"De ellos (de la tribu ecuatoriana de los Aucas) aprendí a conectar mis cinco sentidos, mi cuerpo todo, con la Naturaleza, a hacerlo Naturaleza, a fundirme con ella, para así lograr la armonía con el entorno… De ellos aprendí a despreciar la competitividad, a vivir en comunidad y a compartir… hasta el amor. De ellos aprendí que las cosas no tienen más valor que el que nuestra cultura les da y que nuestra cultura poco o nada tiene que ver con la realidad, con lo natural, con la Naturaleza, con nuestras más profundas apetencias."
Joaquín Grau y Leopoldo Samsó
Magia de las Américas, Editorial Grijalbo, Barcelona, 1981. Edición profusamente ilustrada
Tomado del libro de Eduardo Pons Prades El mensaje de otros mundos, página 220
"La vida es mucho menos tremebunda que la literatura. Los aucas (tribu reputada salvaje en tierras de la Amazonia Oriental ecuatoriana) simplemente me estaban dando una lección de sana espontaneidad. Ellos no componen, como nosotros (los «civilizados»), una sociedad de voyeurs; ellos no han reprimido el sentido del tacto, ellos tocan como un niño a otro niño. Ellos absorben información por todos sus sentidos, especialmente por el tacto. No les basta ver las cosas y menos, como nosotros, verlas, si es posible, por el ojo de la cerradura; las cosas hay que tocarlas, hay que establecer contacto directo con ellas, sentirlas, crear la más pura e íntima comunión. Hay que tocar. Y ellos, especialmente hombres y niños, palmeaban mi cuerpo, comprobaban su textura, me abrían el pantalón, buscaban… Y reían, reían como niños que acaban de descubrir un mundo nuevo. Quento —el guía, de padre quechua y de madre auca— les ahorró todo ese trabajo de descubierta. Sólo llegar a la choza se quitó la ropa y se quedó tan desnudo como los aucas. Confieso que lamente no poseer esa espontaneidad. Desgraciadamente, casi dos mil años de represión judeo-cristiana gravitaban sobre mí."
Joaquín Grau
Magia de las Américas. Editorial Grijalbo, Barcelona, 1981
Tomado del libro de Eduardo Pons Prades El mensaje de otros mundos, página 70
"La vida es mucho menos tremebunda que la literatura. Los aucas (tribu reputada salvaje en tierras de la Amazonia Oriental ecuatoriana) simplemente me estaban dando una lección de sana espontaneidad. Ellos no componen, como nosotros (los «civilizados»), una sociedad de voyeurs; ellos no han reprimido el sentido del tacto, ellos tocan como un niño a otro niño. Ellos absorben información por todos sus sentidos, especialmente por el tacto. No les basta ver las cosas y menos, como nosotros, verlas, si es posible, por el ojo de la cerradura; las cosas hay que tocarlas, hay que establecer contacto directo con ellas, sentirlas, crear la más pura e íntima comunión. Hay que tocar. Y ellos, especialmente hombres y niños, palmeaban mi cuerpo, comprobaban su textura, me abrían el pantalón, buscaban… Y reían, reían como niños que acaban de descubrir un mundo nuevo. Quento —el guía, de padre quechua y de madre auca— les ahorró todo ese trabajo de descubierta. Sólo llegar a la choza se quitó la ropa y se quedó tan desnudo como los aucas. Confieso que lamente no poseer esa espontaneidad. Desgraciadamente, casi dos mil años de represión judeo-cristiana gravitaban sobre mí."
Joaquín Grau
Magia de las Américas. Editorial Grijalbo, Barcelona, 1981
Tomado del libro de Eduardo Pons Prades El mensaje de otros mundos, página 70