"[...] Los hombres de noble cuna no hacen sino lamentarse mientras los pobres se regocijan. Cada ciudad dice: "Vamos a expulsar a los poderosos"... El espléndido palacio de justicia se ha visto privado de sus documentos... Las oficinas públicas están abiertas y sus archivos han sido robados. Los siervos se han convertido en señores de siervos... Mira cómo los que antes iban vestidos se cubren ahora con harapos... El que nada tenía es ahora rico, y el oficial de alta graduación tiene que reverenciar al recién llegado. La suciedad se extiende por todo el país; ya no hay ropas blancas en nuestros días... El Nilo ha crecido, pero nadie se decide a la labranza... El grano ha muerto en todos los campos... La gente se ve privada de ropa, perfume y aceite... Todos dicen: "Se ha terminado"... Han llegado a Egipto extranjeros de todas partes... Las naves ya no zarpan hacia Byblos en nuestros días: y ¿de dónde obtendremos las maderas preciosas? Los príncipes y los hombres devotos se embalsaman con las resinas del Líbano hasta en las tierras de Creta, pero nosotros no podemos proveernos de ellas... Los muertos son arrojados al río... Las risas han desaparecido. La tristeza invade el país. [...]"

Las Admoniciones de Ipuur
(fragmento)