Escándalo público

"Cuando una hormiga cae
ninguno se da cuenta.

Cuando yo estoy sufriendo hasta la médula
sólo yo lo averiguo.

Y se me antoja hoy-no sé por qué zodíaco-
que si sufro lo sepa todo el mundo.

Y que no es justo que padezca solo.

Y que alguna mujer debiera estar llorando
sobre mis metacarpios.
Al menos, ayudándome a llorar.

Me siento solidario con todo aquel que tiene
alguna torva pena, alguna neuralgia,
alguna madre agónica, alguna cárcel suya.

Y sólo pediría una brocha imponente
para llenar los muros de palabras soeces,
hasta que todos sepan
lo enfermamente triste
que un hombre puede estar de igual manera,
de igual simple manera
como caer una hormiga."

Manuel José Arce Leal


La lenta muerte llega

"Tengo ganas de un poco de entusiasmo
que no siento hace tiempo.
No sé por qué no sabe a nada vivo
ni el mes, ni la avenida, ni la luz,ni el orgasmo.
En realidad también tengo la culpa
y me declaro honestamente reo de una gris negligencia
que por todo mi cuerpo se pasea
y que de todo mi fervor disfruta.

Pero, además, declaro
que han entrado en mis días muchas gentes
armadas de agresivas pasividades turbias
y han saqueado mis horas una a una
hasta dejarme sólo esta inopia profunda.

Han tomado mis sueños,
mis molares,
mis palabras usuales
y mis vísceras.
Con mis ideas han envuelto carne
y ropa sucia con mi vida íntima.

Protesto.
Yo protesto.

Tengo ganas de un poco
de entusiasmo tardío y trasnochado,
del estricto, del justo y necesario
para morir mi almuerzo."

Manuel José Leonardo Arce Leal


Sangre en el paraíso

"Total, no pasa nada: 
me desangro. 

Sé que mi hemoglobina derramada 
es como una escupida de borracho frente a la bomba atómica: 
total: no pasa nada. 

Y si yo estoy enfermo, 
también se han muerto de hambre muchos miles 
                                                                  de cientos de millares 
más otros. 

Y si ahora batallo para adentro, 
si peleo conmigo, 
Nasser y Moische Dayan se gruñen hoscamente 
y eso sí que es de miedo. 
Si me dan ganas de patear mi sombra, 
de asesinar mi espejo, 
fusilar por la espalda mi saco y mi sillón privado, 
en realidad no está pasando nada: 
en Vietnam piensan ya en bombas atómicas, 
los gringos tienen ganas de tirarlas, 
y si las tiran se acabó la cosa 
para toda la gente. 

Total: no pasa nada: 
me desangro. 
Y sólo se desangra el ciudadano 
A-1 19 90 03 de la leve ciudad de Guatemala, 
en donde y cuando tantos se desangran, 
se desangran de veras, 
por heridas legítimas, 
de bala, 
de no comer, 
de estar pobre y enfermo y trabajando. 

Total: no pasa nada: 
me desangro. 

Dicen los médicos que el cuerpo tiene, 
más o menos, la suma de seis litros de sangre, 
que si uno pierde tres, 
nada, 
se muere. 
Total: 
no pasa nada: 
de veinticuatro millones quinientos mil seiscientos 
                                                     ochenta y cuatro 
se han derramado apenas 
tres litritos: 
total: no pasa nada. 

No pasa nada, 
no, 
no pasa nada. 
Me estoy diciendo que no pasa nada."

Manuel José Arce Leal


Si sólo pudiera verte...

"Si sólo pudiera verte
y sólo escuchar tu risa.

Si sólo fuera la brisa
que en tu pelo se divierte.

Si sólo fuera el inerte
ladrillo que tu pié pisa

o el agua que se desliza
sobre ti sin conocerte.

Si sólo fuera el no verte,
mas sin la muerte y la prisa."

Manuel José Arce Leal


¡Yo no quisiera ser de aquí!

"Yo no quisiera estar aquí. 
               Amo, con todo lo que soy, este suelo y su gente. Por eso mismo, sufro de manera atroz. Por eso mismo me duele hasta el aire que pasa. Por eso mismo no quisiera estar aquí. 
               No quisiera ser de aquí. No quisiera amar tanto a este país, a esta gente.  El amor se me transforma en dolor. Y eso no es justo. El amor ha sido siempre alegre, constructivo, sinónimo de felicidad y de optimismo. Yo amo mi país. Y es un amor triste, impotente, infeliz, que me duele, que todos los días tiene nuevas llagas, que siempre està màs y màs crucificado. 
               Veo su mapa cercenado, una y otra vez. Veo su historia de burlas crueles, sangrientas. Veo su geografía amenazada por el planeta. Veo a sus moradores misérrimos, ignorantes, enfermos, raquíticos, hambrientos. Veo su suelo ubérrimo, inútilmente ubérrimo, para la mayor parte de sus habitantes. Veo su violencia progresiva, galopante. Veo, siento, vivo su tragedia incesante.  Y me duele. Me duele tanto como me duele decir: “Yo no quisiera estar aquí”, “yo no quisiera ser de aquí”. 
               Porque ser de aquí es una enfermedad incurable. Uno se va, y  entonces, la nostalgia. Uno se va, pero las noticias lo persiguen, los ojos buscan siempre un algo de aquí, la distancia castiga. Uno se va. Pero aunque se vaya, no se va: uno anda llevando su Guatemala adentro, como un amado cáncer, como una idea fija, como un verde corazón que siempre duele al palpitar y que palpita siempre. Yo no quisiera estar aquí. Yo no quisiera ser de aquí. Y aunque me duele el dolor del mundo, perdóneseme, pero me duelen menos otros países, que èste. 
               Me voy, a veces. Me meto en un libro y me voy. Tomo un pasaje de canción o recuerdo y me voy. Tomo un pasaje de canción o recuerdo y me voy. Escribo una carta, me meto con ella en el sobre, me pongo en el correo y me voy. Pero dura muy poco mi viaje: desde adentro de mì mismo este país  —este pequeño y cruel país—, se me hace presente, me sangra, me duele. 
               Cuánto amor en el dolor. Cuánto dolor en el amor.  Que dura eres Guatemala."

Manuel José Arce Leal










No hay comentarios: