"A decir verdad,
la lluvia no habla
de ti.
Sí que hoy te
confundí. Y ya van cuatro
entre la
multitud.
Dejé que
cayeran mis ojos al suelo
para que las
personas adultas
al pasar no
lastimaran mi amargura.
Y al entrarme
de regreso en casa
encontré tu
ausencia diseminada en el piso."
Roberto Obregón
"Acérquense los del fuego, los enamorados de la vida. Nos calentaremos con estos nuestros corazones hechos leña bajo este rudo temporal, pero contentos."
Roberto Obregón
"Aprended a ser profetas sin hablar del futuro. ¿No pertenecen los sueños al presente?"
Roberto Obregón
"Aprehender, sí.
Primero asimilando
los matices y
contornos ocultos.
Lo húmedo, lo
tibio, y sin soy afortunado
el rumor de tu
sangre abriendo zanja en la vida.
Loco de mí.
Inocente. Como si teniéndote
sería yo el
señor de tus trigales
y tus bosques
de abedul copados de nieve.
Como si
estrujando en mis manos
un ramo de
espesa malaquita,
o segando una
espiga de ámbar
y el aliento de
la estepa en el vino,
desvelara tus
rosadas yemas impresas en mi piel
y disolviera tu
trayecto en mis pasos.
Pobre de mí. Y
qué formas más antiguas
de tenderte una
celada a las ciegas
y remotas
fuerzas de la tierra.
Qué manera más
primaria de cazar las cosas.
Loco. Grabo tu
adjetivo y tu risa,
tus piernas en
la lluvia
y la comisura
de tus labios tristes.
Desentraño con
presteza tu imagen
y en seguida,
como lo hacían mis abuelos
en las grutas
cuajadas de estalactita
(allá en
Cobán), bailo sobre un solo pie
ante los
primerísimos jaguares
que se
introdujeron en el arte,
ante los
tecolotes y las monos y las culebras
para siempre
inmovilizadas en la piedra.
Loco de mí -me
parece discurrir
antes de la
gran claridad,
y creo haber
penetrado lo oscuro.
Solamente
porque he logrado dos, tres líneas
y haber
recogido tu levadura en mi palabra,
por haber
capturado a todo un pueblo
introduciendo
mi mano en ti.
Nada más por
haber agarrado tu carne
el pulso herido
de la tierra.
Desgraciado de
mí: construí un calabozo
para enlazarte.
Y en él me he
quedado encerrado
y gritando por
salir de tu pecho."
Roberto Obregón
"Catástrofico es el segundo
en que a la vida volvemos,
saber que hemos tenido en las manos
la palpitación del mundo
y, hallándonos otra vez entre los muertos,
no recordar en dónde
ni por cuánto tiempo."
Roberto Obregón
"Como monedas echamos las palabras en la mente del niño para que con el tiempo su pensamiento sea un tesoro."
Roberto Obregón
"Creo -es nada más un creer- que de mi poesía bien podría hacerse el arco con que una gacela traza la mañana."
Roberto Obregón
"De la semilla que arrojes un huerto plantaré y a él te allegarás para llenar tu corazón."
Roberto Obregón
"El escultor no hace más que llamar, con el cincel y a golpe de martillo, a los guerreros que duermen en las espesuras del mármol."
Roberto Obregón
"Fina es la
lámina,
casi
transparente.
La lámina de
azúcar
que separa tus
labios.
Por allí se fue
mi corazón
relamiéndose
las heridas."
Roberto Obregón
"La palabra nos revela la consistencia del espíritu."
Roberto Obregón
"Loco. Grabo tu adjetivo y tu risa, tus piernas en la lluvia y la comisura de tus labios tristes."
Roberto Obregón
"Mi patria reposa en el fondo de mis ojos."
Roberto Obregón
"Mis manos, mis pies, a los grandes sueños habéis encadenado."
Roberto Obregón
"No me niegues que a veces, al despertar, quisieras refugiarte nuevamente debajo de mis manos, quedarte quietecita, apenas respirando, convertida en la misma huella de la noche."
Roberto Obregón
"No quiero el calor de vuestro fuego, no quiero el agua de vuestras tinajas. Quiero sólo un lugar para mi canción."
Roberto Obregón
"Se lo llevó todo y me dejó en la calle, fuera de mi propio corazón. Solo."
Roberto Obregón
"Ya sólo chocaron tu cuerpo y el mío como dos pedernales. Al amanecer me sorprendí de que respiraras todavía."