¡Oh amores y anhelos,
Y cuantos hombres existáis sensibles a la belleza,
Lamentaos! Ha muerto el gorrión de mi amada,
Su gorrión, deleite de mi niña
Al que cuidaba más que a sus propios ojos.
Era más dulce que la miel y conocía a su dueña
Tan bien como conoce una niña a su propia madre,
Y, sin alejarse jamás de su regazo,
Piaba sin cesar para nadie más que para ella,
Mientras saltaba a su alrededor de acá para allá.
Ahora marcha por un camino de sombras,
Hacia un lugar del que se niega que exista retorno.
Yo os maldigo, siniestras tinieblas del Orco,
Que devoráis todo lo bello:
¡Tan hermoso era aquel que me habéis arrebatado!
¡Oh desdicha! ¡Pobrecillo pájaro!
Ahora lloran por vuestra culpa
Los enrojecidos e hinchados ojos de mi amada.

Catulo
Poemas a Lesbia


Tú que eres la flor

"Tú que eres la flor de los Juvencios,
los que ahora viven y los ya pasados,
e incluso los que están aún por venir,
mejor fuera que dieras tus riquezas
a ese Midas sin arca y sin esclavo
que dejarte querer así por él.
«¿Y por qué? ¿No es hermoso?», dirás. Claro,
mas tu hermoso no tiene arca ni esclavo.
Y dale la importancia que tú quieras;
pero un arca no tiene, ni un esclavo.

Catulo


"Vivamos, Lesbia mía, y amémonos.
Que los rumores de los viejos severos
no nos importen.
El sol puede salir y ponerse:
nosotros, cuando acabe nuestra breve luz,
dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos."

Gayo Valerio Catulo
Poema V