El amante constante

"Maldita sea, ¡he amado tres días enteros seguidos!
Y es probable que ame tres más, si sigue haciendo bueno.

El Tiempo mudará la pluma de las alas antes de que vuelva a descubrir en todo el ancho mundo amante tan constante.

Pero al diablo, ninguna alabanza me merezco:
el amor en mí no habría logrado durar de no haber sido por ella.

De no haber sido por ella, y por esa mismísima cara,
habría habido al menos hasta ahora una docena de docenas en su lugar."

John Suckling




"El incorpóreo fantasma envia la honestidad desde sus sombras a los humanos. Me extraña mucho saber que las guirnaldas se desgastan a causa del desprecio de las damas. ¿Para qué sufrir si ser sabios o el amor no es suficiente? Todavía hemos de ver el Elíseo, porque no todos los jueces son justos con las mártires y caritativas mentiras."

John Suckling



"He estado donde las cosas más raras se han visto, ya sea en el velorio o en lo justo. ¿Dónde podremos vender nuestro heno? Hay una casa con cuarenta y dos escalones, al menos cuarenta. Las doncellas lujuriosas visitan el cortejo de la corona, sin mucho deseo de limpieza. La criada es como una uva madura redonda y llena de jugo. Su dedo es muy pequeño, apenas cabría un anillo. La habría besado hasta la noche. Sus mejillas enrojecían al ocultarse el sol y sus finos labios rojos me miraban sin un ápice de deseo."

John Suckling
Una balada sobre una boda




"La esperanza te hace amar una dicha; el Cielo no sería Cielo, si supiéramos cómo era."

John Suckling


“Los que conocen todas sus riquezas son pobres; solamente es rico aquel que no sabría decir cuánto posee.”

John Suckling





¿Por qué tan pálido y descolorido?

¿Por qué tan pálido y descolorido, amante tonto?
Por favor, ¿por qué tan pálido?
¿Acaso cuando el buen aspecto no la inmuta lo conseguirá el aspecto enfermo? Por favor, ¿por qué tan pálido?

¿Por qué tan lánguido y callado, joven pecador?
Por favor, ¿por qué tan callado?
¿Acaso cuando hablar bien no la conquista decir nada lo conseguirá?
Por favor, ¿por qué tan callado?

¡Déjalo, déjalo por vergüenza!
Esto no la inmutará, esto no la conquistará.
Si de ella no sale amarte, nada puede obligarla:
¡que se la lleve el diablo!

John Suckling