"El dolor es el precio que pagamos por el amor."
Isabel II del Reino Unido
"He sido testigo de esto y puedo jurarlo con la mano puesta sobre mi corazón y sobre la imagen de Dios que me ha de juzgar. Contra ella se ha dicho todo lo malo que decirse puede; pero todo fue urdido por los emisarios del maldito Satanás que, así como a los primitivos cristianos echaban los gentiles la culpa de cuantas desgracias ocurrían, así también los masones, si se encendía en España la guerra civil, si caía un ministerio, si se atentaba contra mi real persona, si se daba algún puesto a algún personaje, enseguida gritaban por medio de la prensa impía: «Son cosas de la monja sor Patrocinio»; y yo protesto delante de Dios y de los hombres, que ella jamás tuvo parte en tales cosas ni se mezcló nunca en asuntos de gobierno ni de política. Y doy muchas gracias a Dios porque me ha conservado la vida hasta este momento en que puedo desmentir de una manera solemne todas las calumnias e imposturas que contra tan santa religiosa propagaron los enemigos de Dios y de la patria española.
Aunque mi amada y venerada madre sor Patrocinio no tuviera a su favor más que la clase de hombres que la persiguieron, desterraron y calumniaron, tendría bastante para que cualquier persona sensata se formara un subido concepto de su virtud. La persiguieron los malos, los impíos, los enemigos de la Iglesia, prueba inequívoca de que ella no era de su bando, sino buena, piadosa y santa. Siento un indecible consuelo en dar esta declaración en los últimos años de mi vida, a favor de la inocencia y de la justicia perseguida. Yo moriré contenta, y Dios, en cuya presencia hago esta declaración, la reciba en descuento de mis pecados y culpas y aumento de gloria que creo firmemente goza ya mi tan amada madre sor María de los Dolores y Patrocinio."
Isabel II del Reino Unido
Tomada del libro Las páginas secretas de la historia: Hechos insólitos e inquietantes enigmas de todas las épocas de José María Zavala, página 36
"No puedo guiarte a la batalla. No te daré leyes ni administraré justicia, pero puedo hacer algo más: puedo dar mi corazón y mi devoción a estas islas antiguas y a todos los pueblos de nuestra fraternidad de naciones."
Isabel II