realidad. Esta actitud era un claro desarrollo del acercamiento a la naturaleza por la vía de generación o genealogía, cuya ejemplificación aparece en la Teogonía de Hesíodo y que hemos descrito ya en el capítulo I. Después de los grandes milesios, sin embargo, se moderó o abandonó esta actitud. Tratamos a Jenófanes entre los jonios (capítulo V), aunque, de hecho, no encaja en una categoría general. Nacido y educado en Colofón y perfecto conocedor de las ideas jonias (mucho más, evidentemente, que Pitágoras) se trasladó a la Grecia occidental y, sólo incidentalmente, se interesó por los detalles de la cosmogonía y cosmología.
En Éfeso, mientras tanto, el personal Heráclito sobrepasó los límites del monismo material y, si bien conservó la idea de una sustancia básica (aunque no cosmogónica), descubrió la unidad más significativa de las cosas —una unidad que también presupuso sin planteamiento crítico previo— en su estructura o disposición. Tiene un paralelo con las teorías pitagóricas que se desarrollaron en el mundo griego occidental. El pitagoreísmo produjo la reacción de Parménides y, durante cierto tiempo, las escuelas occidentales fueron todas importantes; pero el monismo materialista jonio se volvió a afirmar, hasta cierto punto, en los compromisos de algunos de los sistemas postparmenídeos."

G. S. Kirk
Los filósofos presocráticos



"No sería injusto decir que la naturaleza de los mitos sigue siendo, a pesar de los millones de palabras impresas que se le han dedicado, un tema confuso229 (...); puede que no exista una definición común, una teoría monolítica, una respuesta simple y reluciente a todos los problemas c incertidumbres relacionados con los mitos."

Geoffrey Stephen Kirk
Tomado del libro La Realidad Daimonica de Patrick Harpur, página 168


"¿Qué es un mito? Propongo ésta como la forma apropiada de la pregunta, y no "¿Qué es Mito?" (con una "M" mayúscula), y aún menos "¿Qué es mitología?" (o "Mitología"). Incluso "mito" como término colectivo resulta sospechoso. Todas estas formas implican erróneamente que lo que se debería definir es alguna esencia absoluta de todos los mitos, alguna idea platónica de "lo que es verdaderamente mítico". Sugieren que se puede ir directamente a la esencia sin antes considerar y delimitar conscientemente los casos particulares. Ése es un tipo de proceso definitorio, pero no uno al que podamos recurrir en el caso de los mitos. Así sería posible abordar, por ejemplo, la característica de las chicas pelirrojas, porque al menos no hay duda (si ignoramos el problema de casos marginales) sobre qué son chicas pelirrojas y quiénes son las pelirrojas. En el caso de los mitos, desconocemos por dónde empezar. Lo que necesitamos, de hecho, es algún acuerdo sobre el tipo de fenómeno que podemos catalogar con propiedad como mitos, sobre cuya base podamos proceder e inferir cualidades más generales. Los mitos son una categoría vaga e incierta, y lo que para uno es mito para otro es leyenda, o saga, o cuento popular, o tradición oral. Lo que necesitamos decidir es el tipo de cosa al que puede ser aplicado el término "mito" por consenso general; y eso implicará distinguir casos para los cuales aquellos otros términos sean descripciones más apropiadas. Lo que reste puede resultar ser una clase de fenómenos agrupados atendiendo más bien a criterios formales; por ejemplo, por la posesión de una cualidad narrativa particular o por una tendencia a ser expresado en ocasiones especiales, más que por algo esencial al concepto mismo de "mito"."

G. S. Kirk
La naturaleza de los mitos griegos