Busquemos el calor bajo los árboles 

"hay que emprender la búsqueda 
―la indagación más honda en la butaca del silencio―
bajo la crin del ave 
y el universo de las piedras 

todo está surcado por objetos 
por claves indecisas y armas 

la alegría nacerá en el declive del llanto 
y donde salte el humo se arqueará la palabra el fuego 

hay que querernos entre los fracasos y las 
desilusiones 
las medallas y el éxodo 

busquemos el calor bajo los árboles 
bajo el terror de las cuevas 
entre los pétalos que han caído deshojados 

¡ya es hora! 
no mintamos nuestra efigie 
nuestro yo desposeído 
no alentemos nuestros pasos al frío 
ausencia última en este mundo tantas veces 
miserable 

nuestro anhelo se siente arrinconado 
¡y hay que asirlo! 
estremecerlo en su horizonte 
aflorarlo en este péndulo de angustia 
entre nosotros los abandonados 
en medio de las instancias agrietadas 
en medio del destierro que es la vida 
y el llanto que es la muerte."

Salvador Medina-Barahona



El tango del mendigo

I
Voy cruzando calles y miradas que olvidan: 
Hay en cada ojo un sol nublado 
y en cada mano extraña la cercanía del hambre. 

II
Voy cruzando por sus ojos como por su muerte, 
cargando la sospecha de algo posible: 
el rostro que temen hallar un día frente el espejo. 

III
Aferrado como un eco a esta hora enemiga, 
me ven venir desde mi ayer de panes. 

IV
Cruzo la última avenida, 
sujeto con las fuerzas que me quedan 
el último signo, la última interrogación, 
hasta llegar a la frontera donde la pregunta sobra 
y los olores ya son ascos imposibles. 

V
Huelo el rumor de un desperdicio útil 
entre unas garras que amenazan, 
un zarpazo que hiere y no logra arañar mi dignidad. 

VI
[La noche anida espantos sobre mi corazón desnudo.]

VII
Cansado, cerca de la hora definitiva, 
busco el sitio en que abrigar la sed 
de un día sin panes 
y sin peces. 

VIII
Si la red de una palabra no ha atrapado el milagro, 
el nuevo día me hará saber si aún vivo.

IX
Amanece otra vez: al menos yacen junto a mí 
la colcha gris de la palabra, 
la foto embriagada en sangre de unos muertos, 
la noticia de ayer como testigo 
de que el sol 

se ha levantado.

Salvador Medina-Barahona


Partiré

Partiré
hacia la última estación posible;
allí donde mi huella
es una
con mi rostro,
mi camino,
uno con mis pies,
mi palabra,
una con el silencio.
Volveré,
conciencia arriba,
peso de aves,
manantial de luz
volcado en la luz,
ya sin manos,
ya sin cuerpo,
allí
donde
siempre estuve,
allí,
justo allí,
donde empecé a ver lanzas oscuras
un día
del que apenas
recupero la memoria.

Salvador Medina-Barahona