Poemas de consuelo en repudio de la guerra
El pobre campesino dejó todo detrás 
Igual que la paloma cuando el halcón se acerca 
Y huye desesperada: él está a la intemperie 
Asaltaron su tierra, incendiaron su hacienda 
Mataron su ganado, su granero abatieron 
Arrancaron su viña con despótica mano, 
Ya no le quedan árboles, desolado está el huerto; 
La hoz y el arado ahora son filosas espadas. 
Altas como las nubes se alzan cortinas de humo, 
Y un océano de llamas lo está cubriendo todo 
Y hasta el fiero enemigo a lo lejos se espanta. 
El duro pavimento recalentado arde, 
Se tambalean las torres y sudan sus metales; 
Los hombres que escaparon a la lluvia de balas, 
Van a parar al fuego y en él se carbonizan 
El humo los asfixia, los muros los aplastan; 
Las canas de los viejos, el llanto de los niños 
El clamor y el lamento de grandes y pequeños, 
Los ayeres al unísono de pobres y de ricos 
En nada conmovieron a estás bestias feroces. 
No valió la nobleza, ni posición alguna, 
Forzados a salir, pasados a cuchillo 
Como cuando entra un lobo a un establo de ovejas 
Y matan a los corderos sin hacer diferencias. 
Tuvo que ver el hombre su lecho profanado, 
A su hija ultrajada sin poderlo impedir 
Y cuando la lujuria de las bestias cedió 
La vio morir a manos de quien la violaron. 
La hermana caía muerta en brazos de su hermano, 
Amos y servidores fueron estrangulados, 
Y hasta los no nacidos con saña asesinados. 
Los niños, inocentes, murieron en lo oscuro 
En el seno materno, antes de ver la luz 
A las pobres criaturas les robaron la vida.
Martin Opitz von Boberfeld
Poemas de consuelo en repudio de la guerra
"El sol se ha hundido ya allá por el océano
y se levanta
La faz estrellada de la noche
La gente y los ganados parecen ya sin vida
A media luz la Luna apenas brilla..."
Martin Opitz
Elegía, Tomada de la Wikipedia