"Decía que los seres humanos somos muy raros. Que a todo el mundo le importa más su propio dolor de muelas que la muerte de cien mil personas, por hambre, en África o en Corea del Norte. Que era más dolorosa la muerte del propio perro faldero que la masacre de cien niños en Uganda. Que lo que intentaban hacer los dirigentes de Angosta era alejar a la población pobre de la ciudad de arriba, para no verlos ni sentirlos y así evitar el compromiso y el remordimiento. Ojos que no ven, corazón que no siente."

Héctor Joaquín Abad Faciolince
 Angosta