"Hay dos situaciones posibles. En una, la clase obrera (el productor colectivo) toma todas las decisiones fundamentales. Lo hace directamente, por medio de organismos escogidos por ella misma con los que se identifica completamente o que siente que puede dominar completamente (Comités de fábrica, Consejos obreros, etc.). Esos organismos, compuestos de delegados elegidos y revocables se federan probablemente sobre una base regional o nacional. Deciden (concediendo el máximo de autonomía posible a las unidades locales) lo que hay que producir, cómo producirlo, a qué precio, y quién pagará lo que hay que producir. La otra situación posible es una situación en la que se toman las decisiones «en otra parte», «desde fuera», o sea que las toma el Estado, el partido, u otro órgano sin raíces profundas y directas en el propio proceso productivo. Lo que se mantiene así es la «separación entre los productores y los medios de producción» (la base de toda sociedad de clases). Los efectos opresivos de ese tipo de solución no tardan en hacerse sentir por sí mismos. Y eso ocurre por muchas que sean las buenas intenciones revolucionarias de la instancia en cuestión, y cualesquiera que sean las disposiciones que tome (o que no tome) para que la línea política sea sometida de vez en cuando a una ratificación o a una corrección. Hay palabras para describir esas dos situaciones. Dirigir es tomar uno mismo las decisiones, en tanto persona o colectividad soberana, con entero conocimiento de todos los elementos pertinentes. Controlar es supervisar, examinar o verificar decisiones tomadas por otros. «Control» implica pues una limitación de soberanía, o, en el mejor de los casos, un estado de dualidad de poderes, en el que algunos determinan los objetivos, mientras que otros tratan de que se utilice los medios más apropiados para alcanzarlos. Históricamente, es en esas condiciones de doble poder económico cuando han solido estallar las controversias sobre el control obrero."


Christopher Agamenón Pallis
escribió bajo los seudónimos Martin Grainger y Maurice Brinton



"La construcción del socialismo (al contrario del desarrollo del capitalismo, que puede ser abandonado a las fuerzas del mercado) sólo puede ser un acto colectivo y consciente de la inmensa mayoría." 

Christopher Agamenón Pallis
escribió bajo los seudónimos Martin Grainger y Maurice Brinton




"Las masas hacen la historia, pero no la escriben. Y los que la escriben están casi siempre más interesados por el culto del antepasado y la justificación retrospectiva que por una presentación equilibrada de los hechos."

Christopher Agamenón Pallis
escribió bajo los seudónimos Martin Grainger y Maurice Brinton



"Los medios de producción pueden cambiar de manos (pasar, por ejemplo, de manos de los propietarios privados a manos de una burocracia que los posee colectivamente) sin que eso transforme de modo revolucionario las relaciones de producción. En ese caso, y cualquiera que sea el tipo formal de propiedad, la sociedad sigue siendo una sociedad de clases, ya que la producción sigue estando dirigida por una instancia separada de los productores mismos. En otras palabras, las relaciones de propiedad no reflejan necesariamente de modo adecuado las relaciones de producción. Pueden servir para enmascararlas y, de hecho, eso es lo que suele ocurrir."

Christopher Agamenón Pallis
escribió bajo los seudónimos Martin Grainger y Maurice Brinton



"Sin una clara comprensión de los objetivos, y de cuáles son las fuerzas (incluido las fuerzas ideológicas) que nos impiden avanzar -en resumen, sin una perspectiva histórica-, la lucha revolucionaria tiende a convertirse en algo donde «el movimiento es todo y la dirección nada». Sin perspectivas claras, los revolucionarios suelen caer en trampas -o meterse en callejones sin salida- que, con un poco de conocimiento de su propio pasado, hubieran esquivado fácilmente."

Christopher Agamenón Pallis
escribió bajo los seudónimos Martin Grainger y Maurice Brinton