"Si el alma es naturalmente inmortal, su fuga de la cárcel del cuerpo y de la cadena de la existencia debe depender de sus propios esfuerzos, y no de una deidad que tiene tantas probabilidades como el hombre de caer apresada en la ronda de las transmigraciones. Se enfatizan, por lo tanto, el conocimiento y las obras, pues el auténtico esclarecimiento permitirá liberarse de las ilusiones de este mundo y, a un nivel más pedestre, el perfecto cumplimiento de todos los deberes destruirá todo karma maligno. Pero esta liberación puede llevar muchas vidas y la senda en modo alguno es segura, de manera que las obras teístas como el Gita insisten cada vez más en que el mejor camino hacia la salvación pasa por la gracia de Dios y la devoción con que se lo adore."

Edward Geoffrey Simons Parrinder, conocido como Geoffrey Parrinder
Tomado del libro La vida después de la muerte, de Arnold Toynbee y otros, página 109-110