"Comienza el libro primero de la Esteganografía  de Johanns Trithemius, Abad de Spanheimens de la orden de San Benedicto de la diócesis Moguntinensis, para el príncipe serenísimo, señor Felipe,  conde palatino del Rin, duque de Bavaria y príncipe elector del Sacro Imperio etc. 

Es la opinión de los más eruditos, que los antiguos sabios, a quienes llamamos filósofos en lengua griega, si hubieran encontrado que los arcanos, o bien de la naturaleza o bien del arte, se ocultan de varios modos y figuras, no hubieran recurrido al conocimiento del mal humano. Los más sabios de los judíos confirman que también Moisés del pueblo de los israelitas, guía famosísimo en la descripción de la creación del cielo y de la tierra, ocultó los inefables arcanos de los misterios con palabras simples. Divino también y entre nuestros más eruditos, Jerónimo afirma mantener ocultos casi tantos misterios en el Apocalipsis de Juan como palabras. 
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Y no me engaña la opinión, como creo profundamente, puesto que aprendí también muchas cosas que antes no sabía, por el continuo estudio de leer; y revelé el acceso a los demás para investigar los secretos y los arcanos debidamente con mis pensamientos. Y si no soy de tan gran erudición, ni de tan gran industria para haberme atrevido a declarar el haber aprendido de cada uno de los antiguos sabios aquel modo de ocultar  los misterios, aun así algunos modos, muchos y variados, y no insignificantes a mi parecer, se insinúan, con los cuales —seguramente y sin ilusión, descubrimiento o sospecha de cualquiera— puedo esconder por medio de mensajes o cartas abiertas la intención secretísima de mi mente a otro que conoce este arte, el cual habré de desarrollar lo más extensamente posible.
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Y no podrá hacerse alguien tan docto y tan experto en esta ciencia junto a su maestro, aunque hayan vivido mil años; que no solo se descuiden los modos infinitos en este mismo arte de escribir segura, oculta y secretísimamente, sino que por voluntad de algún experto consagrado a todas las cosas suficientes las cuales él mismo aún no haya aprendido de su maestro. En efecto, del mismo modo que los espíritus de oro buenos y malos creados por el supremo Dios para nuestro servicio y progreso (a través de los cuales se revelan todos los secretos de este arte al entendimiento) son para nosotros incontables, infinitos y profundamente incomprensibles, así todas las formas, caminos, diferencias, cualidades y operaciones de este arte que llamamos esteganografía (...) no podrán hacerse penetrables a plenitud. En efecto, esta ciencia es un caos de infinita grandeza que nadie puede comprender perfectamente. 
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En efecto, este arte profundo y secretísmo tiene esa propiedad. Que, tal como había dicho, convierte al más docto discípulo en maestro incomparable a condición de que el estudioso esté dispuesto a progresar desde la naturaleza, también en estas cosas que percibió en la tradición cabalística. Y para algún futuro lector de esta obra, que con frecuencia sigue su curso, que no haya encontrado los nombres, los cargos, los grados, las diferencias, las propiedades, las oraciones y cualesquiera otras operaciones de los espíritus, a través de quienes todos los secretos de esta ciencia se cierran y se abren a estos conocimientos —o bien se me juzgue necromante o mago, o bien haber contraído un pacto con los demonios, o bien se crea que hago uso de cualquier otra superstición, consideré necesario y oportuno preservar mi reputación y mi nombre en este prólogo que debe ser mostrado con rectitud, de tanta deshonra, injuria, culpa y de la infame protesta habitual. 
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Capítulo I
Cuya clave y operación se tiene del espíritu principal Pamersyel, Anoyr Madrisel, a través del servicio de Ebrasothean, Abrulges, Itrasbiel, Nadres, Ormenu, Itules, Rablion y Hamorphiel. La unión de todos se hace con el exorcismo hacia estos..."

Johann von Heidenberg conocido como El abad Tritemo
Fragmentos del prefacio al libro primero de la Esteganografía y del primer capítulo I
Tomado del artículo de Juan Pablo Quintero, Apuntes sobre la Esteganografía de Trithemius, Revista Nova et Vetera
ISSN: 2422-2216
Volumen 1 - Nº 02 Marzo 2015



"¡Atrás, hombres temerarios, hombres vanos y astrólogos embusteros, que engañáis a las inteligencias y os ocupáis de frivolidades! Pues la disposición de las estrellas no tiene ninguna influencia sobre el alma inmortal, ninguna acción sobre la ciencia natural; no tiene nada que ver con la sabiduría superceleste, pues el cuerpo sólo puede tener poder sobre el mismo cuerpo. El espíritu es libre y no está sometido a las estrellas, no absorbe sus influencias ni sigue sus movimientos, sino que sólo está en comunicación con el principio superceleste que lo creó y que lo hizo fecundo."

Johann von Heidenberg conocido como El abad Tritemo
Tomado del libro de Jacques Bergier, Los libros condenados, página 41


"No he hecho nada que sea extraordinario, y, sin embargo, hacen correr el rumor de que soy un «mago». He leído la mayoría de los libros de los magos, no para imitarlos, sino con el propósito de refutar un día sus malísimas supersticiones."


Johann von Heidenberg conocido como El abad Tritemo


Tomado del libro de Jacques Bergier, Los libros condenados, página 44




"Puedo aseguraros que esta obra, (se refiere a la Esteganografía) en la que enseño numerosos secretos y misterios poco conocidos, parecerá a todos, incluso a los más ignorantes, que contiene cosas sobrehumanas, admirables e increíbles, habida cuenta de que nadie ha escrito o hablado de ellas antes que yo. »EI primer libro contiene y enseña más de cien maneras de escribir secretamente y sin el menor temor todo lo que se desee, en cualquier lengua conocida, sin que nadie pueda sospechar su significado, y esto sin metátesis ni transposición de letras, y también sin miedo ni recelo de que el secreto pueda ser nunca conocido por persona diferente de aquella a quien, cabalísticamente, haya enseñado yo esta ciencia, o de aquella a quien mi binario la haya a su vez transmitido cabalísticamente. Como todas las frases y palabras empleadas son sencillas y conocidas, y no provocan la menor desconfianza, no habrá nadie, por experimentado que sea, que pueda descubrir por sí solo mi secreto, lo cual parecerá admirable a todos e imposible a los ignorantes. »En el segundo libró, trataré de cosas aun más maravillosas, relacionadas con Ciertos medios merced a los cuales puedo, de un modo seguro, imponer mi voluntad a quienquiera que capte el sentido de mí ciencia, por muy lejos que esté, incluso a más de cien leguas de mí, y esto sin que se me pueda acusar de haber empleado signos, cifras o caracteres de clase alguna, y si me valgo de un mensajero y éste es apresado en el camino, ninguna súplica, amenaza o promesa, y ni siquiera la violencia, podrán inducir a este mensajero a revelar mi secreto, pues no tendrá conocimiento de él; y ésta es la razón de que nadie, por experto que sea, pueda descubrir el secreto. «Todas estas cosas puedo hacerlas fácilmente, cuando me plazca, sin ayuda de mensajero ni de nadie, incluso con un preso encerrado en las mayores profundidades y bajo una guardia vigilante."

Johann von Heidenberg conocido como El abad Tritemo
Tomado del libro de Jacques Bergier, Los libros condenados, página 40


"Pues esta ciencia es un caos de una profundidad infinita, que nadie puede comprender de una manera perfecta, porque, por mucho que sea el conocimiento y la experiencia de este arte, siempre resultará que lo que habrás captado será muy inferior, en cantidad, a todo el resto que no conoces. Este arte profundo y muy secreto tiene, en efecto, la particularidad de que el discípulo llegará a ser fácilmente más sabio que su maestro, a condición de que el tal discípulo tenga una buena disposición natural para hacer progresos, y de que muestre celo en estas materias contenidas en la cábala hebraica. Para el caso de que algún lector de mi trabajo se sintiese mortificado por el nombre, el orden y la naturaleza de ciertas operaciones dirigidas a los espíritus, y se imaginase que soy un mago, un nigromante, o bien que he celebrado un pacto con los demonios y que he adoptado tal o cual superstición, he juzgado conveniente formular una protesta solemne en este prólogo y preservar así, gracias a ella, mi fama y mi buen nombre de semejante mancha."

Johann von Heidenberg conocido como El abad Tritemo


Tomado del libro de Jacques Bergier, Los libros condenados, página 45



"Un día de este año de 1499, después de haber soñado durante largo tiempo en el descubrimiento de profundos arcanos, y persuadido al fin de que lo que buscaba era imposible, me fui a la cama, un poco avergonzado de haber llevado mi locura al extremo de intentar lo imposible. Durante la noche (en sueños), alguien se me apareció, llamándome por mi nombre: Tritemo, me dijo, no creas que todos tus pensamientos han sido vanos. Aunque las cosas que buscas no son posibles, ni para ti ni para hombre alguno, llegará un día en que lo serán. »—Decidme, pues —le respondí—: ¿Qué hay que hacer para triunfar? «Entonces me reveló todo el misterio y me mostró que nada era más sencillo."

Johanns Trithemius, Abad de Spanheimens o Johann von Heidenberg conocido como El abad Tritemo
Tomado del libro de Jacques Bergier, Los libros condenados, página 39