A menudo en el silencio

"A menudo en el silencio de un abismo
Oigo – o deseo oír , no sé-
Un cuerpo que cae entre las ramas. Larga y lenta
Es esta caída; ningún grito
Viene nunca a interrumpirla y darle fin.

Entonces pienso en las procesiones luminosas
En un país que no nace ni muere."

Yves Bonnefoy


El atavío

"Está nevando. Alma, ¿qué querías
Que ya en tu nacimiento eterno no tuvieras?
Ahí tienes, ya lo ves,
Para la muerte incluso un vestido de fiesta.
Un atavío como en la adolescencia,
De esos que se sostienen con manos cuidadosas
Pues es de tela transparente que se adhiere
A los dedos cuando estos a la luz la despliegan.
Se sabe que es igual de frágil que el amor.
Pero lleva bordadas hojitas y corolas,
Y la música ya se está escuchando
En la sala vecina, iluminada.
Un ardor misterioso te toma de la mano.
Te late el corazón. Sales. Qué gran nevada.

Yves Bonnefoy



El adiós

"Hemos vuelto a nuestro origen.
Fue el lugar de la evidencia, aunque desgarrada.
Las ventanas mezclaban demasiadas luces,
Las escaleras trepaban demasiadas estrellas
Que son arcos que se hunden, escombros,
El fuego parecía arder en otro mundo.

Y ahora hay pájaros que vuelan de una habitación a la otra,
Los postigos se cayeron, la cama está cubierta de piedras,
La chimenea llena de restos del cielo que van a apagarse.
Allí, por las tardes, hablábamos casi en voz baja
Debido a los rumores de las bóvedas, allí, sin embargo,
Formábamos nuestros proyectos: pero una barca,
Cargada con piedras rojas, se alejaba
Irresistiblemente de una orilla, y el olvido
Depositaba ya su ceniza en los sueños
Que sin fin recomenzábamos, poblando con imágenes
El fuego que ardió hasta el último día.

¿Es cierto, amiga mía,
Que no hay más que una palabra para nombrar
En la lengua que llamamos poesía
El sol de la mañana y el de la tarde,
Una para el grito de alegría y el de angustia,
Una para el desierto río arriba y los golpes de hacha,
Una para la cama deshecha y el cielo tormentoso,
Una para el niño que nace y el dios muerto?

Sí, lo creo, quiero creerlo, pero ¿qué sombras
Son ésas que se llevan el espejo?
Y, mira, la zarza crece entre las piedras
En el camino de hierba aún apenas abierto
Por el que nuestros pasos iban hacia los jóvenes árboles.
Hoy me parece, aquí, que la palabra
Es el pesebre medio roto del que se escapa
En cada amanecer de lluvia el agua inútil.

La hierba y en la hierba el agua que brilla, como un río.
Todo está siempre a la espera de que una vez más se lo ate al mundo.
Sé que el paraíso está diseminado,
Es tarea terrestre el reconocer
Sus flores dispersas en la hierba pobre,
Pero el ángel ha desaparecido, una luz
Que no fue, de golpe, sino un sol poniente.

Y como Adán y Eva caminaremos
Por última vez en el jardín.
Como Adán el primer pesar, como Eva la primera
Osadía, querremos y no querremos
Pasar por la puerta baja que se entreabre
Allá a lo lejos, en la otra punta del ronzal, coloreada
Como auguralmente por un último rayo.
¿Se toma el porvenir en el origen
Como cabe el cielo en un cóncavo espejo?
¿Podremos recoger, de esa luz
Que fue de aquí el milagro,
En nuestras sombrías manos la simiente, para otros charcos
En el secreto de otros campos "cercados de piedras"?

Por cierto, está aquí el lugar para vencer, para vencernos,
El lugar de donde salimos esta tarde. Aquí sin fin
Como esa agua que se escapa del pesebre."

Yves Bonnefoy



El pájaro de las ruinas se separa de la muerte,
Hace su nido en la piedra gris del sol.
Ha franqueado todo dolor, toda memoria;
No sabe ya lo que es mañana en lo eterno.

Yves Bonnefoy
Tomada del libro Diccionario ilustrado de la muerte de Robert Sabatier, página 430



Ramas bajas

"Instante que quiere durar mas sin saber
sacar eternidad de las ramas bajas
que protegen la mesa donde luces y sombras
juegan, en mi página blanca de esta mañana.

En torno a esos dos árboles primero la hierba,
y luego la casa, y el tiempo, y el día de mañana
para abrir al olvido, que ya disipa
esos frutos de ayer caídos junto a la mesa.

El allí está lejos. Sin embargo, es sobre todo
el aquí y el ahora lo que resulta inaccesible.
más sencillo es entrar en el porvenir.

Con, para dentro de poco, algo
de ese fruto maduro, por la gracia del cual
el verde se tiñe de azul en la noche de la hierba."

Yves Bonnefoy


"La palabra, las palabras están en el centro de todo. Son el embrión que no sólo describe y señala el mundo y nombra el mundo sino que lo ordena y puede salvarlo, reordenarlo. La palabra es nuestra principal conexión con la realidad y la poesía su mejor vía."


Yves Bonnefoy


"La palabra tiene vida; es un mundo, y crea un universo. Y su encadenamiento con otras palabras, su combinación para crear frases transforma y altera su esencia, su significado. Las palabras cotidianas se usan sin darles el valor que merecen."


Yves Bonnefoy




"La poesía es la respuesta que se lanza en dirección a la lengua, cuando nos preguntamos acerca de nuestras necesidades fundamentales. No es un lugar para divertimientos, ni de experimentación existencial: es el lugar de la exigencia de la responsabilidad."


Yves Bonnefoy


"La poesía está para recordarnos que todas las palabras, incluidas las que usamos automáticamente, o tanto que parecen gastadas y poco relevantes, son las responsables de la realidad. […] Fundamentalmente la poesía debe decir: “Existe una Realidad”, debemos ser parte del mundo, no debemos dejarnos llevar por esa distracción que nos hace aceptar nuestras existencias como algo abstracto, o resignado a la irrealidad. ¡La poesía es aquello que exige la existencia del mundo!"


Yves Bonnefoy


"La poesía hace acercamientos más profundos a la condición humana, a lo que sabemos y está detrás. Las grandes obras de la poesía se han arriesgado mucho antes por los laberintos de la conciencia nuestra."


Yves Bonnefoy



       "La sociedad sucumbiría si la poesía se extingue."

Yves Bonnefoy
Babelia, 08-02-2014



"Sentir. Sin temor. Expresar, sin miedo. Dar rienda suelta a la memoria para poder intrepretar los versos que cobran nueva vida en cada lector."

Yves Bonnefoy
Babelia, 08-02-2014






Te acostarás sobre la tierra

"Te acostarás sobre la tierra sencilla,
¿Quién te dijo que te pertenecía ?

Desde el cielo inmutable, la luz errante
Volverá a comenzar la eterna mañana.

Creerás renacer con las horas profundas
Del fuego negado, de fuego mal extinguido.

Pero el ángel vendrá con sus manos de ceniza
Para calmar la fiebre del día que nace."

Yves Bonnefoy



Una piedra

"El verano pasó violento por las salas frescas,
Sus ojos estaban ciegos, su flanco desnudo,
Gritó, y el llamado trastornó el sueño
De los que allí dormían en lo simple de su día.

Se estremecieron. Cambió el ritmo de su aliento,
Sus manos abandonaron la copa del sueño.
Ya el cielo otra vez volvía sobre la tierra,
Llegó la tormenta de las siestas de verano, en lo eterno."

Yves Bonnefoy