"A pesar de todos sus esfuerzos, Gottskalk no salió de su tumba. De modo que Loftur empezó a recitar sus cánticos como nunca había hecho hasta ahora. Cambió las palabras de los salmos en alabanzas al Diablo y confesó arrepentido todas sus buenas obras. Los tres obispos muertos coronados se mantuvieron tan lejos como pudieron de Loftur y le miraban con las manos alzadas. Los demás obispos muertos apartaron la mirada de Loftur nada más verle. Finalmente se oyó un fuerte ruido, y un muerto se alzó con una vara en su mano izquierda y un libro rojo bajo su brazo derecho. No llevaba crucifijo sobre el pecho, y miraba a los demás obispos muertos de manera poco amistosa. Entonces se fijó en Loftur, quien continuaba recitando sus cánticos aún con más fuerza. Gottskalk se acercó un poco más a Loftur y le dijo con desprecio “Cantas bien, hijo mío, mejor de lo que me esperaba. Pero no tendrás mi Rauðskinna.” Loftur pareció entonces revelar sus intenciones plenamente y cantó como no lo había hecho hasta ahora. Cambió la Consagración y el Padrenuestro en alabanzas al Diablo, y la iglesia se agitó como la paja al viento. El estudiante, mirando desde el campanario, creyó haber visto a Gottskalk acercarse un poco más a Loftur y señalar con una de las esquinas del libro hacia el mago. Había estado asustado todo este tiempo, pero ahora se encontraba realmente aterrado. Le pareció ver al obispo levantar el libro y a Loftur extender su mano. Así pues, tiró de la cuerda de la campana tan fuerte como pudo y todo lo que había aparecido se desvaneció bajo el suelo con un ruido sordo."

Shaun D. L. Brassfield-Thorpe
Historia popular