"Apagar la televisión y la computadora y leer. Leer y leer más de lo que tienen disponibles en sus librerías y más allá de lo disponible en Amazon.com u otros mercados electrónicos. Ir a las bibliotecas y buscar lo viejo, comunicarse con autores y escritores que hayan abordado algún tema de interés y preguntar, pensar en la investigación del misterio como algo que requiere tiempo y esfuerzo, y no como algo que ocupa espacio entre anuncios de cerveza y productos para el cabello en la tele."

Scott Corrales
Entrevista de Débora Goldstern


"Creo que uno de los problemas que adolece a los interesados más jóvenes es haber crecido en un momento en que se daba por establecido que los ovnis equivalen a naves extraterrestres que vienen a nuestro mundo con una variedad de fines en mente, ya sean salvíficos o para usarnos como materia prima. El afán por salir en los medios y “ser” – porque ya sabes, ¡para ser verdadero hay que salir en la tele! – en los ojos de amigos y familiares es un problema que veo en EEUU, no sé si será igual allá. También veo un apego por el escepticismo y la negación, o utilizar la fenomenología como material para diversas burlas. La culpa, en mi opinión, reside en la mediatización de lo paranormal, reduciendo lo que debería ser material de lectura y estudio a mero entretenimiento para las masas (Ancient Aliens, Finding Bigfoot, etc.) y un foro para la vanidad de los involucrados."

Scott Corrales



"Existe un problema lingüístico con los términos “researcher” e “investigator” en inglés. El primero realiza investigaciones documentales (o de gabinete, si se quiere) y el segundo realiza investigaciones de campo. Ambas vertientes tienen la misma honra y mérito, pero en español el “investigador” suele ser el Indiana Jones, mientras que se tiene menos estima por lo otro. Me considero escritor – ni ufólogo, ni ovnílogo, ni nada – y escribo o investigo lo que me interese. De hecho, uno de mis escritos favoritos fue uno sobre el uso de la magia en la época de las cruzadas, que no tiene nada que ver con ovnis. Opino que todo este trabajo que se ha realizado en las últimas décadas será de beneficio para generaciones futuras – nadie podrá llegar a “la verdad” en este momento (si es que existe tal cosa) ni recibir la nominación de “Nobel en ufología” ni nada por el estilo. Todo este trabajo hay que conservarlo y pasarlo a las generaciones venideras, que tal vez tengan los medios o la suerte de llegar al fondo de la cuestión. Me atrevo a vaticinar que no tendrá nada que ver con visitantes de otros planetas, dando la razón a muchos escritores e interesados en el tema que han apostado por el origen interdimensional o ultraterrenal del fenómeno."

Scott Corrales



"La arqueología comprueba que el ser humano ha vivido por largo tiempo bajo la tierra, citando Derinkuyu en Turquía y otras más. En la era contemporánea vemos casos de ovnis, de seres extraños, etcétera en los que los testigos afirman que “aquello pareció haber salido de la tierra”, o investigadores con facultades psíquicas que ligan a los Bigfoot con mundos intraterrenos."

Scott Corrales

"Si no me equivoco, los indios navajos afirman que sus ancestros vinieron desde Tiahuanaco hasta Norteamérica siguiendo pasadizos subterráneos. Como mencioné antes, el monte Shasta de California se nos presenta como el centro de una civilización intraterrena activa, aunque hay una vertiente contactista y de la nueva era que afirma que son “lemurianos” que sobrevivieron a dicho hundimiento. Más interesante es la ciudad que supuestamente existe en las montañas Panamint del Valle de los Muertos, y otras que se conectan a los muelles de dicho valle en el desierto, cuando había agua en vez de arena, hace cientos de miles de años. La existencia de una ciudad de reptiloides bajo Los Angeles se viene debatiendo desde hace tiempo, y en mi parte de EE.UU. la tribu séneca cree en seres intraterrenos desde hace siglos, dándoles el mote de “djogaos”. En lo personal siempre he dicho que la historia es mucho más antigua que se nos ha hecho creer y que hemos tenido muchas civilizaciones anteriores a las que conocemos. Algunas de ellas bien pudieron haber creado ciudades subterráneas como refugio contra tribus hostiles o cambios en el medio ambiente que desconocemos. Sus sobrevivientes pasaron a convertirse en seres míticos con el paso de los siglos. Pero hay algo más: la doctrina conspiranoica actual nos informa que los militares estadounidenses disponen de un sistema de túneles y trenes de alta velocidad que cruzan el continente, enlazando las bases militares, valiéndose de túneles antiquísimos como los del Ecuador. El detalle de los trenes siempre me ha hecho pensar en la malograda serie “Génesis II” de Gene Roddenberry, que tomaba lugar en un mundo postapocalíptico en el que los supervivientes de alta tecnología se desplazaban de un lado a otro por tren, mientras que tribus primitivas y mutantes se repartían la superficie. ¿Quién sabe?"

Scott Corrales