"Ante todo, en la sociedad moderna dividida en clases una de ellas juega un papel privilegiado, en el sentido profundo de esa palabra. Es el proletariado. Sólo él puede, mediante su acción, poner fin a la alienación humana, porque la vive y la sufre por entero. Sólo él puede liberar a la sociedad y al hombre liberándose a sí mismo, porque soporta todo el peso de la opresión y de la explotación. En su condición de clase oprimida, el proletariado aceptó largo tiempo los valores morales que le fueron impuestos y lo mantenían sometido: resignación, humildad, aceptación pasiva, etcétera. Como parte integrante de la clase sojuzgada, el proletariado hallaba en la moral una compensación ficticia y una recompensa ilusoria: era un pobre «meritorio», un «bravo y honesto trabajador», siempre que aceptara sin discusión los estrechos límites de su actividad. El proletariado no llegaba, como clase oprimida, a crear sus valores propios, y menos aún a hacerlos admitir. El trabajo, y sobre todo el trabajo material, era despreciado. De igual modo, y en un plano análogo aunque un poco diferente, las mujeres continuaban sojuzgadas o explotadas, y por lo tanto la maternidad no fue jamás reconocida plenamente como función social y como valor, ni el trabajo doméstico como un trabajo social.
El proletariado ascendente se comporta de un modo por completo distinto. Marx y los marxistas comprobaron este hecho y mostraron sus razones, es decir, su racionalidad profunda. La clase ascendente se libera de los valores ilusorios y crea sus valores propios, su heroísmo, sus virtudes. Como trabajador explotado y oprimido, el proletariado sólo necesita paciencia y resignación. Pero como individuo consciente de su clase, y por lo tanto del papel histórico de esta clase, tiene necesidad de coraje, de sentido de las responsabilidades, de entusiasmo; debe adquirir conocimientos múltiples y considerar como valores, la lucidez en la acción y la comprensión de las situaciones.

Oprimido y sumiso, el proletariado considera la obediencia como una virtud. Pero cuando actúa —en la lucha económica y política— la iniciativa, la disciplina, el sentido de las responsabilidades se convierten para él necesariamente en valores. Debe adquirirlos; para él es una cuestión de vida o muerte. Tiene así acceso a una esfera superior de actividad: su aporte consiste especialmente en una ética nueva, que resuelve —sea dicho al pasar— problemas en apariencia insolubles; por ejemplo, la necesidad de unir la disciplina colectiva con la iniciativa individual resuelve prácticamente, en el dominio limitado pero profundamente real de la acción, el viejo conflicto entre lo individual y lo social."



Henri Lefebvre


"Aunque es verdad que en el curso de su desarrollo la conciencia y el pensamiento se liberan de las relaciones inmediatas y locales (relaciones simples con el medio), jamás se separan de ellas. ¡Admitirlo sería aceptar la ilusión ideológica e idealista! La extensión y la profundización de la conciencia, la aparición y el fortalecimiento del pensamiento racional se hallan también condicionados por las relaciones sociales (por el desarrollo de las comunicaciones y el cambio, por la vida social que se organiza y se concentra en las grandes ciudades comerciales e industriales etcétera). ¿Pero qué son esencialmente esas relaciones sociales? Ciertamente son, y así se nos presentan, sobre todo en nuestra época, extremadamente complejas. ¿Es posible separar de su entrelazamiento relaciones fundamentales? ¿Es posible distinguir, para usar una metáfora, pisos o sedimentos sucesivos sobre una base?
Marx y los marxistas afirman que sí. Hay relaciones fundamentales; el edificio de toda sociedad reposa sobre una base. En una casa, ciertamente, lo que importa son los pisos, las piezas habitables. ¿Pero es ésta una razón para despreocuparse de la base y de los cimientos, para olvidar que estos cimientos determinan la forma, la altura, la estructura del edificio, es decir, las grandes líneas esenciales (aunque dejando indeterminados los múltiples detalles y más aún las ornamentaciones)? Pensar de otro modo es creer que se puede comenzar una casa por el techo y terminarla por la base. Pensar que en una sociedad las ideas son fundamentales, es creer que porque las ventanas son necesarias y dan luz a las piezas constituyen la causa de la casa.
Las relaciones fundamentales para toda sociedad son las relaciones con la naturaleza. Para el hombre la relación con la naturaleza es fundamental, no porque siga siendo un ser de la naturaleza (interpretación falaz del materialismo histórico) sino, por el contrario, porque lucha contra ella. En el curso de esta lucha, pero en las condiciones naturales, arranca a la naturaleza lo que necesita para mantener su vida y superar la vida simplemente natural. ¿Cómo? ¿Por qué medios? Por el trabajo, mediante los instrumentos de trabajo y la organización del trabajo.
Así y sólo así los hombres producen su vida, es decir superan la vida animal (natural), aunque no pueden evidentemente liberarse de la naturaleza por un decreto soberano. Los hombres no superan la naturaleza más que dentro de ciertos límites, y en las condiciones determinadas por la naturaleza misma (clima, fertilidad del suelo, flora y fauna naturales, etc.).
Las relaciones fundamentales de toda sociedad humana son por lo tanto las relaciones de producción. Para llegar a la estructura esencial de una sociedad, el análisis debe descartar las apariencias ideológicas, los revestimientos abigarrados, las fórmulas oficiales, todo lo que se agita en la superficie de esa sociedad, todo el decorado: debe penetrar bajo esa superficie y llegar a las relaciones de producción o sea las relaciones fundamentales del hombre con la naturaleza y de los hombres entre sí en el trabajo. […]
Las relaciones superiores y complejas que se expresan en la cultura implican y presuponen las relativamente simples relaciones de producción; esas relaciones complejas no pueden introducirse desde afuera en la estructura de una sociedad; no pueden por lo tanto separarse de ella y estudiarse aisladamente.

El desarrollo de las fuerzas productivas, sus grados, niveles alcanzados, tienen por lo tanto una importancia histórica fundamental: constituyen el fundamento del ser social del hombre en un momento dado, y, por consiguiente, de las modalidades de su conciencia y de su cultura."

Henri Lefebvre




"Bajo la forma de teoría general del devenir y de sus leyes, o de teoría del conocimiento, o de lógica concreta, el materialismo dialéctico no puede ser más que un instrumento de investigación y de acción, jamás un dogma." 

Henri Lefebvre


"El individuo, como la especie humana, se desarrolla, y ello en un doble sentido. La individualidad se desarrolla en el individuo mismo, durante el curso de su vida; pero la individualización del hombre se desarrolla en la historia; es un hecho social e histórico. Cada época tuvo su tipo dominante de individualidad." 

Henri Lefebvre



"El materialismo dialéctico está formado y se ha desarrollado dialécticamente."

Henri Lefebvre



"El método dialéctico es el resumen del estudio del desarrollo histórico: la más alta conciencia que el hombre real puede tomar de su formación, de su desarrollo y de su contenido viviente."

Henri Lefebvre


"El pensamiento dialéctico no ha cesado nunca de desarrollarse y de aparecer bajo nuevos aspectos."

Henri Lefebvre



"El silogismo es un razonamiento mediato, es decir, que conlleva un tercer término. Tres términos y, por lo tanto, tres proposiciones: la mayor, la menor, la conclusión. «Todo hombre es mortal, ahora bien, Sócrates es un hombre, luego Sócrates es mortal.» Las dos primeras se llaman premisas. La segunda, la menor, es la proposición mediadora -que falta en la inferencia inmediata- y contiene la razón de ser de la conclusión.
Cuando la consideración de dos ideas no basta para juzgar si se debe afirmar la una o negar la otra, es preciso recurrir a una tercera idea.
Se llama «término medio» al que sirve de intermediario entre el término más general (término mayor) y el menos general (término menor). La teoría del silogismo puede hacerse, pues, desde el punto de vista de la extensión (el término mayor incluye al medio, que a su vez incluye. al menor), es decir, en este caso: el género mortal incluye a la especie hombre (y por lo tanto al individuo Sócrates). O también puede hacerse desde el punto de vista de la comprehensión (una propiedad general es inherente al atributo colocado como término medio, y ese atributo pertenece al sujeto: la propiedad de ser mortal, la mortalidad, pertenece al ser humano y Sócrates posee ese atributo, la humanidad).
El punto de vista puramente formal, ya lo hemos visto, es el de la extensión. Aunque Aristóteles, en sus Analíticas, se haya situado en uno y en otro de ambos puntos de vista, la teoría del silogismo se hace siempre desde el punto de vista de la extensión, en la lógica formal convertida en formalismo lógico. Desde este punto de vista, en efecto, el silogismo se reduce. a una tautología; y ya hemos observado, igualmente, que esta pura forma se resuelve en absurdidad.
El silogismo sólo es fecundo si se considera en comprehensión. Entonces, envuelve cierto movimiento, expresa un descubrimiento, un hecho, un contenido al que da forma. Y precisamente es el tercer término -de naturaleza mediadora y sintética, puesto que enlaza a los otros dos- el que contiene la fecundidad del silogismo."

Henri Lefebvre
Lógica formal y lógica dialéctica



"En el individualismo de origen burgués, en particular, la ilusión ideológica, moral, metafísica y religiosa tomó proporciones inquietantes. El individuo se cree realizado, y continúa siendo, más que nunca un esbozo precario. La sociedad individualista (burguesa) exalta al individuo y la libertad del individuo; pero hace un siglo que la literatura, la novela, la poesía, confiesan sin cesar el fracaso de la individualidad y se lamentan de ello. La burguesía exalta la individualidad en apariencia, para destruirla de hecho. Es ésta una de sus más profundas contradicciones.
Este individualismo corresponde en primer lugar a un hecho histórico: libre competencia, que apareció en los orígenes de la sociedad capitalista; y en segundo lugar a una ideología mixtificadora: la burguesía utiliza su individualismo natural para desintegrar a las demás clases, y particularmente a la clase para ella amenazante, el proletariado, en una polvareda de individuos y conciencias separadas.
La verdadera individualidad tenderá hacia el hombre total, vitalidad natural en expansión y lucidez completa, capaz de acción práctica y de pensamiento teórico, que ha superado las actividades mutiladas, incompletas (los trabajos parciales y divididos).
Éste será, dice Marx, el individuo libre en una sociedad libre. Desde este punto de vista el comunismo, que fue ya definido como la superación de la alienación humana en general, se define también como la superación de la alienación y de los conflictos internos del individuo. En esta dirección aparecen ya las primeras figuras del hombre nuevo, que supera el conflicto de la teoría y de la práctica, de la vida espontánea y de la vida reflexiva, para reunir en sí mismo, en una síntesis más alta, esos aspectos opuestos. De este modo el marxismo renueva la idea del hombre y del humanismo dándole un sentido plenamente concreto. Ha subvertido, revolucionado la vieja filosofía.

Ha eliminado el pensamiento abstracto, contemplativo especulativo, en una palabra, metafísico. Pero al mismo tiempo realiza —transformándolas profundamente— las ambiciones de esta vieja filosofía, sus investigaciones sobre la Lógica, el Método, la Teoría del conocimiento, la Razón y el Hombre." 



Henri Lefebvre




"La praxis es el punto de partida y el de llegada del materialismo dialéctico."

Henri Lefebvre


"Los seres humanos hacen su vida (social), su historia, y la historia general. Pero no hacen la historia en condiciones elegidas por ellos, determinadas por un decreto de su voluntad. Es cierto que desde los orígenes de la humanidad el hombre (social e individual) es activo, pero de ningún modo se trata de una actividad plena, libre y consciente. En la actividad real de todo ser humano hay una parte de pasividad más o menos grande, que disminuye con el progreso del poder y la conciencia del hombre, pero jamás desaparecerá por completo. En otros términos, es necesario analizar dialécticamente toda actividad humana. Actividad y pasividad se consignan en ella. El individuo modifica, mediante su acción, la naturaleza y el mundo que lo rodean, pero soporta condiciones que de ningún modo ha creado: la naturaleza misma, su propia naturaleza, los demás seres humanos, las modalidades ya establecidas de la actividad (tradiciones, herramientas, división y organización del trabajo, etcétera). Debido a su misma actividad los individuos entran pues en relaciones determinadas, que son relaciones sociales. No pueden separarse de estas relaciones: su existencia depende de ellas, de igual modo que la naturaleza misma de su actividad, sus límites y sus posibilidades. Lo que equivale a decir que su conciencia no crea esas relaciones, sino que está, por el contrario, comprometida en ellas, y por lo tanto determinada por ellas (aunque la conciencia interviene realmente y puede a veces liberarse de esas relaciones, no lo hace más que para precipitarse en lo imaginario y la abstracción). Así, las relaciones en las cuales entra necesariamente, ya que no puede aislarse, constituyen el ser social de cada individuo; y es el ser social quien determina la conciencia, no la conciencia quien determina el ser social."


Henri Lefebvre



"Marx mostró de mil maneras que nunca hubo una moral de amos y una moral de esclavos, sino sistemas morales establecidos por los amos para los esclavos."

Henri Lefebvre



"¿Qué piensa usted de la taberna? Si se hiciera esta pregunta a cien personas escogidas al azar, habría sin duda un enorme porcentaje de respuestas peyorativas. ¿La taberna? para la mayoría de la gente, comprendidos quienes lo frecuentan, es un lugar cargado de humo, más bien poco recomendable, donde la gente acude para evadirse en la bebida.
La palabra tiene mal aspecto y la cosa reputación malsana, y sin embargo, la experiencia de los nuevos barrios urbanos nos obliga a reconsiderar la cuestión. En la mayoría de los barrios, grandes o pequeños, técnicos de buena voluntad han hecho desaparecer, como inútiles y superfluos, el café y también la calle. Estos técnicos obedecían, sin saberlo bien, a imperativos de orden moral o filosófico que los hechos terminarían por desmentir. El remedio a los males que se querían combatir -alcoholismo, tiempo perdido- ha demostrado ser peor que la enfermedad. En estos nuevos barrios, la vida social se ha empequeñecido y deteriorado singularmente. Los habitantes se repliegan sobre su vida privada, no sin quejarse de las molestias provocadas en el seno de esta existencia familiar por el ruido, la casi desaparición de las relaciones tradicionales de vecindad, el vecindario -unas veces demasiado homogéneo, otras demasiado heterogéneo- de los inmuebles. En resumen, a pesar del relativo confort de los alojamientos, estos hombres y mujeres no son felices. Se aburren sin confesarlo o confesándolo.
Esta experiencia, que se desarrolla a escala mundial, es preciosa, sobre todo por dolorosa y negativa; ha demostrado que la taberna es un punto neurálgico de vida social, un nudo de actividades múltiples, encuentros amistosos, juegos diversos, informaciones y comunicaciones. La gente acude a ellas para hablar, más que para beber alcohol. Asimismo, la calle no es un simple lugar de tránsito," sino un lugar de informaciones e intercambios humanos, encuentros, relaciones e iniciativas entre los grupos, un lugar de espectáculo y estímulo.
El SAS -Syndicat d'Architectes de la Seine-, prestando atención a esta experiencia· y a los trabajos de los sociólogos, presenta ahora un proyecto a la vez modesto y audaz, el de un punto neurálgico estimulante de la vida social destinado a los barrios de unas 200 unidades de alojamiento. La taberna-club se compone de elementos distintos y separables, que puedan añadirse y suprimirse, posibilitando, por tanto, numerosas combinaciones. El edificio está dotado de una gran flexibilidad, tanto en su estructura como en sus posibles destinos. Los usuarios o sus representantes escogen esta u otra combinación de acuerdo con sus necesidades.
El elemento estable y central es la taberna -en donde no se vende ya alcohol, sino periódicos y bebidas no inofensivas-, y a su lado hay otros locales inscritos en el conjunto, destinados a múltiples usos. Retirando los muros móviles se dispone de un salón de baile, de reunión, de espectáculo. Corriendo de nuevo los muros, se disponen espacios para club de fotografía, marionetas, trabajos manuales, etc. Los volúmenes para los distintos usos han sido previamente calculados. El empleo de los materiales y técnicas más modernos ha permitido a los iniciadores realizar una célula abierta: a la luz, a la calle, a la mirada exterior, que debe suscitar y reunir. La disposición interior prevé rincones especialmente íntimos que resguardarán en el interior de la taberna, con plantas y flores. Pero las actividades del club están ofrecidas al exterior y abiertas al exterior. El espacio así adecuado no se cierra: se mantiene transparente, y por consiguiente accesible y radiante.
La tentativa del SAS tiene un interés práctico y teórico considerable. Prácticamente ofrece a los agrupamientos humanos caídos en una especie de miseria moral y social la ocasión de salir de ella. Les aporta un instrumento del que podrán servirse con gran libertad de iniciativa.
Se inaugura, pues, una experiencia sociológica muy moderna, de nuevo cuño. ¿Qué harán los interesados de esta "taberna-club"? ¿Qué partido sabrán sacar? Teóricamente se trata de un primer esfuerzo por superar el funcionalismo analítico que separaba y proyectaba sobre el terreno, despedazándolas, todas las funciones de la vida urbana."

Henri Lefebvre
De lo rural a lo urbano


"Todo idealismo se origina en el hecho de que el pensamiento no dialéctico aísla y separa el sujeto del objeto, el pensamiento de la naturaleza, la razón del devenir, la conciencia de sus condiciones objetivas. Los economistas de la escuela idealista aíslan la economía y la ciencia económica; la desvinculan no sólo de toda metodología general, sino también del resto de lo humano, y de la historia humana. Y es precisamente porque aíslan «hechos económicos», mediante una descripción o un análisis superficial, que su labor tiene tan poco que ver con la economía política científica.
El marxismo afirma, por el contrario, que no hay hechos económicos aislables, definibles como tales, y por lo tanto psicología económica. Según Marx (y aunque ello sea muy distinto de las ideas que se le atribuyen generalmente), la economía política no tiene ningún derecho al título de ciencia autónoma, independiente, que se ocuparía de pretendidos hechos económicos. ¿Qué es la economía política? Es una ciencia histórica, que descubre leyes históricas (es decir, leyes del devenir), y estudia una formación económico-social determinada, el capitalismo, en su estructura y su devenir.
Si el capitalismo no es más que un fragmento de una trayectoria más amplia recorrida por los hombres, si es un proceso histórico, social, objetivo, se comprende por qué la descripción psicológica de los individuos no pasa de la superficie y de la apariencia. No es falsa, sino solo superficial. Llega a ser falsa cuando pretende y cree tener valor explicativo.
Se comprende también por qué esta formación económico-social particular sólo puede ser conocida racionalmente por quienes la vuelven a situar en el devenir, en la historia; es decir, por quienes estudian su nacimiento, su crecimiento, su apogeo, su decadencia, su desaparición, y por lo tanto la determinan en el conjunto (la totalidad) de su proceso.

La estructura dialéctica (contradictoria) del capitalismo se descubre desde el momento en que dejamos de aislar ciertos hechos, bautizándolos con nombres pomposos: hechos económicos, factores económicos, actividad económica, etc." 



Henri Lefebvre