"No he encontrado ni un sólo indicio del que se pueda deducir que se ha cometido ningún acto de brujería, ni que hayan asistido a aquelarres, ni participado en ellos, ni infligido daños ni ninguna otra cosa. Esta circunstancia ha venido a reforzar mis anteriores sospechas, a saber, que las pruebas aportadas por los cómplices, sin otras pruebas externas, no son suficientes ni tan siquiera para justificar el encarcelamiento. Además, mi experiencia me ha convencido de que tres cuartas partes o más de las personas que se han acogido al edicto de gracia se han acusado a sí mismas y sus cómplices falsamente. Asimismo, creo que acudirían libremente ante la Inquisición para revocar sus confesiones si creyeran que serían bien recibidas y que no sufrirían ningún castigo, pero temo que mis esfuerzos en este sentido no se han interpretado bien.
(...)
No hubo brujos ni embrujados hasta que se empezó a hablar y escribir de ellos."

Alonso de Salazar y Frías
Tomado del libro de Jesús Callejo, Breve historia de la brujería, página 190-191