El deseo

"Cuando hacía la noche, con el brazo cansado
termine de arar mi parcela de tierra,
quisiera retirarme en calma,
a un monasterio, en el bosque lejano.
Donde a todos serviré como criado,
y de las criaturas de Dios, seré amigo.
Y que los pinos susurren alrededor,
y que la nieve se pose en los pinos...
Y cuando sobre mi resuene
el llamado cobre, en la noche sin luces,
dejaré caer sobre el granito frío y duro 
la cera de la vela consumada."

Innokénti Ánnensky


Estoy en el fondo


"Estoy en el fondo, 
soy un fragmento triste,
sobre mí verdece el agua.
De esta pesada oscuridad de cristal
no hay salida hacia ninguna parte.
Recuerdo el cielo, el zigzag del vuelo,
el mármol blanco, y debajo, el aljibe.
Recuerdo el humo del agua
brotando de los caños
enhebrado con fuego azul...
¿Acaso confiar en los susurros del delirio
que atormentan mi odiosa tranquilidad?
Allá me extraña la Andrómeda,
con su mutilada mano blanca."

Innokénti Ánnensky



Impresión


"Una de esas tardes azules y suaves...
Los tallos punzantes y la seda tierna del sendero,
y la frescura temprana sobre el terciopelo de las alfombras,
y las primeras gotas de rocío nocturno sobre el cabello.

Ni pensamientos en la cabeza, ni palabras de los labios mudos,
pero el corazón ama a todos, sin excepción, a todos en el mundo,
y es tan dulce vagar en el crepúsculo azul,
y la noche me llama, como una mujer, hacia el abrazo."

Innokénti Ánnensky




La melancolía de las gotas lentas

"Oh, gotas en el silencio de la noche,
sonajero del espíritu dormido,
se hinchan temblando
y caen con insistencia y precisión.

En la noche insomne y quieta
espero ansioso su golpeteo:
la mecha de la vela solitaria
brilla y parpadea tristemente.

Y parece que, a escondidas, debo
asistir a un extraño matrimonio,
al comprender la relación desesperada
de dos vidas que se deshacen en la oscuridad."

Innokénti Ánnensky