“Con respecto a la belleza de los vasos sagrados, creemos que debemos tallarlos bien, con una nobleza externa que coincida con la dignidad con la que los manipulamos en el Santo Sacrificio de la Misa...
Porque en todas las cosas sin excepción – ya sea por la materia o por el espíritu – debemos servir al Redentor lo más perfectamente posible...
Y por eso, nada es lo suficientemente valioso, ni suficientemente bello, ni suficientemente espléndido para contener las Sagradas Especies...
En el Antiguo Testamento, los judíos utilizaban vasos y utensilios de oro para recoger la sangre de las cabras, venados y vacas sacrificadas...
¿Los cristianos no podrían ornar con piedras preciosas los cálices de oro que contienen la sangre de Cristo?...
La belleza de la casa de Dios debe, con mayor razón, dar a los fieles un anticipo de la belleza del Cielo...
La visión de la belleza multicolor de las perlas a menudo me liberó de las preocupaciones de la vida exterior elevando mi alma por el deleite de los esplendores sensibles a la consideración de las diversas virtudes de que son símbolo...
Así, me parece que a través del regocijo con la belleza material, podemos, con la ayuda de Dios, sentirnos transportados, por vía anagógica (elevación del alma en la contemplación de las cosas divinas, el éxtasis, etc.), al goce espiritual de la belleza suprema “.

Suger de Saint-Denis



"El arte sin conocimiento no es nada."

Suger, Abad de Saint-Denis


“La nave brilla iluminada en su medio, pues brilla lo brillante que se une a lo brillante, y brillará el noble edificio al que atraviesa la Nueva Luz (…)”


Suger de Saint-Denis
Se refiere a la vidriera como medio de paso de la luz, y a la "nueva luz", metáfora de Cristo, la Luz del Mundo.




“ ...puesto que sabemos que es útil y digno no ocultar los favores de Dios, sino proclamarlos, puesto que Él no se negó a dotar generosamente este santísimo altar, hemos mencionado el aumento del numero de telas que la mano de Dios proporcionó durante nuestra administración de esta santa Iglesia; rogamos que sean expuestas en el día de nuestro aniversario para favorecer la grandeza del poder de Dios y exaltar la devoción de nuestros hermanos y servir como ejemplo de los sucesivos abades.”

Suger de Saint-Denis